Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14.

El piso de Tristan huele bien. A ambientador. A flores. No es demasiado grande pero la manera en la que los muebles están colocados hace que el salón sea más espacioso. Las paredes están pintadas de color azul claro y la mayoría de muebles son blancos o de madera oscura. Es bonito, es mucho más bonito de lo que imaginé.

-¿Cuanto tiempo llevas viviendo aquí? -le pregunto mientras sigo recorriendo la estancia con la mirada. Mientras tanto, sé que él me está mirando a mi.

-Unos cuatro años. Desde que salí.

-Es muy bonito.

-Miles y yo nos hemos encargado de reformarlo y decorarlo. Cuando nos mudamos todo estaba bastante peor.

Es entonces cuando mis ojos se posan en el tocadiscos que hay en la esquina, encima de una bonita y antigua mesa de madera. Siento un ligero pinchazo en el pecho porque lo reconozco enseguida.

Tristan habla a mis espaldas, dándose cuenta de lo que estoy mirando.

-Sigue funcionando -dice -a veces temo usarlo demasiado porque me da miedo que se rompa pero recuerdo que él siempre decía la música siempre...

Suena mejor aquí respondo, terminando la frase. De inmediato escucho la voz de mi padre en mi cabeza, diciendo aquellas palabras y recuerdo cuando Tristan venía a casa, como a mi padre le gustaba sorprenderle con un nuevo vinilo, lo mucho que Tristan disfrutaba descubriendo nueva música y acercándose más a él. Al final, meses después, acabó regalándole aquel tocadiscos y aún puedo rememorar el brillo en su rostro, lo agradecido que estuvo con aquel regalo. Ahora sé que no estaba acostumbrado a ellos.

Él sonríe con tristeza, como si estuviera recordando también aquel momento.

-Me alegro de que estés aquí, Olivia -murmura y suena tan sincero que vuelvo a sonreír.

-Yo también me alegro de estar aquí -respondo. -Nunca creí que volvería a verte.

-Ha pasado mucho tiempo.

-Y sin embargo, a veces parece como si no lo hubiera hecho. No lo sé, desde que he vuelto siento como si nada hubiese cambiado... pero por supuesto, lo ha hecho. Ni si quiera sé como soportas vivir aquí. Este sitio está lleno de recuerdos.

-Este sitio es lo único que me quedaba de ti -responde y no parece arrepentirse de su comentario, de su sinceridad, porque él sigue mirándome sin ningún tipo de vergüenza.

-Supongo que no te imaginabas que en nuestra primera conversación fuera a decirte todo eso -digo, algo avergonzada, recordando las palabras hirientes que le solté aquella noche.

Aún así, Tristan sonríe.

-Fuiste un podo dura, es cierto -admite y saca una cajetilla de cigarros de su bolsillo. Coge uno y se lo lleva a la boca. Tras eso, me ofrece otro. - ¿Has dejado ya de fumar?

-Éste será el último -respondo y en la mirada de ambos hay cierta diversión, complacidos por esa pequeña broma que tan solo nosotros dos conocíamos.

Tristan suelta una ligera risa y yo me siento tan bien al escucharla que desearía que no dejara de reír nunca. Y es ahora, cuando estoy en frente de él, escuchándole reír después de tantos años, notando la manera en la que me mira, cuando me doy cuenta de lo mucho que lo he echado de menos, que nos he echado de menos. Y es ahora, una vez que vuelvo a estar con él, cuando me pregunto como he hecho todos estos años para estar sin él, como he podido si quiera lograrlo.

Siento que estoy perdiendo la cabeza. Era imposible sentir todo esto por alguien que hacía cinco años que no veía. Pero estos sentimientos no podían ser verdaderos, provenían de los recuerdos que compartía con él. Nada más. Y sin embargo, no puedo dejar de mirarle, y cada vez siento más la necesidad de estar más cerca de él, de tocarle, pero lo único que se junta es el humo de nuestros cigarros.

-¿Cuando te vas, Olivia?

-El lunes.

Aprieta un poco la mandíbula.

-Pensé que tendríamos más tiempo -admite. Solo nos quedaba un día y medio.

-La verdad es que no sé si puedo aguantar más tiempo aquí -pero no le digo que, en realidad, la idea de irme ahora después de haberle recuperado se me hacía aún más insoportable.

-Lo entiendo. No ha debido ser fácil volver a tu casa.

Siento que él es el único que realmente va a entenderme, el único que de verdad puede entender todos y cada uno de mis sentimientos.

-Es todo tan silencioso ahora... en ocasiones estoy en el salón y siento que mi madre va a bajar por las escaleras, pidiéndome a gritos que arregle el desastre de habitación que he dejado.Hay otras veces en las que creo escuchar a mi padre tarareando alguna melodía en la cocina mientras prepara la comida. Es como si me estuviera volviendo loca.

-No te vas a a volver loca.

-¿Tú crees? Porque hoy he visto un pájaro rojo y estoy completamente convencida de que era mi madre reencarnada haciéndome una visita.

Durante un instante creo que va a echarse a reír, que va a pensar que se me ha ido la cabeza por completo, pero la expresión en su rostro no cambia en ningún momento y entonces, vuelve a repetir:

-No te estás volviendo loca, Olivia. Y el rojo era el color favorito de tu madre.

Y le agradezco, le agradezco que me acompañe en mi desvarío, que no me juzgue por éste. Y también agradezco que aún siga recordando aquello de mi madre, que él también la mantuviera viva.

-También hay otras veces en las que te veo a ti desde la ventana, acercándote a la puerta de casa, recogiéndome.

La melancolía se ha apoderado de su rostro y sé que está pensando en todas esas veces en las que me recogía y, sin importar el aspecto que lucía, me decía lo guapa que estaba.

-Fueron los mejores años de mi vida -me asegura.

-Ojalá se pudiera volver al pasado.

Los dos volvemos a nuestro silencio mientras nuestros cigarros se consumen. Unos segundos más tarde, él me pregunta:

-¿Eres feliz?

-No me preguntes eso, Tristan. Puedo responderte a cualquier esa menos a esa.

-Es lo único que quiero saber -insiste, y no sé por qué quiero echarme a llorar. Porque no lo soy, no lo he sido en absoluto.

-Creo que hay gente que simplemente no puede ser feliz, por mucho que lo intenten. Ser feliz no es para todo el mundo -respondo, encogiéndome de hombros, como si ya me hubiera hecho a la idea.

-Si hay una persona que se merece ser feliz en este mundo, eres tú -dice y ante sus palabras tan solo puedo pensar en lo mucho que me hubiese gustado haberle tenido a mi lado todos estos años. Cuanto hubiera dado por simplemente saber que él nunca quiso hacerme mal, que seguía conmigo incluso separados.

Es en el momento en el que me deja en la puerta de mi casa, cuando estoy a punto de salir de su coche, cuando me pregunta:

-¿Nos volveremos a ver? -y ni si quiera sé que contestarle porque sabía que lo mejor era irme el lunes sin más, simplemente desaparecer como una vez hice y ahorrarnos a ambos todo lo que podía venir a continuación, pero sin embargo, no puedo decirle aquello. Así que simplemente asiento la cabeza y, como si de alguna forma él estuviera leyendo mis pensamientos, vuelve a hablar. -Más te vale, Olivia, porque tú aún me debes una despedida.

* * *

A la mañana siguiente, Anne viene a casa para desayunar. Simplemente aparece, sin invitación, y me habla de todos los vestidos de novia que se ha probado y de como ninguno ha llegado a gustarle.

-Creo que debería ponerme a dieta. Quiero decir, aún quedan dos meses para la boda, seguro que puedo adelgazar algo hasta entonces -dice, tomando un sorbo a su café sin azúcar y haciendo una mueca tras ello.

-Yo creo que estás perfecta así -y espero que sepa que lo estoy diciendo en serio.

-No lo sé... mi madre y mi hermana no paraban de repetirme que debía de perder peso mientras me probaba los vestidos. A ver, sé que no lo decían con mala intención y que tan solo quieren ayudarme pero podrían haberme dicho que me veía guapa con alguno, ¿sabes?

-No deberías hacerlas caso. La próxima vez que vayas a probarte vestidos puedo ir yo contigo, si quieres -suelto y me arrepiento al instante, sin tener ni idea de por qué lo había hecho. Quizás una parte de mi deseaba aquello; el decirle lo guapa que estaba con todos y cada uno de esos vestidos, el volver a formar parte de su vida como antes. Pero era una locura, había cometido un error. Ni si quiera tenía previsto ir a la boda.

Sin embargo, la emoción que se ve reflejada en el rostro de Anne me hace seguir con la mentira.

-¡Me encantaría! Sería como siempre lo planeamos, ¿te acuerdas? Cuando éramos más pequeñas no parábamos de hablar de ese tipo de cosas.

Dejo que siga hablando de vestidos durante los siguientes minutos y cuando finalmente parece haberse cansado, suelto:

-Ayer estuve con Tristan.

Tras eso, su cara cambia. Veo la incomodidad en ella, el como es un tema que no tiene ni idea de como abordar.

-¿Y qué tal fue?

-¿Sabes que estuvo en la cárcel? -me atrevo a preguntar y ella asiente con la cabeza. -¿Por qué no me lo dijiste?

-Creí que lo sabías, Olivia. Todo el mundo lo sabe.

-¿Es por eso por lo que no hablas con él, por lo que ninguno lo hace? -su silencio me da la respuesta y tan solo pensar en la soledad de Tristan hace que me enfade. No era justo. -Creía que él era vuestro amigo también.

-¿Ahora te preocupa Tristan? La otra noche no paraste de hablar mal de él. Me dijiste que era la peor persona que habías conocido.

Avergonzada, no puedo evitar agachar la cabeza. Deseaba retirar mis palabras, deseaba retirar todos y cada uno de los pensamientos que había tenido hacía Tristan en los últimos cinco años, pero no podía.

-Estaba equivocada... y puede que vosotros os equivocarías también con él.

Anne me mira durante un instante con curiosidad, quizás tratando de averiguar a que se venía aquel gran cambio por mi parte. Lo cierto es que ni yo lograba entenderlo del todo aún.

-Olivia, creo que no entiendes muy bien lo que sucedió -comienza a decir. -Ni si quiera sé por qué estamos hablando de esto cinco años después... pero cuando nos enteramos de que habían detenido a Tristan, al principio creímos que sería por un robo o algo así. Sabes que no hubiera sido raro. Además, apenas habían pasado dos semanas desde que ocurrió lo de tus padres, tú te habías ido... era todo un lío, una mierda. Claro que no entendí el por qué no vino al entierro ni por qué había desaparecido de esa forma pero... yo tan solo podía pensar en todo lo que había sucedido, en como habían cambiado las cosas. En ti. Y entonces, una tarde vimos a Charles junto a Marc. No te haces una idea de como tenía la cara Charles. Apenas parecía él. Estaba totalmente irreconocible, lleno de cardenales e incluso su cara parecía algo deformada... tan solo mirarle dolía. Y todo eso se lo hizo Tristan. Casi lo mata, si no hubiera llegado la policía, quizás lo hubiera hecho.

No tengo ni idea de que decir. Sabía que cualquier cosa que dijera iba a parecer como si estuviera justificando su comportamiento. Pero tampoco podía quedarme callada.

-Mira, sé que es horrible y que tal y como lo cuentas parece una autentica locura por su parte, pero... las cosas no son tal y como crees, Anne -logro decir, porque siento que necesito defenderle aunque quizás no tenga sentido alguno el hacerlo.

-¿Cómo son entonces? Porque yo creo que está todo bastante claro.

-Charles tampoco es la gran persona que todos creéis que es, ¿sabes? Le hizo cosas terribles a Tristan cuando era pequeño.

-Casi lo mata, Olivia. Además, ¿por qué te importa tanto Tristan ahora?

-¡Porque el es buena persona! Él... él es bueno y puede que haya hecho algo horrible pero no se merecía el trato que le dieron, tampoco el que vosotros le habéis dado y mucho menos el que yo le di.

Ambas nos quedamos en silencio. Anne me mira y, de un momento a otro, noto como en su boca se forma una especie de triste sonrisa.

-Nunca logré entenderlo, ¿sabes? Y a día de hoy supongo que sigo sin hacerlo.

-¿Qué es lo que no entiendes?

-A vosotros. No entiendo esa manera de quereros. Siempre me pareció algo exagerado, ¿sabes? La forma que teníais de miraros, de hablaros, de ignorar a todo el mundo... os envidié todo el tiempo porque creo que, aunque quiero muchísimo a David, nunca llegaré a se nivel de amor que vosotros teníais, esa complicidad. Eráis la envidia de todos, esa pareja que parecía tan perfecta que ni si quiera podía ser real pero o peor de todo es que lo vuestro si que lo era y, por supuesto, no era perfecto pero de alguna forma hacíais que lo fuese. Y ahora, ha pasado tanto tiempo, y siento que nada ha cambiado.

-Pues claro que ha cambiado. Todo ha cambiado.

Anne suelta un ligero suspiro.

-No lo sé, Olivia. Os vi el otro día juntos y él seguía mirándote de la misma forma. Y aquí estás tú ahora, tratando de hacerme ver que él es una buena persona, defendiéndole. Si, es cierto que todo ha cambiado y que vosotros también lo habéis hecho pero siento que algunos de esos sentimientos siguen estando ahí.

-No se puede sentir lo mismo por una persona después de tantos años separados -le aseguro, aunque a estas alturas ni si quiera estoy segura de ello.

-No digo que sintáis lo mismo, tan solo que algo hay. Y en vuestro caso, todo es distinto; vosotros no queríais separaros, de alguna forma fuisteis obligados a hacerlo.

-Han pasado cinco años, Anne.

-Sinceramente, no creo que olvides a una persona porque haya pasado mucho tiempo. No si nunca has querido dejarla -tras decir eso, me mira y veo el cariño en sus ojos. -Y si quieres saberlo: no. No creo que Tristan sea una mala persona, nunca lo he creído.

Puede que sea una tontería pero me relaja el saberlo.

-Todo sería mucho más fácil si realmente lo fuera. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro