『Treinta』 『y』 『cinco』
Capítulo 35
Escapa en cuanto puedas
JungKook escuchó la puerta de la habitación ser abierta. NamJoon entró por ella causándole una rara sensación de alivio y preocupación al mismo tiempo, no dudó en acercarse a él, cuando iba a hablar le indicó que guardara silencio. Apoyó su oreja en la puerta queriendo escuchar si los pasos se iban, al agacharse para ver debajo de la puerta notó los zapatos del tipo que custodiaba la puerta. Se levantó, alejó a JungKook de allí susurrándole:
—Vas a salir de aquí ahora mismo.
—Hye está...
—HyeLin debe estar con su madre en este momento—desató sus manos—DaRin tiene los pasaportes—habló más bajo—El vuelo sale esta noche, JaeWang te quiere muerto, tenemos cinco minutos.
—Hyung, se honesto conmigo, la madre de Hye no irá, ¿Verdad?—evaluó su reacción—No puedes quedarte tampoco...
—En estos momentos preocupemonos por ustedes, ¿De acuerdo?, ¿Recuerdas nuestros momentos en la cárcel?
—¿Qué momentos exactamente?—NamJoon se quitó el saco que tenía subiendo las mangas de su camisa a sus codos para mayor comodidad—¿Qué vas a hacer?
El moreno abrió la puerta y jaló del tipo a la habitación. Con un sólo golpe lo noqueó ocasionando que cayera al suelo inconsciente, NamJoon siempre fue bueno para defenderse en prisión, de hecho, cuando lo demostró nadie se metía con él, JungKook en cambio era muy malo para luchar.
—Sígueme.
Obedeció sin colocar peros, pasó junto al cuerpo del sujeto siguiendo de cerca a Nam en aquel pasillo. Se detuvieron al llegar en la esquina donde estaban las escaleras hacia la planta baja, habían dos tipos conversando sobre clubes y bares, NamJoon le indicó a JungKook que esperara mientras bajaba las escaleras llamando la atención de ambos.
Fue un tanto gracioso que los dos guardaran silencio mientras lo veían.
—¿Dónde está JaeWang?—se detuvo frente a ellos.
—Debe estar en su oficina.
—Oh, ya veo—tomó las cabezas de ambos haciendo que se golpearan entre sí noqueándolos. A JungKook le sorprendía todavía la capacidad que tenía para atacar a alguien en instantes, no sabía mucho del pasado de Nam, a veces le daba la impresión de haber sido un pandillero o algo similar. NamJoon le dio la señal para que bajara una vez arrastró los cuerpos a un lado de las escaleras ocultándolos en el pequeño armario.
—Hyung—señaló la cámara sobre la cabeza de ambos.
—No te preocupes, no grabó esta área.
—¿También conoces los ángulos de las cámaras?
—Mientras hablaba con JaeWang su monitor estaba encendido, fue sencillo ver las cámaras—se encogió de hombros. Se acercó a la ventana en busca de su auto—Hay varios hombres afuera, el coche está un poco retirado de la entrada.
—Alguien viene.
Nam jaló de su brazo colocándose detrás de las cortinas que eran largas cubriendo así los cuerpos de ambos y los zapatos. Escucharon los pasos pasar y alejarse, si no hubiera ocultado los cuerpos se hubieran delatado. Ambos chicos tuvieron que salir por la puerta del jardín para rodear la casa, salir por la principal sería demasiado arriesgado, si bien en el jardín habían algunos hombres no era tanto como en la entrada, fue sencillo rodear la casa, NamJoon intentaba memorizar el ángulo de las cámaras, una vez llegaran al auto terminarían exponiéndose.
La persecución iniciaría.
—¿Ves el auto?
JungKook lo tenía en la mira. Asintió con el corazón latiendo rápido.
—Podemos correr a él, al hacerlo todos nos seguirán. ¿Listo?
Tomó una bocanada de aire preparándose. NamJoon contó hasta tres, el paso al auto quedó libre, ambos corrieron hacia el vehículo atrayendo la atención de todos. JaeWang veía desde su oficina con una sonrisita divertida, NamJoon era muy predecible, dio la orden a sus hombres de que los mataran sin pensarlo.
Hye terminó de vestirse teniendo un mal presentimiento. No sabía sobre qué o quien, sólo estaba ese sentimiento allí molestándola en el pecho. DaRin entró a la habitación entregándole los dos pasaportes, al abrirlo encontró los datos falsos de ambos.
—¿YangMi?, ¿Park YangMi?
—Es mejor que no usen sus verdaderos nombres.
—¿Por qué dice que estoy casada?—comparó con el de JungKook—Este dice lo mismo—al ver su nombre se siento extraña—¿Park Ian?
—Ambos serán una pareja de casados que se fueron al extranjero para probar suerte y ampliar sus horizontes—la miró notando que estaba asimilando aquello—Olvida todo lo que pasó aquí, Hye—ésta posó su atención en su madre—Bueno, sé que es...complicado, pero...
—Nunca vendrás, ¿Cierto?—la forma en que lo dijo le dolió—No hubo ningún error con tu pasaporte, ¿Cierto, mamá?
—Iré pronto. No te preocupes, lo principal es sacarlos a ambos—colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja—Eres muy fuerte, hija, no sé de quien sacaste esa fortaleza, sólo sé que es de admirar.
HyeLin la abrazó tomándola desprevenida, respiró profundo sintiendo que esa sería la última vez que se vería. La estrechó con fuerza sintiendo las palmaditas de DaRin en su espalda, por primera vez no quiso soltarla.
—Lamento que nuestra relación de madre e hija no haya sido la mejor—susurró la castaña—Lo siento mucho, mamá.
—Yo también lo siento—comentó—No debiste estar allí esa noche—esta vez fue ella quien la apretó entre sus brazos—Todo esto es mi culpa. Ahora que te irás haz lo que siempre quisiste hacer, comienza desde cero, ¿De acuerdo?
—Esto se siente como una despedida—el mal presentimiento sólo fue en aumento.
—Tranquila, estaré bien.
El sonido de un auto interrumpió el momento. DaRin soltó a Hye acercándose a la ventana, de la camioneta negra bajaron cuatro hombres, eran enviados de JaeWang.
NamJoon conducía a toda marcha esquivando los autos de la autopista, tres camionetas negras los seguían negándose a rendirse. JungKook se sentía algo mareado con los movimientos dentro del vehículo, al mismo tiempo la adrenalina del momento superaba las ganas de querer vomitar. El sonido de las patrullas de la policía empeoró la situación, tenía que distraer a todos esos idiotas. Al entrar en la ciudad por las calles angostas detuvo el auto en un callejón donde milagrosamente entró, ambos respiraban agitados mirando a ambos lados del callejón, las patrullas de la policía pasaron a toda marcha al igual que las camionetas que los seguían.
Al parecer los habían despistado.
—Iremos a la casa, recogeremos a Hye junto al equipaje, los llevaré de una vez al aeropuerto—miró la hora en la pantalla que tenía en medio de ambos asientos delanteros—Una vez registrados estarán más seguros.
—¿Crees que nos dejen salir?
—¿Del país?, sí. Siempre y cuando no extendamos esto—tensó sus manos en el volante—JaeWang sabe que pienso sacarlos.
—No escucho las patrullas—miró a ambos lados del callejón. De repente todo se había quedado tranquilo—Debemos irnos.
—Espera un momento—revisó su teléfono—Diez minutos y nos iremos.
Uy...
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