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Capítulo 27

-¿Ya vieron? Esto es fuerte -Cristal miraba su celular con asombro y horror-. Encontraron el cuerpo desmembrado de Tanner en el bosque, parece ser que lo atacó un animal.

Eiden y yo nos miramos un segundo cuando él apoyó su mano en mi rodilla y suspiró despreocupado.

-Se escucha horrible, pero no puedo sentir pena por él -admite Eiden recostándose en el sofá.

-Lo sé, supongo que... es un final justo para un tipo abusador y violento como lo era él -respondió Cristal.

De solo escuchar la palabra abusador mi cuerpo tiembla, decidí recostarme en Eiden y esconder mi rostro en su cuello. Él me abraza y acaricia mi brazo mientras me susurra para calmarme.

-Bueno, debo irme -volvimos a mirar a Cristal cuando se levantó-. Terminamos con todo hoy y se está haciendo tarde, mejor irme antes de que se haga de noche. Nos vemos, chicos.

-Nos vemos, Cris.

-Adiós.

Ella nos sonríe y se va de la sala, pudimos escuchar cuando abrió y cerró la puerta principal tras de ella y el silencio reinó en la habitación amplia. Suspiré y agarré mi celular para revisar mis redes sociales mientras no hacíamos nada. Eiden cerró los ojos y solo se dedicó a abrazarme y acariciar levemente mi cuerpo.

-Wau -murmuré mientras miraba las redes.

-¿Qué ocurre? -pregunta Eiden curioso.

-La noticia de Tanner debería ser la que esté en el puesto uno de tendencias, pero aún lo sigue siendo la pregunta de quién es tu novia. No dejarán nunca el tema -comenté sorprendida por la insistencia de sus fans.

-Ah, sí, es verdad -respondió riendo leve-. Oye, respecto a eso, quería preguntarte... ¿cuándo piensas hacerlo público? No pienses que quiero presionarte a hacerlo, es solo... simple curiosidad. Me gustaría salir contigo en una cita sin preocuparme por quienes nos vieran.

Lo miré sorprendida con las mejillas sonrojadas, mientras él me sonríe con ternura y ganas de volver su idea en una hecho real. Suspiré apartando la mirada hacia un punto fijo en la pared.

-Pues... no lo sé, aún no. Es que... creo que quiero intentar una vez más... ser una cantante reconocida -admití apenada.

-¿Y salir conmigo no sería bueno para que te conozcan? -me mira confundido.

-No se trata de eso. Sino que... me gustaría ganarme el reconocimiento que quiero por mí y no me gustaría aprovecharme de tu fama para conseguirlo.

-¿Aprovecharte? Ambos sabemos que no sería así -bufó.

-Por supuesto, nosotros lo sabemos. Pero sabes que al ser una figura pública, la gente habla, crea chismes y no les importa dañar a otros. Acabarían llamándome de muchas formas ofensivas por colgarme de tu fama para crecer... Esta también es una de las razones por las que aún dudo lanzar mis canciones. Las personas creen que por ser famososos debemos aceptar todos los insultos y no se nos permitiría reaccionar a ninguno.

Eiden asiente comprendiendo y dándome la razón, pues ya le ha tocado estar en muchas situaciones así. Siempre ocurre, los famosos no son vistos como humanos, sino como objetos sin sentimientos solo para usos de entretenimiento. Varias veces han intentado meter a Eiden en polémicas solo por verlo con amigos en un bar, divirtiéndose, o con alguna chica que ni siquiera le atraía. Buscan cualquier cosa para hacerlo ver como un humano cualquiera pero que todos piensen que hace mal.

-Ciertamente, tienes razón... el mundo de las celebridades es complicado-suspiró mirando el techo-. Pero a pesar de todo quieres seguir intentando, ¿no?

-Sí, siempre ha sido mi sueño... porque no solo veo lo malo de ser una figura pública, también veo lo bueno y me gustaría formar parte de eso.

Eiden sonríe ampliamente, volviendo a asentir.

-¿Y tú no quieres mi ayuda aunque sea, solo un poco?

-Quizás... Te la pediré si así es, pero por ahora quiero hacerlo yo.

-Entiendo, está bien, pero ya tienes muchas canciones originales tuyas... ¿por qué no haz lanzado ninguna?

Me quedé en silencio de nuevo, pensando en la respuesta tan simple y la primera que se me vino a la mente, pues era la principal razón por la que aún no lo he hecho.

-Por Raquel...

-¿Qué tiene que ver ella ahora?

-Desde que robó mi canción, tuve miedo de que volviera a ocurrir. No sé en quién confiar para darle mi canción y que me permita lanzarla por mí.

-Ya veo... -acarició mi rostro un segundo-. Te aseguro que si vas con la productora en la que yo trabajo, te irá bien.

-Lo he pensé... pero no lo sé.

Repentinamente me tumba sobre el sofá para quedar sobre mí, con sus manos apoyadas a ambos lados de mi cabeza.

-Es como cuando salté por la cascada. Debes intentarlo, hacer lo que te gustaría... Claro que da miedo, pero no olvides que esta vez yo estaré a tu lado. Te apoyaré y ayudaré en lo que necesites, hasta que consigas dar ese paso.

Sonreí conmovida por sus palabras y estiré mis manos hasta sus mejillas para atraerlo a mí y besarlo. Eiden se agacha más hasta apoyarse en su antebrazo sobre mi cabeza y acaricia mi rostro con su mano libre.

-Gracias... -suspiré contra sus labios.

-No tienes porqué agradecer, cuervito -sonrió volviendo a besar mis labios un rato más-. Si quieres grabar tus canciones puedes usar mi estudio, siempre que quieras.

-¿De verdad?

Asiente en respuesta, lo abracé por el cuello agradecida aún más. Tener a Eiden era un gran apoyo para mí, pero el apoyo fue mayor cuando se dejó caer sobre mi cuerpo hasta aplastarme.

-Oye... no respiro -me quejé riendo leve.

-Pero estoy cómodo -se mantiene sonriendo como un niño.

Dejé escapar otra risa más suave hasta que me removí para levantarme un poco y que él terminara con su cabeza sobre mi pecho y sus brazos rodeando mi cintura para abrazarme. Acaricié su cabello mientras nos manteníamos en silencio, pero de repente aparecieron un par de orejas lobunas.

-¿Ah? -murmuré al verlas, él me mira pero apoya su mentón sobre mi pecho.

-Sucede cuando estoy muy a gusto -comentó.

Aonreí y asentí comprendiendo, pero vi aquellas orejas marrones y tuve el impulso de tocarlas pero apenas acerqué mis manos a ellas cuando se hicieron para atrás rápidamente.

-No las toques -pidió como un niño.

-¿Por qué?

Me sobresalté y sonrojé cuando él entierra su rostro entre mis senos, sin ninguna doble intención en realidad, solo estaba cómodo, pero no pude evitarlo.

-No querrás saber... -murmuró-. Pero solo diré que si las tocas... seguiré mis instintos y no podrás evitarlo.

¡¿Me matará?!

-Y no, no me refiero a atacarte para matarte -terminó.

Suspiré aliviada al escucharlo, pero enseguida el alivio se volvió confusión.
Entonces... ¿Cómo? No entiendo a qué se está refiriendo con su instinto.
Estaba curiosa por saber a qué se refería que miraba sus orejas mientras hacía muecas y balbuceaba, acercaba mis manos pero dudaba y decidía dejarlo tranquilo, pues si él no quiere, no debía hacerlo.

-Bien~... -se quejó de repente.

-¿Huh? -murmuré.

Él levanta la mirada nuevamente y me mira antes de rodar los ojos un poco, pero con algo de diversión.

-Tócalas -soltó.

-Pero... dijiste que no... -aparté la mirada levemente.

-Lo se, pero puedo sentir tus ganas de tocarlas... Además, sería lo justo, yo he tocado tus alas, tú puedes tocar mis orejas.

-¿En serio? -no pude evitarlo y un brillo de emoción apareció en mis ojos.

Él asiente y vuelve a esconder su rostro entre mis senos haciéndome sonrojar una vez más, pero sonreí y llevé mis manos hasta sus orejas, apenas roce una esta se agitó un poco. Entonces las acaricié y pude sentir como al instante se tensaron, al igual que Eiden.

-¿Estás bien? -pregunté preocupada.

-S..Sí... -murmuró.

Su voz salió un poco ronca... dudé en sí seguir tocando o no pero con un suspiro decidí seguir, acaricie las orejas de Eiden sintiéndome maravillada por la suavidad en ellas. Ni siquiera prestaba atención al movimiento de sus manos bajo mi espalda hasta que escuché algo rasgarse. Eiden se levanta con prisa y se aleja antes de darme cuenta

-Voy al baño, n..no te acerques allí... -le costaba hablar pero apenas terminó de decirlo, salió corriendo.

-¿Huh? -me senté extendiendo mi camisilla gris, esta tenía una pequeña mancha roja en la parte de mi pecho- ¿Sangre?

Pero yo no era la que se había lastimado... eso solo me hizo pensar en que Eiden se ha cortado el labio. Miré hacia donde fue el lobo pero seguido miré al sofá, donde hace un segundo estaba recostada.

-¡Hm!

Me sorprendí al ver marcas de rasguños grandes en él. Pasé delicadamente mis dedos por estos, notando que eran solo un poco más grandes que mis manos.

-¿Eiden...? -lo llamé pero no respondió.

Me levanté y caminé hacia el baño, ignorando su advertencia, pues me preocupaba la mancha de sangre y los rasguños.
¿Por qué me siento tan nerviosa al acercarme a la puerta? Esto ya pareciera una película de terror.

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