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68

"Dabi, Eri y perdón."

— Agh, hay que parar.— dijo el rubio, cansado.

— Literalmente llevamos quince minutos caminando.— dijo la mujer mientras cargaba su arma.— no falta mucho para llegar a Yūei.

— Agh.— se siguió quejando el rubio.— ¿por qué el jefe dejó de enviar a Geten a estas cosas?

La mujer de piel pálida se acercó a el y susurro al oído del rubio:— al parecer esta enamorado de la niña.— el hombre jadeo con sorpresa mientras que la mujer asentía con los ojos cerrados.

— Ey, el chisme está fuerte, ¿a ella le gusta Geten?— pregunto el hombre, alargado la E de la primera palabra.

— por ahora no se, pero hay que tener cuidado con la liga.— aquello confundió al rubio.

— ¿qué no estaban de nuestro lado?— pregunto, ladeando la cabeza.

La mujer se volvió a acercar al hombre y susurro en su oído:— al parecer también están enamorados de esa niña.— el rubio se llevó sus manos a su boca, sorprendió.

— ¿Esa niña con mirarte te enamora o como?— la mujer negó.— a ver muestrala.

La mujer de cabellos rojos tomó su teléfono, abriendo la galería y mostrándole una foto de la pecosa, después de todo no podía ir a Yūei sin saber cual era su objetivo:— Ah, pero si esta saludable.— dijo el rubio tomando el teléfono y haciéndole zoom a la foto.

— le tomaron esa foto el día que el jefe intentó secuestrarla.— dijo la mujer dándole un golpe al hombre en la cabeza.

— ¿Por qué vamos a Yūei y no simplemente vamos a su casa? ¿Acaso le vamos a pedir ayuda a un héroe o como?— aquella pregunta hizo que el hombre se ganara otro golpe.— ay, tratame bonito que así no funciono yo.

— A ver, animal, ¿qué no ves televisión? Ella es alumna de Yūei.— dijo la pelirroja.

— ¡No!— exclamó el rubio, tramando su boca.— entonces...¿ella que hace enamorando villanos? Escándalo, es un escándalo.

— por eso vine, por el chisme.— confesó la pelirroja.— usualmente no vienes a trabajo de cambo, ¿qué haces aquí?

— perdí un piedra, papel o tijera.— confesó el rubio casi de inmediato.

— de todos modos, tenemos que tener cuidado con los de la liga, pueden aparecer en cualquier momento...— la mujer vio aquel arbusto justo en medio de la acera por lo cual ambos se detuvieron.— un arbusto...

— y una cebra de peluche.— agregó el rubio.

— un momento...¿que hace una cebra de peluche aquí?— dijo la pelirroja.— si estamos en la acera no debería haber cebras...

— es cierto...debería ser un insecto.— dijo el rubio.

Rápidamente la cebra de peluche fue absorbida por el arbusto, siendo esta remplazada por una libélula de juguete:— okey, ahora si está bien.— dijo la pelirrojo con una sonrisa.

— bien hecho, arbusto, bien hecho.— dijo el rubio mientras sonreía.

Un cuchillo comenzó a sobresalir del arbusto, haciendo que las luces de la calle lo hicieram brillar:— ¿acaba de salir un cuchillo de ese arbusto?— pregunto la mujer.

— eso creo, ¿no ves?— dijo el rubio, señalando lo obvio.

— pero eso es imposible, los cuchillos no crecen en arbusto.— dijo ella achinando sus ojos sin embargo el rubio suspiro.

— ¿qué acabas de ver?— dijo el con el mismo todo de antes.

— o sea si pero...— antes de terminar la mujer fue interrumpida.

— ¡¿Que acabas de ver?!— interrumpio el, señalando lo "obvio."

— esta bien, pues...— antes de terminar el cuchillo que residía en aquel arbusto fue lanzado, cortando el cuello de la pelirroja.

La sangre que emergía de lar arterias del cuello que fueron cortadas salpicaron en el rostro del rubio, haciendo a este limpiarse los ojos y casi de inmediato alzar sus manos en forma de rendición:— No como plantas, no soy vegano, esto de tu lado.— dijo el con un miedo evidente.

Un chica rubia con dos moños a los costados de su cabeza emergió de aquel arbusto, haciendo al otro rubio jadear con sorpresa:— No me mates, antes estábamos del mismo lado.— dijo el, arrastrando las palabras en forma de queja.

— lo siento, _____-chan es muy importante para mi.— dijo la rubia, luego de eso río y lanzo su cuchillo justo en la frente del hombre, matandolo al instante y sonrojandose gracias a la emoción.— sabia que mis disfraz funcionaría.

La chica dio saltitos de emoción:— Así es Toga-chan fue genial. En realidad fue horrible.— dijo Twice con emoción.

Dabi suspiro con cansancio:— mi turno acabo, iré por ron y un teléfono para hablar con ella, debe estar despierta viendo anime.— dijo el pelinegro, suspirando.

Una aburrida ____ se encontraba en su habitación comiendo gomitas, su hermano mayor se encontraba vigilando y asegurándose que ninguna persona desconocida estuviera en el perímetro de la UA, por su parte su mellizo se en encontraba entrenando con All might, los demás alumnos de la clase A se encontraban haciendo distintas cosas por lo cual no los quería interrumpir. Con pereza la peliverde tomo su teléfono, leyendo distintos mensajes que había llegando hace no menos de cinco minutos, la mayoría de estos pertenecían a estudiantes de la clase B o números desconocidos, asumiendo que eran los de la liga. Una llamada interrumpió esto, razón por la cual la pecosa no tardó en contestar.

— Buenas noches, preciosa.— dijo una voz ronca y dulce para los oídos de la pecosa.

— Touya.— dijo esta con una sonrisa.— me alegra que llames.

— no tengo dinero.— se apresuro a decir el pelinegro, sin embargo luego no pudo evitar reír ligeramente.— asómate a tu balcón.

La pecosa, con una sonrisa en los labios, se levanto de su cama y camino hasta el balcón de su habitación, encontrando al pie de este a un sonriente pelinegro con su teléfono en el oído:— vaya, por algunas razón te ves linda.— dijo el ojiazul en un tono gracioso.

— te diría que eres feo, pero, no digo mentiras.— dijo la pecosa, mirando al chico.— ¿si saltó me atrapas?

— No lo dudes, preciosa.— el hombre pasó su lengua por sus labios, colgando la llamada y guardando el teléfono en su bolsillo.

La pecosa, por su parte, había entrado a la habitación para dejar el teléfono en su escritorio, al regresar al balcón se sentó en la barandilla de este, observando hacia abajo para luego saltar y ser recibida por Dabi quien la sostenía de la cintura. Gracias a que ambos mantenían el contacto visual, esmeraldas y zafiros se cruzaron, el pelinegro se encontraba plenamente feliz al poder ver y tocar a la pecosa.

— Touya, ya me puedes bajar.— dijo la pecosa, intentando tocar el suelo con su pies.

El hombre obedeció la orden de la chica:— aún no se como logras entrar, pero, estoy agradecida.— dijo la pecosa con una sonrisa.

— lo se, soy genial.— se limitó a decir el pelinegro.

— Deberias lavar tu cabello cuando me visites, me gusta más cuando esta blanco, aunque, eres hermoso de cualquier manera.— la pecosa sonrio.

Dabi observaba a la chica, solo se limitaba a escuchar y observar, después de todo no faltaba mucho para que tuviera que irse:— lo consideraré.— el hombre tomó uno de los mechones de cabello sueltos de la chica y lo beso, haciendo a esta sonrojarse.

— besame.— ordeno el pelinegro.

— ¿cómo?— dijo la pecosa completamente sonrojada.

La mirada del hombre era feroz, haciendo a la pecosa sentirse como un conejo que era vigilado por un lobo, si alguien viera aquella situación seguramente pensaría algo como eso:— ¿sabes...? Mejor me serviré yo solo.— el pelinegro comenzó a avanzar, haciendo a la chica comenzar a retroceder por instinto y chocarse con una pared.

— te ves tan linda cuando estás nerviosa.— dijo el hombre, burlándose de la situación de la pecosa mientras acortaba la distancia entre ellos.

— ¿nerviosa? ¿Quien está nerviosa?— dijo ka pecosa mientras desviaba la distancia.— Oh, mira la hora, ya es...

Antes de poder terminar el hombre, agarrando la cadera de la chica lo atrajo hasta el, haciendo la distancia entre sus cuerpos completamente nula, con su mano libre el pelinegro comenzó acariciando el cuello de la chica, pasando su tacto hasta su rostro:— mataré a todos los que quieras o los que te hagan infeliz. Si alguien amanezca a tu seguridad me desharé de él.— dijo el, rozando sus labios con los de la pecosa.

Los ojos de ambos se encontraron, haciendo que el pelinegro, algo brusco y casi de inmediato, uniera sus labios con los de la peliverde, sorprendiendo a esta, sin embargo, cuando noto la necesidad en el hombre no tardo en corresponder su beso; los dedos de la pecosa se encontraban acariciando el cabello de Dabi, agarrando este con poca fuerza, hasta que noto como un gruñido salía de la garganta de este. Sus labios se tocaron una y otra vez, sus lenguas jugueteaban. Parecía que ambos competían por ver quién era más rápido, más placentero.

_____ soltó un jadeo y se separó unos segundos para tomar aire, notando como la pálida y en parte quemada mano de Dabi se introducía bajo su camisa, comenzando a acariciar su espalda. No tardaron mucho tiempo en volver a unir sus bocas. Esta vez, fue un beso lento y profundo que dejó a ambos sin respiración. Ambos se anhelaban tanto el uno al otro, olvidándose de su alrededor, concentrados en besarse y por parte de Dabi, querer comerse a la pecosa.

— si al final no eres mía, juro que te robaré.— dijo el hombre con su respiración agitada al separarse del beso.

El pelinegro tocó los labios de la peliverde, mientras sostenía su barbilla, con su pulgar toca el borde de sus labios, haciendo a la pecosa sentir un cosquilleo en estos, era como si Dabi dibujara los labios de la chica, los labios que desea:— tengo que irme.— susurro el hombre en el oído de la chica, mientras acariciaba la cintura de esta.

El hombre suspiró, realmente no quería irse de aquel lugar, sin embargo, no planeaba ser descubierto; con pereza el hombre dirigió sus labios al cuello de la pecosa, mordiendo este y haciendo a esta jadear de dolor, al final el hombre terminó por plantar un pequeño beso en donde recién había mordido. alzando su mirada y estando a milímetros del rostro de la chica el hombre habló.

— la próxima vez que nos veamos, no serán solo besos.— susurro el hombre, rozando sus labios con los de la peliverde.

El hombre se separó de la chica, comenzando a caminar y perdiéndose entre los árboles, cuando la peliverde por fin noto la distancia con el pelinegro sus piernas temblorosas sedieron, haciendo que su espalda se deslizará en el muro y terminará sentándose en el pasto. Su rostro estaba completamente caliente y obviamente rojo, su corazón latía rápidamente casi al punto en el que ella creía que este explotaría.

— Uno de ellos me matará algún día.— dijo ella, liberando el aire de su boca.

— ¿dónde estabas?— pregunto Izuku a su hermana, cruzado de brazos.

La pecosa aclaro su garganta:— Bueno, estaba yo, aburrida en mi habitación, cuando de repente me dio hambre y dije: "oh, tengo hambre." Así que salte por mi balcón a tomar una manzana de alguno de los árboles de afuera y comerla.— narró la chica de manera dramática, intentando que eso ocultara lo pésima mentirosa que era.

— ¿y donde está la manzana?— pregunto Izuku mientras movia su pie.

— en mi estómago.— dijo la pecosa mientras señalaba este.— es obvio que ya me la comí.

— ¿sin lavarla?— pregunto el pecoso.

La gemela de Izuku resopló:— use uno de los dones de agua que copie, no soy estupida.— dijo, intentando señalar lo obvio.

El peliverde suspiro:— está bien, te creo...en un rato viene Eri-chan, quiero que la conozcas.— dijo el chico, acercándose a su hermana.

— si, en festival estaba en un funeral y luego me secuestraron.— dijo la pecosa con diversión.— aunque el las fotos que me mostraste se ve como alguien dulce.

El chico suspiró, tomando uno de los mechones de cabello de la chica:— ¿por qué no amarras como siempre?— la pecosa se atragantó con su propia saliva al escuchar aquello.

Espantando, Izuku dio golpecitos en la espalda de su hermana mientras esta tocia casi al punto de ahogarse. Habia soltado su cabello para evitar que la marca de la mordida de Dabi se notara:— nada más quería variar un poco, solo lo suelto para dormir.— divagó la pecosa, sintiendo un horrible dolor interno en su garganta.

— ¿estas bien?— pregunto Izuku, preocupado.

— si, lo estoy.— dijo la peliverde, poniendo su mano en el hombro de su hermano.

El chico abrazo a su hermana por los hombros, haciendo que esta abrazara su cintura, así comenzando a caminar a la sala común en donde ya estaban Mirio, Eri y Aizawa, la pequeña niña al ver a los mellizos entrar se confundió demasiado, haciendo que comenzara a ver a los dos con confusión; la diferencia entre los mellizos era mínima, eran casi idénticos, si la chica fuera hombre seguramente sería una copia exacta de su hermano.

— Deku y...¿Deku?— dijo la oji escarlata con confusión. Los gemelos se miraron el uno al otro y ladearon la cabeza con confusión hacia el mismo lado.

Aquella acción espantó a los estudiantes de la clase A que se encontraban allí y confundió mucho más a Eri, ambos sonrieron al tiempo y se acercaron a la niña:— Eri-chan.— dijeron ambos peliverdes al tiempo, haciendo que volvieran a mirarse con confusión.

— Habla tu primero.— dijeron al tiempo, Cortesmente.— no, tu primero, insisto.

Ambos se sorprendieron:— Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal.— volvieron a hablar al tiempo.— Cuenta cuántos cuentos cuentas, porque si no cuentas cuántos cuentos cuentas, nunca sabrás cuántos cuentos contaste.

— deja de imitarme Izu/____.— volvieron a decir al tiempo.— yo no te estoy imitando.

— la mejor comida del mundo son los dangos/ es el Katsudon.— dijeron ambos, para luego suspirar.— ¿de qué hablas?, el katsudon es mejor/ los dangos son mejores.

— que bueno que no estamos de acuerdo, ya me estaba comenzado a asustar.— dijeron ambos para luego reír y devolver su mirada a Eri.— Eri-chan, ella es mi hermana _____/ soy la hermana de Izuku, _____.

Un silencio reinó en el lugar, después de aquella escena el cerebro de todos se había apagado por un momento:— es un...un gusto.— dijo Eri de manera tímida.

La pecosa sonrio, haciendo a la albina sonreír de la misma manera, después de todo las sonrisas de los mellizos eran algo realmente contagioso:— ha pasado un tiempo, Mirio-san.— dijo la pecosa observando al rubio.

El chico sonrió, se acercó a la chica y revolvio su cabello, al estar en la agencia de Sir Nighteye el también se encontraba al tanto de la situación de la pecosa:— espero te estés cuidando.— dijo el con una sonrisa, haciendo a la chica asentir.

La pequeña niña extendió su mano para que la pecosa la tomara y así se saludarán como Mirio le había enseñado, la peliverde tomo la mano de esta sin realmente pensarlo mucho, el hecho de que un pequeño cuerno creciera en la frente de la pecosa hizo que se separaran:— me había olvidado de esto.— dijo ella observando la palma de su mano.

Eri observo a la pecosa con asombro:— ¡Eres como yo!— dijo ella con emoción.

— podría decirse que si.— dijo la peliverde con una sonrisa, no quería quitarle la ilusión a la pequeña niña.

— te están esperando en la entrada.— dijo Aizawa, señalando esta, interrumpiendo la conversación entre la niña y la chica.

(...)

— Entonces, ¿para qué me llamabas?— pregunto al peliverde mientras observaba a la albina.

La mujer sonrió, avergonzada:— siento como te he tratado en estos últimos días.— dijo ella con la mirada gacha.

— Ángel, fue como si me echara la culpa de haber cambiado.— dijo la pecosa, haciendo que la mujer se sorprendiera al escucharla tratarla de "usted."

— se que estuve mal, nada fue tu culpa, el normal que después de lo que hayas pasado seas diferente. Pero debes entender que no quiero que seas como ellos.— era obvio que la mujer se refería a sus dos hermanos.— tenia miedo que te dejaras llevar por tu parte malvada, se que eso no me justifica, pero de verdad me preocupo por ti. Tu eres como mi hija.

Aquella declaración hizo que la pecosa dudara por un momento, sin embargo, permaneció con su semblante firme:— deje de estar molesta por eso ya hace tiempo, pero, ¿por qué me mentiste?— dijo la pecosa, desconsertando a la mujer.— me dijiste que la angelicales viven más, que siempre estarías, ¿por qué no me dijiste que morirías a temprana edad? ¿es por eso que querías escoger una sucesora?

La mujer suspiró:— no te escogí por eso, lo sabes, no quería darte una carga más, no quería que te preocuparas por mi muerte.— dijo ella con una sonrisa.

— ¿cómo será?— pregunto la pecosa.

— como caer en un sueño, al guante día morire mientras duermo, no sufriré.— dijo ella, acercándose a su sucesora y acariciando el cabello de esta.— no te preocupes, en parte me alegra que tengas doble naturaleza, tu vivirás lo mismo que una persona normal.

— ¿no tienes miedo?— pregunto la peliverde, la mujer negó.

— desde pequeña mis padres me enseñaron que moriría a temprana edad, me enseñaron que debía vivir una vida sin arrepentimientos.— la de ojos azules colocó un mechón detrás de la oreja de la pecosa sonrio.— de lo único que me arrepiento ahora es de haberte tratado de esa manera la última vez.

El labio de la peliverde había comenzado a temblar, sus ojos ardían:— se que no lo digo mucho, pero, estoy orgullosa de ti. Eres mi mayor logro _____.— la chica no pudo contenerse más y se lanzó a los brazos de su maestra mientras lloraba.

La mujer sonrió, devolviendo el abrazo de la pecosa mientras acariciaba su cabello:— te perdono, pero, por favor no te mueras.— la mujer río gracias a la actitud de la chica.

— tranquila, no moriré hasta que te vea cumplir tus sueños.— la mujer plantó un beso en la frente de la pecosa, separándose un poco de ella.— por cierto, debes hablarme de quien mordió tu cuello.

Un escalofrío subió por la espalda de la chica:— Vieja chismosa.— susurro la pecosa mirando hacia otro lado, haciendo un puchero.

— ¿cómo?— pregunto la mujer, con el ceño fruncido y una sonrisa de fastidio.

— ¡Estufa hermosa! En la cocina de la residencia hay una estufa hermosa, deberíamos preparar algo juntas.— se apresuro a decir la chica.

La mujer río, separándose de la chica para abrazarla por los hombros y comenzar a caminar hasta los dormitorios de la clase 2-A:— desde niña eres muy irrespetuosa.— dijo la mujer revolviendo el cabello de la peliverde con su mano libre, haciendo a esta reír.

— solo contigo.— dijo la pecosa, golpeando la cadera de la mujer con la suya.

Ambas rieron.

Yo: Feliz navi-

Twice: Espera, Muff, yo tengo más carisma. ¡Feliz navidad! Espero les vaya muy mal.

T/N: creo que así no era.

Yo: — suspiro. — aquí vamos.

Izuku: traje café calentito para todos — Sonrie tiernamente.—

T/N: mi hermanito es el mejor. ¿Trajiste con crema? Oh, damelo todo.

Shinso, Hawks y Dabi: Así me decías anoche.— se miran el uno al otro con enojo. —

Yo: ¡Ey!

Shoto, Kirishima y Denki: — Aparecen con gorritos de navidad.— hola.

Present Mic: la juventud.

Izuki: Callate, pelo de plátano. — se acerca a T/N y la abraza de manera posesiva.— al que se acerque lo mato.

Yo: Bueno, en fin, feliz navidad a todxs, los quiero mucho. Muchas gracias por apoyarme en este fic.

Toga: felices fiestas, no olvides, con el agua oxigenada puedes quitar los rastros de sangre de tus regalos. — dijo Toga con un sonrojo y una sonrisa.—

Mr. Compress: espero tengan la mejor navidad del mundo, hace una corta reverencia y sonríe.

Geten: Feliz navidad.

Todos: ¡Que pases felices fiestas! Gracias por leernos.

Tengan felices fiestas.

Lxs quiero.

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