Suspiré mientras caminaba sobre una colina en el bosque y veía el paisaje, me llevé la mano al pecho, dolía. Extendí mis alas para volar hasta alejarme tanto que había sobrepasado las nubes. Me detuve allí, viendo el atardecer desde una vista tan gloriosa pero tan trágica a la vez para mí, pues no había conseguido traerlo conmigo.

-Aaron... ojalá estés viendo todo esto desde dónde estés... porque es hermoso... -solté en un suspiro, expresando mi lástima y dolor.

Sonreí apretando la mano en mi pecho, pero mi sonrisa no dura mucho cuando siento las lágrimas bajando por mis mejillas rápidamente hasta caer de mi rostro, apreté los dientes con fuerza y me hice bolilla en mi lugar.

-Al menos ya no estás sufriendo... -dije con la voz llorosa y rota.

Aún recuerdo el momento en el que recibí aquel mensaje... Tan repentino y tan doloroso que ni siquiera quería creer que era verdad.

"No sé quién eres pero Aaron dejó esto para ti junto a tu número... dijo que quería que te lo mandara:

= Señorita, si le llegó esto es porque no he podido cumplir con mi promesa... lo siento mucho, pero no se preocupe, estaré bien, mamá siempre dice que por ser un buen niño estaré arriba y podré volar cuanto yo quisiera, así que estaré ahí, volando junto a usted aunque no pueda verme. Gracias por decirme sobre usted y por cumplir mis sueños.

Con cariño, Aaron."

Cuando me di cuenta, al abrir los ojos, noté que estaba cayendo muy rápido de cabeza hacia el suelo.

¿Ah... estaba cayendo?
¿Cuando dejé de volar?

Suspiré cerrando los ojos haciéndome bolilla de nuevo, abrazándome a mí misma.

-Bueno... no importa.

Me limpié las lágrimas y extendí mis alas unos centímetros antes de llegar al suelo pero me dejé caer y me mantuve extendida allí sobre el suelo, mirando al cielo, levanté una mano como si pudiera alcanzar algo.

-Aaron... lamento no haberte llevado a volar conmigo.

En medio de mi lástima y pena escuché pasos rápidos y varios, acercándose hasta donde me encontraba tumbada, pero no presté atención a ellos, estaba pensando en otra cosa.

-Sarah...

Incliné la cabeza hacia atrás y vi a mi familia, cuñadas y novio mirándome con pena pero sonriéndome con ternura para intentar animarme. Volví a suspirar y mirar al cielo.

-¿Qué estará... haciendo ahora? -pregunté con un tono de voz neutro pero algo cansado.

-Seguramente disfrutando de no tener más esa enfermedad -Eiden se acerca y se acuesta a mi lado suspirando-. Volando, tal vez.

Cerré los ojos un momento pero sentí que agarraba mi mano y besaba mis nudillos con cariño, escuché los pasos de los demás y luego ellos también estaban tirados en el suelo a mi alrededor.

-Sea lo que sea... ahora ha de estar feliz... -comenta mamá sosteniendo mi otra mano.

-Estoy segura que sí... -murmuré volviendo a sentir mi voz rota.

Volví a cerrar los ojos con fuerza para no llorar de nuevo, pero me imaginé a Aarón con alas... que sí son las de un ángel, porque eso era él desde que lo conocí hasta ahora... En mi imaginación él estaba sonriendo ampliamente de pura felicidad por estar curado y poder volar sin límites.
Volví a abrir los ojos con una ligera sonrisa, Eiden llama mi atención y acaricia mi mejilla con delicadeza.

-Probablemente... esté volando justo ahora -murmuré.

Eiden limpia mis lágrimas que se me habían escapado, volteé mi rostro hacia él y juntamos nuestras frentes con cariño, pues a él también le había tocado el corazón aquel niño, así que ne entendía. Miré de reojo al cielo y sonreí nuevamente.

Gracias Aarón... ahora tengo una nueva canción que escirbir y es únicamente para ti... espero que... donde quiera que estés, puedas oírla y espero que te guste también.

Nos vemos, pequeño.