El sonido de la puerta me despertó, nos llevaron a un cuarto lleno de máquinas, otros dos chicos venían conmigo, aunque no eran los de antes.

Nos pidieron quitarnos la bata y entrar a una especie de contenedor, obedecí sin rechistar, me conectaron a un sin fin de cables para encerrarme, el lugar se llenó de agua, por suerte tenía un aparato para transmitir oxígeno en la boca.

Antes había oído de estos experimentos, aunque era la primera vez que lo hacían conmigo, solamente debía estar tranquilo y, si era posible, dormir, pues no serviría de nada estar despierto.

Llegué a sentir descargas en mis brazos y torso, al igual que sentía como inyectaban sustancias en mi organismo, aún así me quedé quieto.

Luego de unas horas los doctores se alteraron, a un lado mío uno de mis compañeros parecía retorcerse del dolor y golpear continuamente el cristal, la pantalla que mostraba sus signos vitales se había vuelto loca.

En uno de sus movimientos rompió la máquina y al tener contacto con el aire se convirtió en un líquido viscoso y negro.

Por unos minutos todo parecía silencioso, eso no duró mucho, la sustancia en el suelo tomó forma humana y atacó a los presentes, para entonces yo tenía miedo, frente a mí había un mounstro asesinando a sangre fría a los científicos.

La criatura tenía a sus espaldas una cola afilada, la cual encajaba en sus víctimas, inmediatamente después de morir las personas se volvían como él, pero más pequeños.

Atacaron todo a su alrededor, incluyendo al otro chico con el que experimentaban, el más grande se acercó a mi cápsula caminando en círculos alrededor de ella.

Para entonces yo temblaba asustado, rompieron el cristal que me protegía, me limité a arrinconarme en una esquina, aquel ser me contemplaba admirado, no entendía el por qué de su reacción.

"Vendré por ti tarde o temprano" susurró en mi oreja, los demás lo seguían, mi cara cambió de miedo a confusión, al menos seguía vivo.

Si me quedaba ahí les sería fácil atraparme, tomé una camiseta que tenían ahí, me quedaba grande.

Me veía muy sencillo, por lo que me coloqué vendas en los brazos y una capa roja, antes de irme me dí cuenta que en un frasco tenían una estrella, la tomé sin pensarlo dos veces, era muy brillante y bonita, me la coloqué como si de un collar se tratase.

Logré salir del lugar con suma cautela, luego de caminar un rato pude ver la ciudad, estaba destruida, los mounstros me habían ganado, ahora solo debía sobrevivir.