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Cap 6 : Propuestas decentes

Aquel día, al llegar a casa, mi hermano Taehyung estuvo en su habitación toda la tarde y parte de la noche. Le compré pastillas e hice sopa para que se la tomara. Ni bien la terminó, volvió a su habitación para seguir durmiendo. En su estado de ánimo y la gripe que tenía, no quiso soltarme ningún detalle o historia del viaje que el y Hoseok hicieron hasta aquí. Así que me comí las uñas –metafóricamente– ansiando saber qué es lo que había ocurrido.

Aquella noche dormí como un bebé. Ni bien tocó la almohada me quedé profundamente dormido. Y lo que me despierta es el timbre del departamento. Por la noche duermo con la puerta abierta por el calor, por lo que el resonante sonido me alerta tanto, que despierto asustado y me golpeo la mano con la mesita de noche de al lado. Como todo está oscuro, calculo que aún es de madrugada.

No sé quién está detrás de la puerta del departamento, pero un asesino no. Porque los asesinos no tocan puertas, ¿o sí? Mi mente recién activa fórmula mil ideas de quién es, así que cuando la abro y veo a Hoseok y Jungkook frente a mí al abrir la puerta, lo primero que hago es fruncir el ceño.

—Mierda, estoy soñando —exclamó con frustración. Me sobo los ojos, pero cuando los abro, ellos siguen allí, impecables y con trajes; camisas bien planchadas y corbatas anudadas correctamente—. ¿Qué demonios?

Compruebo la hora en el reloj que cuelga en la pared del comedor, comprobando que son las cuatro y quince de la madrugada.

Hoseok me mira con pena.

—Hola, Jimin. Estoy aquí para ver a Taehyung, ayer estaba muy mal y me preocupé. Quise llevarlo al hospital, pero el... —Levantó una mano, cortándolo abruptamente.

Miro a Hoseok y luego a Jungkook, ambos vestidos para el trabajo y yo en pijama semi transparente y tan corto que me siento desnudo. Me cruzo de brazos al notar que mis pezones se translucen, pero es peor porque eso hace que Jungkook baje la mirada.

—No importa —digo con voz ronca de recién levantado. Seguro tengo el cabello hecho un desastre y mi aliento es malísimo, pero no me importa. Han interrumpido mi sueño en un día de semana cuando lo único que quiero hacer es dormir mis siete horas completas. Señalo el pasillo hacia la habitación de mi hermano—. La habitación de Taehyung es la primera puerta. Toca antes de entrar, probablemente te golpee si interrumpes su sueño, pero eso te lo dejo a ti.

Los dejo a ambos en el marco de la puerta y yo camino humillado de saber que probablemente están viéndome el trasero. Aunque estoy con mucho sueño y letargo como para que me importe. Ni bien llego a mi habitación me tumbo en la cama y reanudo mi sueño. 


Normalmente me despierto con el sonido de la alarma en mi teléfono, pero eso no ocurre cuando abro mis ojos. Ni bien lo hago, sé que es porque siento la presencia de alguien más aquí. Entrecierro mis ojos al notar la luz entrar por la ventana y luego, poco a poco, mi visión se va haciendo nítida.

Veo a Jungkook y lo único que atino a hacer es gritar.

—¡Mierda! —Me llevo una mano al pecho por el susto, a sabiendas de que ya he sentido una presencia, pero sin imaginar que sería él. Está a unos metros cerca de mí, a los pies de mi cama y con las manos en los bolsillos, viéndose sumamente divertido. Y caliente. Una combinación para nada buena. A aquello súmale mi estado de recién despertado, malhumorado por interrumpir mi sueño y obtienes a un Jimin muy molesto—. ¿Qué carajo haces en mi habitación?

—No sabía que fueras tan grosero por la mañana.

Reí. Porque si pensaba que era grosero con solo esas palabras, no me conocía en lo absoluto.

—Eso pasa cuando una persona entra a mi habitación, sin mi permiso, y me observa dormir. —Cubro mi cuerpo con las sábanas. Ahora que estoy totalmente despierto y mis cinco sentidos están alertas, puedo decir con seguridad que mi pijama es demasiado delgado como para que Jungkook pueda ver mis duros pezones. Por la mirada curiosa que me lanza al recorrer mi cuerpo cubierto, sé que está pensando en nuestra noche. Y seguro se pregunta por qué me cubro cuando ya lo ha visto todo. Bueno, ahora es mi jefe y por mucho que queramos repetir, no es correcto—. ¿Puedes irte? Ni siquiera sé por qué sigues aquí.

Sale de su estupor.

—Acompañé a Hoseok aquí porque le trajo algunas cosas a tu hermano para que se mejore. Medicinas, sopa caliente y algunos regalos más.

Alzo mis cejas, enternecido con la idea.

—¡Ouuuu! —Mi voz sale chillona—. Qué amable de su parte. Hoseok es el hermano bueno.

—Y tú el hermano que está bueno.

Touché.

Al principio no reaccionó. No hasta que noto que los ojos de Jungkook han caído donde estoy juntando la sábana contra mí. Asustado bajó la mirada viendo con horror que la sábana ha caído hasta mi cintura, mostrando mis pechos apenas cubiertos por mi pijama de seda.

—¿Te podrías ir, por favor? —Casi ruego con voz queda sin mirarlo a los ojos. Siento mis mejillas arder. Eso significa que estoy tan rojo como un tomate—. Necesito cambiarme.

—Claro —dice saliendo de mi habitación—. Te espero afuera, en media hora salimos.

Cierra la puerta y yo corro al baño.

A pesar de que Jungkook me ha dado media hora para estar listo, salgo de mi habitación quince minutos después. Listo y con ganas de empezar el día. Me cuelgo el bolso al hombro y entró en la sala con mis zapatos resonando como un eco en nuestro departamento.

Jungkook está en el sillón, con su celular, lo que parece ser tecleando algo en él. Hoseok está a su lado, con las piernas y brazos extendidos, tiene los ojos cerrados, pero se abren inmediatamente cuando llegó a ellos desde atrás.

—¿Viste como está Taehyung? —pregunto. Hoseok parpadea como si recién se hubiera despertado. Me alejo para darle su espacio y repito la pregunta.

—Está bárbaro —responde. Jungkook se ríe—. Me refiero a que ya está mucho mejor, pero aun así va a faltar hoy. Quiere tener un día de descanso.

Aja.

Asiento, no tan convencido con lo que ha dicho.

Además, me siento renuente al dejar que me lleven al trabajo. Porque si lo hacen, tendré que tomar el bus de vuelta, y yo odio tomar transporte público.

—Bueno, tú estás muy preocupado por mi hermano, ¿no? —Es una pregunta retórica, pero lo he atrapado con la guardia baja. Sus mejillas se tiñen de rojo, como es de piel blanca se nota de inmediato. Lo que me hace sonreír. Jeon Hoseok bien podría ser de mi edad, lo que me hace fácil llamarlo por su nombre. Aparte tiene una jovialidad y sonrisa sincera que al instante te hace sentir seguro y cálido.

Si Taehyung está tan desesperado en no enamorarse de él, le será muy difícil. Tanto como para Hoseok olvidarlo.

—Yo... yo no... —tartamudea viéndose perdido.

Jungkook se ríe.

—¡Es porque a Hoseok le gusta Taehyung! —exclama tan fuerte que siento que estoy viendo a un niño. Su actitud infantil me hace reír. Hoseok de inmediato se abalanza sobre su hermano mayor que está sobre el sofá. La intención de Jungkook está clarísima que ha sido para que Taehyung lo escuche. No sé si lo hizo, pero el ya lo sabe, más que nadie. No necesita que lo anden gritando cuando se nota de inmediato por la forma en cómo Hoseok lo mira siempre que está alrededor.

Me siento como si fuera un adolescente con dos hermanos pequeños peleando. Hoseok, con la camisa bien planchada al igual que Jungkook, trata de teclearlo en el sofá para tirarlo al suelo como su venganza. Como eso no funciona, lo golpea suavemente –o eso creo yo– mientras forcejean por tomar el control.

—¡Ya paren! —grito al notar que no se detendrán. Camino hacia la cocina y cojo la escoba del armario de herramientas. Vuelvo a la sala y veo que ellos siguen en su tonta pelea. Blindo la escoba entre ellos para separarlos, pero sin querer hacerles daño. Funciona—. ¡Un poco de decoro, por favor!

Se separan, con la respiración agitada. Me miran con diversión al ver una escoba en mi mano. Abro la boca para comenzar con un sermón sobre el comportamiento en una casa ajena y con una persona en la habitación próxima enferma, pero la voz de alguien me detiene.

—¿Minnie? —pregunta mi hermano. Volteo, al mismo tiempo que los hermanos Jeon se sientan lado a lado sobre el sofá como si nada sucediera. El los mira—. ¿Qué pasa?

Poco a poco bajo la escoba en mi mano para apoyarla en el suelo, sonriéndole.

—Solo barría. —Aprieto mis manos sobre el palo de madera para no ahorcar a los infantiles hermanos por despertar a mi hermano, quien viste un pijama tan... infantil, que escucho una risa que termina en tos. Por supuesto, proviene de Jungkook. Yo también me reiría si no estuvieran los jefes. Nadie más que yo tiene derecho a burlarse de mi hermano. El lleva un pijama enterizo de gato, incluso tiene una cola en su trasero—. ¿Qué haces despierto, Tae?

—Escuché gritos. —Mira a Jungkook, pero no a Hoseok. Él tampoco lo mira, sus ojos están enfocados en su hermano.

Me encojo de hombros. No voy a delatar a Hoseok, pero tampoco le mentiré.

—El señor Jeon solo estaba fastidiando a su hermano. —Decido no tutear a Jungkook, por lo menos no en presencia de su hermano. Sería raro hacerlo frente a Hoseok, y por muy distraído que esté ahora, noto que aún no sabe nada de lo que pasó entre su hermano mayor y yo. Eso me sorprende. Yo corrí a contárselo a mi hermano, él parece habérselo callado—. Hoseok me ha dicho que te vas a quedar.

Se abraza a sí mismo.

—Sí, aún no me siento bien. —Escapa de mi mirada, a sabiendas de que lo conozco muy bien y puedo percibir muy fácilmente sus mentiras. Si esto lo está haciendo por evitar a Hoseok, me temo decir que es demasiado tarde para eso.

Me acerco a el. El reloj en la cocina indica que es hora de partir si no quiero quedar atrapado en el tráfico de New York. Le beso en la mejilla sintiendo su piel caliente y me despido de el en susurros. Conocedor de dónde se encuentran las llaves del auto, voy allí y las cojo, metiéndolas en el bolsillo de mi saco delantero. Luego me doy la vuelta.

—¿Vamos? —pregunto con una sonrisa que no siento para nada. Que nuestros jefes estén en el departamento me crispa los nervios. Y ni siquiera es algo anormal que sepan dónde vivimos, el problema es que jamás los hemos invitado.

Mientras los hermanos conversan en el ascensor yo trato de no apretar mis manos. De vez en cuando y con disimulo, Jungkook quien está frente a mí, se me queda mirando. Quiero enfrentarme a él y pedirle que deje de hacerlo porque me inquieta, pero prefiero callar y no hacer un escándalo frente a su hermano. En cuanto salimos del ascensor, al primer piso del sótano del estacionamiento, camino junto a ellos, pero no me detengo cuando ellos llegan al auto de Jungkook y sigo mi camino haciéndome a el loco.

—¿Jimin? —me llama Jungkook—. El auto está aquí.

Dibujo una sonrisa dulce en mis labios antes de dar media vuelta.

—Pero el mío está más allá. —Señalo el auto que Taehyung y yo compramos años atrás con nuestros ahorros cuando recién nos mudamos a este edificio. Sonrío al notar el fastidio en el rostro de Jungkook, pero tiene la decencia de no decir nada. Y todo porque su hermano está aquí. Eso de Hoseok siendo testigo sirve un montón. Me despido de ambos con la mano—. Nos vemos en el trabajo.

Caminó rápidamente hacia el auto y entró, respirando con alivio al ver el BMW de Jungkook salir con rapidez de la plaza donde estaba estacionado, haciendo sonar el motor en un ronroneo. Yo me doy el tiempo de ponerme el cinturón de seguridad y música en los parlantes para luego prender el motor. Demoro en llegar a la oficina aproximadamente veinte minutos debido al tráfico de las calles, pero cuando llego, noto que el estacionamiento está lleno, por lo que logro poner el auto en un lugar alejado del ascensor por el que subiré. Antes de bajar del auto, me acomodo el cabello y miro mi reflejo en el espejo retrovisor viendo que todo esté en orden. Cuando estoy satisfecho salgo, y llego a las afueras del ascensor donde hay varias personas esperando. Miro la hora en mi celular sin preocuparme de llegar tarde porque estoy con siete minutos de diferencia. En cuanto el ascensor se abre varias personas se apresuran en entrar, como yo también, pero de repente soy tomado del codo.

Me doy la vuelta sobresaltado viendo a Jungkook. Abro los ojos de más por su asalto, pero no puedo hacer nada cuando me toma con suavidad del brazo pidiéndome que lo siga en silencio. Veo que el ascensor está lleno por lo que dejo que me guíe a lo que parecen ser las puertas de emergencia de las escaleras.

En cuanto cruzamos esas puertas, veo con asombro que las escaleras que llevan arriba son tantas que me marea mirarlas. El lugar está iluminado solo por las luces de emergencia, y es tan solitario que me pone los pelos de punta saber que estoy encerrado aquí con Jungkook.

—¿Qué quieres? —pregunto al notar que no habla. Me cruzo de brazos—. ¿Me has traído aquí para nada?

—Te he traído aquí para hablar.

—Si tanto querías hablar conmigo, ¿por qué no lo hacemos en tu oficina? ¿Es necesario aquí? —No solo me pone de los nervios estar aquí solo con él, sino la tensión que ambos emanamos.

—Quiero hablar de nosotros —murmura.

Internamente jadeo. ¿Nosotros?

—No hay un nosotros —digo casi riendo—. No sé a qué te refieres.

En este caso hacerme el tonto es lo único que puede quitarme de encima a Jungkook. No pensé que iba a ser tan... intenso. Y me refiero intenso a la forma en cómo quiere llegar a mí. ¿Es tan difícil entender la frasecita "solo por una noche"? Persiguiendo y diciéndome cosas bonitas no logrará nada.

El suspiro frustrado de Jungkook por mi negativa me hace sonreír.

—¿Podemos hablar cuando termines de trabajar? —pregunta, insistiendo—. Podemos ir juntos a...

—No —lo corto, dándome cuenta de sus intensiones—. Yo... no puedo. Tengo que llegar a casa y cuidar de Taehyung. Además, no sería correcto ir a algún lugar con mi jefe.

—Solo quiero ir a tomar algo contigo, tal vez un café o...

—No. No vamos a follar de nuevo.

—Yo no he dicho eso —dice con firmeza, lo que me hace exaltar.

—No lo has dicho, pero lo pensaste —le acusó, sabiendo que puedo estar en lo correcto como no. Lo principal para mí es que Jeon Jungkook se entere de una buena vez que entre nosotros no volverá a pasar nada—. Mira, tuvimos una buena noche la semana pasada, pero hasta ahí llegó. Tal vez si no fueras mi jefe podríamos repetir o plantearnos algo más, pero no. Eres mi jefe y lo nuestro jamás va a poder ser. Además una de las estipulaciones en el contrato dice claramente que las relaciones entre el personal están prohibidas.

La sonrisa engreída de Jungkook me hace enfurecer más.

—¿No crees que esa regla ya la rompimos? Ni siquiera aplica para nosotros.

—¡Basta de hablar sobre nosotros! —exclamó fuera de mí. Si no funciona rechazarlo tal vez funcione actuar como un loco—. ¡Si tanto quieres acostarte con alguien, ve y hazlo!

Se acerca tan rápido a mí que me veo obligado a retroceder, eso no lo amedrenta, avanza hasta acorralarme contra la pared, pero sin rozarme un solo dedo.

—Quiero esto contigo, Minnie, con nadie más. ¿Aún no lo entiendes?

En mi mente mis pensamientos van de un lado a otro. Especialmente alarmándome que esto está mal. Tan mal como puede estarlo siendo yo el acorralado y mi jefe el que lo hace. Pero a pesar de eso no puedo evitar sentir el mismo deseo que estoy seguro le corroe el cuerpo en este instante.

Dejo de pensar en cuanto Jungkook pone una mano sobre mi mejilla para fijar mi rostro y mirarlo. En ese preciso instante dejo de pensar y actúo. Me acerco, rozando mis labios con los suyos provocando que inspire más rápido. Ambos estamos con la respiración entrecortada por la cercanía entre nuestros cuerpos. Presiono mis labios haciendo el mínimo contacto con los suyos. Él inhala con fuerza, mostrando lo mucho que desea esto, al igual que yo.

—Estás loco si piensas que me podrás tener de nuevo —susurro contra sus labios. Dicho eso lo empujo con fuerza y sonrío como si no me hubiera afectado su cercanía, viendo su rostro anonadado. Me satisface saber que lo he sorprendido. Le hago una seña de despedida mientras me dirijo a las puertas para salir de aquí—. Nos vemos luego, señor Jeon. —Suelto con zalamería.

Luego salgo de allí rápidamente y con el corazón latiéndome de prisa.

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