t r e s .
Ulises, ¿recuerdas cuando una vez llegué a robarte un par de monedas para comprar flores y llevarlas al cementerio? Pues bien, ese día quería un abrazo, quería comprensión y necesitaba tanto a nuestros padres. Está de más decir que contigo nunca he logrado congeniar, no se puede hablar nada aunque esta sea la única excepción en donde me escuchas con la atención que siempre he anhelado. Pero no es lo mismo.
Quería a mamá, acunarme en sus brazos aún cuando pasara el día con sus constantes regaños. Sentarme junto a papá en el sillón viejo y hablar mientras hacíamos un mal intento de jugar ajedrez. Esa vez recuerdo que solo corrí desde casa al cementerio sin detenerme en el trayecto de veinte minutos; ya no tenia quien me comprendiera, ni un amigo, alguien con quién contar.
Al salir del camposanto, después de desahogarme un poco, decidí caminar por los alrededores del pueblo, el sitio dónde aun sigue conservándose ideologías del siglo pasado por más desarrollado que estuviera por otros ámbitos; algo ridículo, ¿no?
Pensaba. Toda reflexión venía a dar con Kiara. " Pero no queda mas remedio que soportar, total que no hay nadie que quiera ayudar", había dicho. Sin querer me había cruzado con una chica que era igual o más excluida que yo sólo por lo que era. Lo peor del caso es que, hasta cierto punto tenía tanta razón; sus palabras no se habían hecho llegar sin intención de herirme, porque había tanta verdad... ¿Quien se atrevería a defender a una chica de piel negra o a una lesbiana en Lucero, el pequeño pueblo lleno de prejuicios y discriminaciones? Absolutamente nadie. Las personas que bien pudieran haber hecho algo ya no estaban en este mundo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro