『Treinta』 『y』 『siete』
Capítulo 37
Los Ángeles
Penúltimo capítulo
—Acaban de despegar el avión, señor—informó el hombre a su jefe. DaRin sintió algo de alivio de que Hye ya no estuviera en el país, pero también preocupación de lo que ese imbécil pudiera hacerle. JaeWang estaba frente a ella en ese sofá de la oficina—¿Está seguro de esto?
—Tranquilo. No creo que la pequeña Hye dure tanto sin su mami—miró a la señora Shin quien le sostuvo la mirada manteniéndose demasiado tranquila.
—¿Por qué no los detuviste?
—A veces hay que hacerles creer que tienen la ventaja. Es más divertido este juego, si los asesino a ambos al mismo tiempo será aburrido.
—¿No se supone que querías muerto al muchacho?—levantó una de sus cejas.
—Lo quiero, sin duda alguna. Pero primero me divertiré—sonrió de una forma que le causó una punzada en el estómago. Sólo esperaba que NamJoon cumpliera su promesa.
No rescatarla y mantener a Hye lejos de Corea.
Todos en el avión se encontraban haciendo alguna actividad diferente, leían algo, escuchaban música, conversaban con alguien o simplemente dormían. HyeLin estaba junto a la ventana, a su lado estaba JungKook, la chica tenía su mejilla recostada del hombro de él mientras sus manos estaban juntas, el vuelo duraría once horas, era la primera vez que Hye subía a un avión y podría ser un momento sorprendente si las cosas fueran diferentes, antes de partir le había pedido a NamJoon que encontrara a su madre, que hiciera lo necesario para rescatarla.
Tenían mucho rato en total silencio.
—¿Te sientes bien?—susurró a la castaña.
—No sé como sentirme. Creo que estoy en shock.
—NamJoon dijo que alguien nos recibiría al llegar.
—¿Realmente salimos del país?
—Eso parece. Creí que no me dejarían entrar.
—Sí, yo también.
Ante eso, levantó sus cejas.
—Me dijiste que no lo harían.
Hye un poco avergonzada de haber sido pillada sonrió un poco.
—Lo siento, no quería venir sola.
JungKook rodeó los ojos negando con la cabeza.
—Debemos acostumbrarnos a nuestros nuevos nombres.
—Mi madre dijo que seremos una pareja de casados que salieron de su país buscando nuevos horizontes.
—¿Nos casamos y nunca lo supe?—intentó jugar con ella para distraerla. Ésta sonrió ladinamente acomodándose en el asiento—Ni siquiera hemos tenido la primera cita.
—¿Sigues con eso de la primera cita?
—¿Pensaste que era broma?
—Tonto.
—Le recuerdo que está casada conmigo, señora Jeon.
HyeLin quiso reírse ante eso. ¿Había escuchado bien?, no sonaba mal, pero le causaba gracia. Como se notaba que disfrutaba del tema.
—Park, ahora somos Park, ya no eres JungKook. Tu nombre es Ian.
JungKook arrugó la nariz en desaprobación.
—¿De dónde tomó ese nombre?, no me gusta.
—A mí sí.
—Tienes que estar bromeando—la miró con incredulidad. Ante su expresión supo que no era así—Estás loca.
—Pero te casaste con esta loca—le devolvió sus palabras. JungKook no supo que decirle, Hye sonrió divertida y él inconscientemente sonrió al verla así, acarició su mejilla con su otra mano depositando un corto beso a sus labios—¿Realmente crees que esto se solucionará?—susurró un poco más seria.
—Eso espero.
La verdad es que no sabía que esperar en ese momento.
Dieciséis horas de diferencia existía entre Seúl y Los Ángeles. El vuelo no fue tan largo como esperaban pues la mayor parte del tiempo ambos se quedaron dormidos totalmente agotados de tanta adrenalina con el peligro dejado atrás, fue mucho más raro para HyeLin estar en un país totalmente desconocido para ella, incluso las personas eran tan distintas que se sentía fuera de lugar. JungKook empujaba el carrito con el equipaje recordando la vez que visitó Los Ángeles, fue un poco más relajante para el pelinegro no tener que cubrir su rostro por el temor a ser identificado.
—¿Shin HyeLin?—ante su nombre miró a la mujer junto a ella. Era esbelta, de piernas largas y tacones de punta delgada. Su cabello color caoba caía suelto por sus hombros, sonrió amablemente con una pequeña reverencia, era asiática, específicamente coreana—NamJoon me dijo que viniera a recogerlos—miró al chico—Jeon JungKook, ¿No?
—Sí.
—Mi nombre es Choi HanNa—se presentó—Mi auto está afuera. Los llevaré a su nueva casa.
JungKook y Hye compartieron una mirada antes de aceptar.
Los Ángeles era muy turístico, Hye había perdido la cuenta de cuantas palmeras contó. En el auto, JungKook no pudo evitar preguntar algunas cosas, tanto silencio lo estaba inquietando más de lo que estaba.
—¿Es amiga de NamJoon?
La mujer que conducía con la vista al frente bajó un poco la intensidad del aire en el vehículo antes de responder al chico de piercings.
—Sí.
—¿Qué le dijo exactamente sobre nosotros?—a Hye le parecía inusual que los hubiera llamado por sus nombres reales.
—Me contó que algunos amigos vendrían a quedarse por un tiempo mientras se arreglaban algunas cosas en Seúl—echó un vistazo por el retrovisor encontrando las miradas de la pareja sobre ella, regresó su atención al camino que estaba un poco concurrido debido a la hora pico—También me dijo sus nombres falsos, me disculpo por haberlos llamado por sus nombres reales.
—¿No le parece extraño que debamos fingir?
—Señor Jeon o mejor dicho, señor Park—se corrigió—Sólo sé los detalles que NamJoon quería que supiera, no voy a preguntarles nada personal a menos que quieran decírmelo.
—Gracias por habernos buscado, señora Choi—Hye intervino.
—Pueden llamarme HanNa, no hay de qué.
—¿Desde hace cuánto vives aquí?
—Hace un tiempo. Ambos tomarán clases privadas con un profesor de inglés, deben aprender a manejar el idioma, así será más sencillo para ustedes.
HyeLin tomó una bocanada de aire procesando los cambios que estaban por venir. ¿Y si no lograba acostumbrarse?, pensó en su madre, si estuviera allí también estaría tan asombrada como ella, probablemente podría apreciar un poco más las calles junto al ambiente que la rodeaba.
—¿Estás bien?—escuchó a JungKook hablarle en susurros.
—Sí—asintió dejando que tomara su mano.
Por primera vez, eso no la estaba calmando.
El próximo es el final.
PD. Arriba tienen una foto de HanNa.
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