Santiago 

Como si la noche hubiera conspirado a la mejor las de las actuaciones, no había ni una sola gota de arrepentimiento en sus pensamientos abrumadores. Acariciaba su cuerpo como una obra de arte hecha por las manos más sublimes. Santiago se deleitaba con aquel cuerpo sin vida que yacía entre sus brazos, era un placer hermético para él.

Nadia era el nombre de aquella joven que se había cruzado con el hombre equivocado. Antes de que ella muriera había alagado a Santiago por la forma de tener sexo con ella, Nadia solo lo hacía por dinero, pero esta vez, le había aclarado lo satisfecha que estaba. Santiago la había asesinado más rápido, lo único que le interesaba era jugar con su cuerpo y envolverse en la sangre de la fémina.

Santiago había llevado a Nadia a una cabaña lejana dentro de un denso bosque, ahí acabó con su vida, paso varias horas acostándose entre la sangre derramada de ella en el suelo, había sido otro asesinato brutal pero para este psicópata era un momento de deleite inigualable cada una de sus víctimas le causaba una euforia diferente, para él era un exquisito sabor, solo con observar el rostro suplicante de ellas lo excitaba, haciéndolo actuar de manera frenética clavando muchísimas veces el cuchillo en el cuerpo de ellas, de modo que le salpicara en todo su semblante y que él pudiera ver su cuerpo enrojecido por el color particular de la sangre.

Después de quedar satisfecho, se levantó y se fue a dar una ducha, el agua caliente recorría su cuerpo entero, la sangre tiñó de rojo el agua mientras se limpiaba, posteriormente salió, y en cuanto pudo se secó y fue al armario a sacar ropa. El ropero de Santiago estaba acomodado a la perfección, los colores de las corbatas, de las camisas separadas unas de otras. Sacó unos zapatos nuevos. Estaba listo para irse. No sin antes eliminar toda prueba que creará la más mínima duda de que él había estado allí.

Se marchó de allí llevando consigo el cuerpo de la chica, luego condujo hasta llegar cerca de un depósito de chatarra ahí dejó el cuerpo desnudo de su víctima. Posteriormente se marchó a casa cansado, era tarde, debía de trabajar al siguiente día en una sesión de fotos con una familia adinerada. Al llegar cerca de su casa dejó el auto aparcado a unos metros de su residencia y se bajó del auto tomando consigo una mochila pequeña, miró a la derecha y a la izquierda para cerciorarse de que no había nadie observándolo.

Comenzó a caminar cuando una voz lo detuvo.

—¿Te has divertido hoy? —Era la sombra de un muchacho escondido en un pequeño callejón, el cubría su cabeza con la gorra de la sudadera que llevaba puesta.

—Que inoportuno eres. —Santiago no pudo controlar la satisfacción que emanaba de su rostro, era tanta que el muchacho se quedó sorprendido por la expresión de aquel psicópata disfrazado de oveja.

—Me he encargo de cubrirte, todos creen que estabas en casa. Te estas descontrolando, una equivocación y este juego acabará contigo.

—¿Quién crees que soy? Este juego apenas comienza. ¿Has estado enviando los sobres que pedí?

—Siempre hago bien mi trabajo, comencé por la forense, mañana entregaré la primera al Inspector. ¡De nada!

—¡Buen trabajo! Debo de agradecerte la obra que has montado en la casa de Ian, quedó de maravilla. Y la prostituta fue la que elimine hoy, no me ha reconocido, bastaba unos cuantos engaños para que ella se acostará con él. Fue el mejor trio. ¿Te has encargado de la otra que estaba con ellos?

—Ella no es un problema, nunca me vio con Nadia. Eliminé todo rastro tuyo en el cuerpo de Tania, el trabajo sucio lo hago yo, más te vale darme una buena recompensa.

—Nos vemos en tres días. Ya sabes lo que debes de hacer, he dejado dinero cerca de la cabaña, es suficiente para que hagas lo que acordamos.

—¡Hecho! Hasta entonces, diviértete.

El muchacho desapareció. Santiago ingreso en la parte trasera de la casa, subió a su habitación, por suerte la lámpara en la mesa de noche estaba encendida, eso le dio claridad. Se acostó cansado.

—Fiscal se atrevió a venir a mi casa —Santiago hablaba en voz alta—, ¿cree que dejaré las cosas así? Usted se ha convertido en uno de mis peones, veremos cómo sobrevive a esta obra que he preparado.

Al día siguiente Santiago no quería levantarse, estaba consciente que hoy tendría más trabajo por hacer, debía soportar a su jefe. Él se estaba cansando de él, asesinarlo no era un problema, pero lo necesitaba.

Bajo a la cocina a prepararse algo de cereal, luego fue a la sala a prender la noticia, busco el canal de la localidad para enterarse de los pormenores.

—Hace una hora la Policía informó sobre la muerte del empresario Ian Viteri.

—¡Que sorpresa! —la voz de Santiago sonaba satisfecha.

—Nos han informado que pudo haberse suicidado, esto puede ser a causa del asesinato de su esposa Tania Álvarez. —Afirmaba la reportera.

—¡Estamos en vivo transmitiendo desde el lugar de los hechos! Lucia ¿alguien de la fiscalía de investigaciones proporcionó otros datos? o la investigación sobre la muerte de su esposa del señor Viteri, ¿algún avance? —Preguntó el presentador de las noticias a la reportera que se encontraba fuera el apartamento del Ian.

—El fiscal Leon jefe Fiscalía dijo que habían investigado al señor Ian Viteri por la muerte s su esposa, él era el principal sospechoso, ayer por la mañana el Juez lo absolvió de los cargos. Hay muchas preguntas por resolver, recordemos que es la primera vez que ocurre algo así en esta ciudad. ¡Regreso contigo Javier!

—¡Gracias Lucia! Estamos ante una ola de asesinatos repentinos, la ciudad se encuentra conmocionada por los hechos, la gente teme por su vida, la pregunta es ¿el asesino anda suelto? Digo esto porque hace una hora encontraron el cuerpo de una de las prostitutas del Trópico cerca de un almacén de chatarra. Fue un asesinato macabro, ha sido asesinada sin piedad alguna. ¿Esto quiere decir que los investigadores no están haciendo nada? ¡Esperamos respuestas señores! ¡Gracias por la sintonía de ustedes que nos observan en casa, en la oficina o donde estén, no está de más recomendarles tener precaución! Y no salir solos. Por su propia seguridad.

—Que teatro es este, están exagerando no es como si ya hubiera matado a más de cien personas, escojo a mis víctimas. Alardear es malo el próximo podrías ser tú. —Dijo Santiago apagando el televisor para luego irse a trabajar.

Arranco su auto para ir al hotel Amazonas, él sentía punzadas recorrerle el cuerpo, algo feroz e incontrolable amenazaba con salir de su ser, su ansiedad crecía cada vez más, tan errático había sido el deseo en su cuerpo que fue con el volante a todo motor, de una manera tan desesperada, cuando llego al hotel en la recepción le habían notificado que la familia lo estaba esperando. Al tomar las fotos de los Santizo en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad observó con especial atención a la chica de cabello castaño y ondulado, su piel era tan pálida que no puedo dejar de pensar en lo maravilloso que se vería el cuerpo de la chica teñido de rojo y que la sangre recorriera a cantaros esa piel blanca como la nieve.