9. El Emo y la Albina.
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Ella estaba decidida.
Tuvo que esperar un par de días pero finalmente era el día donde podría conseguir respuestas, siendo este el fin de semana, donde sus hermanos no bajarían en lo absoluto y aquel tipo no trabajaría, teniendo un tiempo límite de 2 horas hasta que ese sujeto regresara a su hogar.
No fue difícil conseguir su dirección, más por que él siempre dejaba su mochila al descubierto, por lo cual fue muy sencillo revisar su cartera.
Quedándole solo esta opción de conocer mejor a su "enemigo", ya que la poca información que pudo obtener de su padre sobre el, no fue de mucha ayuda, sería honesta, eso solo terminó confundiéndola más.
Lupa averiguaría quien es este, "Ryan Demayo".
La razón que ella sospechaba y fue dicha por su padre, confirmaba un poco lo que había pensado, sabiendo que la persona que tiene como padre, es muy bueno, pero a la vez muy extraño, recordando un poco de lo que habló con él al dirigirse a la casa del niñero.
Flashback.
- Papá...¿puedo saber algo..?—Preguntaba ella, Lupa, a su padre mejor conocido Lincoln.
Esto se lo decía en aquel sofá que estaba en su casa, cabe decir que ellos dos fueron los últimos en quedarse viendo la televisión ese día, ya era tarde así que debía aprovechar el tiempo.
- Depende. ¿Que es lo que quieres saber, Lupita?—Usaba este apodo Justo con ella, pudiendo ver cómo la mencionada se sonrojaba de vergüenza por ello.
- Quería saber...¿Porqué que contrataste a ese sujeto para cuidarnos..?, ¿Porqué justamente, él..?—Al empezar a decirlo sonaba molesta, pero eso se debía al apodo que usó su padre, pasando de molesta a curiosa en poco tiempo.
- Eso es fácil, es responsable, además de buen muchacho, se lleva bien con tus demás hermanos pero contigo no al parecer.—Lo dijo de una manera muy tranquila, en parte era verdad.
- ¿Conque buen muchacho eh..?, así que...de seguro no fue por que..¿Es casi la copia exacta de tu ex pareja..?—Dijo casi por que ese tipo era un chico, de ser una chica serian iguales, sabiendo cómo luce la antigua pareja de su padre, por una foto que Gloom le enseñó.
Lincoln se quedó callado, no creía que alguien fuera a investigar o saber algo así, más cuando perfectamente podría dejarse pasar, pero con Lupa veía que le heredó algo más que su cabello blanco.
- Es verdad...también lo que dije lo es, es responsable, no parece tener problemas con tus hermanos, sabe tratar hasta contigo pero, supongo que no puedo evitarlo...me es imposible no verla a ella a través de el..—Se ponía una mano en el rostro, riéndose de su reciente debilidad.— sé que lo qué hago está mal..—Dijo quitando su mano.— pero para estar bien, hay que estar mal primero..¿No?
Fin del Flashback.
No supo en su momento cómo sentirse cuando su padre dijo eso, pero él seguía extrañándola a ella, Maggie, teniendo una especie de consuelo al verlo a él, Ryan, estando casi todos los días en su casa.
Una cosa que no tenía duda de ello, es que si ese sujeto fuera una chica, probablemente ya tendría una madrastra a estas alturas.
Pero no era momento de estar pensando en él ayer, cuando él presente estaba más claro que nunca, pues ya había llegado a su destino.
La casa Demayo.
No era una casa alucinante, pero estaba bien, ella no tenía buen gusto en casas así que ponerse a criticar otras sería lo último que haría.
Fue hasta la puerta, tocándola, ya que por instinto no confiaba en el otro método para avisar que estaba ahí, esperando que no tardaran mucho en abrir, tiene poca paciencia, siendo capaz de lanzar una piedra a la ventana si es necesario.
Afortunadamente, para ellos, la puerta fue abierta, siendo recibida por una alegre mujer castaña, era extraño, pero parecía ser la única persona en la casa, tal vez su esposo estaba en el trabajo, una familia pequeña en comparación a la suya, el silencio fue cortado por la mujer que abrió.
- ¡Oh!, hola pequeña, ¿te perdiste?, ¿estás buscando a alguien?—Esto lo decía ya que la albina media menos de 1,50.
- ¿Esta es la casa Demayo..?, aquí vive Ryan Demayo, ¿No?—Le quemó en lo más profundo de su ser llamarlo por su nombre, pero tenía que hacerlo, la investigación lo ameritaba.
- Si...aquí es. Ese es el nombre de mi hijo, ¿Lo conoces?, ¿Eres..amiga de él?—Una chica preguntando por su hijo, eso le llamó la atención, pero fácilmente, por su tono de voz monótona podía tratarse de una amiga.
Lupa lo pensó detenidamente, ¿Que título podía adjudicarse para poder entrar sin que dudaran de ella?, decir que era una amiga sonaba bien, pero tendría ciertas restricciones, se le ocurrió otro título, no le gustaba para nada como era, pero su estancia ahí estaría asegurada.
- Soy...—Aún tenía posibilidad de decir otra cosa, pero debía ser rápida, matando un poco su dignidad dijo.— soy su novia...
El silencio adornó el lugar durante unos momentos, por un lado, la madre no sabía qué decir, no le era sabido que a su hijo le gustaban...menores. Por otro lado, Lupa guardaba silencio, queriendo que la tierra se la tragara, y que lo que dijo haya funcionado.
Grande fue su sorpresa cuando la mujer la abrazó de repente, casi levantándola pero obviamente no por la fuerza que eso requeriría.
- ¡Es...bueno tener a una nuera tan linda!, y pequeña—Estaba feliz pero a la vez dudaba, si realmente era novia de su hijo, tendría que ponerla a prueba, aunque claro eso podría esperar.— ¿Que estás esperando?, ¡pasa!
Y así lo hizo, después de separarse del abrazo de su, "suegra", procedió a observar la casa, en realidad no había mucho a diferencia a lo que esperarías, era una casa normal de 2 pisos, pensando cómo en el segundo piso debería estar la habitación de él.
- Puedes ir a su habitación si quieres, ¡solo no te...emociones!—Decía para luego ir a la cocina, ella parecía agradable así que decidió prepararle algo para poder, hablar.
Sin embargo, para Lupa era una oportunidad de oro, se despidió amablemente de la señora, procediendo a subir las escaleras rápidamente, no tardó mucho en encontrar la habitación de ese tipo pues era la única puerta en uno de los pasillos, además, ningún padre tendría su habitación tan cerca de sus hijos.
Al entrar en la habitación, se sorprendió, pues a diferencia de lo que había pensado, el cuarto estaba limpio, bien ordenado, y no pareciera haber problema alguno como ropa sucia o algo más, empezó a revisar y husmear en poco tiempo. Revisando el escritorio,cajones,ropa, y en las fotos pudo ver algo curioso, en una de las fotos el tipo solía tener un flequillo, cabe decir que esta era una foto familiar, él y sus padres, en otra de las fotos, ya no tenía el flequillo, pues parecía haberlo peinado.
Dejaría de lado el hecho de que no se parece en nada a sus padres, pensando si él era adoptado o algo por el estilo.
Al terminar, lo único que pudo averiguar de él, es que en demás fotos, tenía esa mirada que podría matarte además de la misma expresión en cada foto que tenía con su familia. Tiene algunos trofeos pero de nada destacable, este tipo parecía tener una vida aburrida, nada que ver con su personalidad, recordando el como ayuda a cada uno de sus hermanos (menos Loan y ella), dependiendo de que se trate.
No sirvió de nada investigarlo, era esa clase de personas que solo quieren vivir una vida tranquila.
Terminó bajando de nueva cuenta, siendo recibida en el primer piso por su "suegra", según tenía entendido esos adjetivos solo contaban cuando la pareja(ella y aquel tipo)estaba casada, pero no importaba, esto no iba a durar más de un día, además, no iba a desperdiciar un té.
Prefiere café, pero no le dice que no a un té.
No muy lejos de ahí.
Iba de regreso a su hogar.
Terminó quedándose solo una hora en la casa Loud, él quería cumplir sus 2 horas, pero no pudo tratar con la amabilidad del señor Loud, desde que lo conoce siempre ha sido amable, aunque tiene la sensación de que con él lo es más, al final teniendo que irse porque, como dicen algunos, había que aprovechar el Bug.
No tardó nada en llegar a su casa, más cuando debía aprovechar esta tarde de sábado, abrió la puerta de su hogar, siendo recibido por su madre, ya que por el trabajo de su padre ella siempre se quedaba a cuidar la casa, su madre también trabaja, pero, fin de semana, días libres.
- ¡Hijo..!, ¡que bueno que ya llegaste!, estaba empezando a pensar que te quedarías todo el día en esa casa, ¿Quieres algo de comer?—Le preguntaba su madre, tan alegre como siempre.
- Mmm..—Terminó pidiéndole que le prepare un sándwich, no tenía ganas de comer algo complicado el día de hoy— iré a mi habitación..
Ella aceptó. A lo que él procedió ir a su cuarto, ¿era mejor quedarse abajo?, si, pero que mejor que tomar la ruta más complicada, así sería más interesante.
Tenía muchas ganas de, entrar en su cuarto, no hacer nada durante 3 horas, y después empezar a hacer algo que podría considerarse como estar haciendo algo pero él lo ve como no hacer nada, ya que, si desperdicias tu tiempo, sea lo que sea, mientras no sea productivo, no estás haciendo nada.
Al ir a su cuarto, y abrir la puerta, lo que vió lo dejó con los ojos bien abiertos, y eso que él no los abre así por cualquier cosa, pero lo que estaba viendo lo merecía, dado que, podía ver cómo la albina mejor conocida como Lupa, estaba acostada en su cama...en ropa interior.
No tenía palabras. Cuando es en la casa Loud, puede simplemente cerrar la puerta, fingir que no ha visto nada e irse, quedándose con el recuerdo de lo que vió hasta que muera o vuelva a pasar, pero este era su hogar, simplemente no le salían las palabras, tenía miedo, de ir a prisión...
- Oh...bienvenido..te estaba esperando..—Dijo levantándose y sentándose en la cama, emanando esa aura maligna además de tener aquella sonrisa malvada que a otros les gustaría, pero sabía que a él le asustaba.
- ¿Que es lo que quieres..?, ¿No te es suficiente al molestarme en tu casa..?—No estaba listo para algo así, pero, al no dejar de verla, sensaciones empezaron a invadirlo, debía combatirlas, dejar ganar significaba perder, y mucho.
- Tu querida madre...Dana se llama...me dijo que podría esperarte en tu habitación...ya sabes, para sorprenderte..—Quería provocarlo, de ser posible si llegaba a "hacerlo", sería mucho mejor, teniendo pruebas de que no era tan "bueno", para llegar a echarlo de su casa de una vez.
Se puso complicado. Obviamente no podría convencerla de vestirse de nuevo, si ella planea lo que él está pensando, debe ser rápido, ya que su madre podría subir en cualquier momento, debiendo actuar rápidamente o de lo contrario, le tocaría cárcel.
De repente, tuvo una idea, iba a darle lo que ella quería, pero bajo sus propios términos y tal vez de una manera no muy agradable para la albina.
- Está bien..—Procedió a sentarse en la cama, en la orilla de la misma, dándole una señal de que se pusiera de pie frente a él, algo que ella no tardó mucho en hacer.—Sabes Lupa...eres muy linda..—Dijo acariciando la cintura de la misma, algo que casi la hace saltar por lo imprevisto que fue.— Pero..—¿Pero?, ella no parecía entender lo que estaba a punto de pasar.— Cometiste un error, un pequeño e insignificante, error..—Tocando el rostro de la albina, y acercándose levemente dijo.— viniste a mi casa..
En un abrir y cerrar de ojos, Lupa ya no se encontraba de pie, si no que ahora se encontraba ¿Boca arriba...?, de paso, parecía estar apoyada en algo, cuando iba moverse, soltó un quejido.
- ¡Auch..!—Alguien la había golpeado, pero no fue su rostro o abdomen, o alguna otra parte donde pudiera darse cuenta al instante, aparentemente, el dolor parecía venir de...su trasero..
Ya que al parecer, él, Ryan, le había dado una nalgada.
- ¿¡Que carajos crees qué haces maldito- —Fue cortada de hablar recibiendo otra nalgada, soltando un gemido, de dolor.
Era un método algo arcaico, muy viejo por decir lo menos, pero cualquiera que lo haya experimentado en su niñez, sabe perfectamente que eso no acabará tan rápido.
Y así pasó, daba una nalgada y otra, luego otra vez, estando así durante aproximadamente 5 minutos, momentos en los que se podían oír los gemidos de dolor de la albina, además de uno que otro comentario que podría malinterpretarse, siendo estos: "¡No tan fuerte!", seguido de, "¡Sé gentil!", y un último, "¡No seas tan brusco!", esto duró 5 minutos ya que la nalgueó hasta que se cansó, dejando una marca roja en el trasero de la mencionada.
Ella no tardó nada en volver a vestirse apenas se acabó, solo que un detalle, no podía sentarse, cada vez que lo hacía el dolor empezaba a manifestarse, siendo este el castigo Perfecto para alguien como lo es ella.
Pudo verla acostarse boca abajo en su cama y decir.
- Hubiera preferido que me rellenarás como a un pavo..—Lo decía adolorida, pero no mentía, ella hubiera preferido el dolor de la primera vez, que lo que sentía en estos momentos.
- Encantado lo haría...aunque prefiero ya sabes..esperar formalmente 5 años..—Si ella quería que hiciera algo así, esperaría, no es un enfermo.
- ¿Desde cuando eres así..?, ¿Te crees especial por no haber hecho nada..?—Preguntaba ella, levantando la cabeza al hacerlo.
- ¿Desde...siempre?, vivir tranquilamente no es ser especial..ni de cerca, además, no he tenido tranquilidad desde que voy a tu casa..
Es entonces cuando la albina ya no entendía nada, si ahí no es tranquilo, pues obvio que no lo es, ¿Porqué sigue ahí?
- No te entiendo...y no creo que pueda hacerlo nunca..—Sentía como esto fue una pérdida de tiempo.
- Tranquila, habrá mucho tiempo para que puedas hacerlo..—Decía acariciando su cabello, viendo claramente cómo esto le molestaba.
- Te odio...
- También te quiero..
Al final, estos dos nunca se llevarían bien, pero, el trato que tenían entre ambos había cambiado, tal vez para bien, o para mal, eso no importa.
Lo que sí importa, es que en definitiva, el no es emo o algo similar, y quien diga lo contrario, probablemente no sea importante en esta historia.
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Buenas tardes compañeros, me llegó inspiración cuando en un día anterior estaba a punto de dormir, y esto fue lo que salió, personalmente creo que pude escribir ciertas cosas mejor, pero al final lo dejaré así, hasta que vea si cambio algo o no.
Es la primera vez que digo esto pero, voten, siempre me ha bastado con leer los comentarios y uno que otro voto, pero ya llegamos a 1k vistas, siempre agradeciendo a ustedes que leen esto, y a aquella Dona.
Espero les haya gustado el capítulo.
Se despide su JoJo con estilo.
Hasta la próxima compañeros.
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