⚠ Aviso! Esta historia contiene: MAP, Vi0l4c10n3s. Abus0 físico y mental y escenas fuertes (sin mucha descripción), LEANLO BAJO SU PROPIA RESPONSABILIDAD!!⚠

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Una rosa blanca descansaba sobre la mesa de noche, su presencia silenciosa llenando la habitación con una atmósfera de melancolía. Para algunos, era simplemente una flor marchita, pero para el, era un recordatorio constante de la fragilidad de la vida y los lazos rotos que nunca podrían ser reparados.

Cada pétalo caído era un doloroso recuerdo, cada espina una marca de las heridas emocionales que había sufrido. Al contemplar la rosa, su mente se inundaba de imágenes del pasado, de momentos perdidos y promesas rotas que nunca podrían ser olvidadas.

Con manos temblorosas, tocó la delicada textura de los pétalos marchitos, sintiendo la frialdad y la falta de vida que emanaba de la flor. Era un símbolo de todo lo que había perdido, de los sueños que se habían desvanecido y las esperanzas que se habían marchitado junto con la rosa.

Su belleza ahora marchita y sus pétalos descoloridos. Era un símbolo de los sueños rotos y las ilusiones desvanecidas que habían llenado su vida. Cada pétalo caído era un recordatorio de las promesas rotas y las esperanzas perdidas que nunca podrían ser recuperadas.

Al contemplar la rosa, sus ojos se llenaban de lágrimas mientras revivía los momentos de angustia y desesperación que habían llevado hasta allí. La flor se había convertido en un testigo mudo de su sufrimiento, un recordatorio constante de la crueldad del destino y la injusticia del mundo en el que vivía.

Aun con la flor en manos, acarició los pétalos marchitos, sintiendo el frío y la aspereza que emanaba de la flor. Era como si la rosa absorbiera su dolor y su sufrimiento, alimentándose de su miseria y su desesperanza . . .

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El recuerdo de aquella noche había estado persiguiéndola durante años, como una sombra que se aferraba a su ser. Cada vez que cerraba los ojos, volvía a encontrarse en aquella celda oscura y húmeda, enfrentándose al desgarrador dilema que había cambiado su vida para siempre.

El sonido de las cadenas que lo mantenían prisionero resonaba en sus oídos mientras se encontraba sentado en un rincón sombrío de la celda, observando la débil luz que se filtraba por la pequeña ventana. El aire estaba cargado de tensión, como si supiera lo que estaba a punto de suceder.

De repente, escuchó el chirrido de la puerta de la habitación al abrirse, y el sonido de pasos que se acercaban lentamente hacia el. Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, se enderezó, tensa y alerta, preparada para lo que fuera que estuviera por venir.

Cuando finalmente la figura entró en la habitación, lo que vio lo dejó sin aliento. Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras se enfrentaba a una verdad que había estado negando durante tanto tiempo. Todo lo que creía que sabía se desmoronó en ese momento, dejándola sumida en la oscuridad de la desesperación.

– Indigo . . .?