Capítulo 18
-¿Cuánto más tengo que esperar para que me lo digas? -pregunta Eiden mientras yo le acomodaba el micrófono, el cabello y la ropa para su concierto que estaba a nada de empezar.
-Que pesado -rodé los ojos-. Bien, te lo mostraré cuando termines el concierto.
-No me digas eso que lo cancelo todo, cuidado -amenazó en broma, consiguiendo su cometido y haciéndome reír.
-No serías capaz de hacerle eso a tus fans, lo sé bien.
-Mi mala suerte es que tienes razón -resopló.
-Bien, estás listo -mencioné apartándome de él, verificando visualmente que todo estuviera en su lugar y bien preparado.
-¿No hay un beso para la buena suerte?
Aquel comentario me hizo sobresaltar y sonrojarme de inmediato. Después de todo lo que me he enterado y que él se haya confesado... parece sentirse mucho más libre como para coquetear conmigo abiertamente. Cosa que aún no logro acostumbrarme.
-V..Vete ya -lo empujé nerviosa.
-Al menos en la mejilla -exige como niño pequeño.
Dudé un segundo apartando la mirada pero entonces me acerqué un poco temblorosa hacia él hasta darle un beso rápido en la mejilla. Me aparté enseguida y me fui a guardar las cosas que estaban detrás, pero al mirarlo por el espejo del tocador junto al escenario lo vi sonriendo ampliamente y saliendo a escena más animado que nunca. No pude evitar sonreír por eso hasta que vi a Cristal acercándose a mí, aunque traía la mirada pegada a su celular.
-Este es el último concierto de la noche... después de terminar ya puedes irte -comentó suspirando agotada-. Quisiera hacer lo mismo.
Apoyé mi mano en su hombro y le dediqué una sonrisa, ella me devuelve el gesto y luego mira hacia Eiden quien había comenzado a cantar y bailar.
-Oye... ¿Tú lo notas más alegre? -pregunta Cristal extrañada.
-L..Lo veo normal... -aparté la mirada apenada.
-Hm... está sonriendo más radiante que de costumbre... supongo que está feliz por algo -se encogió de hombros para no darle tanta importancia.
-Sí... -mantuve la mirada sonrojada en él y en sus movimientos tan fantásticos como su voz.
Me mantuve hipnotizada por tanta belleza y talento en una sola persona, sin creerme que ese hombre gustaba de mí. Pensar en eso me acelera el corazón y me da una sensación de querer derretirme allí mismo. El concierto acaba sin darme cuenta y Eiden se despide de sus fans antes de trotar hacia nosotras.
-Grandioso -comenta Cristal y yo le entrego una botella de agua al cantante.
Eiden me mira de reojo mientras toma su agua y yo aparté la mirada para esquivar la suya por sentirme apenada, comencé a usar mi celular para evadirlo un poco.
-Ve a cambiarte y nos podemos ir -dice Cristal. Eiden asiente y se va enseguida.
Nosotras guardamos las cosas mientras lo esperábamos, llegó justo a tiempo para cuando ya habíamos acabado. Todos nos montamos en el auto y finalmente nos fuimos.
-Tendré que irme esta vez, así que no pasaré la noche en casa -avisa Cristal-. Yo me bajo cerca de aquí y ustedes lleven a Sarah a casa.
-Está bien -responden Will y Eiden al unísono.
Yo simplemente asentí comprendiendo, ella sonríe y suspira agotada. Y como Cristal había dicho, se bajó del auto en un lugar cercano. Nos despedimos de Cristal y Will me llevó a casa. El camino fue silencioso ya que Eiden estaba a punto de quedarse dormido por el cansancio, lo miré un segundo sintiendo ternura de ver su rostro adormilado. Mi corazón volvió a acelerarse así que me obligué a apartar la mirada, pero me di cuenta de que habíamos llegado.
-Gracias, Will -comenté saliendo del auto-. Nos ve...
Me vi interrumpida por el desconcierto de ver a Eiden bajar del auto tras de mí y cerrar la puerta.
-Puedes irte Will, gracias. Sarah y yo tenemos un asunto pendiente -comenta Eiden haciéndome recordar de aquello que debía contarle.
-Está bien, nos vemos mañana.
Will se va luego de despedirse y yo solo lo vi hacerlo. Eiden llama mi atención al colocarse frente a mí expectante.
-Entonces... ¿lo que debías mostrarme, qué es? -preguntó.
Dejé escapar una ligera risa y no respondí. Para jugar con él me di vuelta hasta darle la espalda, juntando mis manos por detrás y caminando hacia el bosque.
-¿Sarah? -él me persigue confundido, más aún cuando entramos entre los árboles-. Te recuerdo que es de noche y hay una manada de lobos rondando por aquí, además de un maldito zorro.
-Estaremos bien, Eiden, no te preocupes -respondí siguiendo adelante.
-Sí, claro, ¿a dónde vamos?
Dejé de responder de nuevo y solo caminé. Él suspira profundo y me sigue resignado pero alerta a todos los sonidos y sensaciones. Incluso se pega a mí, tomándome por la cintura para no perderme de vista mientras se altera por cada mísero ruido. Estaba tan listo para protegerme de cualquier cosa, era tierno...
-Sarah, esto no me gusta nada. Será mejor volver.
-¿No quieres ver lo que tanto insistías porque te muestre? -pregunté llegando hasta un acantilado.
-Sí, pero no cuando podemos estar en peligro...
-No lo estamos. Créeme.
Me alejé de su lado para acercarme hasta el borde del acantilado. Él me mira confundido y temeroso, intenta seguirme pero sus pies parecen anclados al suelo, así que prefiere aparentar calma
-¿Qué pretendes, cuervito? -inquirió mirándome con una ceja arqueada.
-¿Yo? Nada... -di un paso hacia atrás, hasta que la punta de mi pie estaba en el borde mismo y él se alarmó.
-Hey... ¿Qué...? ¿Q..Qué haces...? -me mira alerta y nervioso. No respondí y di otro paso atrás-. Sarah, en serio... aléjate del borde...
Miré hacia abajo, sí que era una caída bastante fea. Volví a mirar a Eiden de reojo.
-Sarah, por favor...
-Lo siento, Eiden -suspiré cerrando los ojos y tirándome de espaldas hacia el vacío.
-¡Sarah!
Lo vi apoyarse por el suelo y asomar la cabeza, pero al instante crucé frente a él volando, consiguiendo que se asustara hasta lanzarse hacia atrás.
-Lo siento por hacer esto y asustarte -completé mientras empezaba a reír-. Lo tenía que hacer, en serio lo siento.
Su respiración estaba agitada, me mira tan asombrado pero a la vez tan conmocionado. Finalmente deja escapar un suspiro a la vez que agacha la cabeza y se levanta del suelo con una sonrisa.
-Joder, cuervito... No vuelvas a darme esos sustos, por favor. Casi haces que me de un infarto.
Reí levemente mientras regresaba hasta él, apoyando mis pies de nuevo sobre la tierra. Eiden observa mis alas con una mirada maravillada y asombrado por estas.
-Finalmente tienes lo que siempre has querido... estoy tan feliz por ti, Sarah -comentó y luego tendió una mano- ¿Puedo?
Asentí a la vez que colocaba una de mis alas entre ambos y él la acarició. Fue tan extraño, nadie más había tocado mis alas así que no me esperaba sentir tanta intensidad en mis alas que incluso se erizaron un poco.
-¿Huh?
Me sonrojé aún más y me cubrí con mis alas por la vergüenza. Eiden suelta una pequeña risa antes de acariciar de nuevo mis alas. Suspiré por el estremecimiento que de nuevo azotó mi cuerpo.
-¿Son sensibles?
-E..Eso parece... -respondí apartando mis alas de mi rostro. Él aún me miraba con asombro.
-¿Pero por qué son blancas? -pregunta.
-Creemos que la especie evolucionó, soy un cuervo blanco. Mis alas son más grande y más fuertes que las de los demás... y por lo mismo, el desarrollo fue diferente -respondí.
-Sabía que eras especial y que tarde o temprano tendrías tus alas.... pero que las tengas no quiere decir que puedas asustarme cuando quieras -soltó de nuevo haciéndome reír una vez más.
-Ya, tranquilo, lobito. No lo volveré a hacer -respondí. Pero me di cuenta de que Eiden se me había quedado viendo- ¿Qué?
-Nada, solo es que tú... solías llamarme así antes del accidente... -suspira con una sonrisa.
-Quizás... sea bueno decirte que recuperé unos pocos recuerdos luego de esa dolorosa transformación -murmuré levantando la mano hasta apoyarla en su mejilla- ¿Cómo olvidar a mi lobito con miedo a las alturas?
Abrió los ojos de par en par mientras que yo no podía evitar sonreír por su expresión. Quizás no haya recuperado la mayoría de mis recuerdos pero al menos puedo confirmar que conozco a Eiden desde mucho antes que cualquier otro... Sé a qué le tiene miedo y cómo le gusta que yo lo llame.
-Lo recuerdas... ¿justamente eso? -aparta la mirada sonriendo pero avergonzado.
-No tiene nada de malo, oye -hice que volviera a mirarme-. Al menos he recuperado algunos recuerdos y ahora siento que te conozco más.
Él suspira profundo y vuelve a mirarme a los ojos. Me sorprendí pues su mirada se hizo aún más intensa que antes, el ambiente lo sentí cambiar y mi corazón nuevamente se aceleró, pero esta vez... no quería huir.
Eiden acercó su mano hasta mi mejilla y la acarició tiernamente hasta levantar mi barbilla y acercar su rostro al suyo. Lo hizo de una forma lenta que me dejaba el tiempo suficiente para apartarme si no quería hacerlo, pero eso sería una estupidez. Cerré los ojos cuando nuestras respiraciones se mezclaron y lo agarré por la remera para jalarlo y finalmente unir nuestros labios.
¡Joder, que bien sabe! Mejor de lo que imaginé.
Sus labios se mueven con pasión sobre los míos, mientras sus manos nos presionaban con necesidad. Inclinamos la cabeza hacia un lado distinto para tener un mejor acceso hacia el otro mientras poco a poco sentíamos como el beso se tornaba cada vez más intenso. Mis manos se deslizaron por sus hombros hasta jugar con el cabello de su nuca mientras las suyas acariciaban mi cintura y caderas.
Sentí como Eiden sonríe sobre mis labios mientras el beso continuaba, pero pronto se hizo notoria la falta de aire así que nos apartamos lentamente, jadeaba por aquel beso y él me miraba encantado.
-Eres como la melodía perfecta para mis sentidos... -murmuró juntando nuestras frentes-. Una melodía que nunca querré dejar de escuchar... y tocar...
Mi rostro volvió a arder por esa confesión, Eiden acaricia mis brazos y me mira un tanto nervioso pero decidido.
- Sarah... después de todo lo que ha pasado, no puedo seguir ocultándolo y me gustaría preguntarte sin la intención de incomodarte... ¿si me harías el honor de dejarme estar a tu lado como tu pareja...? ¿Me permites ser tú novio?
Sonreí un poco más y enrollé mis brazos en su cuello mientras que sus manos acorralaron mi cintura.
-¿A cuántas fans le romperás el corazón cuando se enteren? -murmuré en broma.
-Probablemente a muchas... pero te aseguro que prefiero perder fama y estar con la chica que amo... -rozó nuevamente nuestros labios-...que ser popular y estar sin ti, aunque sea por un segundo, fuera de mi vida.
Volví a unir nuestros labios por impulso y necesidad, siendo el beso más apasionado y caluroso, pero también tierno.
-Claro que quiero, Eiden... es mi sueño estar a tu lado como tu novia.
Eiden no contuvo su emoción y como en las películas, me tomó por la cintura hasta elevarme y hacerme girar mientras me abrazaba y yo besaba sus labios. Pero unos gruñidos tras nosotros nos hizo separarnos.
-Creo que no les gustó que los humillaras la última vez -mencioné mirando a los lobos a nuestro lado.
-Pues no me arrepiento de nada.
Los lobos estaban por saltar a por nosotros pero yo agarré la mano de Eiden.
-Perdóname por lo que haré?
-¿Huh?
De repente lo jalé y saltamos por el acantilado. Lo sentí aferrarse a mí mientras mis alas nos elevaban y alejaban de los lobos. Sabía lo mucho que Eiden debe de odiar esto pero quería alejarnos y evitar una pelea. Además... de probar cuanto peso pueden cargar mis alas, ¡apenas siento el peso de Eiden, es asombroso!
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