Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 1: Chica problemática

Mónica

—¿Me puede explicar que rayos es esto, señorita Brooks? —me exige saber el profesor Morales, de Artes Plásticas.

Él está desconcertado e irritado por mi exposición de mi cuadro de pintura, la cual es una obra de arte literalmente, pero mi queridísimo profesor no lo ve así exactamente. Me encuentro parada frente a toda la clase exponiendo mi cuadro, casi todos están estupefactos, pero mientras algunos de mis compañeros me miran así, otros se ponen a carcajear.

—Solo es una pareja teniendo sexo, pensé que ya lo había visto. —Respondo con un tono desinteresado.

—A lo que me refiero es a porqué pintó semejante cosa —aclara el profe, exasperado.

—¿Qué tiene de malo? Usted mismo nos dijo que usáramos nuestra creatividad para nuestro cuadro y eso hice, no prohibió ningún tema en específico. —Explico fingiendo extrañeza, frunciendo el ceño.

—¡Pero es cuestión de moral, señorita! —exclama el profesor en susurros—. No me diga que anda pensando en eso todo el tiempo. Dios mío, la juventud de ahora —se queja frustrado y exasperado, mientras se limpia un sudor inexistente en su frente con un pañuelo.

—¡Dios mío profe, me ofende! —me hago a la indignada—. Claro que no, pero tampoco es un tema del cual usted o cualquiera de los aquí presentes no esté enterado. Por ejemplo, hasta usted mismo vio a Zack y Sanely realizando sus... pormenores en pleno patio trasero en vivo y directo. Esto es solo un cuadro; ¿y a que sí está bien pintado? —explico fingiendo inocencia con mi pregunta.

En realidad pinté aquel cuadro para fastidiar a mi querido profesor, lo que al parecer estoy consiguiendo.

Es que es un sujeto amargado que más parece un mueble parlante que un ser humano y al parecer en su vida no hay nada emocionante, por eso decidí darle aquella emoción que tanto le hace falta en cierta forma. Estoy segura de que me tiene en sus peores pesadillas o hasta en su tranquilo y nutritivo plato de sopa; puesto que al verme pone su expresión traumática y de fastidio, prácticamente con algo de susto, pobrecillo.

En fin, no soy su alumna favorita precisamente y no es que ande pensando en sexo como Morales me lo insinúa, pero sé cuánto detesta esos temas y como él jamás prohibió pintar aquello, se me ocurrió la brillante idea de pintar este escultural cuadro que traigo en manos.

Tengo talento, eso lo sé.

—¡No puedo creer su cinismo! Además recuerde que esos estudiantes fueron expulsados señorita, ¡ex-pul-sa-dos! Y al parecer usted también está buscando que se la expulse. —Me recuerda haciendo énfasis en la palabra «expulsados».

—Pero profe, Zack y Sanely cometieron una falta a la ética de la prepa, yo no. No hay ninguna norma en la institución que prohiba pintar esta clase de cuadros y si a usted no le gusta pues debió recalcarlo para que lo tomara en cuenta. —Aseguro con firmeza en mi voz y la mayoría en la clase salta a mi favor.

Puedo ser muy imponente cuando quiero. Aunque debo dejar ciertos caprichos de lado, tampoco quiero ser una antipática.

—Profe, Nica tiene razón, su cuadro a simple vista es el mejor pintado de toda la clase; solo note el pequeño amiguito o mini yo que está a punto de adentrarse... —Le detalla con una pose de lo más relajada Daniel, mi mejor amigo, desde el tercer pupitre y señalando mi cuadro.

Aclarar que él me dice «Nica» y yo a él «Niel» de cariño, puesto que nuestros nombres tienen esas terminaciones y queríamos apodos originales. Somos raros, lo sé.

—¡Ya, silencio! ¡Le prohibo entrar en detalles, Montero! —le ordena a mi amigo, pues Daniel apellida Montero.

—Prof, solo le ayudaba a analizar mejor el cuadro, pero ya qué. —Se resigna Niel encogiéndose de hombros, mostrando un nulo interés por el tema.

Aún hay cierto barullo en el aula.

—Ya, silencio, ¡silencio! —ordena el profesor exasperado a la clase. Ellos callan, pero sin dejar de reír y murmurar por lo bajo; Morales por más de que lo pretende no es un tipo imponente, es más quejumbroso que otra cosa—. Señorita Brooks, ¿se da cuenta del tipo de espectáculo que está ofreciendo a mi clase? Esta es una institución decente, palabra que usted al parecer no conoce. —Me regaña haciendo realce con su dedo índice.

—Claro que me doy cuenta, querido profesor. Al final de cuentas mis compañeros son unas inocentes criaturas que no saben nada sobre esto. Creo que estoy pervirtiendo y trastornando sus pobres mentes. Lo siento, no sabía que mis colegas eran tan religiosos como mis cuates Boris y Melany, quienes parecen más sorprendidos con... —Iba diciendo irónica y dramáticamente, interrumpiendo así —intencionalmente— a los ex acaramelados Boris y Melany, pues al oírse mencionados voltean a verme.

Melany es una de las típicas… zorras de esta prepa y una renovada conquista de Boris, uno de los peculiares mujeriegos guapos de aquí. Él me pretende de vez en cuando también; yo le doy un beso ocasionalmente y me voy dejándolo con las ganas. Pero aunque sea un mujeriego es un buen chico, divertido y a todo dar, así que solo me limito a molestarlo en broma.

—A ver si alguna vez realizas una pintura en la cual estemos solo tú y yo. —Me sugiere Boris guiñándome un ojo descaradamente, cuchicheando para que no lo escuche el profesor, pero audible para mí; pues está en el primer pupitre de la cuarta fila y Morales casi al otro extremo.

Melany me fulmina con la mirada ante la insinuación de Boris, pero no me importa. Yo le sonrío dulcemente y de medio lado al chico, levantándole al mismo tiempo el dedo del medio. Sin embargo, el profe se acaba de dar cuenta y nos mira atónito e indignado.

Exagerado.

—¿Qué clase de comportamiento es ese? Recuerden que están en mi clase, así que no voy a tolerar ese tipo de proceder; ¿quedó claro? —nos advierte Morales furioso a Boris y a mí, pues lo oigo farfullar. Yo asiento con un susto fingido y Boris da un respingo en respuesta—. Señorita Brooks, dado a que es cierto que no aclaré tal punto, aunque era cuestión de lógica y ética; y usted solo lo hizo para fastidiarme, voy a darle una oportunidad para justificarse y exponer... eso que trae en manos, aprovéchela muy bien porque a la mínima falta la envío a dirección. ¿Está claro? —me advierte exasperado y yo asiento afirmativamente, con dinamismo.

Pobre, parece al borde de un colapso nervioso. Pero siempre es así, un tipo re quejumbroso y que le gusta dar largas y más vueltas al asunto, tardando prácticamente milenios en ponerle un punto final, aunque se las da de estricto. No obstante, no es malo, sabe dar segundas oportunidades.

—Ahora explíqueme el porqué de su... cuadrito. —Me exige saber intentando serenarse y cruzándose de brazos.

Al igual que él toda la clase guarda silencio; genial, así la cosa estará más divertida. Este cuadro tiene el fin de exasperar a mi querido profesor, sino no hubiese tenido sentido ni razón de ser lo que es, el castigo luego es lo de menos.

—Recuerde que usted me lo pidió —le advierto insinuándole que no se arrepienta después, empero él me da un respingo fastidiado en respuesta; asintiendo con su cabeza hacia mi dirección, dándome hincapié así a hablar. Yo sonrío con una traviesa malicia y comienzo—: Usted nos pidió que pintáramos una bella obra de arte que fuera realista y a su vez creativa, con un cierto significado cultural. Bueno, yo pinté entonces este precioso, creativo, cultural y realista cuadro; además está detallado.

—¿Cómo que precioso? Bueno, sí que su cuadro es muy realista, porque últimamente la gente así como usted anda pensando en esas obscenidades… —Argumenta, dejando la oración en suspenso.

Debo admitir que esto último que dijo me ofendió, pues no soy alguien que está pensando en tonterías como esas; solo sé cuánto el profesor Morales detesta esos temas y quise fastidiarlo. Pero debo recordar que el fastidiado debe ser él, no yo, así que a continuar con lo empezado.

Mónica Brooks no se rinde fácil.

—En eso tiene razón, pero fue lo más realista que encontré, puesto que la pobreza no es lo único realista que hay en el mundo. Como usted dijo, últimamente la gente solo anda pensando en eso, ¿o me lo va a negar? —le explico y luego le insinúo esa pregunta.

El profesor, en reacción se acaba de poner colorado; pero no de vergüenza, sino de ira. Sin embargo, en vez de asustarme o intimidarme me parece gracioso, se asemeja a un tierno tomate gordinflón de caricatura.

—Señorita Brooks, le voy a exigir que no generalice y no me falte al respeto —me ordena, enervado—. Dígame, ¿por qué se le ocurrió pintar aquello? ¿En qué se basó?

—Me basé en la escultura griega y esa sí que revela cuerpo entero, tal como Dios te trae al mundo y fue elogiada por historiadores y artistas como un arte divino. Pensé que usted siendo profesor ya lo sabía. En sí yo únicamente plasmé el arte griego con la técnica de la acuarela, que como ve está bien aplicada. —Le explico muy segura de mí misma y sonriendo triunfante, puesto que obviamente no haría ni diría nada sin tener un fundamento e investigación previos.

El profe permanece callado, está con la mano en el mentón y la vista gacha; de seguro está pensando muy bien lo que va a responder.

—Pero hay distintos tipos de escultura griega, ¿por qué se le ocurrió plasmar precisamente... esa? —cuestiona Morales.

¡Vaya! ¿Le digo que lo hice solo para exasperarlo y sacarlo de sus casillas? Uhm, creo que mejor no.

—Porque como le dije, es lo único realista creativo y basado en alguna cultura que encontré; y hay que aceptarlo, aunque veamos al sexo como algo inmoral es nuestra realidad, de ahí nacimos todos. A usted no lo trajo la cigüeña. Tiene que aceptar que fue concebido de un procedimiento similar al de esta pintura, donde podría explicarse cómo se forma un ser humano. Esta cosa que ve aquí, por no decirlo pene lo llamaremos amiguito o mini yo, penetra al rec... —Le estuve explicando, hasta que oportunamente me acaba de interrumpir, ya no soportaba hablar más de… ese peculiar tema.

La mayoría de los chicos de mi clase me abuchean y echan piropos, Niel intenta callarlos; suerte que no soy una chica tímida sino ya me estaría derritiendo aquí mismo. Por otro lado ¡uy, uy, uy! aquí arderá Troya. Mi profesor pasó de ser un tierno tomate a un grinch que echa chispas.

—¡Salga de mi clase! ¡No voy a tolerar esa falta de respeto hacia mi persona! Parece que RESPETO y decoro es lo que no le enseñan en su casa... ¡Se me va para la dirección de inmediato! —me vocifera Morales estallando en ira.

Bueno, mi intención sí fue fastidiarlo, pero sea como sea hice mi trabajo y no me voy a quedar sin mi puntaje.

—Está bien, profe; pero de todas formas hice mi trabajo y exceptuando el detallito del... sexo sí está bien hecho. Solo échele un vistazo... me refiero a la técnica de la acuarela, no a lo que usted piensa. Además jamás prohibió pintar sobre esto, recalco. Merezco mi puntaje y no uno bajo. —Le explico con resolución y una orgullosa sonrisa.

Morales lo está meditando con una expresión furiosa, como queriendo zafarse de esto. Sonará inverosímil, pero a pesar de que yo ocasioné esto lo compadezco un poco, es un pobre señor. Aún así es justo que me dé mi puntaje, de todos modos me esforcé en este trabajo perdiendo horas valiosas de mi extraña vida.

—Nica tiene razón, prof, hay que valorar su esfuerzo; además se ve tan real… —Me apoya Niel poniéndose de pie.

—¡Siéntese Montero, por Dios! —le ordena Morales, exacerbado y Daniel se acaba de volver a sentar alzando levemente las manos—. No tengo duda de que aplicó bien la técnica de la acuarela, pero este cuadro no lo pintó porque se haya inspirado en la escultura griega, ¡lo hizo para fastidiarme, como suele hacerlo siempre! Su trabajo podría merecer los diez puntos, ¡pero por esa falta de respeto hacia mi persona le rebajaré cinco! ¡Ahora váyase que su sola presencia me irrita! Y no me vuelve aquí sin una nota firmada por dirección y sin sus padres, ¿quedó claro? —me impone furioso, justo como yo lo quería.

Y bueno, ir a dirección no me preocupa ya que podría decir que es como mi segundo hogar pasajero.

—Okay; qué genio, don Grinch. —Murmuro por lo bajo, pero con la intención de que me escuche, lo cual consigo—. Si ya me voy, tranquilo.

—¿Cómo dijo? —me interpela Morales acusatoriamente. Claro que me oyó, solo quiere reprenderme.

—No, nada, yo ya me iba. —Aseguro con una sonrisa nerviosa, mientras me dirijo hacia la puerta de salida.

—Esta noche quiero contigo muñeca, me traes con las ganas. —Ay no, esto me lo acaba de decir Iván, uno de los mujeriegos más latosos, prepotentes y engreídos de este colegio, quien en este momento me sostuvo de la muñeca.

A diferencia de Boris él no me agrada, pues varias veces me estuvo coqueteando; hasta que una vez llegó a tal punto de ponerse latoso e irritante y me propuso darme un beso, le dije que no y sin entender lo que significa un «no» por respuesta quiso hacerlo en contra de mi voluntad, alegando que cuando las chicas decimos que no significa que sí. Conseguí zafarme, le di una cachetada diciéndole que aprenda a respetar a las mujeres, que cuando digo que «no» significa que no quiero y furiosa me retiré.

No quise que las cosas se quedaran así y que Iván aprendiese una lección, además de sentir un repentino deseo de hacer una broma pesada. Descargué entonces tres de sus fotos de Facebook, les realicé un fotomontaje súper creíble, las hice revelar y esparcí el rumor con pruebas contundentes de que Iván era gay.

Aún su orientación sexual está en duda, a pesar de que él afirma ser todo un machito. En parte me siento mal por haber hecho eso, pues la comunidad LGBT no merece a tal integrante; esparcí ese rumor solo para herir su ego.

—Púdrete, imbécil; si a ti no te gustan las mujeres. —Le digo con burla, mientras me zafo de su agarre y salgo del aula al instante—.  Les deseo toda la buena suerte del mundo mundial en su exposición con don Grinch, porque con ese genio... —Me dirijo a toda la clase, asomando mi cabeza por la puerta. El rostro del profesor Morales se está hinchando tanto de ira que creo que ya temo por mi vida—. Eeh, yo ya me iba... con permisito. —me excuso sonriendo nerviosa.

Antes de irme le guiño un ojo disimuladamente a Niel para avisarle que ya es su turno de imponer la diversión; luego cierro la puerta.

Bueno —suspiro—, me encuentro nuevamente en mi habitual camino hacia la dirección, ahí vamos Mónica. Transcurren tres minutos, entro y tomo asiento como si nada, ¿no mencioné que esta oficina es como mi segundo hogar? Pasan unos segundos y el director ingresa a la oficina, acaba de verme; en señal de ello rueda sus ojos con fastidio.

Quiero presentar a mi querido director de esta flamante institución y amigo de la familia Brooks, o sea la mía: El licenciado Sebastián Andrade, tiene treinta y siete años; si imaginábais un viejo amargado pues él no lo es, más bien es muy buena onda y físicamente hablando tiene lo suyo, cuenta además con unos ojazos grises.

Él y yo nos llevamos muy bien y es más, es como un tío para mí, pues también es un muy buen amigo de mi papá; pero en la institución se toma muy en serio su rol de director.

—¿Qué hiciste esta vez, Mónica? —me interroga Sebastián suspirando con resignación.

Lo comprendo, ya debe estar más que acostumbrado a mis travesuras.

—Un muy buen trabajo y me enviaron a que usted me felicitara personalmente. —Respondo sonriendo orgullosa y radiante; él arquea una ceja en reacción, diciéndome con la mirada que no me cree.

Bien, me rindo; desvío la mirada entonces.

—Okay, no. ¡Pero esta vez no hice nada realmente malo, en serio, lo juro! —me defiendo con anticipación, exclamando con cierta súplica en mi tono de voz.

—¿Entonces por qué estás aquí? Vamos, cuéntame; sabes que de todos modos me he de enterar. —Pide saber Sebastián mientras revisa algunos papeles.

—¡Hablo en serio! Solo son los sugestionamientos del profe Morales, si ya sabe cómo es de quejumbroso. Él ordenó que pintáramos una obra realista, creativa y con algún significado cultural con la técnica de la acuarela; entonces yo pinté, o plasmé un tipo de escultura griega y al profe no le gustó, por eso estoy aquí. —Explico poniendo una leve expresión de cachorro maltratado.

En sí no estoy mintiendo, lo que le dije es verdad, solo estoy omitiendo algunos detalles.

—¿Qué pintaste, Mónica? Te conozco y te puedo asegurar que no es nada agradable, al menos fue algo que disgustó mucho al docente. —Me indaga y asegura Sebastián con sospecha.

Estuve a punto de responder, pero la puerta de la oficina se acaba de abrir de sopetón. Daniel acaba de entrar ahogándose en carcajadas seguido del profesor Morales que tiene una expresión FURIOSÍSIMA. Él está agarrando el cuadro que yo pinté y Niel una serpiente dentro su jaula, al verla me pongo a carcajear también, ante el total desconcierto del director.

En sí Niel y yo planificamos lo del cuadro de pintura y lo de la culebra juntos, como lo hacemos con todas nuestras bromas. Así que entre risas chocamos los cinco.

—¿Puedo saber qué sucede aquí? —solicita saber Sebastián, anonadado.

—¡Lo que sucede es que estos jovencitos, o debo decir estos fenómenos me llegaron al copete! Solo fíjese lo que Montero trae en manos, ¡es una víbora, por Dios! Es muy peligroso traer y manejar este tipo de animales; por tu propio bien espero que no sea venenosa, Montero y aún así lo que hicieron no tiene ninguna justificación. ¡Cruzaron todo límite! —vocea y explica Morales furioso, mientras Niel y yo poco a poco dejamos de carcajear.

Sebastián analiza entonces la sierpe detenidamente.

—Claro que no, seré bromista pero no asesino; sé de sobra que esta culebra no es venenosa. Es mi mascota, Rex y es una serpiente rey, estas son inofensivas para el ser humano y usted siendo docente debería saberlo. Solo la traje para demostrar lo que pinté, como ustedes ven aquí en la pintura la serpiente está cambiando de piel; y mi mascota está en el mismo proceso. Yo pensé que a usted le parecería fabuloso y me pondría más puntaje por la demostración. Además ya está enjaulada —explica mi mejor amigo de lo más relajado; apoyando su mano con confianza en el hombro del profesor, quien se hace a un lado bruscamente.

—¡No sea cínico, Montero! ¿Ponerle más puntaje por hacerme pasar este mal rato? Hágame el favor... y aunque las cosas fuesen como usted dice, sabe que está estrictamente prohibido traer aquí cualquier tipo de animales, sea cual sea su fin. Señor director, sé cuánto estima a estos muchachos, pero mi paciencia también tiene un límite. Se las pasamos todas solo con meras advertencias, ellos están acostumbrados a hacer lo que quieren; no soy el único docente que se queja de ellos y ni es la primera vez que ocurre. Y no solo fue lo de la víbora, no. ¡Mire la obscenidad que pintó Brooks! —le explica Morales al director mostrándole mi cuadro.

—¿Qué? —intervengo con expresión neutra—. Ya le dije al profe Morales que este cuadro está basado en la escultura griega, por ejemplo, Arquímedes no hubiese despreciado así mi pintura —me hago a la indignada.

—La verdad, yo tampoco le veo mucho de malo profesor Morales. Con todo el respeto que merece, usted siendo profesor debería saberlo. —Concuerda Sebastián sin perder esa imperturbable serenidad que tanto lo caracteriza.

—Lo sé, pero entre tantos otros tipos de escultura griega que existen, ¿Brooks tenía que escoger precisamente este estilo? Lo que me molestó fue que ella pintó esto con toda la intención de fastidiarme, incluso estuve dispuesto a darle una nueva oportunidad; pero ella expuso esto con un lenguaje vulgar e inapropiado, por eso la expulsé de mi clase mandándola aquí. Y la serpiente que trajo Montero rebasó todo límite y me vi obligado a venir. Señor director, con todo el respeto que usted también merece, creo que ya es hora de que alguien ponga en su lugar a estos muchachos y lo único que queda es expulsarlos de la institución. —Exige tratando de serenarse, pues es obvio que continúa muy exaltado.

Niel y yo nos miramos estupefactos y repentinamente preocupados, pues Sebastián parece estar considerándolo en serio.

—Profesor Morales, tiene usted toda la razón; pero esto debo hablarlo con los alumnos aquí presentes, luego yo le informaré. Y a pesar de las bromas de mal gusto que hicieron, sus pinturas están bien realizadas y merecen un buen puntaje. De todos modos no se preocupe, esto no se quedará así. —Le asegura Sebastián pacíficamente, pero con una notoria expresión de preocupación.

—Espero que así sea; respecto a su puntaje pues ya qué. Con permiso, señor director —se despide Morales haciendo una ligera reverencia y retirándose al instante. No se lo veía muy convencido de confiar en el director, pero eso no importa.

Lo que realmente interesa es qué pasará conmigo y Daniel.

—No hará caso a sus injurias, ¿verdad? —le pregunto dulcemente a Sebastián. Él suspira antes de hablar.

—Mónica, Daniel, ustedes saben cuánto los aprecio y lo mucho que os quiero, son como unos sobrinos para mí; pero el profesor Morales tiene razón. Aunque exagera deben admitir que se pasaron con sus bromas, por ejemplo, sí está prohibido traer animales aquí y tú trajiste... esa serpiente; yo debo hacer respetar las normas como director, Daniel.

»—Y bueno, para mí tu pintura no tiene casi nada de anormal, Mónica; pero te conozco y ese lenguaje que dice el profesor Morales que utilizaste no era apropiado, le debes respeto porque es tu profesor y es tu mayor. —Nos menciona preocupado, nosotros lo escuchamos con relativa seriedad, pues sabemos que inevitablemente somos culpables—. Por Dios, muchachos, yo hablé tanto de esto con ustedes. —Nos exhorta mientras pasa sus manos por su sien frustradamente.

—De veras lo sentimos, Sebastián; solo queríamos divertirnos y no caímos en cuenta de que nos estábamos excediendo. Si tiene que castigarnos, hágalo. —Menciona Niel con total sinceridad; pues mi amigo es alguien que sabe asumir maduramente las consecuencias de sus actos.

Aclarar que nosotros llamamos a Sebastián por su nombre puesto que es nuestro amigo, aunque no lo tuteamos. Él está serio, parece que está pensativo; bien, si no dice nada yo he de suplicarle.

—Ya pues, Sebastián, por favor perdónenos. Admitimos que hicimos mal y no se volverá a repetir, se lo juro; solo lo hicimos porque las clases estaban muy tediosas y aburridas últimamente, pero no ocurrirá nuevamente. Además es nuestro amigo —le suplico.

No importa el castigo que nos dé, hasta limpiar baños está bien, pero no ser expulsados de la institución.

—Sí somos amigos y como les dije os estimo mucho, pero no hay que mezclar la amistad con los asuntos del trabajo. Aquí soy su director; y lamentablemente debo actuar como tal. —Explica Sebastián con el semblante desasosegado.

—Lo entendemos, ¿pero qué quiere decir con eso? —indaga Niel; él y yo miramos a Sebastián expectantes y atentos entonces.

—Lo que quiero decir es que no estoy en contra de que ustedes se diviertan, pero hay límites y yo les pasé varias; existen normas aquí y si no las hago cumplir con ustedes dándoles la sanción que merecen, los padres y la Junta Directiva dirán que tengo favoritismo y privilegios con vosotros, cosa que por más de que seamos muy amigos o allegados no debe ser así.

Fuimos unos inconsecuentes; no quiero que Sebastián crea que nos aprovechamos de nuestra amistad intencionalmente. Nunca reparé en que estábamos abusando.

—Lo sabemos y le juro que jamás quisimos aprovecharnos de nuestra amistad, le prometo que esta será la última, la última vez en serio. —Imploro, sin embargo él suspira antes de hablar.

—Mónica, si esta fuera la primera, o la segunda o en su caso la tercera vez que lo hacen, se las dejaría pasar con una suspensión o un mediano castigo; pero este no es el caso. Además recientemente anteayer ustedes la hicieron en grande también —nos recuerda Sebastián mirándonos inquisitoriamente.

—Si no fue tan grave... —Me excuso, pero Sebastián me acaba de interrumpir.

—¿Colocar un montón de chicles y Gotita al asiento de la Miss Céspedes, su profesora de biología, no lo es? ¡Y de paso filmarla y subir ese video a YouTube! Ya vi cómo pasó todo y en serio se pasaron, ¡la dejaron en...! ropa interior cuando jalaron la silla a propósito para supuestamente despegarla de allí.

»—Ayer entre lágrimas furiosas me demandó que os expulsara y ahora es el profesor Morales quien me lo acaba de exigir, tendré graves problemas si esta más se las paso, pues estos no son los primeros docentes que tienen quejas de su comportamiento. De veras lo siento mucho, chicos; pero esta vez están expulsados de la institución. —Expone y afirma el director con absoluta seriedad y desazón, como pocas veces lo vemos.

—¿Qué? —cuestionamos Niel y yo al unísono, incrédulos.

Aunque debemos admitir que esta vez nos lo merecemos, pues se nos pasó la mano frecuentemente y recién ahora caemos en cuenta de aquello.

Ya es tarde.

***

Dos días después

Transcurrieron dos días desde que Daniel y yo fuimos expulsados del Instituto, ayer nos dimos una emotiva y divertida despedida con nuestros ahora ex compañeros; y aunque no lo parezca los extrañaré mucho, pues me había acostumbrado a ellos, hasta ya sabía sus puntos débiles para realizarles bromas.

Empero, viéndolo por el lado positivo no me hace mal cambiar de ambientes, conocer nueva gente será divertido o al menos eso creo, puesto que anteayer mismo Sebastián convocó a reunión a los padres de ambos y les comunicó lo sucedido. Además les dijo que como a Niel y a mí ya no nos aceptarán en ninguna institución privada, puesto que nos expulsaron de todas y en una pública nuestros padres no lo aceptarían, la única opción viable que hay es que completemos nuestros estudios en un Instituto-Internado; y el más prestigioso existente es el Bodwell High School Canadá.

No nos agrada la idea de separarnos de nuestras familias obviamente, pero nosotros nos lo buscamos. Ellos nos visitarán cada finde.

En este momento Niel y yo salimos a la calle a pasear sin rumbo, pateando las piedras que están a nuestro paso. Hasta ahora ninguno dijo casi palabra, estamos pensativos, lo cual es raro en nosotros. Pero yo ya no aguanto estar callada así que decido hablar.

—¿Estás triste o preocupado por lo que sucedió? Hasta ahora no me dijiste nada —le pregunto suave e intranquila a la vez, lo cual no es usual en mí; ya que casi siempre le hablo animadamente.

—Lo estoy asimilando —responde taciturno, pateando otra piedra—. Pero sí debo admitir que estoy preocupado —añade.

—No es que la situación sea mala, pero yo todavía estoy muy convencida. —Confieso pateando otra piedra también, sin embargo Niel me está mirando extrañado.

—¿Qué? No, yo me refería a que sí estoy preocupado, pero porque tu mamá ya no nos va a hornear galletitas o prepararnos ese pay de manzana que solo a ella le sale tan delicioso, ya no nos va a freír papafritas a modo de bocad... —Expone Niel con una expresión de nostalgia graciosa, entonces le doy un codazo antes de hablar.

—Eres un idiota, cómo puedes estar preocupado por eso. —Lo reprendo fingiendo estar enfadada.

—Cuando se acaba la buena y exquisita comida, el estómago y el paladar entran en crisis y eso sí que es grave, yo solo estoy preocupado por mi salud. —Explica Niel, entonces le doy un leve golpe en el hombro.

—Eres un tonto, pero aún así te quiero, Niel. —Le afirmo mimosamente, mientras le apreto los cachetes.

—Aún agresiva, caprichosa y con paquete incluido, también te quiero mi Nica querida. —Me asegura, a la vez que me levanta un poco del suelo, haciéndome dar violentas y divertidas vueltas.

—¡Ya basta! ¡Acabaré vomitando en tu chaqueta y no quieres eso, ¿verdad?! —le exijo gritando entre risas, ya maréandome.

—Tú no me harías eso, pero de todas formas también me mareé. —Alega mi mejor amigo, mientras me baja de sus débiles brazos—. Aún así no creas que te libraste, luego proseguiré con el ataque de cosquillas. —Me amenaza entre divertido y agitado, reímos entonces. Instantes después nos sentamos a descansar—. ¿Más animada? —me pregunta tras haber reposado unos segundos.

—La verdad sí, tú sabes cómo hacerme sentir mejor, gracias. —Le agradezco sonriéndole, él suspira.

—Ya no estés preocupada respecto a lo que sucedió, no es tan malo; nuestros padres irán a visitarnos, podremos continuar con nuestras salidas los finde también, conoceremos nueva gente, será un nuevo ambiente y así es más divertido hacerles bromas puesto que no los conocemos y poco a poco ya sabremos sus puntos débiles. Toma esto como un nuevo reto o aventura, donde tendremos que hacernos de fama temida. ¿A que no es genial viéndolo de ese modo? —me explica Niel optimistamente, sonriendo de ese modo.

Yo permanezco tácita unos segundos, meditando lo dicho. Viéndolo desde ese punto de vista, las cosas parecen fantásticas; ¿y por qué podrían no serlas?

—Tienes razón, viéndolo así ya ni sé porqué estoy triste, si más bien esto se pone divertido. Gracias por hacerme recapacitar —le gratifico volviendo a mi antigua actitud alegre.

—Para eso están los amigos, en especial los buenos —afirma Niel presuntuosamente.

—¿Cuál amigo? Si tú eres mi hermano. Ven acá, idiota —le asevero y abrazo de improvisto.

—Hey, que me asfixias —protesta Niel, entonces lo suelto de sopetón también, dándole dos besos en la mejilla—. Okay, también te quiero —afirma con cierta reticencia.

Tenía que ser chico.

—Bueno, entonces al parecer seré yo quien inicie con la guerra de cosquillas. —Declaro e inmediatamente empiezo a hacérselas, pero al cabo de unos momentos es él quien me las hace. Y al final lo hacemos entre ambos.

Algunos que pasan por ahí nos miran reprobatoriamente; agh, de seguro están pensando cosas sucias, ¿su mente tan atrofiada está? Niel y yo acabamos de separarnos entre risas; y creo que es hora de espantar pájaros.

—¿Qué? ¿Se les perdió algo? —les pregunto de forma directa y nada tímida a los presentes, quienes se hacen a los desentendidos y continúan con lo suyo o se van. Mejor así—. Y continuando con mi reflexión ya no le veo sentido al estar triste o preocupado, eso no cambiará las cosas. Mejor aprovechemos este día para divertirnos —sugiero, desperezándome radiante.

—Esa es la Nica que yo conozco. ¿Quieres empezar con fingir que te quiero robar? Tú huyes como desesperada, gritando y yo te persigo como un desquiciado, así llamaremos la atención de la gente y hasta querrán llamar a la policía. —Me propone Niel con la mirada brillándole.

—Me parece genial, pero vamos a otro lugar que aquí ya nos vieron. —Acepto, jalándolo de su mano y guiándolo a otra plaza.

***

A la noche

No puedo negar que hoy fue un día muy divertido, primero realizamos la broma del falso intento de hurto, más de uno tachó a Niel de lo peor y cuando algunos quisieron detenerlo ambos estallamos en carcajadas, chocamos los cinco y nos retiramos corriendo.

Luego fuimos a otro lugar y cada uno empezó a seguir a una determinada persona mientras fingíamos hablar por teléfono, describiendo los datos de aquella persona, vestimenta, rasgos y demás; entonces aquella persona se ponía incómoda y volteaba, ahí Niel y yo nos adelantábamos ignorándola olímpicamente.

Después fuimos a otra plaza y más o menos repetimos la primera broma, puesto que comenzamos a correr como desesperados gritando auxilio, alegando que tres hombres armados nos querían asaltar; algunos huyeron junto con nosotros despavoridos y otros los buscaron en vano para lincharlos. Fue súper épico y divertido.

Al finalizar aquella broma fuimos cada uno a su casa para almorzar y después de hacerlo Niel y yo nos volvimos a reunir. Nos dirigimos a una heladería para acabar embadurnándonos la cara mutuamente con él.

—¡Mi maquillaje, Niel! ¡Se corrió! —protesté en medio de chillidos mientras me veía al espejo, entonces al ver mi frustración el muy desgraciado sacó su celular y empezó a fotografiarme—. ¡Ya basta! Niel, no seas un niño. ¡Dame eso! —le exigía, pero ahora me filmaba entre carcajadas.

Entonces como venganza le manché de helado la ropa, él hizo lo mismo y así atrajimos la atención de la curiosa gente.

Tuvimos que volver a nuestras casas para cambiarnos la ropa.

Y por último fuimos al cine a ver una película de acción, mientras la veíamos gritábamos como desquiciados en cada parte emocionante, provocando así que las personas presentes se irritaran exigiéndonos silencio y por supuesto que no hicimos caso; les arrojamos pipocas en respuesta.

Al final de la película aquello se convirtió en una guerra de pipocas y Niel y yo casi fuimos expulsados del lugar, puesto que alguien llamó a los guardias avisándole que estábamos ocasionando escándalo, pero nosotros al verlos escapamos a velocidad luz, sin dejar que nos viesen el rostro para prohibirnos el ingreso después.

Ahora me encuentro en mi casa a punto de acostarme, pensando en cómo será mi vida dentro de una semana aproximadamente, puesto que Sebastián nos aseguró que en ese lapso Niel y yo ya estaríamos inscritos en el mentado Bodwell High School Canadá, ya que tiene contactos importantes allí dentro.

Hace unos minutos tuve otra conversación con mis padres, están algo decepcionados de mí, pero ya lo veían venir; no me impondrán ningún castigo, ven el internarme como algo suficiente. Una vez más me lo pregunto mientras doy un suspiro y miro inexpresivamente al techo de mi habitación ya estando tendida en mi cama:

¿Cómo será mi vida de ahora en adelante?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro