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『Cuatro』

Canción del capítulo: Isabel LaRosa - I'm Yours.

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Capítulo 4
No preguntes, sólo hazlo

—¡Oye!, ese era mío—se quejó un chico al no atrapar el pastelillo de fresa. JungKook levantó una de sus cejas mirándolo de pies a cabeza. Lo conocía pues estaba en su salón.

—Ya no lo es.

—Siempre tomas el último, JungKook.

—Entonces deberías llegar más temprano—se encogió de hombros pasando junto al chico. Salió de la cafetería moviéndose por los pasillos de la escuela, se había vuelto costumbre después de un mes que JungKook visitara el salón de HyeLin todas las tardes luego del almuerzo, solía llevarle pastelillos de fresa o de limón ya que había descubierto que eran sus favoritos. Solía mirarla hacer sus deberes en esas horas a solas, HyeLin había dejado de alejarlo dándose por vencida, pero le había colocado la condición de mantenerse en silencio si quería estar allí con ella.

Había preguntado a sus compañeros sobre Shin HyeLin, la chica vivía con su madre, pero ésta parecía muy ausente en la vida de ella. Ese día, JungKook iba con la idea de hacerle algunas preguntas, por alguna razón sentía curiosidad por Hye, también le parecía muy hermosa con esos ojos grandes que solía rodar, le gustaba como mordía su labio inferior mientras colocaba atención a sus palabras.

No mentiría que pensó en besarla más de una vez.

Acabó llevándose la sorpresa de no ver a Hye en el salón. Todas las mesas estaban vacías incluyendo la suya. Una estudiante pasó detrás de él, JungKook la detuvo por un momento.

—Disculpa, ¿Eres de este salón?

La chica de cabello corto asintió.

—Sí.

—¿Conoces a Shin HyeLin?

—Claro, ¿Estás buscándola? —giró completamente hacia él—No vino a clases hoy.

—Oh, ya veo—se notó la decepción en su voz—¿Sabes por qué?

—Desconozco la razón. A veces suele faltar, tenía varias semanas sin hacerlo.

—¿Sabes dónde vive?

Ante eso la muchacha dudó.

—Incluso si lo supiera no sería bueno que te lo dijera, tendrás que preguntarle su dirección tú mismo—y acto seguido volvió a alejarse. JungKook rodó los ojos mirando el pastelillo en su mano.

Tendría que esperar a mañana.

La piscina se mantenía en una temperatura media para los estudiantes, Hye tenía clases de natación ese día, el profesor no dejaba de soplar el silbato indicando los cambios en el agua para los chicos, Hye tenía un buen control de su respiración, se movía con elegancia incluso al ser rápida, parecía formar parte del agua. Incluso su profesor le había dicho que tenía un don para nadar, había querido que participara en las competencias escolares obteniendo la misma respuesta de siempre.

Sólo lo hacía por diversión.

Algunos de sus compañeros se despidieron de ella al pasar a su lado, Hye terminó de recoger sus cosas en los vestidores saliendo de ellos con un bolso algo pesado en su hombro. Allí en las gradas distinguió un chico pelinegro de ojos grandes como los de ella. Al estar lo suficientemente cerca notó lo que tenía en manos.

—Ayer iba a darte este pastelillo de fresa, pero no viniste—Hye levantó su mirada hacia su rostro—¿Está todo bien?

—Eres la persona que más me pregunta eso—estiró su mano.

JungKook colocó el pastelillo en su mano, pero al mismo tiempo jaló de su brazo acercándola mucho más. A Hye le tomó desprevenida levantando sus cejas con asombro, incluso se sonrojó.

—No estás bien.

Y no era una pregunta.

—¿Puedes soltarme? —miró alrededor agradeciendo que los demás ya se hubieran ido.

—¿Estuviste llorando de nuevo?

—No. Si me sueltas te lo contaré—acto seguido la liberó. Ambos tomaron asiento en las gradas, Hye abrió la envoltura dándole un mordisco, dejó el bolso a sus pies cruzando sus piernas. JungKook esperó con paciencia sin dejar de mirarla, su cabello castaño caía suelto por sus hombros de forma lisa a pesar de estar mojado—No pude venir por mi madre.

—Escuché que vives con ella.

—Así que sigues preguntando sobre mí—pilló al chico.

—Sé que no quieres contarme sobre ti. Hace un mes que nos conocemos y es como si no te conociera en lo absoluto.

—Lo siento, estoy acostumbrada a callar mis cosas—le ofreció un poco. El chico negó con la cabeza—Anda, nunca me has dejado comerlo sola.

Una tonta sonrisita apareció en su rostro por su puchero.

—Es tuyo, esta vez lo necesitas más que yo.

—Ahora no te creo.

—Estás cambiando el tema.

—Y tú estás rechazándome. Dijiste que me darías cualquier cosa que necesitara, ¿No?, entonces come conmigo—pidió.

—A veces me pareces tierna, otras veces gruñona y pocas veces una tonta...—hizo una pausa.

—Vaya, pues gracias.

—Pero todo el tiempo creo que eres hermosa.

—Idiota—escuchó su risita—En fin, como te decía, mi madre no es la mejor madre del mundo, en vez de cuidarme a mí, yo la cuido a ella.

—¿Está enferma?

—Sí, enferma al alcohol—mordió otra vez el pastelillo. JungKook notó su ceño fruncido como si fuera algo amargo para ella.

—¿Por eso no te gusta hablar de ella?

—No me gusta hablar sobre eso porque me da vergüenza, siento lástima y pena de mi madre, al mismo tiempo tengo rencor hacia su persona—masticó despacio—El director sabe sobre esto, cuando falto a clases sabe que la situación en casa está mal.

—¿No debería ayudarte?

—Intentó hacerlo, pero le dije que podía manejarlo.

—Tienes diecisiete, no puedes manejar algo así.

—Jum.

—¿Por eso haces los deberes cuando los demás están en la cafetería?, ¿Por qué no puedes hacerlos en casa con esa situación?

—Ahora tú eres el inteligente—felicitó dando palmaditas a su cabeza—No digas que me ayudarás, no quiero que te involucres.

—Pero...

La miró levantarse, recogió su bolso guardando la mitad del pastelillo en él. Sacudió sus manos mirando al chico allí tener un debate mental, extrañamente JungKook le agradaba.

Y le gustaba.

—¿Sabes?, quiero pedirte otra cosa—el chico también recogió su bolso debajo de la grada colgándolo en su hombro—Bésame.

—Claro—tardó un segundo en comprender—Espera, ¿Qué?

—Bésame. Sé que quieres hacerlo cuando muerdo mi labio o paso mi lengua por ellos para humedecerlos—se acercó peligrosamente—Te acercaste a mí por esa razón, ¿No?, los chicos de tu edad siempre quieren eso, anda, bésame, no te detendré.

Sí, quería besarla, pero su cerebro estaba asimilando aquella información. Rascó su cabeza en un acto de nerviosismo, era la primera vez que una chica lo ponía así y también la primera vez que una chica le decía eso tan...directamente.

Siempre se volvían fáciles ante él.

—Desde que te conocí dejaste en claro que puedes golpearme...

—¿Te preocupa que te golpee?, te digo que no lo haré.

—¿Por qué estás pidiéndome esto tan de repente?

—Porque dicen que un beso te hace olvidar todo.

—HyeLin, no creo que...

—Si no me besarás le pediré el favor a otro—advirtió—Tal vez quiera llegar más lejos que un beso, eso haría olvidar mi nombre—se encogió de hombros caminando cerca del borde de la piscina.

En ese preciso instante, JungKook jaló de su mano y atrapó sus labios con los suyos al atraerla a él. El beso fue dulce por el sabor a fresa del pastelillo, él rodeó su cintura con su brazo y con el otro sostuvo su barbilla. Hye subió sus manos por su pecho pasándolas por sus hombros hasta llevarlas a su nuca, las bocas de ambos adolescentes se devoraban con ansiedad, las respiraciones se agitaron en segundos.

Una vez se detuvieron ambos se sintieron en las nubes, al parecer, HyeLin no fue la única en olvidarlo todo.

—¿Funcionó? —la voz de JungKook pareció volverse más grave.

—¿Quién eres? —bromeó. Ambos rieron ante eso volviendo a besarse una vez más.

De esta manera inició todo entre ambos.

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