
Operación: Cubre a tú Hermana
Un Fanfic de The Loud House
"Entre Lágrimas y Risas"
Capítulo 7: "Operación: Cubre a Tú Hermana"
—Espero que tu plan funcione, Lincoln. —Dijo Lori, sin entretenerse, ni mucho menos apartar la mirada, manteniéndola fija todo el tiempo sobre el camino, tras haber pisado el acelerador de Vanzilla en cuanto realizó el correspondiente cambio de velocidades—. Esa señora tiene tan mala imagen de nosotros, que el simple hecho de ir y tocar a la puerta de su casa es ya considerada una operación suicida. Literalmente, nuestra presencia podría incomodarla al grado de querer llamar a la policía y para tu información, no pienso permitir que eso manche mi expediente permanente.
—Yo también lo espero... —El joven de mechones blancos se hundió en su propio asiento, siendo este el correspondiente al del copiloto, sintiéndose inseguro de sí mismo, dudando de que la única idea que se le había venido a la mente fuera a funcionar como él lo esperaba—. Si logramos hacer que nos escuche y nos permita demostrarle que no somos unas malas personas, entonces es posible que le permita a su hija conservar la relación que tiene con Luan.
—¿Y ya pensaste en cómo vas a solucionar lo de su enfermiza obsesión religiosa por la buena moral y las refinadas costumbres? —Preguntó Lucy, desde uno de los asientos traseros.
—¡Por favor! No puedo pensar en todo yo solo. Mi plan consiste únicamente en hacerle ver que no somos la familia repleta de promiscuos, peleoneros, alcohólicos e incestuosos que ella cree. O en este caso, la familia que le hicimos creer que somos... Haremos justo lo que les dije, cada uno de nosotros le mostrará los trofeos y premios que hemos ganado a lo largo de nuestra vida, así la convenceremos de que la integridad de su hija está a salvo con nosotros.
—Pero... ¿Y qué pasa si no nos cree? —Preguntó Lynn, sentada a un lado de Lucy.
—Entonces espero que Vanzilla se encuentre en planas condiciones para ayudarnos a escapar de la policía.
—Según mis cálculos... —Dijo Lisa, realizando una serie de complicadas operaciones matemáticas en su calculadora científica que nadie logró entender—. Existe una probabilidad estimada de una entre setecientos cuarenta y ocho millones, de que la madre de esa chica llamada Maggie, tenga la paciencia suficiente para permitirle a cada uno de nosotros exponer con dedicación y el suficiente entendimiento todas nuestras razones de porque nuestra familia es digna.
—Por fin podré presumirle a alguien más el dibujo del adorable gatito que hice en segundo grado de primaria. —Comentó Leni, mirando orgullosa su excepcional "obra de arte" elaborada con crayones de colores—. La maestra me puso una estrellita en la frente por mí hazaña.
—Sabía que esto era una mala idea... —Confesó Luan, subiendo sus piernas a su asiento y pegándolas contra su pecho para ocultar su rostro entre sus rodillas.
—Hermana, no te preocupes... —Luna trató de confortarla, colocando su mano sobre su hombro—. Estoy segura de que todo saldrá bien.
—¿A sí? ¿Y cómo puedes saberlo? —Lana reclamó, asomando la cabeza hacia desde el último asiento de la camioneta—. Tu misma escuchaste lo que nos dijo esa mujer en Blarney Burger: "Pues vaya familia de anormales que resultaron ser". "A los jóvenes de hoy les gusta decir muchas tonterías". Está claro que nos repudia. Y dudo mucho que los premios de belleza tan absurdos y sin sentido como los de Lola y ese horrendo gato que Leni dibujó nos ayude a convencerla.
—¿Qué fue lo que dijiste de mis trofeos, cara de renacuajo? —Lola enfureció, confrontando a su hermana gemela.
—Lo que tú oíste, asqueroso saco de basura. —Lana mantuvo su postura—. No entiendo cómo pudieron darte tantos premios por pintarte la cara como un payaso.
—¡Ven aquí y repítelo!
—¡Yo te enseñaré!
La violenta lucha por demostrar cuál de ellas tenía la mejor postura no se hizo esperar más, convirtiendo a los asientos de Vanzilla en el escenario de una auténtica batalla campal.
—¡Chicas! ¡Por favor! Debemos comportarnos y mantener una buena actitud si queremos convencer a la mamá de Maggie. ¿Cuánto nos falta para llegar? —Preguntó Lincoln, al sentir que las cosas se estaban saliendo de control.
—Veamos... —Lori desvió sus ojos por un instante hacia la pantalla de su teléfono—. Según el GPS... La casa de Maggie se encuentra doblando en esa esquina a la derecha.
Lori siguió las indicaciones de la aplicación, de modo que al dar la vuelta, fue Lincoln el primero en reconocer el pacifico vecindario. Tras recorrer unos cuantos metros más por la extensión de la calle, el vehículo de la familia Loud finalmente llegó a su destino: Una refinada residencia de fachada marrón marcada con el número 63. Sin embargo, todos sus integrantes quedaron estupefactos y sorprendidos, al notar un colosal camión de mudanzas estacionado frente a la vivienda y a un pequeño grupo de corpulentos hombres de aspecto rudo y varonil, cargando sin demasiados esfuerzos diversos tipos de muebles, para posteriormente subirlos al respectivo camión. Adicionalmente, la señora Whiteheart se encontraba en las proximidades, dándoles indicaciones a los hombres en todo momento, obligando a Lori a pisar de golpe el freno de la camioneta, consiguiendo detenerse y aparcar el vehículo apenas a una casa de distancia sobre la avenida.
—¿Por qué tuviste que detenerte así? —Preguntó Lola, protestando fuertemente—. No entiendo cómo pudiste pasar el examen de conducir.
—¡Cállense y mantengan la cabeza agachada! —Advirtió Lincoln, en cuanto notó la presencia cercana de la señora Whiteheart.
—¿Crees que nos haya visto? —Lori expresó su duda, temerosa.
—Lo dudo. —Respondió Lincoln—. Aunque lo que más me preocupa es saber por qué se están mudando.
—¿A sí? Pues a mí me interesa más saber qué clase de mudanza trabaja los días domingos. —Comentó Lynn.
—Esto tiene mala pinta... Luan... ¿Sabías algo de esto? —Lincoln la cuestionó.
—Yo... No sabía nada... Maggie nunca me dijo nada parecido... A no ser que... —Temerosa ante lo que pudiera significar, Luan recordó las últimas palabras que Maggie le había conseguido decir, justo antes de que su madre arruinara el momento: "Yo... Quisiera... Quisiera que este momento durara para siempre... Pero sé que eso jamás pasará... Y es que... Hay algo importante que debo decirte... Verás... Yo... Yo voy a..." —. ¡Oh no! Entonces... Eso era lo que ella quería decirme... En el restaurante... No puede ser... Entonces... Eso significa que nunca más volveré a verla...
—Aún no podemos darnos por vencidos... ¿Qué tal si solo se están mudando de vecindario? Debemos averiguar hacia dónde se dirige ese camión. —Propuso Lincoln, consiguiendo el inmediato apoyo de sus hermanas, con la excepción de Luan.
—No te molestes, Lincoln... Es mejor dejarlo así...
El pequeño de mechones blancos y su cátedra de hermanas reaccionó ante su respuesta con asombro y desaire.
—Pero... ¿Por qué? —Preguntó el muchacho.
—No tiene caso. Aunque no me lo haya dicho directamente... Maggie sabía que esto pasaría y trató de advertírmelo en nuestra cita de ayer. —Una vez más, sus ojos se volvieron llorosos y cristalinos—. Ahora sé a qué se refería cuando me dijo que esos bellos momentos que pasamos juntas no perdurarían. Quiero ir a casa... Por favor... Llévenme a casa...
—Luan... —Lori miró hacia atrás. Acto seguido, tomó las manos de su hermana menor—. ¿Estás segura de querer hacer esto? Te aconsejo que lo pienses con más detenimiento. Quizá sea demasiado tarde para resolver las cosas con la mamá de Maggie y a estas alturas, considerando lo avanzada que va la mudanza, es literalmente imposible convencerla de que no abandonen el vecindario. Sobre todo tratándose de nosotros. Maggie debe estar aún dentro de la casa. Probablemente en su habitación. Así que ahora necesito que me mires a los ojos y que me respondas lo siguiente: ¿Quieres regresar a casa, o te gustaría al menos despedirte de ella y desearle un buen viaje?
—Pero... —Secó sus lágrimas con su antebrazo derecho—. ¿Cómo voy a entrar a la casa con su madre rondando por todo el lugar? Además, toda la casa cuenta con alarmas y sensores de movimiento instalados en las ventanas. La única manera de entrar sin ser detectado es por la puerta principal.
—¡Hey! ¿Acaso ya olvidaste que cuentas con nueve hermanas y un hermano?
Casi de manera instantánea, las palabras de Lori parecieron cobrar un efecto positivo en Luan, logrando que esta reemplazara su expresión de tristeza, para intercambiarla por una cohibida sonrisa, pero lo suficientemente notoria para dejar a la intemperie los frenos de sus dientes incisivos. Entonces, Luan depositó su mirada en cada una de sus hermanas, mismas que le hicieron saber que contaba con ellas al asentir con la cabeza.
—Nosotros nos haremos cargo. Crearemos las distracciones que hagan falta para despejar la entrada. Y creo saber cómo hacerlo. —Finiquitó Lincoln, estirando su mano y colocándola en el punto central de la camioneta al alcance de todas. Entonces, el resto de sus hermanas colocaron sus propias manos sobre la suya, demostrando así su fiel compromiso con la misión—. ¡Muy bien, familia Loud! La operación: Cubre a tu hermana, ¡En marcha!
-o-
—Oye... ¿Viste el juego anoche? —Preguntó uno de los hombres de la mudanza a su compañero mientras tomaban un pequeño descanso, recargándose sobre la barda que conectaba la acera del frente de la calle con el patio trasero de la casa.
—Sí... Ese Anderson vaya que lanza como una niñita. —Rió en conjunto con su colega de trabajo—. No entiendo cómo es que sigue siendo mariscal de campo.
—Peliblanco a Siniestra, Peliblanco a Siniestra... Consigo ver a dos sujetos charlando cercanos a la entrada de la casa, otros dos más saliendo por la puerta principal cargando un gran sofá y un par más subiendo una mesa de centro al camión. ¡Ah! Y no olvidemos al que se encuentra leyendo el diario en la cabina del chofer. Desafortunadamente, he perdido visibilidad con la señora Whiteheart, repito he perdido de vista a la señora Whiteheart. Probablemente se encuentre dentro de la casa. ¡Cambio! —Dijo Lincoln, por medio de su Walkie Talkie, mirando a través de un par de binoculares, trepado sobre las ramas de un árbol ubicado en la acera de enfrente.
—Recibido Peliblanco. —Contestó Lucy desde la parte posterior de un conglomerado de arbustos en compañía de Lisa, Lola y Luna—. Esperando instrucciones. ¡Cambio!
—Peliblanco a Mandona. ¿Me recibes Mandona?
—¡Aquí Mandona! Te copio peliblanco. Las chicas y yo estamos listas y en posición... ¡Cambio! —Lori respondió desde otro de los transmisores, oculta de igual forma por detrás de una mata de hojas junto a Leni, Lana y Lynn—. Lo que aún no logro entender es, ¿Por qué demonios tuvieron que ponerme ese nombre código en específico? Yo no soy así... Yo no actúo como una mandona todo el tiempo. ¿O me equivoco? —Las quejas de Lori no se hicieron esperar, siendo replicadas por sus hermanas, luego de haberlo negarlo rotundamente con la cabeza, aunque de una manera muy poco convincente.
—¡Excelente! —Exclamó Lincoln—. Es momento de comenzar con esta operación... No te preocupes, Luan. —Desvió sus ojos por un breve momento para dirigirse hacia su hermana, quién se encontraba a su lado apoyada sobre otra de las ramas del mismo árbol—. Pronto habremos hecho a un lado todos los obstáculos y entonces podrás reunirte una vez más con Maggie. Solo toma en cuenta que para salir de la casa, deberás hacerlo también por la puerta principal, si es que queremos evitar que se activen los sensores y las alarmas, o de lo contrario podríamos meternos en un gran lío. No podremos distraerlos a todos por mucho tiempo, así que deberás darte prisa.
—De acuerdo... Sé lo que debo hacer...
—¡Muy bien, Luna! —Lincoln volvió a hablar por medio del comunicador—. Tú eres la que mejor puntería tiene de entre todos nosotros. Ya sabes que hacer. ¡Cambio!
—Cuenta con ello, hermano. —Ratificó la chica, extrayendo una resortera y una moneda con un valor de un centavo desde el interior de uno de los bolsillos de su falda. A continuación, Luna preparó el proyectil y apuntó hacia el área en dónde se hallaban los dos hombres que aún se hallaban descansando—. ¡Aquí va!
Luna lanzó la moneda, la cual tras rebotar y rodar sobre el suelo, esta llamó la atención de los sujetos, los cuales no dudaron en dejar sus posiciones para perseguir la moneda en cuanto esta se fue cuesta abajo por medio de una pendiente sobre la acera.
—¡Dos menos! —Anunció Lincoln—. ¡Lynn ahora!
Tras recibir la orden, Lynn deslizó su patineta sobre el pavimento, con dirección hacia los hombres que se ocupaban de sacar el sofá de tres piezas, para enseguida llevarlo hacia el camión y subirlo. De este modo, fue como uno de ellos, aquél que se encontraba caminando de espaldas, tuvo la desdicha de toparse con la patineta, pisándola y provocando que tanto él y su compañero cayeran al suelo, siendo irremediablemente aplastados por el mueble y viéndose incapaces de levantarse.
—¡Cuatro menos! ¡Ahora Lucy, es tu turno!
—¡Ataquen mis criaturas de la noche! —Dijo la niña de tétrica apariencia, hablándoles a dos de sus murciélagos mascotas—. ¡Devórenlos!
Los animales obedecieron a su ama, dirigiéndose hacia sus presas para así revolotear sobre sus cabezas con la intención de morderlos.
—¿Qué? ¿Murciélagos? ¿Quítenmelos! ¡Quítenmelos! —Dijo el primero de los hombres a un costado del vehículo de carga, corriendo en círculos terriblemente asustado.
—¡Enciende el camión! ¡Arranca! ¡Arranca! —Mandó el segundo, consiguiendo montarse sobre el contenedor aún abierto.
—¿Qué arranque? Bueno... Sí así lo quieren... —Sin pedir más explicaciones, el chofer encendió el motor y dio marcha al camión. No obstante, el movimiento repentino de la aceleración, hizo que el hombre que había conseguido treparse al contenedor perdiera el equilibrio y cayera sobre su compañero, quién aún intentaba librarse del pequeño animalito volador que no conseguía dejarlo en paz. En consecuencia, ambos quedaron tirados sobre la acera, viendo estrellitas imaginarias por encima de sus cabezas.
—¡Y con esos son seis! Lo hicieron estupendo, chicas. Ahora, lo siguiente que debemos hacer es... —Fue pronto para hablar para Lincoln, ya que en ese momento, el confiado muchacho alcanzó a visualizar a la señora Whiteheart tras reaparecer al cruzar la puerta principal, luciendo confundida al mirar a cuatro de los hombres de la mudanza inconscientes sobre el piso—. ¡Código rojo! ¡Código rojo! He logrado establecer contacto visual con el objetivo. ¡Lori! ¡Leni! Es su momento de entrar en escena. Si quieren ser estrellas de cine en un futuro, deben ofrecer la mejor actuación de sus vidas.
—¿Pero qué fue lo que pasó aquí? ¿Y dónde está el camión de la mudanza? —Se preguntó a sí misma la señora Whiteheart, cuando en ese momento, fue abordada por un par de hermosas chicas rubias con el cabello recogido, ambas vestidas con una blusa blanca, una falda de vestir y un par de medias negras.
—¡Muy buenos días, señora! —Lori la saludó cordialmente, fingiendo una sonrisa de oreja a oreja—. ¿Tendrá un minuto para hablar acerca de las maravillas y bondades que nuestro gran creador ha hecho por nosotros sus hijos?
—Cuando dice: "Nuestro gran creador", ella se está refiriendo a dios. —Añadió Leni.
La señora Whiteheart permaneció en silencio por unos segundos. Acto seguido, les dirigió una mirada poco amistosa.
—¡Oh no! —Exclamó Lincoln por medio del Walkie Talkie, alarmado—. Creo que la misión se ha visto comprometida. ¡Lisa, ten preparado el somnífero! ¡Cambio!
—¡Entendido! ¡Despegando dron! ¡Somnífero cargado y listo para ser disparado! ¡Esperando órdenes! ¡Cambio! —Acató la pequeña de cuatro años desde su comunicador y utilizando un pequeño control remoto para operar el aparato y colocarlo en posición.
—¿Se puede saber qué están haciendo ustedes aquí? ¿Creyeron que sería tan tonta para no darme cuenta? —Se aproximó provocativa hacia Lori y Leni, ocasionando que la garganta de ambas se cerrara. Entonces, temerosas ante lo que pudiera acontecer, el par de hermanas pensó seriamente en correr, decretando así que esa sería la mejor alternativa. Sin embargo, sus piernas se encontraban rígidas, cómo si repentinamente se hubieran adherido al suelo o como si se hubieran transformado de una manera inexplicable; en un par de varillas de acero inamovibles, parte de una obra en construcción. Como resultado, la señora Whiteheart consiguió ponerles las manos encima, anulando casi en su totalidad sus aspiraciones de salir imbatibles de ahí.
Concluirá...
Bueno, tal y como lo dice la palabra de arriba, el próximo jueves 10 de agosto subiré el último capítulo de esta historia junto con su epílogo. Muchas gracias a aquellas personas que me acompañaron a lo largo de este pequeño fic. Quizá les saque algunas lágrimas el capítulo final. Al menos a mí me lo hizo cuando lo escribí. Gracias por sus comentarios y nos leemos la siguiente semana para el último capítulo.
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