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"Chocolates, imaginación, sueños y familia."

La peliverde, la cual había llegado más tarde que el resto a la residencia, se tumbó sobre el sofá, observando el techo mientras respiraba tranquilamente, no podía evita pensar en los hechos recientes, no podía evitar pensar en Denki, Geten y Mina. La chica suspiró, resignada y teniendo aún más dudas de las que jamás había tenido, las personas que se encontraban en la sala común optaron por no molestarle, después de todo a la hermana de Izuku se le notaba la frustración; Shinso por su parte observaba a esta, curioso sobre la causa de la gran cantidad de veces que la pecosa había suspirando, sin embargo, siguió hablando con Izuku, después de todo no quería molestarla, sin embargo, por su parte, Sero se dirigió hacia esta, con la esperanza de que su molestia se fuera con el regalo que estaría a punto de darle.

— Oye, arbusto, te traje esto. Espero te guste.— el azabache se sentó a un lado de la peliverde, esta lo observo con el ceño fruncido, sin embargo, al observar lo que el chico le traía sonrio con alegría.

— Son mis chocolates favoritos.— dijo ella con felicidad mientras daba saltitios en el sillón.— ¿cómo lo supiste? Más bien, ¿cómo los conseguiste? Los venden en una tienda que queda a una hora de Yūei.

Katsuki, el cual se encontraba viendo un programa de televisión mientras se encontraba sentado en otro sillón, observó ambos por un momento, sin hacer ninguna expresión facial, el rubio no tardó mucho en devolver su vista al televisor mientras sentía un sabor amargo en su boca. Hace dos días el ojiescarlata había viajado en metro dos horas de ida y vuelta para comprar los chocolates favoritos de la pecosa, así esta estaría más feliz y podría olvidar por un momento que tenía riesgo de ser secuestrada.

— Me alegra que te hayan gustado.— dijo el azabache con una sonrisa, sorpendiendose al sentir el abrazo de la peliverde.

— Gracias, Sero, arréglaste mi día.— la pecosa plantó un beso en la mejilla del azabache para luego retirarse a su habitación.

Hanta sonrió de oreja a oreja, por fin había avanzado un poco con respecto a la peliverde, por su parte Shoto y Shinso observaban la situación con el ceño fruncido, preguntándose como el azabache había adivinado cual era el chocolate favorito de la pecosa. Con una sonrisa, Sero se sentó a un lado de Katsuki:— Bro, gracias por los chocolates.— el rubio observo al azabache con el ceño ligeramente fruncido, sin embargo no tardo mucho en devolver su mirada hacia el televisor. El azabache, aún sonriendo, apoyo uno de sus brazos en el espaldar del mueble, observando al techo por un momento, sin creer aún que la pecosa había besado su mejilla. Si el fuera presidente haría de aquel día una celebración nacional.

Por su parte la pecosa caminaba felizmente, mientras comía aquellas trufas de oreo bañadas en chocolate, realmente era algo delicioso, aquel habia sido el detalle que había mejorado su día. Al llegar a su habitación la chica se lanzó a su cama, tomando su celular para tomar una foto al paquete de chocolates que Sero le había regalado para enviarsela a su madre, al hacer aquello termino de comer los últimos chocolates, había planeado dejar unos cuantos para mañana, sin embargo, su glotona interior hablo, diciendo que estaban muy buenos para comerlos más tarde.

— perfecto, termine de comer y ahora quiero más.— la peliverde río, guardando el empaque en uno de los cajones de su mesa de noche.

Ella solía guardar los empaques de cualquier cosa que le regalaban, incluso tiene algunos sobres en donde antes había dinero que le habían regalado, su madre le había dicho repetidas veces que desechará estos, sin embargo, esta le daba millones de razones para no hacerlo, Inko creía que lo que ella tenía era apego emocional, tal vez era cierto. Con una sonrisa la peliverde se dirigió hacia su balcón, esperanzada de poder tomar un poco de aire y quedarse en calma por un rato, sin embargo, al escuchar cómo algo golpeaba contra este suspiro, observando al héroe alado en el suelo mientras acariciaba su frente. La peliverde abrió la puerta de vidrio corrediza que daba a su balcón, no sin antes reír, aquella situación era habitual, sin embargo, eso no evitaba que cada vez que pasara ella riera; la pecosa le tendió su mano al rubio, el cual no tardó en tomarla, al levantarse la chica guió al de las alas rojas dentro de su habitación, cerrando la puerta corrediza del balcón y sentándose en su cama mientras observaba como el hombre se sentaba en la silla de su escritorio.

— ¿Por qué no estás con mi hermano? Es raro que te haya dejado venir.— pregunto la pecosa con una ligera sonrisa.

— me dijo que te cuidara, aparentemente tiene algo que hacer.— dijo el hombre.— hace unos días te vi hablando con Sakura-san, me alegra que vuelvan a ser las mismas.

— Si... Ángel y yo no solemos pelear así.— aclaro la peliverde.— ¿Mañana patruyaremos?

Hawks desvió la mirada:— No creo que...— antes de terminar la peliverde interrumpió.

— No estaremos en un sitio cerrado, no puedo dejar de hacer las cosas que usualmente hago, eso seria darle a Destro la Victoria sobre la batalla. No quiero que sea así.— dijo ella.— quieran o no iré.

El rubio sonrió ligeramente al escuchar las palabras de la que actualmente se encontraba con el ceño fruncido:— pensé que después de lo que pasó la última vez no querrías volver a salir para los entrenamientos o patruyajes.— la chica sonrio.

— Nop, soy terca como mula.— la chica sonrio, sin embargo su sonrisa se desvaneció.

El rubio río, el lo sabía, después de todo esa era una de las tantas cualidades que lo atraían hacia ella y la hacían realmente interesante:— así que no te preocupes, si algo nos secuestra de nuevo no dudaré en salvarte.— la chica acerco su rostro al del rubio mientras sonreía de forma gatuna, haciendo a este sonrojarse.

El rubio sin embargo en aquel momento recordó que la peliverde lo había rechazado, preguntándose ¿Es inútil toda esperanza de que me acepte ahora? ¿No volverá jamás a amarme como pensaba que lo hacía? El sabia muy bien que ella gustó de él, incluso que lo amó, aunque el ignora de dónde viene esa certeza. Definitivamente deseaba esperar, esa era su única esperanza para obtener lo que quería, aunque el tiempo le resultará muy largo: esperar; esperar hasta que ella no tenga deseo de amar a otro hombre en el mundo, esperar a que ella esté lista para abrirse a otras personas y no guardarse todo… Y si de esa tumba en la que _____ había decidido enterrar lo que sentía romanticamente resurge entonces el amor, su amor, se lo dará a ella y solo a ella, y así sería para siempre. Sabia que aquello era por el bien de la chica, esperar y reprimir sus sentimientos hasta que ella decidiera elegirlo era lo mejor, pero, sin embargo, no podía evitar tener pensamientos fatalistas pensando que ella jamás lo amaría, que jamás podría sentir la calidez del amor proveniente de la pecosa, cuando se imaginaba aquel escenario no podía evitar pensar que si algo como aquello pasara querría morir, definitivamente, después de todo ella era el único hogar que conocía.

Al ser entrenado desde pequeño nunca logró conocer realmente la calidez del cariño de alguien que realmente lo amará por quien era y no por lo que puede hacer, el quería  alguien que amara a la persona no al héroe, quería a alguien que amara a Keigo no a Hawks; Keigo estaba seguro de que la chica seria aquella que lo llenaría, llenaria ese espacio vacío en su pecho y así podría llegar a ser tan feliz como cuando se imaginaba una vida con ella, una relación con ella, porque eso era lo que él quería, amar y se realmente amado. De apoco ella se haba enterrado en su corazón, amenazando con jamás salir de el.

Bésame como si no necesitaras de nada más para poder respirar, bésame como si fuera tu último regalo en esta vida.Tan sólo bésame, por favor. — esos eran los pensamientos de Keigo en aquel momento.

Observandola, limitando a ver sus grandes y brillantes ojos, eran como un par de hermosas esmeraldas en las cuales residía una galaxia entera:— ¿Keigo? ¿Estas bien?— el escuchar su nombre el corazón del mencionado comenzo a latir con rapidez.

Solo ella y el que consideraba la personas más irrespetuosa del mundo se referían a el por su nombre, era extraño como podía sentir cosas diferentes dependiendo de quien lo pronunciara, cuando el villano y su rival de amor lo mencionaba se sentía incómodo, realmente lo odiaba, sin embargo, cuando ella lo hacía no podía evitar sentir un extraño cosquilleo en su abdomen.

— Si.— se limitó a decir el.— ahora lo estoy.

Con cuidado el rubio posó sus manos en la mejilla de la peliverde, acariciando esta con su pulgar y sintiendo el choque entre su fria mano y la cálida mejilla de la pecosa, mirándola a los ojos fue cuando se dio cuenta que realmente estaba enamorado, a pesar que se debió haber dado cuenta antes gracias a los constantes escenarios que hacía en su mente pensando en un futuro en el que el y la peliverde estuvieran juntos. Con una sonrisa en rubio se acercó más a la chica, cortando el contacto visual y besando su frente para luego unir esta con la suya.

— debo irme.— dijo el, se parándose y dirigiéndose hacia el balcón del cual saltó para comenzar a volar lejos, quedándose con un "te amo" en la boca.

La confundida pecosa suspiro y se dejó caer en su cama, mientras pensaba esta de quedo profundamente dormida, sin realmente caer en cuenta que no había puesto música para evitar soñar con Haile.

La habitación se encontraba sumida en la oscuridad, realmente no parecía que hubiera nadie en ella, ¿tal vez había despertado sin soñar nada? Esa era la pregunta que rondaba por la mente de la chica, aunque se encontraba completamente equivocada ya que aun seguía dormida, a pie descalzo la chica se bajó de su cama, observando que ya no estaba en los dormitorios de Yūei, se encontraba en una habitación de un hospital que ella conocía perfectamente. Con el corazón latiendo a mil y un espantoso hilo en la garganta se levantó de la cama, quería llorar pero no lo haría, no era típico en ella.

El olor a hierro le hizo sentir nauseas, después de todo no sabia si era por la gran puerta de hierro o por las diferentes manchas de sangre en la habitación, era un asco, ¿realmente había soportado un mes viviendo así? La chica ahogó un suspiro al comenzar a escuchar risas, por alguna razón seguía igual de asustada que antes. La pecosa giró sobre su propio eje, acostándose en la cama mientras temblaba.

El ruido de la gran puerta de metal abriéndose hizo a la peliverde temblar:— Hola.— dijo una voz masculina, una voz que conocía perfectamente.

Un escalofrío subió desde la zona lumbar de sus espalda hasta su cuello:— Mira, Lo siento mucho pequeña, no quería llegar a esto.— dijo el mientras acariciaba su cabello.

Ya sabia en que momento se encontraba, fue el mismo día en que la rescataron, un par de horas antes del rescate y después de que Yuki fingiera que la iba a asesinar:— ¿por qué no lo hiciste? Eso era lo que quería.— dijo ella sin girarse, por más que lo intentara la pecosa no podía controlar las acciones en su sueño basado en recuerdos.

— simplemente no pude, estoy muy arrepentido, realmente no espero que me perdones. Realmente lo siento mucho.— la chica se estremeció.— me arrepiento mucho, me dolió verte pidiendo que te asesinara, los heroes vendrán pronto. Te irás con ellos.

La peliverde se sentó en la camilla, deteniendo al hombre que antes estaba a punto de irse, al fin pudiendo tomar el control de las palabras que decía en su sueño:— gracias a ti ahora Tengo problemas, tengo preocupaciones, tenga la mente vuelta mierda. Es lo más breve que puedo ser. Porque ahora me puede tumbar una palabra, un gesto, una actitud.— Dijo ella, recordando el momento en el que Destro iba a secuestrada tan solo dijo una palabra que le hizo entrar en pánico gracias a que recordó a Haile.

— Aparento tantas cosas, si. Pero no lo notas porque seguramente estás por ahí haciendo quien sabe que para saciar tus gustos enfermizos. Me dañas y buscas regocijarte en eso, buscando algún tipo de satisfacción, pero, ¿sabes que? lo que consigues es ser mucho más miserable.— dijo ella al punto de las lágrimas.— Te odio como nunca he odiado ni odiare a nadie

— De pronto te fijas que pisaste algo que ya estaba tirado y roto, me rompiste cuando me quitaste algo que tanto esfuerzo me tomo tener, me quitaste mis alas. ¿Ahora te duele? ¿Te arrepientes?— dijo ella, caminando mientras se acercaba a Yuki y golpeaba su pecho.— Demasiado tarde, jamás ta perdonaré, quiero matarte. Tal vez no seamos tan diferentes.

— pedir disculpas no es suficiente, odio todo acerca de ti.—

El sonido de varios disparos se escuchó a la lejos, ambos se miraron el uno al otro, teniendo el conocimiento de que era lo que pasaba.

La chica despertó, sintiendo sus mejillas húmedas al igual que sus pestañas, su garganta ardía sin razón aparente, era como si hubiera estado gritando por un largo tiempo. No se sentía bien, sin embargo podía soportarlo, varias veces se repetía en su cabeza que ella podia con eso, sin embargo, no tardó mucho en levantarse para buscar a uno de sus hermanos. La chica limpió sus ojos mientras caminaba directo a la sala común, caminaba más rápido de lo que podía procesar la información sobre su entorno, por alguna razón aún pensaba que se encontraba en aquel hospital, razón por la cual comenzó a correr, se encontraba con los ojos cerrados, solos quería dejar de ver aquel hospital, quería que su cerebro dejara de cambia las imágenes.

La chica, al tener los ojos cerrados, terminó por chocar con el sofá, llevándose por encima de este y rodando en el suelo hasta que su espalda golpeó bruscamente con una de las paredes:— ¡Por Dios!— exclamó Uraraka, sorprendida.— ¿Te hiciste mucho daño?— la castaña se acerco a su amiga.

Katsuki, el cual aún se encontraba allí, se acercó a la chica con preocupación, después te todo habia visto a esta golpearse:— ¡Izuku!— grito ella mientras tapaba sus oídos con sus manos.

La castaña se sobresaltó, observando a Momo la cual también se encontraba en la sala común mientras intentaba calmar a una temblorosa peliverde, la chica se encontraba recostada en el suelo en posición fetal mientras tapa sus ojos y presionaba sus ojos para no abrirlos, temblaba y los demás no sabían que hacer. Sentia como si el nudo de su garganta le impidiera respirar.

Con desesperación Bakugo y Ochako llamaban al peliverde mientras que Momo intentaba calmar a la chica, cualquiera de los dos les servía:— ¡Maldito Deku de mierda! Aparece, por primera vez deja de ser un maldito inútil.— gritaba Bakugo.

La castaña salió de los dormitorios, entrando al bosque donde Izuku solía practicar, encontrando a este charlando con Shinso y Todoroki:— ¡Deku-kun!— comenzó a decir Ochako, agitada, después de todo tuvo que correr bastante.

Los tres chicos al ver el rostro de Uraraka corriendo hacia ella, se encontraba asustada:— Uraraka-san ¿qué sucede?— pregunto Izuku.

— Es... es tu hermana.— solo eso bastó para que el chico usara el one for all para correr hacia adentro de los dormitorios, la chica y los dos chicos se apresuraron a imitarlo.

Izuku al ver a su hermana corrió hacia esta:— _____, ya estoy aquí.— dijo el, tomando a su hermana.

Al escuchar la voz de su gemelo la pecosa se lanzó a abrazarlo:— Lo vi otra vez.— dijo ella en un débil susurro, Izuku chasqueo su lengua. La peliverde abrazo a su gemelo con fuerza mientras decía repetidas veces el nombre de su Izuku. Tenia miedo.

(...)

La chica de cabellos rizados se encontraba comiendo un plato de Katsudon que su hermano le había dado mientras que miraba su serie animada favorita:— que tonto.— río la chica mientras miraba al televisor y masticaba un pedazo de cerdo.

El dolor de garganta seguía, sin embargo no era tan molesto como antes:— ¿Quieres algo más?— pregunto el peliverde mientras acomodaba el cabello de su hermana.

— No... ya estoy bien, solo necesito que no te alejes de mi.— dijo ella con una sonrisa.

Izuku asintió, sentándose a un lado de su hermana, abrazandola por los hombros mientras esta terminaba de comer:— gracias.— susurro la chica, apoyando su cabeza en el hombro del más alto.

El mellizo mayor sonrio, sabia que no estaba bien, sin embargo, estaría con ella por el tiempo que fuera necesario para que realmente estuviera bien.

La pecosa se desplomó en su asiento, escuchando a su profesor:— el director Nezu y los demás profesores hemos notado que han estado bajo mucho estrés últimamente.— comenzó a hablar el azabache.

— han pasado muchas situaciones desafortunadas, por eso, para liberar su estrés. Hemos decidido que hoy sería el día de la familia.— dijo Midnight mientras sonreía.

Lo cierto era que los maestros se habían enterado de la situación de ayer, razón por la cual decidieron hacer aquello para desestresar a la pecosa y que pudiera pasar un buen rato con su madre:— ¡Pasen! — dijo present mic con su habitual sonrisa.

La primera madre en pasar fue Inko Midoriya, razón por la cual varios y chicos y chicas se arreglaron, después de todo se encontraban en presencia de la que podía ser su futura suegra:— ¡Mami!— grito la pecosa, lanzándose a abrazar a su madre al mismo tiempo que su mellizo.

El resto de padres no tardaron en entrar, algunos hablando o peleando con sus hijos:— Mis niños, los extraño mucho en casa.— dijo la mujer mientras abrazaba a sus hijos.

— espero estés cuidando mucho a tu hermana, Izuku, y que también dejaras de lesionarte.— el mencionado sonrio.

La pecosa río:— te extrañamos mucho.— dijo ella, abrazando a su madre aún más.

— ¿Quieres ir a saludar a los padres de tus amigos? Al parecer están esperando que vayas.— dijo Inko, soltando una pequeña risita.

— esta bien.— dijo ella con una sonrisa, acercándose a la familia de Bakugo.

— ¡Mi niña hermosa!— la mujer rubia se lanzó a abrazar a la pecosa.

La chica río mientras que por su parte Masaru acariciaba su cabello, Inko se acercó a la familia Todoroki, después de todo al conocerlos no podía evitar ir a saludarlos, Shinso por su parte recordó las palabras de Ojiro y Tokoyami, estremeciendose al pensar que podrían estar planeando un compromiso.

— ¡Papá!— exclamó la pecosa mientras Masaru revolvía su cabello, endeavor no pudo evitar girar su cabeza, haciendo que sus hijos pensaran que había roto su cuello.

— ¿Papá?— pregunto el pelirrojo, Inko no tardo en responder.

— mi hija suele decirle así al señor Bakugo, después de todo el fue su figura paterna desde que era una niña, mis hijos no pudieron conocer a su padre.— dijo a peliverde.— después de todo vive en el extranjero.

— entiendo.— dijo Rei, intentando que su esposo se calmara.

La pecosa reia mientras Mitsuki regañaba a Katsuki y Masaru intentaba detenerlos:— iré a saludar a la familia Todoroki, nos vemos luego.— dijo ella, razón por la cual la madre de Katsuki golpeó a este mientras le decía que era su culpa que la chica se hubiera ido.

— ¡Rei-san!— la pecosa abrazo a la albina mientras que Fuyumi se unía a aquel abrazo.— Fuyumi, las extrañé.

— Ay, yo a ti hermanita, todavía tengo mucho que enseñarte sobre hacer chocolates. Debes seguir visitandonos.— dijo la albina con algunos cabellos rojos.

— te extraño, mi niña, la casa se siente tan vacía sin Shoto y tu.— la pecosa sonrio, separándose de ambas para abrazar a Endeavor.

El hombre le entregó una caja a la peliverde antes de abrazarla:— es de la colección primavera verano, no se nada de vestidos, pero me gustaría que te lo pongas.— la chica sonrio con un lijero sonrojo, se encontraba apenada.

La chica sonrio, aquella sonrisa calentó el frío corazón del hombre:— ¡Gracias!— la pecosa abrazo al pelirrojo.

Fuyumi suspiro, después de todo Shoto, ella y Natsuo solo recibían lo necesario:— si quieres puedes decirme papá.— dijo el hombre, revolviendo el cabello de la peliverde.

La peliverde pensó aquello por un momento:— Esta bien, papá.— dijo ella con un lijero sonrojo, aquello hizo al gran héroe número uno quedar fuera de combate.

Al separarse de Enji la pecosa corrió hasta Natsuo, lanzándose a sus brazos y uniéndose a el en un abrazo, el albino comenzó a dar vueltas con la chica en brazos mientras ambos reían, aquello hizo al menor de los tres hermanos fruncir el ceño:— te extraño mucho pequeño arbusto.— dijo el albino, aún con la chica en brazos, besando una de las mejillas de la peliverde.

— bueno, eso también me sirve.— dijo Endeavor, observando la escena.

Rei piso a su esposo, señalando al mitad mitad que observaba a su padre con más fastidio del habitual:— tu eres el que no llama.— dijo ella con una sonrisa.

— un chico extraño con cabello negro y quemaduras me lo robó hace un tiempo, incluso casi me mata, es muy extraño.— dijo el albino, bajando a la chica.— el uniforme de UA te queda muy bien.

— ¿verdad que si?— la chica giró sobre su propio eje mientras sonreía.

— ¡_____-chan! Ven a conocer a mis padres.— dijo Mina mientras interrumpía al chico y la chica.

— ¡_____! Mis padres quieren saludarte.— dijo Eijiro, tomando la mano de la chica, Mina tomo la otra halando a la mencionada hacía ella.

— Yo llegué primero.— dijo ella con una sonrisa.

— Oye, ven a conocer a mis padres.— dijo Denki, llegando de repente, refiriéndose a la pecosa.

— arbusto, mis padres quieren conocerte, les he hablado de ti.— dijo Sero.

— _____-chan, te quiero presentar a mis padres.— dijo Ochako, llegando de repente.

Tensei observo a su hermano, Tenya se encontraba nervioso, después de todo queria que la pecosa conociera su hermano, sin embargo, no quería darle más problemas. Ojiro, Shoji, Sato y Tokoyami reian ante la situación en la que se encontraba la peliverde, mientras que por su parte está observaba a los cuatro chicos con cara de pocos amigos:— creo que iré a saludar a los padres de Momo.— dijo al pecosa, escapando de aquella situación y llegando hacia donde se encontraban las familias de Momo y Kyoka.

— Señor Yao.— dijo la chica, haciendo un saludo especial que había inventado junto con el padre de su mejor amiga.

Al terminar el saludo el hombre acomodó su traje;— un gusto verte de nuevo, pequeña.— dijo el hombre, sonriendo.

— Señora Yao.— la chica abrazó a la azabache mientras esta acariciaba el cabello desordenado de esta.

— ¿estás usando el acondicionador que te compre?— pregunto la mujer, la chica asintió.— deberé comprar un importado, bueno, todo por ti querida.

— Kyoka y Momo nos estaban contando de la pijamada que hicieron contigo en las vacaciones.— dijo la madre de Jirou.

La pecosa intentó contener las risas, evidentemente no había tenido una pijamada solo con ella recientemente:— si, amo pasar el tiempo con ellas.— dijo ella mientras sonreía, intentando cubrir a sus amigas.

— por cierto, Kyoka nos dijo que tienes una voz hermosa, ojalá nos dejes escucharte algún día.— la pecosa casi se atraganta con su propia saliva al escuchar aquello.

— Bueno... no suelo cantar mucho, solo cuando estoy aburrida o cuando mis hermanos me lo piden.— la pecosa sonrio de manera nerviosa.— por cierto, ¿aún saldremos en verano? Quiero ir de compras antes de eso, compraré un nuevo traje de baño.

— Oh, por supuesto, cualquier día que quieran puedo enviar un chófer para que las recoja en la academia.— dijo el padre de Momo con una sonrisa.

(...)

— ¡Tu puedes ____! Acabalos.— dijeron Rei y Mitsuki al unísono.

— ¡Tu puedes hija!— grito Inko.

El ser el día de la familia no era impedimento para que la clase 2-A siguiera con sus entrenamientos habituales, razón por la cual todos se encontraban animando a sus hijos.

— ¡Destruyelos!— dijo Enji mientras reia.

— ¡Tu puedes hija!— dijo Masaru, haciendo que le pelirrojo lo observara con cara de pocos amigos.

Los padres de Momo y Kyoka se encontraban agitando un par de banderas verdes que tenían la palabra "Ikaro" escritas en ella:— ¡Comiencen!— la peliverde no tardó mucho en inmovilizar a Katsuki, usando el hielo de Shoto en su contra mientras este intentaba darle.

— muy lento.— dijo esta, burlándose, sin embargo la pecosa resbaló junto con el mitad mitad, quedando este sobre ella.

— ¿Quien mierda se resbala con su propio hielo?— gritaba Katsuki, haciendo una gran explosión que lo liberó.

— ¿Eh? ¡Falta! Fue falta entrenador.— dijeron Masaru, el señor Yaoyoruzu y el padre de Jirou al unísono.

Tensei observo la escena con gracia, después de todo la mayoría de padres — si no es que todos — apoyaban a la pecosa.

— ¡No puedes ganarme! Aún estas débil.— dijo Katsuki, intentando dirigir una explosión hacia Shoto y la pecosa para que ambos quedaran fuera del ring, sin embargo la peliverde solo usó esto para descalificar a Shoto.

Con rapidez la chica atacó a las piernas de Katsuki, su punto débil, después de todo no podía usar su Quirk en ellas, usando un látigo de agua la pecosa lanzó al rubio fuera de la arena, terminado con ella con vencedora. Varios gritos de apoyo se escucharon.

Mitsuki corrió hacia la chica, la cual se encontraba medianamente desanimada por lo anteriormente mencionado por Katsuki:— me alegra que le dieras una lección a mi hijo.— la peliverde sonrio, desganada.

La chica se acercó desganada hacia el borde de la gran arena en la que se encontraban, depsues de todo luego del punto de descalificación se encontraba una caída de cinco metros, para así poder medir los límites, al notar esto Izuki se acercó a su hermana con preocupación.

— no puedes acercarte así a lugares con alturas, te puedes caer.— la peliverde sonrio, haciendo caso a su hermano y alejándose a la orilla.

Izuki sonrió y se dirigió hacia donde estaba previamente, su hermana era bastante consciente y eso le gustaba, sin embargo, Mitsuki detuvo a la pecosa antes de que se alejara por completo de la orilla.

— Mira, cariño, ni tu madre ni yo te prohibimos las cosas porque puedes hacerlo, no tiene que venir ningún hombre a que te venga a prohibir, mucho menos tu hermano, porque si tu madre ni mucho menos yo te prohibimos, ningún estupido va a venir a prohibirte nada.— la rubia acaricio el cabello de la peliverde mientras los demás observaban.— porque tu no eres objeto, ni animalito, para que te tengan amarrada y decir lo que tienes que hacer, ni tienes 3 años para que te digan si puedes o no puedes, así como hizo Katsuki, no lo permitas. Nunca te vayas a encontrar un hombre, ______, que no te vaya a dejar hacer cosas que tu madre y yo si te dejamos hacer. Tu tienes un Quirk los suficientemente bueno para sostenerte si caes, así que ve y salta si así lo quieres.

La chica sonrio con ilusión.

Extra:

Dabi estornudó, sin embargo no tardo mucho en recomponerse:— salud.— dijo spinner mientras afilaba sus espadas.

Dabi se limitó a aclarar su garganta mientras revisaba el teléfono de su hermano, específicamente las conversaciones que este tenía con SU ______.

Lo , lo se, llevo tiempo sin publicar.

Sucede que fui a otra ciudad por un tiempo y allí no tenía mi computadora, pude usar mi teléfono, pero realmente.ente no me gusta.

Espero les esté gustando y estén disfrutando la tranquilidad, por ahora.

Si están en un maratón este el momento en el que descansas, tomas agüita y esperas hasta mañana para que salga otro cap :)

Mañana seguiré con lo del día de la familia, verán la reacción de los otros padres :D

Opiniones del cap aquí->

Lxs amo

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