Capítulo 17
Al recuperar la conciencia me di cuenta de que todo había terminado, el dolor, los gritos y los doctores corriendo de aquí para allá. Me removí en mi lugar intentando levantarme, estaba acostada de espaldas así que me apoyé en mis brazos para cambiar mi posición, pero antes de poder hacerlo, sentí una mano en mi cabeza que me hizo levantar la mirada. Mamá me estaba sonriendo con los ojos hinchados por el llanto pero no tenía una expresión triste, sino alegre.
-Sarah... -ella me abraza repentinamente- ¿Cómo te encuentras, cariño?
-Estoy... bien... creo -suspiré volviendo a caer acostada-. Siento el cuerpo tan pesado... la espalda más que otra cosa.
-Pero si eso es lo mejor de todo, hermanita -miré a Jayd que estaba junto a Nilsa.
Jin y Dylan también estaban aquí, todos mirándome con una enorme sonrisa en sus rostros que me confundían más de lo que ya estaba. Mamá me indica para que voltee la cabeza hacia mi espalda y eso hice, pero no estaba preparada para lo que vi.
-¡¿Ah?!
Salté de mi lugar sin dejar de ver hacia atrás, no podía creerlo aún. Miré a mi familia anonadada.
-T..Tengo... Tengo alas... -solté-. P..Pero ¿cómo? ¿Por qué...? ¿Por qué ahora? ¡¿Y por qué son blancas?!
Mamá me toma por la mano y me abraza para tranquilizarme mientras una doctora se me acerca y examina mis alas.
-Definitivamente. Es un cuervo blanco. La única, de hecho. El tamaño de las alas también es una característica de esa raza, además de ser blancas también son más grandes y fuertes. Te permitirá viajar largas distancias sin necesidad de pausas y ninguna corriente de aire, por más fuerte que fuera, será impedimento para ti.
Me dejé caer sentada sobre la cama de nuevo, volviendo a intentar analizar lo que acababa de decir.
-¿Cómo...? -murmuré.
-Es algo difícil de decir... No sabemos la razón pero suponemos que una alteración en tu ADN que desconocemos lo haya causado y eso explicaría el retraso en tus alas. Al ser un cuervo blanco, tu desarrollo fue distinto. Creemos que está ligado al caso de Ryder.
-Algo que provocara el retraso de alas... quizás Ryder pudo haber tenido las alas blancas pero su ADN de cuervo negro predominó hasta el final -murmuró mamá.
-¿De dónde salió este ADN? -pregunté sin comprender pero nadie supo que decir, nadie sabía la respuesta. No conocemos a ningún antepasado de papá que tuviera este caso. No se conoce ninguno.
-O quizás no sea hereditario... quizás es hora de una nueva evolución -comentó Jayd-. Piénsenlo. Si sus alas son más fuertes y grandes, es por la necesidad de supervivencia que incluso nosotros sentimos, nos estamos adaptando a nuevos horizontes.
-Es probable, no lo descartamos -respondió la doctora.
Solté un suspiro profundo antes de que papá me tendiera las manos y me ayudara a levantarme, me costó mantener el equilibrio por un segundo pero pude hacerlo. Tener un nuevo peso en mi espalda es realmente complicado de mantener.
-Vamos, estoy seguro que te mueres por probar tus nuevas alas -mencionó papá con una sonrisa, contagiándome de la misma.
Todos salimos hasta fuera del hospital, donde todo el clan estaba reunido expectantes y sorprendidos al verme salir. Murmuraban cosas sobre mis alas pero en realidad no era nada malo, les gustaba según lo que escuché.
-Primero extiende tus alas -pide papá.
-¿Cómo? -pregunté mirando mis alas por encima del hombro.
-Siente cada músculo en tu espalda y conecta con los nuevos músculos de tus alas, son como extensiones de ti, ahora son parte de tu cuerpo. Solo pídeles que se muevan y lo harán.
Suspiré profundo y asentí. Hice lo que me dijo y me concentré en sentir más mi espalda que otra parte, pude dar con los músculos de las alas y pronto sentí como estas se movían hasta elevarse, extendidas a mis lados.
Todos murmuran con más asombro y maravillados. Sonreí aún más ampliamente e intenté agitar mis alas, lo hice pero apenas conseguía levantar tierra.
Esto era más complicado de lo que creí.
Bufé por aún no poder elevarme, cerré los ojos y aspiré profundo para concentrarme. Volví a intentarlo y poco a poco sentí como mis pies dejaban de tocar el suelo. Mi padre y hermanos se mantenían pendientes de mí, por si caía, lo que estuvo apunto de pasar... pero pude estabilizarme y seguir subiendo.
-Yo... estoy volando -comenté tan asombrada y alegre a la vez.
Mi madre abraza el brazo de papá, ambos me miran con orgullo al igual que todos los demás. Miré a mis hermanos y luego a todo el clan, repentinamente aceleré de una forma que hizo volar varias cosas además de polvo. Estaba tan emocionada que no podía contenerme.
Me elevé tan rápido y tan alto que crucé las nubes y miré todo desde aquí. El volar por mi cuenta lo hacía todo aún más hermoso y emocionante.
Me dejé caer hacia atrás por un momento pero continué volando y fui al bosque cruzando por el gran lago en el que vi a algunos peces saltando. Volví al bosque, solo para encontrar a la manada de lobos corriendo. Me acerqué a ellos y les saqué la lengua mientras que los lobos me miraban y seguían corriendo, me adelanté y volé por entre los árboles, esquivando rápidamente hasta llegar a la cascada.
Me reí por la emoción, salté del borde y antes de llegar al agua nuevamente comencé a volar y regresé al clan.
-¡Esto es asombroso! -expresé con emoción.
-Lo es, felicidades princesa -dice Dylan y me abraza al estar en el suelo.
-Sí, felicidades -Jayd hace lo mismo.
-Yo de verdad... no puedo creer que esté pasando esto ¡Es una locura! -sonreí.
En un mismo día me pasaron dos cosas geniales, increíbles y lo que había pensado que era imposible. Mis padres también me abrazaron y yo suspiré más calmada.
-Bueno, es momento de regresar a casa. Sé que estás emocionada por tus alas pero debes descansar... seguramente fue agotador para ti -comenta mamá haciéndome asentir para darle la razón.
Papá la carga en brazos y ambos alzamos vuelo luego de despedirnos de todos los demás. Fuimos a casa y me dirigí a mi habitación para descansar como había dicho mi madre.
***
***
-¿Sarah? -Cristal baja las escaleras al verme entrar- ¿Cómo te sientes hoy? ¿Estás bien? -ella me mira preocupada.
-Estoy mucho mejor, creo que sí fue una buena solución esos dos días de descanso -respondí sonriendo.
-Que bueno, me alegro de que sea así -suspira aliviada-. Bueno, entonces no te olvides de lo que tienes que hacer hoy.
-Ya lo sé todo, no te preocupes.
-Excelente, definitivamente eres la mejor asistente que pudo haberse presentado para el trabajo.
Sonreí al igual que ella y ambas nos alejamos de la otra, agarré lo que necesitaba pero luego sentí unas manos repentinas sosteniendo mi cintura.
-Hola, cuervo -escuché en mi oreja.
Me sonrojé por la caricia de su aliento contra mi piel, me di vuelta sonriendo nerviosa al ver a Eiden quien sonreía ampliamente.
-Hola -respondí apartando el nerviosismo y sonriendo mucho más alegre, pero él notó cierto cambio en mí.
-¿Soy yo o... estás más feliz de lo normal? -comenta extrañado pero apartándose y sentándose en el sofá.
-Pues... se podría decir que sí estoy más feliz -seguí ordenando las cosas.
-¿Y eso es por...?
-Resulta que mis problemas se solucionaron, ya no tendré dolores de espalda, otra vez.
-Eso es bueno. ¿Fuiste al médico?
-Sí, fui al de mi clan, pero en realidad no importaba si iba o no... de todos modos se habrían detenido.
Él me miraba sin comprender y queriendo saber de una vez lo que estaba pasando por mi cabeza, empecé a reír levemente pues me comenzaba a gustar dar rodeos y desesperarlo.
-Ya dime, ¿qué pasó? -preguntó.
-Pues pasa que...
-Tenemos que irnos -sonreí más cuando Cristal interrumpe nuestra conversación y Eiden gruñe frustrado.
-Te lo diré luego -susurré mientras agarraba las cosas y alejándome. Eiden hunde su rostro en la almohada y suelta quejidos.
-No actúes como un niño, Eiden y vamos -ordena Cristal.
Todos salimos de la casa finalmente y nos montamos en el auto que ya nos estaba esperando para irnos.
-Ya dime -insiste Eiden haciendo un puchero.
-No puedo.
-Dime, por favor.
-No.
-Dime.
-No.
-¡Dime...!
-Que no, pesado -solté con una sonrisa divertida y rodando los ojos mientras él se queja.
-Ustedes se hicieron más cercanos ¿eh? -me sonrojé y aparté la mirada ante el comentario de Cristal- ¿Y tú por qué estás como un niño?
-Hm... por nada -Eiden se cruza de brazos resignado y bufando. Nos quedamos en silencio bastante tiempo-Dime.
-No.
-Dios, Eiden si no quiere decirte lo que sea que quieras que te diga no la molestes más que sí eres un pesado -lo regaña Cristal volteando a vernos.
-Pero... -intenta defenderse el lobo pero la mánager lo detiene.
-Toma, juega con el celular -Cristal le pasa el aparato y él lo agarra refunfuñando pero haciendo lo que le dicen. Comienza a jugar.
Me aguanté la gran carcajada al ver aquello.
Cuando no conocía a Eiden en persona nunca me imaginaría que pudiera llegar a ser así. Esta información vale millones, de verdad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro