Capitulo 2
Acelere el motor todo lo que daba y salí disparo por el muelle, rodando los autos a mi lado, buscando alcanzar el primer lugar.
Iba de tercero y llegar al primer lugar me fui tan fácil, los novatos que corrían a mi lado me la estaban poniendo facil.
Solo uno me daba la talla entre los cincos que corrían conmigo.
Y ese era Brayan, mi rival.
Alguien que no me pasaba ni en pintura. Pero a mí ni me importaba.
Di un frenazo al llegar al final del muelle, metí el cambio y gire el volante dando un giro de noventa grados para luego meter el otro cambio y acelerar el motor a todo lo que daba, fijando mi vista en la linea de llegada al inicio del muelle.
Sintiendo a Brayan rugir el motor atrás de mi auto, así que gire hacia los lados evitando que pasara, riéndome de el.
Sabiendo que estaría furioso y decíamos que mi auto se volcara.
Mire la línea y la gente gritar al frente y acelere un poco más, sintiendo la adrenalina tomar mi cuerpo y frenar justo en el momento indicado, llegando a las personas sin tocar ni una.
Viendo como todos rodeaban mi auto y celebraban mi llegada.
Yo bajé y recibí palmadas en los hombros y uno que otro beso en los labios por parte de algunas chicas. Sonreí con superioridad y recibí mi premio, guardando los billetes en mi bolsillo de la chaqueta y mirando a Brayan con una sonrisa.
Mientras que el me fulminaba con la mirada.
Vi como Kendall se acercaba a mi y yo me prepare.
—¿Tienes mi dinero?. — se puso frente a mí con dos hombres a sus lados.
—Mañana lo tendré completo. —mire cómo podía huir del sitio.
A Kendall le debía un dinero de una apuesta por una carrera.
—Mañana ya es muy tarde. —yo metí la mano en mi bolsillo y apreté la faja de billetes.
A Kendall le debía dos mil grandes, mientras que está carrera solo gane mil, Pero a el no le daría ni medio.
—Te lo prometo mañana tendrás todo. —lo ví acerle una señal a sus hombres y yo saqué mi manos y lance los billetes al aire viendo como la gente a nuestro alrededor se ponía loca agarrando dinero y yo corrí a mi auto.
— Atrapenlo imbéciles. —les grito Kendall a sus hombres, Pero yo fui más rápido y subí al auto acelerado todo lo que daba y saliendo del muelle.
Ya otro día lo vería.
Por ahora voy a beber.
Marque el número de Lizzie y la busque en su casa, a pesar de estar molesta conmigo, no se resistía a mí.
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—Sabes que estoy molesta contigo. —me decía mientras bailabamos entre la multitud.
—Lo se, Pero es que no dije una mentira. —ella rodo los ojos.
—¿Cuando me pedías que sea tu novia?. —me pregunto.
—Sabes que solo quiero vivir al máximo sin ataduras. —le dije y aunque se que esas palabras la lastimaron, no podía mentirle.
Y ella así me había aceptado.
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Raily:
Pase a recoger a Olivia a su casa y la lleve a cenar a un restaurante elegante.
—Este lugar es muy hermoso Rai. —me dijo mientras daba una vista a todo el restaurante.
—Lo mejor, para la mejor chica. —vi sus mejillas tomar un color rosa y eso me gustó mucho.
—Sabes como hacerme sonrojar con cumplidos. —le tome la mano sobre la mesa y jugué con sus dedos.
—Es que me gustas mucho olí. —me sonrió ampliamente.
—Tu también me gustas mucho. —deje su mano y me levanté.
—¿Bailas conmigo?. —le tendí la mano y vi a las tres parejas bailar en la pequeña pista.
—Me encantaría. —me tomo la mano y yo la guíe a la pista, un chico tocaba una música lenta en piano y yo puse una de mis manos en sus caderas y la otra le tome la mano.
—Esa noche ha sido tan mágica. —le dije.
Yo sabía que Olivia era una chica tímida, reservada y nunca había echo alguna travesura por allí. Y eso me gustaba mucho, ya que no habían tantas chicas puras por allí.
Por eso la haría mi esposa.
La gire y la volví a envolver en mis brazos, sintiendo su cuerpo encajar perfecto con el mío. Ella estaba hecha para mí.
—Eres la chica mas linda de todas. —le susurré al oído. —Contigo me imagino viviendo mi vida entera. —la sentí estremecer su cuerpo.
—Y tu eres perfecto. —le tome la quijada suave y la bese, un beso corto Pero lleno de todo lo que sentía por ella.
Después de bailar y tomar otra copa nos fuimos al auto y yo la lleve a su casa.
—La noche fue maravillosa. —me decía mientras se quitaba el cinturón de seguridad del auto.
—Y para mí fue la mejor noche hasta ahora que hemos tenido. —le tome las manos.
Ella me sonrió y se acercó a mis labios donde la volví a besar y la lleve a sentarse sobre mi regazo. Saboree toda su boca y le acaricie los brazos.
Con ella nunca pasaba de allí, la quería llevar pura al matrimonio, algo que era muy anticuado para nuestro tiempos. Pero era como un fetiche que quería.
La sentí suspirar en mis labios y menear sus caderas, sabía que ella se contenía de lo que le producía mi cuerpo, Pero todavía no era el momento de hacer el amor.
—Amor. —la separé de mi boca y ella me miró, tenía la cara un poco roja.
—Oh lo siento tanto. —se bajo de mi regalo y se acomo la falda del vestido casual que traía puesto.
—No lo sientas. —le tome la mano y se la bese.
—Sabes que muero por tenerte completamente, Pero quiero esperar un poco, no quiero dañar tu honor. —ella asistió y rió un poco.
—A veces siento que eres de otra época ¿sabes?. —yo asistí.
—Si quizás sea así, Pero mañana vendré por ti, recuerda que es sábado y tenemos la fiesta de aniversario de mis padres. —ella asistió y llevo la mano a la manilla de la puerta.
—Claro amor, estaré lista a las seis. —me acerque y bese su mejilla.
—Descansa. —salio del auto y yo acelere saliendo rumbo a la casa.
Mañana sería un día muy ocupado, mi padre estaba platicando un viaje en familia y después de ese viaje nos daría la presidencia de la empresa a prueba a mi y mi hermano.
Uno que me tenía estresado con sus estupideces, ojalá mi padre no le diera la presidencia a el, ni en pruy, el no se tomaba nada enserio.
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Cuando llegue al pasillo de mi habitación escuché gemidos saliendo de la habitación de Rayan y eso me produjo repulsión, como se atrevía y no respetaba la casa de sus padres.
Llegué a su puerta y la golpee duro, escuchando unos ruidos y luego se unos minutos la puerta abrirse. Mire casi cabello desordenado y su boca roja.
—Que desea el perfecto de mi hermano. —le dijo burlón.
—Que hagas tus cochinadas en otro lado. —lo ví reírse.
—Ya veo que tú también estás amargado, quizás deberías tu y tu novia echar un buen polvo, para que se les quite lo amargados. —me soltó y yo puse mi mano en puños.
—De Olivia no hables así, y mantente a raya, eres tan despreciable. —le dije con un gesto de desaprobación en mis labios. —Solo recuerda que mañana es la fiesta de aniversario de nuestros padres comportate.
—Si como mandes, ahora sí me permites seguiré en lo mío. —movio sus cejas cínico. —Mira que estoy disfrutando mucho. —y me cerró la puerta, yo me gire y entre a mi habitación.
Me quite la ropa y entre a la ducha dejando que el agua tibia me mojara el cuerpo.
En lo único, que no era el hijo perfecto era que me gustaba satisfacerme a mi mismo.
Lleve la mano a mi miembro y comencé con aquello que me liberaba del estrés que me producía todo.
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