Capítulo 41
Extendí mis alas e intenté elevarme cuanto pude, por suerte no había nadie por los alrededores ya que era demasiado tarde como para que hubiera alguien. Luego de tanto agitar, conseguí volar pero no tan bruscamente ni rápido, aún así, esto era lo suficiente para comenzar a ir ventana por ventana.
Finalmente, me detuve en una y la golpeé levemente con mis nudillos hasta que el pequeño niño sobre la camilla de aquel hospital se remueve y me observa hasta reconocerme. Sus ojos detonaban sorpresa y alegría, se quiso levantar pero vi que estaba con pocas fuerzas y le habían puesto un suero.
Intenté abrir por mí misma la ventana, consiguiendo notar que estaba abierta, así que lo conseguí.
-Señorita Sarah, estás bien -dice Aarón sonriendo mientras yo entraba a la habitación.
-Sí, bueno casi -mostré la herida en mi ala antes de acercarme hasta él.
-Creí que... ya no volvería a verla y yo... me sentí triste -unas cuantas lagrimas aparecieron en sus ojitos.
-Hey... Te prometí que te visitaría... así que aquí estoy, Aaron, no tienes que preocuparte más -expresé con ternura, sonriendo levemente y apoyando mis manos en sus hombros.
Él saltó hacia mí para abrazarme y yo le correspondí enseguida, nos envolví con mis alas sonriendo y acaricié su espalda para tranquilizarlo. Aunque note que un poco de su cabello ya empezaba a caerse, no sabía que esto ocurría tan pronto. Suspiré y lo abracé con más fuerza pero sin lastimarlo, era cuidadosa con eso.
-Me había preocupado -expresó.
-No tenías porqué... Estoy bien -sonreí.
Nos quedamos en silencio por un momento en el que él tranquilizaba su llanto y yo acariciaba su espalda.
-Señorita Sarah... ¿Si yo voy allá arriba me irá a visitar? -preguntó de la nada-. Dicen que es probable que vaya al cielo, aunque no lo sé bien.
Me quedé callada un tiempo por aquello, ¿cómo se supone que debía reaccionar? Quiero romper en llanto ahora mismo, pero me obligué a mantenerme fuerte.
-Hm, no lo sé, podría llevarte a que lo veas pero no creo que te quedes allí mucho tiempo -sonreí-. Así que tendrás que quedarte aquí en la tierra más de lo que piensas.
Él sonríe un poco más animado, contagiándome de aquella sonrisa.
-¿Cuando me sienta mejor puedes llevarme? -pidió con un brillo especial en los ojos.
-Claro que lo haré, lo prometo -respondí.
-Entonces me pondré mejor más rápido -dijo emocionado y alegre esperando que pudiera sacarlo a volar.
Incluso mis alas se agitaron por mis emociones, eran tan sinceras pero nadie sabía qué es lo que expresaban. Aarón mira mis alas maravillado.
-¿Puedo...? -preguntó apuntándolas.
Asentí a la vez que extendía una de estas hacia él, quien estira sus manitas para acariciarla, en cuanto las tocó su rostro entero cambió y expresó más asombro.
-¡Genial...! son muy suaves -mencionó.
-¿Verdad que sí?-dije riendo un poco, Aarón volvió a asentir.
Él se divierte con mis alas mientras que continuábamos hablando de pocos temas, luego me fijé en la hora.
-Bueno, tengo que irme... -comenté levantándome un poco entristecida por tener que hacerlo.
-¿Cuándo te volveré a ver? -preguntó esperanzado.
-Hm... no lo sé, la verdad... -suspiré dudosa al no estar segura.
Lo pensé un poco pero en realidad no tenía idea de cuándo podría volver aquí.
-Cuando tenga alguna semana libre te prometo volver a visitarte... -dije finalmente.
Él asiente sonriendo, satisfecho con mi respuesta y promesa, yo me acerqué hasta él para abrazarlo una vez más y luego llegué hasta la ventana.
-Nos vemos, Aaron.
-Nos vemos, señorita Sarah.
Salí por la ventana y fui nuevamente en dirección hacia el hotel, volaba bastante alto para asegurarme de que ninguna persona que estuviera por allí casualmente pudiera verme.
Eiden me esperaba en el balcón de su habitación y yo aterricé frente a él. Estaba calmada, pero de pronto, de un momento a otro Eiden me abraza y yo sollocé en su hombro.
-¿Por qué tiene que pasarle esto? Es solo un niño -sollocé frustrada mientras Eiden me acariciaba la espalda.
No esperaba que respondiera, solo me dijo cosas reconfortantes mientras esperaba a que me calmara. Sus manos fueron a mis piernas y me hizo enrredarlas en su cintura para luego entrar a la habitación y acostarnos en la cama. Suspiré al dejar de llorar y Eiden quita el rastro de lágrimas en mis mejillas antes de atraerme más a él.
-Sabes que hay personas que pueden vencer al cáncer... piensa en que Aaron será una de ellas.
Asentí y escondí mi rostro en su pecho, quería que fuera verdad pero tampoco quería ilusionarme. Me destrozaría más.
-Eso quiero... pero no me gusta que esté sufriendo mientras lo tenga, su cabello ya se está cayendo, apenas podía levantarse... -comenté.
Eiden acaricia mi espalda y suspira, ninguno de los dos dijo nada más y yo solo me quedé dormida poco a poco, aunque sí me había costado...
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