A medida que pasaban los días en cautiverio, Green se encontraba cada vez más inmerso en un abismo emocional, donde el amor y el dolor se entrelazaban en una danza compleja y tortuosa. Aunque al principio había resistido con todas sus fuerzas, cada acto de supuesta bondad por parte de su captor socavaba su determinación, sembrando semillas de duda y confusión en su mente. El dolor de los abusos sufridos se convertía en un eco constante en el alma de Green, una cicatriz invisible pero omnipresente que se negaba a desaparecer. Cada palabra halagadora y cada gesto de cariño por parte de su captor eran como una breve tregua en medio de la tormenta, un fugaz respiro que lo dejaba anhelando más, incluso a costa de su propia dignidad.

El deseo de ser amado y aceptado se volvió una obsesión para Edward, una necesidad voraz que lo consumía desde dentro. Aunque sabía que su captor lo utilizaba como un peón en un juego retorcido de manipulación y control, una parte de él anhelaba desesperadamente la atención y el afecto que su captor le mostraba en momentos de debilidad.

La idea de ser utilizado como un objeto para satisfacer las necesidades egoístas de su captor se convirtió en una fuente de consuelo para Green, un recordatorio constante de su supuesta importancia en la vida de su captor. Aunque sabía que era una mentira cruel y retorcida, una parte de él se aferraba a la ilusión de que sería suficiente para ganarse el amor y la atención que tanto anhelaba. Con cada día que pasaba, Green se encontraba más atrapado en la telaraña de manipulación emocional de su captor, luchando por encontrar un sentido de amor y aceptación en un mundo que parecía estar en su contra. Aunque sabía que el camino hacia la redención sería largo y tortuoso, estaba decidido a encontrar la fuerza para resistir y buscar una oportunidad de liberación, aunque pareciera una tarea imposible.

A pesar del dolor y la vergüenza que acompañaban cada acto de violencia, Edward se encontraba atrapado en un ciclo destructivo de sumisión y autodesprecio. Cada vez que su captor lo tocaba, una voz susurrante en su mente le recordaba que era lo único que merecía, que su único propósito era servir y satisfacer los deseos retorcidos de su captor. La sensación de impotencia lo envolvía como una manta oscura, sofocando cualquier intento de resistencia o rebeldía. Aunque en lo más profundo de su ser anhelaba escapar de las garras de su captor, una parte de él se resignaba a su destino, convencida de que nunca encontraría la fuerza o el coraje para liberarse de sus cadenas emocionales. La sombra de la culpa lo perseguía a cada paso, recordándole constantemente su propia complicidad en su sufrimiento. ¿Cómo podía permitirse sucumbir una y otra vez a las mismas atrocidades, a pesar de saber que estaba siendo usado y manipulado? ¿Cómo podía reconciliar el odio y el desprecio que sentía hacia su captor con la necesidad desesperada de su amor y aprobación?

El miedo se había convertido en su compañero constante, una sombra que lo seguía a todas partes y lo mantenía prisionero de su propia mente. Aunque anhelaba la libertad con cada fibra de su ser, una voz oscura en su interior le susurraba que nunca escaparía de su tormento, que estaba condenado a vivir una vida de sufrimiento y desesperación hasta el día de su muerte. Con cada acto de violencia, Green se hundía más y más en la oscuridad, perdiéndose en un laberinto de dolor y desesperanza. Aunque sabía que el camino hacia la redención sería largo y tortuoso, estaba decidido a encontrar la fuerza para resistir y buscar una oportunidad de liberación, aunque pareciera una tarea imposible.

el rostro de Green se ilumino con la luz que emanaba de la puerta, una figura oscura, alta y robusta estaba parada en la puerta dándose paso a la habitación, Green con los ojos llenos de lagrimas abrazos sus piernas al reconocer a aquella imponente figura.

– Buenos días Greeny~ -Índigo cerro la puerta y entre la oscuridad se acerco a la celda, agachándose enfrente de esta.

– . . . -Green tenia entre sus manos la rosa blanca que lo había estado acompañando en aquel infierno.

– Mgh~ -Rio bajo- Mírate~ te vez tan adorable así~ Awww corazón~ dime, que vas a querer de comer hoy?~

– L-Lo que sea excepto carne . . . p-por favor . . . -Sostenía con fuerza la Rosa, sin importar que las espinas se clavaran en su piel haciendo que sangrara-

Índigo al darse cuenta de eso con una perversa sonrisa metió su mano entre lo barrotes y sostuvo la mano de Green, quitándole la rosa y admirándola unos segundos.

– Hace cuanto te regale esta rosa?~ esta tan marchita como tu~ jeje . . . veo que ha sido tu único consuelo . . . que patético no?  jajajaja! -le evento en la cara la rosa a Green, entre risas se levanto para buscar la comida de su presa-

Green se quedo en la celda . . . llorando . . . como cada día . . . en su mente resonaban aquellas Dulces Mentiras que índigo le había dicho . . .después de algunos minutos, índigo regreso con un plato de fruta picada con un poco de miel encima y pedazos de amaranto. Índigo dejo el plato en la mesa de noche y saco a Green de la celda, se sentó en la cama y coloco a Green en su regazo . . . con delicadeza  paso sus manos sobre el corset de tela y jalo los hilos que apretaban la cintura de Green . . .su mano se dirigió a la mejilla de Edward acariciando sus finos cabellos color miel

– Ya creció tu lindo pelo~  ya es hora de cortártelo~ pero . . . debes comer primero~

Indigo agarro el tenedor y le empezo a dar de comer a Green en la boca, como si de un niño pequeño se tratase; Edward comía tranquilamente mientras era mimado por su captor

Cuando Green termino, Indi saco del cajón unas tijeras y con delicadeza empezo a trazar finos cortes sobre el pelo dorado de Green, dándole un bello corte que le hacia ver mas femenino

— Ay Green~ Realmente eres precioso~ Mi hermosa muñequita~

Indi cargo a Green como princesa y lo llevo al baño, le quito al ropa y lo metio en una tina llena de agua tibia para quitarle el exceso de pelo que callo y de paso bañarlo como todos los días

—Y me engaño . . .decía las mentiras mas bonitas que quería escuchar—

[Fin capitulo I]