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"Visitas nocturnas."
La peliverde observó el techo de su habitación, tocando sus labios y sintiendo como si algo le faltara, como si faltara algún otro recuerdo en su mente, solo le quedaba una semana de vacaciones y, sinceramente, no sabía que hacer par administrar bien su tiempo, con resignación, la chica soltó un suspiro de cansancio. Al escuchar cómo algo chocaba contra su ventana no pudo evitar sobresaltarse. Levantándose de su cama la chica se dirigió hacia la ventana de su habitación, sonriendo al ver a Hawks sobando su nariz mientras volaba.
La peliverde abrió su ventana de par en par, apoyándose en el marco de esta:— En mis tiempos se llamaba antes de llegar a la casa de alguien.— dijo ella con una sonrisa.
El heroe soltó una risa:— Primero que todo, aún son tus tiempos y, segundo, ¿por qué usas frases de madre?— la de ojos verdes soltó una risa.
— Dos semanas con un par de madres pagan factura.— dijo ella, haciéndose a un lado para que el hombre pasara.— ¿cómo supiste que...?
Antes de poder terminar la pecosa se detuvo, observando detenidamente al hombre frente a ella, después de todo no llevaba su usual traje de héroe si lo una camisa y unos pantalones, los cuales indicaban que antes de llegar a su departamento el rubio estaba a punto de irse a dormir. Con confusión la chica ladeo la cabeza.
— Bueno, te llevaste una de mis plumas, recuerda que puedo sentir todo lo que les pasa y también puedo sentir donde están.— explicó el rubio, sonriendo mientras tomaba un pequeño muñeco de el que se encontraba sobre la cama de la chica.— Nos besamos, me rechazaste, nos besamos más, me secuestraste un rato, nos besamos frente a tu madre y tu sigues comprando mercancía sobre mi.
La peliverde se sonrojo de golpe, arrebatandole aquel muñeco al rubio, el cual tenía una sonrisa juguetona en sus labios:— Callate.— la chica abrazó al muñeco, observando los alrededores de su habitación en busca de su almohada de Hawks en tamaño real, al no encontrarla a simple vista suspiró con alivio.— Yo por lo menos no voy por la vida chocando con los cristales.
El rostro de Keigo enrojeció, haciendo que la peliverde comenzara a reír por lo bajo, cosa que hizo que el héroe se avergonzara aún más:— Ya te dije que dejaras las ventanas abiertas.— susurro él mientras hacia un puchero en sus labios y desviaba la mirada.
— Lo siento, no agarraré una neumonía, siempre las dejo sin seguro para que puedas abrirlas.— dijo ella con una sonrisa.
Keigo observó con recelo el peluche que la peliverde felizmente abrazaba, teniendo una especie de batalla de miradas con aquel objeto inanimado, creyendo que así este se separaría de la que era la chica que le gustaba, sin embargo, por obvias razones sus esfuerzos fueron en vano. Con resignación el hombre gruñó, arrebatandole el peluche a la menor y haciéndolo a un lado, con delicadeza el rubio hizo que la chica se recostada sobre su cama, acostándose sobre ella mientras abrazaba su cintura.
— No lo necesitas, tienes al real frente a ti.— dijo el rubio, escondiendo su sonrojado rostro en el cuello de la chica.
Aún en la oscuridad el sonrojo de la chica podría ser visible para cualquiera, sin embargo, a pesar de la vergüenza ella no dudó mucho en abrazar el cuello del mayor, jugando con su cabello:— entonces lo aprovecharé.— dijo, sentia como su voz temblaba gracias al nerviosismo.
La peliverde hizo que el hombre levantara su rostro para que pudiera observarla, cerrando sus ojos con fuerza la chica tomó ambos lados del rostro del hombre y guió a este para que la besara, el hombre abrió sus ojos con sorpresa, sin embargo, no tardó en corresponderlo con toda la felicidad que cualquier hombre podría sentir al besar a la mujer que amaba. Al separarse de aquel tierno beso el rubio observo como la tes de la chica había pasado de un tono normal a uno rojizo, ante aquello no pudo evitar sonreír, viendo sus hermosos y brillantes ojos desviarse para evitar mirarlo, era simplemente hermoso verla nerviosa.
— Me encantas, ______ Midoriya.— dijo el con una sonrisa, comenzando a dejar besos por el rostro de la chica ya haciéndola soltar pequeñas risas.
[ u w u ]
— Hija, llego una de tus amigas.— gritó Inko desde la sala de estar, haciendo que la peliverde saliera de su habitación casi al instante.
Al ver a la castaña de mejillas regordetas la pecosa sonrió, lanzándose sobre ella abrazandola:— ¡Ochako!— exclamó la más alta con euforia, amaba ver el rostro de Ochako, por alguna razón sentía como si este pueificara su corazón.
La mencionada no lo podía negar, amaba aquellas atenciones por parte de la hermana de su antiguo amor, sin embargo, la vergüenza era demasiada cuando se trataba de la tan eufórica chica, después de todo no estaba tan acostumbrada al contacto físico como la peliverde:— también te extrañé mucho, ______-chan.— dijo la de ojos café mientras sonreía y sus mejillas enrojecian.
La pecosa se agarró con fuerza del abdomen de la chica que, por meses, era menor que ella:— Ocha, estas usando tu particularidad.— dijo la peliverde con una sonrisa.
— Oh, si, lo siento.— dijo la chica, aún más avergonzada.
— De hecho, creo que es lindo.— dijo al pecosa con una sonrisa, haciendo que Ochako se sonrojara aún más y, así, terminaron ambas chocando sus cabezas contra el techo del apartamento en el que vivía la peliverde.
Ambas soltaron una risa:— le diré a mamá que saldremos un rato, quiero mostrarte algo.— dijo la chica con una sonrisa, nadando en el aire hacia la cocina, lugar en el que Inko de encontraba felizmente preparando la cena.
La peliverde se sostuvo del marco de la entrada a la cocina, sonriendo:— Mami, Ochako y yo iremos un rato a mi refugio.— dijo ella, estando de cabeza gracias al cero gravity de la mencionada.
— Claro pequeña, lleva tu teléfono para avisarles cuando la cena esté lista.— dijo la peliverde con una sonrisa igual a la de su hija.
— Gracias mami, cuando mis hermanos vuelvan diles que me llevó un perro en la boca.— dijo la chica con una sonrisa, alejando y llegando donde Ochako, la cual desactivó su Quirk al ver que la chica se sostenía del mueble.— es hora de irnos, hermosa princesa.
La sonrojada castaña tomó la mano de la más alta, la cual, no tardó mucho en usar su Warp gate para transportarse a la azotea junto a ella, llegando así a un hermoso lugar con luces amarillas, mantas, libros, mangas y un pequeño televisor con DVD, cosa que le pareció extraña a Ochako, después de todo ya casi no se usaban estos.
— Este es mi refugio, vengo cuando me siento triste o desanimada, no le digas a nadie de él. Es un secreto.— dijo ella, colocando su dedo índice sobre sus labios.— tengo la vista más hermosa y puedo hacer casi todo lo que me gusta.
— Daré lo mejor de mi para guardar tu secreto, _____-chan.— dijo ella con decisión, haciendo que una flecha en forma de corazón atravesara el corazón de la mencionada.
Ambas chicas se sentaron la una frente a la otra, comenzando así con su tarde juntas, hablando y jugando, contando cuentos y anécdotas de los viajes que la peliverde había hecho con su familia, anécdotas de la niñez de ambas, todo aquello hizo que las horas pasaran rápidamente y, por consecuente, la noche cayera y la estrellas brillaran, si bien no era algo usual en la ciudad aquel día había más que solo dos.
— De pequeña, cuando iba en los asintos de atrás del auto, cria que la luna me seguía siempre, como si fuera algo personal, así que un día me quede vigilandola y noté como aveces dejaba de seguirnos pero de repente me volvía a seguir.— comentó la peliverde entre risas.
— Yo creía lo mismo.— la castaña rió de igual manera, tomando la mano de la chica sin querer.— lo siento.
La pecosa sonrió, tomando la mano de la chica de mejillas rosadas y entrelazando sus dedos, haciendo que los ojos de la castaña brillaran y sus mejillas se tornaran color carmesí:— No te preocupes, Ochako.— dijo la pecosa con una gran sonrisa.
La castaña, ante tal acto, no pudo evitar sonrojarse aún más, sin embargo, sacando valor de quien sabe de donde, se aventuró de dejar un tierno y corto beso en los labios de la peliverde, beso el cual no tuvo la oportunidad de corresponder gracias a lo corto que había sido. Por consecuente a lo que había hecho la castaña se sonrojó aún más, comenzando a flotar mientras cubría su rostro, no quería que la chica que le gustaba la viera toda enrojecida.
Extra:
— Uh, que rico, hiciste dangos para el postre.— dijo la pecosa, apareciendo de repente.
Inko, acostumbrada, ni siquiera se inmutó, razón por la cual seguía sirviendo la comida de manera tranquila:— ¿te ayudo en algo?— pregunto la chica, atando el látigo de agua que había usado para que Ochano no terminara chocando con un satélite.
— Si, pon la mesa, por favor. Gracias cariño.— dijo la mujer mayor con una sonrisa, terminando de hacer los dangos que había preparado para su única hija.
— Consideralo hecho.— dijo ella con una sonrisa, tomando los manteles y colocando en sus respectivos lugares.
— Oh, Hola Uraraka-san.— dijo Izuku, saliendo de su habitación y observando a la castaña.
La mencionada se sobresaltó un poco y, haciendo movimientos nerviosos, mientras rascaba la parte de atrás de su cuello con una sonrisa nerviosa respondió:— Buenas noches, Deku-kun.— la sonrisa nerviosa gracias a los sucesos recientes era más que evidente.
Hola hermoses.
Primero que todo, lo siento, en estos días ko podré hacer capítulos muy largos.
Tengo algunos problemas con las articulaciones de mi mano derecha, de verdad me duele demasiado, así que no podré escribir como antes hasta que me recupere un poco con respecto a eso.
Esa será la razón por la que me tomaré el día de mañana y, el domingo, habrán dos capítulos de mi otra historia.
Con respecto a esta, los capítulos seguirán siendo de lunes a martes sin embargo, serán cortos y, algunos, algo diferentes y especiales.
Otra vez, perdónenme, prometo compensarlo.
Creo que eso era todo.
Hoy toco capítulo soft con Hawks y mi bebé Ochako.
Se me olvidó otra vez lo que les iba a decir, chale.
En fin.
Déjenme sus opiniones del cap aquí por favor —>
Lxs amo.
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