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Capítulo 29

La música de la guitarra sonaba en mi habitación, una melodía suave y lenta mientras mantenía la mirada en el techo, acostada en mi cama con la guitarra sobre mí. Suspiré sin poder evitar pensar en hace dos días, y en aquella noche tan productiva para Eiden y para mí, pero sin vernos el uno al otro. Mi cuerpo tiembla al recordar el placer de pensar en él mientras mi mano recorría cada parte de mí, pero me obligué a apartar esos pensamientos y mantener otros.

Hace unas horas había estado en el estudio de grabación que tiene Eiden aquí y que mencionó que podía usar ya que él apenas lo hace, ya tenía tres canciones grabadas y puesta en un CD que estaba a mi lado, sobre mi mesita de noche. Dejé la guitarra sobre la cama y suspiré con un nuevo problema en la mente.

-¡Mierda...! -me quejé por crear tantos problemas en mi cabeza.

En ese momento me sobresalté cuando Eiden llamó a la puerta. No habíamos interactuado mucho desde lo que pasó en la escalera, él era quien evitaba tener mucho contacto conmigo mientras estuviera en la cúspide de mi periodo... ya podía imaginar porqué. Me sorprende que ahora sí apareciera. Lo dejé entrar mientras me sentaba en la cama.

-¿Por qué la grosería? -pregunta sonriendo divertido al pasar.

-Es que... aún no decido qué hacer y siempre hay un nuevo problema -comenté apuntando al CD a mi lado.

Él asintió comprendiendo mientras se acercaba a mí, sorpresivamente me tomó por la cintura y sentándose en la cama me hizo colocarme sobre su regazo, con mis rodillas a ambos lados de su cuerpo y mis manos en sus hombros.

-¿E..Estás bien? ¿No te incomoda? -pregunté sabiendo que él entendía perfectamente mi pregunta.

-Estoy bien, ya pude aprender a controlarme mejor... Lamento lo del otro día, no quise comportarme así contigo -me sonríe apenado y un poco avergonzado.

-No te preocupes, lo entiendo.

Eiden me sonríe, enreda sus brazos en mi cintura y me abraza apoyando su cabeza en mi pecho. Rodeé su cuello con mis brazos y acaricié su cabello con mis manos mientras apoyaba mi cabeza sobre la suya.

-Entonces, ¿en qué problema haz pensado esta vez? -preguntó separándose un poco.

-Bueno, es que pensé en que... si me presento en alguna plataforma o lugar como cantante, ya que me da miedo que alguna productora robe mis canciones, la gente sabrá que soy tu asistente así que se crearía el problema.

-Entiendo. Si mis fans te reconocen, también pensarán que te cuelgas de mi fama porque según algunos estarías aprovechando que ya la gente te tiene en la mira por ser mi asistente para ser reconocida, ¿no? -asentí.

-Da igual si es porque sea tu novia o asistente... ellos ya saben que soy cercana a ti... entonces me verán solo por eso.

Él suspira profundo mientras piensa un momento pero entonces apoya su frente en mi pecho.

-Lo siento, te detuve la carrera.

Sonreí un poco enternecida y apoyé mi mano sobre su cabeza acariciando un poco su cabello.

-No te disculpes... yo acepté ser tu asistente y es justo lo que quería.

Nos mantuvimos en silencio por un corto periodo de tiempo, cuando él levanta la cabeza notándose en su rostro que tenía una idea interesante.

-Tengo una idea. Sé una cantante anónima temporalmente.

-¿Huh?

-Empieza siendo anónima, la gente comenzará a escucharte y le gustará tu música por ti, no por nadie más y cuando estés segura de ti misma, sal a la luz como Sarah Rais y... si quieres, también como Sarah Rais la novia de Eiden Castle -comenta lo último con un brillo en los ojos mientras me toma por la barbilla y se acerca a mis labios.

-P..Puede ser... No suena a una mala idea... -respondí con una sonrisa, aunque su cercanía me ponía nerviosa, como si nunca nos hubiéramos besado.

-¿Verdad? Es una buena, conseguirás lo que quieres.

Asentí dándole la razón antes de que se hiciera más hacia mí hasta unir nuestros labios. Fue tierno al comienzo, me hizo sonreír sobre sus labios y mantener la conexión entre los dos. Pero sus manos comenzaron a deslizarse por mi cintura, bajando hasta pasar por mi trasero pero sujetó mis piernas. Me sorprendí cuando me tumbó en la cama y se colocó sobre mí. El beso fue más intenso y profundo que nuevamente mi cuerpo se sintió erizado y... con necesidad.
Separó mis piernas y pude sentir su pelvis frotándose con mi intimidad.

-E..Eiden, ¿no dijiste que pudiste controlarte?

Suspiró profundo con frustración, pegó su frente a mi hombro y trató de calmarse.

-Lo sé... pero, joder... eres tentativa, se me hace difícil cada vez que te veo. Creí que podría besarte y controlarme pero supongo que he fallado -ríe un poco.

-¿En serio te dificulta tanto?

-Es por mi sensibilidad, al percibir todo se me hace difícil no querer darle a tu cuerpo lo que pide a gritos en estos periodos del mes -suspiró-. Recuerda que soy mitad animal, también es difícil mantener encerrado a un lobo que quiere cazar a un cuervo... porque vaya que te tiene en la mira.

Sonríe al verme sonrojada, se levanta para irse pero yo me arrodillé en la cama y lo detuve.

-P..Pero, aún no lo entiendo... ¿Q..Qué... pasó contigo cuando toqué tus orejas? ¿Por qué esa reacción? -pregunté.

-Te lo diré en otra ocasión, ahora debo arreglar un "pequeño" problema.

Abrí los ojos de par en par y como si fuera por instinto bajé la mirada. ¡De pequeño no tiene nada, Dios!
Lo escuché reír a carcajadas por mi reacción tan notoria. Tragué con dificultad y él me sonrió arrogante.

-Creo que ya entiendes.

-Lo que sea -me cubrí el rostro con ambas manos para dejar de mirar.

Eiden se va riendo y cerrando la puerta tras de él. Por un momento me planteé la idea de volver a ir y escuchar de nuevo, pero rápidamente la descarté sacudiendo mi cabeza de un lado al otro por saber que eso no estaba bien. Además... él lo sabría si lo hago. No, mejor no.

Bufé y volví la mirada hacia el CD en mi mesita de noche, luego miré mi computadora sobre mi escritorio. Agarré el CD decidida y me senté frente a mi computadora para hacer justamente lo que Eiden me recomendó. De verdad que no era una mala idea.

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