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『Veinticinco』

Capítulo 25
No te metas en mis asuntos

HyeLin en silencio veía a JungKook agradecerle a la enfermera por el desayuno en la bandeja, una vez estaban solos el chico se quitaba el cubrebocas o lo bajaba lo suficiente exponiendo su rostro. Tomó asiento frente a Hye abriendo el envase de la comida, la sopa de algas en el segundo plato tenía un aspecto bueno.

—No tengo hambre—Hye todavía cierta hinchazón en su rostro, los hematomas no se irían hasta en unos días.

—Lo sé, pero debes comer.

Tomó la cuchara introduciéndola en la sopa, Hye hizo una mueca de desagrado volteando la cabeza en otra dirección.

—Vamos, hermosa—usó un tono suave con ella.

—No quiero eso.

—¿Quieres la ensalada de frutas?

—No. No tengo hambre.

—HyeLin.

—¿NamJoon sabe algo sobre mi madre?

—Tal vez.

—¿La encontró?

—Si tomas una cucharada de tu sopa te lo diré.

—Ya, que infantil eres, es algo serio.

—Tu salud es seria—tomó de nuevo la cuchara esperando que abriera la boca—Tienes que comer—esta vez fue más serio. La castaña terminó aceptando dejándose alimentar por aquel chico que se empeñaba en mantenerse a su lado—NamJoon no la ha encontrado—cuando Hye comenzó a quejarse llevó otra cucharada a su boca para callarla—Pero encontró información de esos tipos. Lee JaeWang te hizo todo esto, ¿No?—como era de esperarse, ella no respondió. JungKook siguió alimentándola siendo cuidadoso con sus palabras—Él es el verdadero traficante de drogas.

—No digas su nombre en voz alta—susurró con la vista en la bandeja—Siempre hay alguien que lo conoce o ha escuchado de él.

—YoungOk lo conoce—ante eso, Hye levantó sus cejas sorprendidas—Estoy en toda esta mierda por él, fue él quien me inculpó, HyeLin.

—Hay comerciantes que mantienen su silencio o sirven de refugio para esa droga, los mantiene callados dándoles dinero—habló en voz baja—¿Por qué te haría esto?

—Mi negocio está en los límites de la zona que controla, nunca lo conocí, todo fue mediante YoungOk—sonrió de lado dándole otra cucharada—Todo fue parte de su plan, lo que no entiendo es porque le interesaría mi tienda.

—A él no le interesa, nunca le interesa los negocios que controla, pero...he escuchado que ayuda a ciertas personas para que se apoderen de ellos. Ni siquiera consideré esto, hay muchas personas en esta ciudad para que todo se redujera al mismo círculo—JungKook mantuvo una expresión neutra analizando toda esa información.

—Voy a ver a YoungOk.

—¿Qué?—sus ojos mostraron terror—No, no puedes ir—tomó su mano—No es seguro.

—Quiero recuperar lo que es mío, quiero recuperar mi vida.

—Buscaremos la solución...

—¿Cómo?, ¿Voy a la policía y les digo que ya encontré al culpable?—bufó levantándose de la cama. Se sentía molesto e impotente—No puedo quedarme de brazos cruzados, no puedo ir a la policía porque ni siquiera me escucharán, me encerrarán, Hye—negó con la cabeza caminando de un lado a otro—YoungOk cree que está ganando, no es así, ese negocio es mío.

—¿Por qué repite tanto que lo has colocado a su nombre?

—Porque es una maldita mentirosa, eso es.

—El local trabaja esta noche, dijo que los fines de semana posiblemente me tocaría en ese turno...—por su expresión supo que algo pensaba—JungKook, no vayas, por favor.

—Estaré bien.

—¿Estás escuchándote?, ¿Qué harás?, ¿Reclamarle y ya?

—Sólo le haré una visita.

—Iré contigo—hizo el ademán de levantarse obteniendo un ligero dolor, JungKook volvió a sentarla agachándose frente a ella—No te dejaré ir solo. Es una locura.

—Era una locura escaparme de prisión, pero lo hice—besó sus manos—Quédate aquí, necesitas recuperarte. NamJoon sigue investigando sobre tu madre.

—Esto se está complicando, siento que la bomba estallará en cualquier momento y no será bonito.

—Tal vez, pero si estalla las máscaras se caerán por sí solas.

La chica acarició sus mejillas no muy segura, intentaba colocarse en los zapatos de JungKook, ella también estaría desesperada por demostrar su inocencia y recuperar la vida que tenía. Después de todo, intentar evitar problemas al otro era imposible cuando incluso esos problemas los unía a ambos una vez más.

—Ten mucho cuidado.

JungKook se levantó depositando un corto beso a sus labios.

—Estaré bien.

El teléfono de NamJoon recibió una llamada entrante de un número desconocido. Había ido a la cafetería para dejar a los chicos solos por unos minutos, respondió la llamada llevando el aparato a su oreja mientras bebía algo de café.

—¿Hola?

—El mundo es muy pequeño a veces, ¿No crees?—reconoció esa voz—¿Quién iba a decir que tú serías la conexión perfecta para Jeon JungKook y Shin HyeLin?

NamJoon miró alrededor, la cafetería estaba llena del personal del hospital y de los familiares de los pacientes.

—¿De qué estás hablando?

—Sabes de qué estoy hablando.

—La última vez que hablamos terminé siendo llevado a la cárcel un día después...

—Dime que no estás culpándome de eso.

—Si lo dijiste significa que te sientes culpable—aquello había sido una posible idea durante un tiempo, cuando el detective privado le mostró el nombre de JaeWang sintió algo removerse en su interior, claro que lo conocía, pero no estaba involucrado con él en lo absoluto—¿Qué crees que estás haciendo, Jae?, ¿Dónde tienes a la madre de la chica?

—Oh, así que ya estás al tanto del tema—fingió estar sorprendido—Hubieras sido un buen socio si nuestra amistad no se hubiera acabado, RM.

—No me digas así—advirtió entre dientes—Deja a esta chica tranquila.

—Vamos, amigo, no juegues al policía bueno, si estás libre es gracias a mí.

—No soy tu amigo, no quiero ser amigo de un violador.

—Auch. ¿Ya le dijiste a JungKook que me conoces?—el silencio fue obvio—Supongo que no quiere ser amigo de un mentiroso.

—JaeWang, basta. Esa pobre chica ha sufrido demasiado por culpa de tu pandilla, ya basta, ¿Qué quieres?, ¿El pago de la deuda de su madre?, está bien. Yo te daré el dinero...—escuchó el sonido de su boca en señal de negación.

—Realmente estás al tanto del tema. Eso me confirma que enviaste a alguien a espiar—su voz se volvió algo dura—No metas tus narices en mis asuntos, ¿Te queda claro?, te recuerdo que tu preciado gimnasio es lo que es gracias a mí.

Aunque no quisiera admitirlo, era cierto.

—Deja que pague la deuda de HyeLin.

—La deuda verdadera no es esa.

—¿Qué?

—Te enviaré una dirección.

—JaeWang...

—Estaremos en contacto, RM.

¿Qué creen que ocurra en el negocio cuando Jk aparezca?

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