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『Uno』

Capítulo 1
El tiempo vuela

El sonido de las olas en la noche más la sensación de la arena en sus pies descalzos era algo a lo que se había acostumbrado. Debajo de su cuerpo había una manta sobre la arena, ella estaba recostada en ésta mirando el cielo oscuro con algunos puntos brillantes, estiró su brazo dibujando con su dedo figuras invisibles uniendo las estrellas en trazos sin sentido, unas pocas personas se encontraban en la playa a esa hora de la noche, a HyeLin le gustaba ir precisamente cuando el sol se escondía ya que la multitud disminuía trayéndole paz. Cuando llegaron a Los Ángeles sus citas con una psicóloga le ayudaron un poco, pero al aceptar entrar en el grupo de apoyo la ayudó mucho más soltando esa sensación de sofoco y soledad. HyeLin incluso había hecho una amistad con Kim YouJin, una joven mayor que ella por un año quien se había ido a Los Ángeles con su hermano luego del acoso de un chico que decía ser su novio, aquella extraña relación inexistente había sido real para el acosador siguiéndola a todos lados, tenía fotos de ella, había sido atrapado dentro de su casa cuando intentó abusar de YouJin (quien prefería ser llamada como Cherry), de alguna manera, Hye se sintió en confianza con la pelinegra creando una pequeña amistad.

Los padres de YouJin eran de Corea del Sur, sus abuelos eran del campo, muchas veces le comentaba de la granja que tenían deseando llevarla allí. Por supuesto, nadie sabía de la identidad real de la pareja.

Sólo la señorita HanNa lo sabía.

Tomó su teléfono a su lado revisando el último mensaje de NamJoon, seguía trabajando en eso de rescatar a su madre. No mentiría que le preocupaba, luego de haberlos ayudado, NamJoon se había ido a Ilsan, la ciudad donde creció cuando niño, ni JungKook ni ella sabían exactamente su paradero, se comunicaban por videollamadas o por mensajes, para Hye era angustiante ser consciente que JaeWang seguía teniendo a su madre como rehén, no quería creer en nada...negativo que la perturbara más. Confiaba en NamJoon, sabía que no mentía cuando prometía estar en eso. Confiaba en él porque JungKook lo hacía.

Giró sobre la manta quedando boca abajo, apoyó su cabeza sobre sus brazos cerrando sus ojos. Respiró profundo el aire salado perdiéndose en el sonido del mar, no se percató del chico que miraba desde lejos. Jeon JungKook tenía sus manos en los bolsillos de su sudadera observando a la castaña, el cabello del chico de tatuajes era más corto dejando una vista más clara de su rostro, su terapia, a diferencia de Hye había sido las clases de boxeo y defensa personal. Nunca pensó que algo tan sencillo como una clase le haría sentir seguro de sí mismo, su entrenamiento había afirmado sus músculos volviendo más fuerte su contextura. Aquel short gris que tenía dejaba ver parte de sus piernas al llegarle hasta las rodillas, caminó hacia ella y una vez junto a HyeLin tomó asiento a su lado haciéndose notar.

—¿Por qué siempre vienes a buscarme?—susurró sin estar molesta.

—Siempre me preocupa cuando tardas tanto en volver a casa.

—Es muy tranquilo aquí.

—Lo es—asintió mirando al mar oscuro—HanNa se fue hace minutos, le dije que tu cumpleaños se acercaba.

La castaña se colocó de costado apoyando su cabeza en su puño. ¿Había escuchado bien?

—¿Qué dijiste?

—¿Qué cosa?—JungKook apoyó sus manos hacia atrás inclinándose levemente. Sonrió con fingida inocencia sabiendo que le sorprendería.

—¿Recuerdas mi cumpleaños?

—Ya, me ofende que creas que no—estiró sus piernas. Se deshizo de sus zapatos para sentir la arena en sus piernas volviendo a su posición de antes—Cumplirás veintiséis, tengo en mente algunos planes para ese día.

—No quiero celebrarlo. No deberíamos...—se mostró un poco dudosa—Hay muchas cosas pasando y...

—Hye, con más razón quiero celebrarlo. Quiero que tengas un día diferente, un día donde no te preocupes por nada, sí, sé que hay asuntos más importantes, pero en este momento tu cumpleaños lo es para mí—la miró—Celebraste el mío poco después de haber llegado aquí, HanNa también te ayudó.

Ese día habían salido a la ciudad sin ningún rumbo fijo, condujeron en el auto deteniéndose en los lugares que llamaban su atención. JungKook realmente se olvidó de sus problemas y preocupaciones porque HyeLin estaba allí esforzándose incluso cuando ella misma se sentía mal.

—Así que esto es una venganza.

—Tal vez—bromeó jugando con ella. Hye sonrió un poco mirándolo detenidamente, la brisa suave movía ciertos mechones oscuros de su cabello, el piercing en su ceja y su labio seguían allí. Las mangas de la sudadera cubrían los tatuajes en su brazo que tanto le gustaba mirar en ocasiones. La relación de ambos a ojos de los demás era de una pareja joven recién casada, la realidad era que todavía no tenían un nombre para lo que tenían. Desde que llegaron a Los Ángeles no habían estado juntos íntimamente, JungKook tenía miedo de presionarla o provocarle el amargo recuerdo, no quería hacerle daño de esa manera.

Lo que no había cambiado era sus sentimientos por ella, parecía que se habían hecho más intensos en su lugar.

HyeLin fue la primera en despertar por la mañana. Había hecho su rutina de siempre en el baño y al volver a la habitación para recostarse un rato más notó el movimiento brusco en uno de los brazos del pelinegro que seguía dormido. Dormían en aquella cama matrimonial siendo costumbre actual para ambos, si no era Hye quien dormía en su pecho, era JungKook que la abrazaba por detrás quedándose así con ella. Un simple gesto era el mundo entero para ambos.

El movimiento volvió a repetirse, la castaña notó sus párpados cerrados moverse rápidamente, le parecía que incluso su respiración estaba algo agitada, a veces solía despertar por los quejidos de JungKook quien decía soñar siempre con Taemin. En el sueño o pesadilla se encargaba de torturar a HyeLin haciéndola gritar, JungKook nunca llegaba a salvarla aumentando su ansiedad y frustración, en la realidad sólo se quejaba o jadeaba como si lo lastimaran.

—JungKook—susurró pasando sus dedos por su cabello. Muchas veces solía ser casi como un sedante—Tranquilo, es un sueño.

—HyeLin—se quejó dormido murmurando—Taemin...

—Despierta—colocó su mano en su mejilla.

El pelinegro abrió los ojos cayendo en cuenta que sólo era la misma pesadilla otra vez. Intentó calmar su respiración sintiendo las caricias de Hye en su cabeza, suspiró con cierto alivio hablando con voz ronca.

—Lo siento, te desperté.

Siempre decía eso.

—Ya estaba despierta, no te preocupes—notó una mueca de dolor en su rostro—¿Estás bien?

—No es agradable ver la misma imagen la mayor parte del tiempo—se acercó a ella recostando su cabeza en una de sus piernas—Y es difícil intentar olvidarla.

Hye depositó un beso en su frente. No era la única que luchaba con sus pensamientos y emociones, JungKook era igual de fuerte que ella.

—No me gusta ver a mi esposo así—le devolvió sus palabras. Notó una sonrisa pequeña en sus labios—¿Qué dirán los demás de mí si saben que mi esposo sufre?

—Necesitas cuidar más de tu hombre—aquello le sacó una risita a la chica. Le causaba gracia cuando JungKook le seguía el juego y se ponía como niño mimado.

—Empezaré a cuidarlo preparando el desayuno—se encontró con sus ojos—¿Quieres ayudarme?

—Bajaré en un momento.

—Está bien—depositó un beso en su nariz levantándose cuando volvió a recostarse en la almohada. Al quedarse solo, JungKook tomó su teléfono en la mesa de noche, lo encendió esperando que cargaran sus funciones, bostezó restregando sus ojos escuchando el sonido de notificación.

NamJoon le había dejado un mensaje.

NamJoon:
Necesito hablar contigo urgentemente.


Las cosas no han sido color de rosa para la parejita ni siquiera estando lejos.

PD. El personaje YouJin no es mío, es de LolaBritez26 quien me permitió usarla aquí para un cameo. Tal como dijo en su historia, sentimos y creemos que ambas serían buenas amigas si se conocieran.

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