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『Diez』

Canción del capítulo: Alina Baraz & Galimatias - Fantasy.

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Capítulo 10
En la oscuridad

La noche estaba haciéndose eterna para ambos. JungKook no dejaba de dar vueltas en el sofá acabando por hartarse de las sábanas y la almohada arrojándolas al suelo entre patadas o puños. Mirando el techo no dejaba de revisar en su mente la lista de personas que conocía, ¿Y si el verdadero culpable era alguien que no estaba en su círculo de amigos?, podía ser posible. De nuevo caía en diversas teorías terminando con dolor de cabeza, se levantó del sofá dirigiéndose a la cocina, se sirvió algo de agua sin encender la luz, en medio de la oscuridad pensó en HyeLin, en la discusión con su madre de la mañana.

—Las cosas se salieron de control, debes dejar de culparme por eso.

—¡Fue tu culpa llevarlos a la casa!, fue tu culpa que ellos...—su voz flaqueó—Fue tu culpa que ellos me lastimaran.

—Lo siento.

—Sí, eso he escuchado muchas veces, luego vuelves al viejo hábito—negó con la cabeza—Vete, no te quiero ver de nuevo.

Dejó el vaso vacío en el estante, fue a las escaleras subiendo con cuidado de no tropezar. La puerta de la habitación estaba cerrada, giró el pomo con cuidado asomando su cabeza, no esperaba encontrar a HyeLin despierta, estaba sentada en su cama mirando un punto ciego. Al distinguir a JungKook parpadeó varias veces.

—¿Qué haces despierto?, es medianoche.

—Lo mismo puedo preguntarte, es medianoche—entró a la habitación encendiendo la luz.

—¿Puedes apagarla?

—Oh—obedeció apagándola de nuevo. Se acercó a la cama tomando asiento frente a ella imitando su posición de indio en medio de la cama, la poca luz de afuera proyectaba en el suelo trayendo una ligera iluminación—No haré la pregunta obvia, tampoco quiero responderla.

HyeLin asintió.

—Gracias por no hacerla.

El chico le ofreció su mano y ella la tomó apretándola con fuerza.

—No puedo dormir, mi cabeza no deja de pensar.

—Me pasa exactamente lo mismo—dijo él—Últimamente las noches se están convirtiendo en una tortura.

HyeLin colocó su mano libre en su nuca, lo acercó a ella depositando pequeños besos a sus labios. JungKook acarició su mano deslizando sus dedos a su muñeca. Ésta se colocó de rodillas tomando su rostro con ambas manos, el beso se alargó convirtiéndose en uno intenso que decía mucho.

—Olvidemos todo unos minutos—pidió el chico entre sus labios. HyeLin asintió queriendo hacer lo mismo, las bocas de ambos volvieron a unirse, JungKook apartó las sábanas que cubrían parte de las piernas de la castaña, jaló de su cintura sentándola a horcajadas sobre él. El beso se volvió más intenso con una danza privada de sus lenguas.

Las manos grandes y cálidas del pelinegro sacaron la camisa de tirantes de ella dejando expuestos sus pechos pequeños, pero redondos. HyeLin sacó la camisa de él explorando su piel con sus manos, estar en la oscuridad lo hacía más excitante para ambos.

—Me ocupé de un problema—la escuchó decir cuando repartía besos en su hombro. Hye lo detuvo, se bajó del chico estirándose para alcanzar el cajón de la mesa de noche. Tomó una cajita el cual contenía siete preservativos. JungKook sonrió divertido identificando aquello.

—¿Cuándo los compraste?

—Luego de mi entrevista—se encogió de hombros—Tienes siete oportunidades.

—Son muy pocas oportunidades para olvidarse de todo—chasqueó la lengua—¿Vas a soportar tanto, hermosa? —jaló una de sus piernas haciéndola caer acostada, Hye dejó salir una risita mirando al chico colocar sus piernas alrededor de su cintura brindándole suaves caricias a sus muslos.

—¿Tu amigo soportará tanto? —insinuó.

JungKook ladeó su cabeza con ojos brillantes de deseo. Tenía a la castaña allí frente a él con sus pechos descubierto, su corazón latía con fuerza, detuvo sus manos en el borde del corto short de ella, lo deslizó por las piernas delgadas de HyeLin y por supuesto, ésta lo ayudó con su pantalón de algodón quedando en bóxers. Lo único que cubría a Hye eran sus bragas blancas.

HyeLin quedó sentada para poder repartir besos por el pecho marcado de su "amigo", bajó sus manos por su abdomen marcado y JungKook disfrutó esa sensación suspirando. Se inclinó hacia adelante quedando sobre ella en la cama dejándola acostada de nuevo, los besos fueron mezclados con algunas mordidas hinchando los labios del otro sacando algunos jadeos.

Una de esas mordidas jaló del piercing del chico en su labio inferior haciéndole quejarse.

—Hye—reprochó con voz grave.

Escuchó su risita sabiendo que estaba jugando con fuego como siempre. Como venganza, sus besos fueron a sus pechos dejando mordiscos que la hicieron disfrutar, con cierta malicia mordió uno de sus pezones escuchando su quejido.

—JungKook.

—Estamos a mano—volvió a sus labios, sus manos terminaron de quitar las bragas de ella y Hye lo ayudó con su bóxer. Sentir ambas intimidades rozando sin ninguna penetración fue una tortura, ambos ansiaban sentir al otro a mayor profundidad. JungKook detuvo el beso retrocediendo un poco, lo suficiente para alcanzar la caja de preservativos, tomó uno de ellos al abrirla. HyeLin mordió su labio inferior apreciando aquella imagen.

El miembro duro del pelinegro se acomodó al preservativo y éste a él. Abrió un poco más las piernas de la fémina buscando su lugar entre ellas, poco a poco fue introduciéndose en ella escuchando la respiración agitada de Hye, ésta alcanzó sus labios saboreándolos una vez más dejando que los chasquidos de esos besos se escucharan en la habitación. Sus manos apretaron los hombros de JungKook al sentirlo en su interior.

—Un poco más—pidió ella invitándolo a entrar más profundo. JungKook mantuvo sus ojos en HyeLin estando completamente en su interior, tomó sus muñecas colocándolas sobre su cabeza iniciando con las embestidas, aquellos primeros roces junto a la fricción trajeron viejos recuerdos a ambos cuando se reunían para desahogarse o tener diversión, desde un principio nunca hablaron de las emociones y sentimientos.

JungKook nunca supo que le gustaba a HyeLin.

Y HyeLin nunca supo que le gustaba a JungKook.

Los primeros gemidos se escucharon de parte de la chica ante las profundas embestidas que le hicieron arquear la espalda disfrutándolo. JungKook mordió su labio inferior al verla mordérselo por su cuenta, aquella manera de mirarse durante el sexo decía mucho. Las embestidas fueron más constantes, HyeLin sintió sus muñecas ser apretadas por las manos del chico, abrazó la cintura delgada de ese cuerpo masculino con sus piernas tensando sus muslos.

—Quiero escucharte, hermosa—susurró con esa voz que le gustaba.

—Idiota—su voz fue agitada. JungKook dejó salir una risita baja aumentando la fuerza de las embestidas.

—Insultarme sólo hará que me excite más.

—Eres un idiota—insultó con ese propósito uniéndose a esa risita. Hizo una mueca de dolor por la fuerza aplicada a sus muñecas, mezclándose con el placer de aquellas penetraciones le estaban nublando la cabeza—Sigue así—pidió.

JungKook soltó sus muñecas levantando un poco más sus caderas embistiendo con fuerza, el chocar de ambos cuerpos era exquisitamente placentero para los dos, Hye no era la única que se escuchaba gimiendo. Con un giro en la cama, la castaña quedó sobre el cuerpo del pelinegro comenzando a moverse sobre él manteniéndolo dentro de su intimidad.

JungKook tuvo la hermosa vista de HyeLin con su cabello cayendo suelto y un poco despeinado por sus pechos, el chico colocó sus manos en el trasero de ella apretándolos en medio de los movimientos. Hye apoyó en cambio sus manos en el pecho de él como soporte, cerró sus ojos con fuerza inclinando su cabeza de lado.

—JungKook—gimió en voz alta fuera de sí.

Las venas sobresalieron en los brazos musculosos del chico quien disfrutaba aquello acariciando la cintura o los muslos de Hye con fuerza. Con sus movimientos veía como sus pechos se movían, estar atrapado en su interior era lo que más disfrutaba hace ocho años e incluso todavía.

—Maldita sea, HyeLin—empujó sus caderas.

—Me encanta escucharte maldecir—sonrió con picardía—Había olvidado lo bien que se siente.

La cicatriz en su abdomen llamó su atención de nuevo, JungKook la tocó en una caricia y Hye detuvo su mano prefiriendo que no hiciera eso. Con sólo una mirada entendió el mensaje. JungKook logró quedar sentado sabiendo que había una historia detrás, quería dejar que ella le contara, pero la curiosidad estaba ganando.

—No me mires así—advirtió él—Y ni se te ocurra detenerte.

—¿Vas a castigarme? —provocó.

—¿Quieres un castigo? —regresaron a la posición de antes. Esta vez JungKook al estar sobre ella salió de su intimidad penetrándola con fuerza al entrar de nuevo.

HyeLin gimió clavando sus uñas en la espalda ancha de él. JungKook la embistió repetidas veces del mismo modo escuchando su nombre entre esos gemidos, Hye se aferró a ese cuerpo tan sudoroso como el suyo, entre los besos algunos gemidos salían ahogadamente.

Ese cosquilleo en su vientre comenzó a aparecer.

—No te detengas, por favor—la cama sonaba un poco por las embestidas rudas y constantes, JungKook correspondió sus besos permitiéndole hacer con su boca lo que quisiera.

—HyeLin—lo escuchó llamarla en gemidos. Su agarre en uno de sus muslos la lastimó un poco, aunque sólo disfrutaba ese dolor, el sudor de ambos estaba mezclándose mientras sus cuerpos parecían querer convertirse en uno solo. Hye tomó un puñado de las sábanas por encima de su cabeza teniendo el otro brazo alrededor del cuello con marcas de JungKook, juntaron sus frentes sintiéndose cerca del clímax.

—Estoy por llegar—avisó ella.

JungKook retrocedió sin soltarla, la cargó quedando ambos sentados sobre esa cama y ella sobre él. La hizo saltar en su miembro sintiendo aquella sensación familiar de estar cerca del final, HyeLin se aferró a él jalando un poco de su cabello, su intimidad ya estaba muy sensible para seguir soportando.

El estallido ocurrió cuando Hye se vino en el orgasmo y JungKook se corrió en el preservativo. Los movimientos fueron deteniéndose poco a poco dejando dos cuerpos agotados por aquel ejercicio. HyeLin recostó su cabeza en su hombro y éste acarició su espalda besando su hombro. Las respiraciones agitadas fue lo único que se escuchó en el cuarto.

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