『Ocho』
Capítulo 8
La tienda
—Bien, este es mi número de teléfono—Hye lo había anotado en un papel. Tenía varias prendas en la cama sin saber que usar para una entrevista en una tienda de tatuajes—En la cocina tengo el teléfono local, cualquier emergencia puedes llamarme allí.
JungKook asintió tomando el papel.
—¿Ya sabes que usarás?
—Sí, ropa.
—Oh, ¿Enserio? —despeinó su cabello sacándole una sonrisita.
—La verdad es que estoy dudosa—fue a su armario moviendo los ganchos que tenían las prendas. JungKook se acercó echando un vistazo también, estiró su brazo tomando una chaqueta de cuero negra—En otoño suelo usarla.
—¿Tienes una camisa blanca sin ningún detalle?
—Mmm—Hye revolvió la ropa tomando lo que el chico pedía. Era una camisa blanca sin ningún estampado, las mangas eran cortas, incluso si decidía usarla por dentro del pantalón no se vería ajustada.
JungKook lo colocó sobre la cama, fue al armario buscando por su cuenta encontrando unos Jeans negros que para HyeLin eran incómodos por ser ajustados, el pelinegro revisó sus zapatos tomando unas botas con cierta altura que encajaba con el estilo. Las botas llegaban a sus tobillos.
—Listo. Usarás esto—al notar la expresión de Hye se cruzó de brazos—¿Qué?
—No me gustan esos pantalones ni esas botas.
—¿Por qué están en tu armario si no te gusta?
—Porque en ocasiones despierto sintiéndome la más perra del mundo y pasa eso—cuando intentó recoger la ropa, él la detuvo tomando su muñeca.
—Úsalo esta vez.
—¿Y si voy desnuda?
—Eso guárdalo para mí—besó su mano—Usa esto, te quedará bien, tu cuerpo es muy hermoso para ocultarlo—HyeLin miró la ropa mordisqueando su labio inferior. Tardó unos minutos en caer en cuenta de las manos juntas, llevó su vista allí notando sus dedos entrelazados con los del chico.
—Me había olvidado de esto—JungKook la miró—Cuando me encontrabas llorando solías tomar mi mano y unos segundos después conseguías calmarme—levantó la vista al chico—Tienes razón, te extrañé.
JungKook consideró la posibilidad de contarle.
—Hye, yo...
—Voy a cambiarme. ¿De acuerdo?, bajaré en un momento.
Quizás en otro momento.
JungKook dejó los platos en el fregador. Su padre abrió el grifo levantando las mangas de su suéter para lavarlos, la señora Jeon limpiaba la mesa en cambio con un pañuelo. El chico de dieciocho años había estado sintiéndose extraño desde hace unos meses, sentía que algo había cambiado en su día a día.
—Papá, creo que me gusta una chica de mi clase.
—¡¿Qué?!—su madre chilló totalmente estupefacta. Dejó lo que hacía mirando a su hijo—¿Escuché bien?, ¿Te gusta alguien?
—No pensé que sería tan trágico para ustedes.
—No, no es trágico, es inesperado—corrigió su padre—¿La conocemos?
—No lo creo, está en otra sección.
—¿Cómo se llama?
—Shin HyeLin.
JungKook evaluó la reacción de sus padres y en efecto, no la conocían.
—Tiene un lindo nombre—su madre se acercó guardando el pañuelo—Pero dime, ¿Desde cuándo te gusta, jovencito?, es primera vez que admites algo así, siempre soy yo que te empareja con las hijas de los vecinos...
—Tu madre incluso ya estaba buscándote esposa.
—¿Qué? —horrorizado la miró—Mamá, tengo dieciocho años, tengo muchas cosas en mente para hacer en la vida.
—Jeon JungKook, nadie se preocupará por ti como lo hacemos nosotros—acarició su cabello y acomodó el cuello de su camisa—Eres apuesto, inteligente y bueno en tus tareas, debo asegurar que tu descendencia sea perfecta.
Al chico le dio asco escucharla decir eso.
—No quiero hijos.
—Eso lo dice porque estás joven, no sabes de esas cosas.
—Ya no quiero hablar de HyeLin—intentó escabullirse a su cuarto. Su madre lo detuvo obligándolo a quedarse, ahora querían detalles.
—¿Cuántos años tiene?
—Diecisiete.
—¿Son novios? —su padre siguió lavando los platos.
—No. Ella y yo...somos...amigos—rascó su cabeza. Si supieran la verdad estarían aterrados por completo, su madre creía que él seguía siendo virgen, a veces su padre en ciertas cosas era más..."liberal", pero seguía sofocándolo en otras.
—Invítala a cenar, quiero conocerla.
—Mamá.
—Yo también.
—Papá.
Había sido una pésima idea contarles.
—¿Y bien? —HyeLin apareció en la sala vistiendo la ropa que el chico escogió para ella. Su cabello estaba recogido en un moño bajo con algunos mechones sueltos en sus mejillas, tenía unos aretes redondos y plateados en sus orejas. Sus labios incluso tenían un color rosa que le hizo imaginar cómo se vería si dejara marcas en su cuello, Hye no debía levantar tanto la cabeza para verlo pues las botas la hacían ver más alta, esos pantalones daban un aspecto más largo a sus piernas, en resumen, a JungKook le encantaba—Ah, mi teléfono—se acercó a la mesa de centro tomando el móvil, lo guardó en el bolsillo de su chaqueta—Sacaré copia de mi currículum en el camino, ya lo sabes, puedes llamarme...
—Estás hermosa.
—¿Ah?
—Estás hermosa vestida así—se acercó a ella. Tomó su mano haciéndola girar para él—Bueno, ya eres hermosa, pero esto te da otro nivel de belleza.
HyeLin intentó ocultar el sonrojo aclarando su garganta. Nunca supo cómo reaccionar a esos comentarios del chico.
—El teléfono de la cocina...—no pudo terminar de hablar cuando JungKook jaló de su cintura para tener mejor alcance de su boca. HyeLin colocó sus manos en su pecho considerando alejarlo por un segundo muy mínimo, todo en JungKook era adictivo. Escuchó el chasquido de los besos siendo una mezcla de picardía, intensidad y coqueteo. Intentó retroceder consiguiendo que él sólo volviera a jalar de su cintura—JungKook—susurró entre sus labios con una leve agitación.
Sintió sus manos acariciar su cintura deslizándose a su trasero hasta apretarlo con suavidad haciéndola gemir. Estaba provocándola demasiado, alcanzó a ver sus ojos sonriendo divertida por sus labios rosados, lo había manchado con el labial, intentó limpiarlo con sus dedos consiguiendo un mordisco de su parte ocasionando que mordiera su labio inferior.
—Estás jugando con fuego de nuevo—susurró ella.
—¿Y si vas mañana?
—No—se echó a reír cuando repartió besos cortos a su boca—No hagas eso—sonrió divertida sintiendo cosquillas en el estómago. JungKook disfrutó escucharla reír con sus juegos coquetos, pero acabó dejándola ir—Tienes que limpiar tus labios.
—¿No quieres hacerlo tú? —estiró su brazo alcanzando su muñeca jalándola una última vez. Volvió a besarla entre risitas y sonrisitas traviesas.
—Gracias—Hye pagó el taxi y el vehículo volvió a ponerse en marcha. Allí frente a ella estaba la fachada del negocio que JungKook manejaba, los colores negros y blancos resaltaban mucho, consideró la posibilidad de que no había nadie, pero notó dos personas salir de allí. En la ventana no estaba el anuncio que JungKook dijo—Espero que no hayan conseguido a alguien—susurró avanzando con cierto nerviosismo.
Al empujar la puerta se escuchó una campana, el suelo era de madera muy brillante, en las paredes había cuadros con diferentes estilos, pero en una se encontraban los modelos de tatuajes que las personas podían escoger. A HyeLin le sorprendió la cantidad y la variedad de ellos, al mismo tiempo se imaginó a JungKook sentado en una de esas sillas aplicando tinta al cuerpo de alguien. Por dentro algunas luces eran de neón, al ser de día no iluminaba mucho, pero apostaba que en la noche era lo opuesto. El estilo en sí era minimalista, algunas paredes podían ser negras o blancas, los clientes esperaban en uno de esos sofás de cuero, había algunas revistas para que se entretuvieran mientras, notó el televisor en la sala de espera y por último se acercó a la recepción donde una mujer parecía anotar algo.
—Buenos días—saludó—Vengo por el aviso que tenían en la ventana sobre necesitar una recepcionista.
—Oh, lo siento, quitamos el anuncio ya que asumí el puesto—la mujer se levantó de la silla. Su cabello caía en ondas por su espalda de un color chocolate, era esbelta y alta, Hye distinguió algunos tatuajes en sus brazos.
—¿Necesitan personal en algo más? —suplicó.
—No, lo siento, estamos completos.
—Por favor—colocó sus manos en la barra—Realmente necesito el trabajo, por favor—pidió usando cierta manipulación con sus ojos—Sé hacer de todo, había traído mi currículum—colocó la hoja frente a ella. La mujer echó un vistazo rápido levantando sus cejas delgadas.
—Has tenido muchos empleos para ser tan joven.
Hye forzó una sonrisa incómoda.
—Debo ayudar a mi madre en casa, su salud es muy delicada y al ser su única hija debo ayudarla—mintió sintiéndose terrible al involucrar a su madre.
—Conozco a alguien que también se graduó en esa secundaria.
—¿Enserio?
—No fuiste a la universidad.
No era la primera vez que escuchaba eso. Siempre podía tener dificultades por culpa de esa porquería.
—Cómo le dije, si no trabajo no habrá nadie que alimente o ayude a mi madre—insistió—Por favor, señorita, puedo servir café o agua a los clientes, incluso limpiar si eso quiere.
La chica respiró profundo un poco dudosa, pero terminó aceptando.
—Está bien, ven mañana y te diré lo que harás.
—¡Gracias! —sonrió aliviada—Supongo que mañana conocería a mi jefe o jefa, ¿No?
—La estás conociendo—sonrió levantándose de la silla—Soy Yoo YoungOk, la dueña del lugar.
"La dueña, esto no le gustará a JungKook"
—Oh, gusto conocerla—hizo una reverencia.
—Te espero mañana a las ocho. ¿De acuerdo?
—Vendré mañana.
Arriba tienen a Yoo YoungOk.
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