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Capítulo 14

Me cambié el vendaje de mis heridas para luego cambiarme de ropa después de haberme dado un baño. Sequé mi cabello pero tuve que hacerlo sentada porque estar de pie, con esta herida en la pierna me hacia doler... aunque no tenía nada que hacer más que aguantar el dolor de la otra herida en mi brazo y en mi costado.

Resoplé y miré por la ventana, aún era de día, mis padres no estaban en casa y yo quería una venganza contra esos lobos... pero claro que hasta ahí no llegaba mi nivel de estupidez. Salí hasta el patio y me recosté contra el barandal de madera frente a la casa, mirando el cielo.

—¿Es en serio? —solté entre quejidos.

Al bajar la mirada vi a toda la manada de lobos frente a mí, lo cual fue una gran sorpresa pues era de día y estaban fuera del bosque... Habían vencido su miedo de salir. Pensé en correr hacia dentro se la casa y cerrar todo pero apenas di un paso, uno de los lobos salta hacia mí.
Maldición, no tenía espacio para esquivar. Me agaché consiguiendo que pasara de largo y quedara frente a la puerta, eso sería un problema ya que no podría entrar para encerrarme y a juzgar por su comportamiento, estaba segura de que él era el alfa.

Sin darme tiempo a levantarme, el lobo me empuja fuera del pórtico de mi casa hasta dejarme tendida en el suelo, solté un quejido por el dolor en mis heridas pero el alfa se coloca sobre mí, mostrando sus dientes frontales mientras gruñe. Pero entonces algo lo derriba, me giré para ver lo que ocurría mientras la manada gruñe alerta. Otro lobo se había sumado, uno más grande que un lobo normal y marrón oscuro. Pelea ferozmente contra el alfa hasta tumbarlo en el suelo y pisar su cabeza mientras gruñe con advertencia.

Lo miré sorprendida pero dos lobos saltan sobre él para atacarlo y ayudar a su alfa. El marrón los derriba y se posiciona frente a mí como si... estuviera defendiéndome.

La manada nos rodea a ambos, siendo los dos los objetivos ahora para su cacería. El lobo marrón los mantiene a raya mientras gruñe con advertencia y cuando uno de ellos saltó hacia mí, él se encargó de derribarlo y morder su cuello. El alfa vuelve a acercarse, decidido a intimidar al lobo marrón.

Pero el marrón no lo iba a permitir y entre gruñidos se hicieron entender. El alfa termina con las orejas caídas y el rabo entre las patas, chillando del miedo y agachando la cabeza ante el lobo marrón quien se erguía intimidante. El alfa se va al bosque con su manada siguiéndolo. Nos mantuvimos quietos y en silencio, aunque ya todo había terminado, o eso creímos.

—¡¿Hm?! —miré a un lado cuando una risa algo extraña se hizo presente.

El lobo gruñe aún más fuerte que antes,  se coloca mucho más cerca de mí y me empuja hacia mi casa. Vi entonces salir del bosque a un zorro, era enorme... para un zorro normal. En ese instante lo confirmé, quiero decir... ya suponía quien era el lobo marrón pero ahora mismo supe quienes eran ambos. Mi cuerpo se estremece por mi instinto de cuervo queriendo huir del peligro, me sentía mucho más inquieta y algo se removía en mi espalda.

El zorro posa su vista en mí y gruñe ligeramente, se acerca unos pasos pero el lobo... digo, Eiden... adopta una posición intimidante haciendo detener a Tanner. Finalmente decide ser inteligente y se va de regreso al bosque, solté un suspiro aliviada y vi a Eiden volteando a verme. Me dejé caer sobre los peldaños del pórtico, mis piernas temblaban y mis heridas dolían.

—Sarah —al mirar de nuevo al frente, Eiden estaba allí, arrodillado y mirarme con preocupación— ¿Estás bien?

—Sí, lo estoy, el dolor pasará en un momento —murmuré suspirando.

Él no dice más nada pero sorpresivamente me abraza con necesidad. Abrí los ojos de par en par y lo miré de reojo, pero se sentía tan bien estar entre sus brazos que me dejé caer en la tentación y lo abracé también.

—Me tenías preocupado desde ayer —susurró.

—¿Ayer?

—Cuando saltaste por la cascada. No pude encontrarte en toda la noche hasta que te vi esta mañana aquí, temí lo peor...

Abrí los ojos de par en par al escucharlo y entonces recordé aquel microsegundo en el que, al saltar, vi algo atacar a los lobos.

—¿Fuiste tú? —asintió— ¿Cómo supiste...?

—Luego de ver tu brazo la noche de películas... sabía que irías de nuevo y no quería que te ocurriera nada.

—¿Estuviste siguiéndome? —enarqué una ceja y él se apartó nervioso.

—No, bueno... no todo el tiempo. En realidad seguía a la manada y luego...

Dejé escapar una leve risa que lo hizo detenerse y suspirar antes de reír junto a mí.

—Gracias por preocuparte, Eiden... me hace sentir mejor que alguien cuide de mí —comenté.

Él sonríe un poco apenado pero en aquel bello momento de miradas y sonrisas... todo se arruinó cuando empecé a quejarme del dolor en mi espalda.

—¡Joder...! —me retorcí al ser este un dolor más intenso.

Eiden no supo que hacer además de abrazarme y dejar que me aferrara a él. Acarició mi espalda mientras yo me quejaba por el dolor que poco a poco fue disminuyendo.

—Aún no entiendo de qué trata este dolor —comenté.

—¿Le haz preguntado a tus padres o a tu clan?

—Lo he hecho, nadie lo sabe. Mi padre fue el único caso de retraso de alas que todos conocen, pero ni el suyo duró tanto o dolió así que... nadie cree que fuera algo así.

—¿Crees que no puede ser? —preguntó.

—Creo que... no podría ser posible. Pero duele demasiado —suspiré—. Quiero... Quiero ir a dentro.

Él asintió y me ayudó a levantarme sin soltarme en ningún segundo, acompañó mis pasos hasta dentro de mi casa. El dolor había pasado, igual el de mis heridas, así que sonreí para dejar en claro que estaba mejor antes de separarme.

—¿Quieres algo de tomar? —pregunté.

—Estoy bien, gracias —respondió.

Asentí y fui a la sala seguida de él, lo invité a sentarse junto a mí en el sofá. Vi mi celular sobre la mesa de en frente así que quise agarrarlo pero mi herida en el brazo comenzó a doler por lo que me sujeté el brazo.

—Agh... —solté retrocediendo.

Noté movimiento por parte de Eiden y lo vi agarrando mi celular para darmelo sin que tuviera que esforzarme de nuevo.

—Gracias... —murmuré suspirando y agarrando mi celular de sus manos.

Avisé a mis padres sobre los lobos cerca de casa para que tuvieran cuidado cuando regresaran aquí, luego dejé el celular y miré hacia las escaleras.

—Vamos arriba —dije mirando a Eiden quien se sorprendió por un segundo haciéndome reaccionar—. Y..Yo decía para ir a..al t..techo, me gusta estar allí y tengo unas cosas que quiero tener ahora.

—¿Al techo?

—S..Sí...

Él asintió entonces y ambos fuimos hasta mi habitación, pero estando en la puerta olvidé un ligero detalle que incluía a mi decoración... Lo detuve enseguida.

—Espéra un segundo. No entres.

Eiden ríe al ver mi expresión y yo corrí dentro de la habitación para quitar todo y esconderlo. Si pudiera le diría para entrar desde otra habitación pero solo había un árbol perfectamente puesto cerca de la ventana que me dejaba subir al techo... ya he intentado encontrar otro modo y no lo había.

—Listo, ahora sí. Puedes pasar.

—Creo que debo decirte que ya he estado aquí... tus padres me dejaron entrar cuando te habías quedado...

—¡Ap! No hablemos de eso... —reí nerviosa—. Hagamos como que esta es la primera vez que ves mi habitación.

—De acuerdo —responde riendo.

Suspiré avergonzada y me acerqué hasta la ventana para abrirla y ver hacia el árbol que nos llevaría al techo. Estaba algo lejos ahora que estaba lastimada, bufé frustrada y miré a Eiden.

—¿Me ayudarías?

Asintió estando de acuerdo. Se acercó a mí y saltó hasta la rama más cercana del árbol, me tendió la mano y lo sujeté con el brazo sano. Él me estiró y con delicadeza me sujetó hasta cargarme en brazos y saltar hasta arriba, sorprendiéndome por ese salto pero que supuse que era algo por su metabolismo sobrenatural.

—Wau... —murmura él al ver mi lugar en el techo mientras me deja sobre este. Caminé hacia las mantas y me senté.

—Siempre vengo aquí... es más lindo todo desde este lugar —comenté sonriendo.

—¿Sabes tocar el ukelele? —pregunta sentándose a mi lado y viendo aquel instrumento.

—Sí, escucha... —dije agarrándolo y comenzando a tocar una música que reconoció enseguida al ser una de las suyas y además de sus comienzos.

Él sonríe y empieza a cantarla.

"I'm good at wasting time
I think lyrics need to rhyme
And you're not asking
But I'm tryna grow a mustache

I eat cheese
But only on pizza, please
And sometimes on a homemade quesadilla
Otherwise it smells like feet to me

And I, I really like it
When the moon looks like a toenail
And I love it when you say my name"

Él me mira y me indica que continúe con la letra, me sonrojé pero aparté la mirada para hacerle caso y seguir.

"If you wanna know, here it goes, gonna tell you this
A part of me that shows
If we're close gonna let you see
Everything
But remember that you asked for it

I'm tryna do my best to impress
But it's easier to let you
Take a guess at the rest
But you wanna hear the things in my brain
My heart
Well you asked for it"

N/A: Introducing me
De Nick Jonas

Eiden me mira sonriendo pero luego continúa cantando él mientras yo me le quedaba viendo hasta que decidimos terminar allí.

—No creí que una de mis canciones pudiera sonar tan bien —comentó mirándome y haciéndome sonrojar.

—¿Qué es esto? —pregunta llamando mi atención y lo encontré con mi cuaderno.

—Eso... am... son algunas dibujos y otras cosas que hago... —dije apenada y le quise arrebatar mi cuaderno pero no me lo permitió.

—Déjame verlo, tengo curiosidad —pide pero no lo abre, en cambio me hace ojitos de cachorro.

—Bien...

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