『Cinco』
Canción del capítulo: Melanie Martinez - High School Sweethearts.
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Capítulo 5
Olvidemos todo esto
El teléfono de HyeLin había conseguido encender, parecía que el golpe sólo había hecho una grieta en el protector de la pantalla más no en la pantalla como tal. Apenas consiguió que encendiera recibió un mensaje de un número que conocía demasiado bien, siempre que recibía un mensaje de ella le quedaba el sabor amargo en su boca, inhaló profundo decidiendo llamarla, al segundo repique respondieron:
—Finalmente me llamas—murmuró la otra persona con voz lenta. Supuso que estaba durmiendo.
—Tenía problemas con mi teléfono—pasó su mano por su cabello enredado—Te enviaré el dinero a la cuenta como siempre.
—No es necesario, ya hice el pago.
Hye frunció el ceño estando aun en la cama con las sábanas cubriendo sus piernas.
—¿Qué?
—Me acordé de tu clave.
—En ningún momento te he dado mi clave, mamá.
—Claro que no, pero recuerdo ese día que fui al banco contigo...
—No, no, dime que no metiste las manos en mi dinero—a Hye le hirvió la sangre—Maldita sea, mamá—colgó la llamada. Entró a la aplicación del banco en su teléfono encontrando muchos ceros en la cuenta. Volvió a llamarla esperando que respondiera—¡Vaciaste la cuenta!
—No te alteres, HyeLin, necesitaba más de lo normal...
—¿Para qué?, ¿Para comprar más licor y pagarles a los hombres que llevas a casa? —indicó furiosa.
—No me hables así, jovencita. Soy tu madre...
—No, pareciera que eres una niña inmadura y estúpida que no deja de meterse en problemas—decir que estaba molesta era poco. ¡Ese dinero era suyo!, tenía un control de ello para gastarlo pues como toda persona común y corriente tenía responsabilidades.
—¿Por qué siempre debes exagerar?, ¡Ese dinero me corresponde por haberte educado durante años!
Hye bufó sin creer lo que escuchaba. Su madre era muy descarada la mayor parte del tiempo.
—¿Educado?, ¿Te recuerdo que fui yo quien tuvo que cuidar de ti durante esos años?, sigo sin entender como una mujer como tú pudo convertirse en madre.
—¡HyeLin!
—No me escribas más, desde ahora estás sola, mira como pagarás tu deuda—y colgó.
El trabajo muchas veces distraía su mente y la agotaba al mismo tiempo. Ese día no estaba distrayéndose para nada, no podía creer que su madre había sacado todo el dinero de la cuenta, no se haría millonaria, pero era un dinero que era suyo, no de su madre. Por eso nunca le dio las claves de sus cuentas, no debió dejar que la acompañara ese día al banco, los clientes esperaban que registraran sus compras, Hye estaba más seria de lo normal haciendo las cosas lo más rápido posible, cuando salió de casa en la mañana JungKook seguía dormido en el sofá, le había dejado una nota en el comedor indicándole que sólo comiera lo que le había dejado preparado.
La fecha del pago estaba muy lejos, no podía renunciar en ese momento.
—HyeLin, necesito hablar contigo, cierra la caja—indicó su supervisor. La chica obedeció cuando atendió su último cliente dirigiéndose a la sala que los trabajadores compartían para almorzar o descansar unos minutos, minutos que a Hye nunca le tocaba.
—Aquí estoy, señor—se detuvo frente a el hombre que bebía una botella de agua. Estaba en sus treinta y algo, tenía esposa e hijos, detestaba a Hye por razones que ella no comprendía.
—¿Trajiste tu justificativo?
—¿Qué?
—Si quieres que te pague por el día de ayer debías traer un justificativo médico, dijiste que estabas indispuesta.
—Pero usted me dijo que no me pagaría...
—HyeLin, ¿Acaso eres estúpida?, ¿Tan tonta eres?, ¿Por qué crees en todo lo que se te dice? —con su dedo empujó su frente haciéndola retroceder. La castaña estaba a punto de explotar—Cuando te contraté creí que darías la talla entre tus compañeras, pero eres una pérdida de tiempo.
—Usted dijo que no me pagaría por el día de ayer, asumí que no tendría sentido mostrarle un justificativo...
—¿Asumiste? —volvió a golpear su frente con su dedo. El hombre era delgado y muy alto—No tienes la capacidad de asumir nada.
—Si vuelve a tocarme se meterá en problemas—advirtió. Su superior por diversión le contradijo dispuesto a repetir su gesto, Hye detuvo su mano golpeando su muñeca.
—Esta mocosa...
—¿Sabe qué?, tiene razón, soy una trabajadora incompetente. Tan incompetente que tomo horas extras y me encargo de cosas que no me corresponde porque mis otras compañeras están ocupadas lamiendo sus botas para después apuñalarlo por la espalda—tomó la pequeña placa de su pecho arrojándola a sus pies—Renuncio.
—¿Qué?, ¿Quién te crees para...?
Hye se deshizo del delantal. Fue a su casillero tomando sus cosas y guardándolas en su bolso.
—Sé que debe anunciarse con tiempo, pero estoy segura que muere de emoción por anunciarlo antes así que no pierda el tiempo, superior—fue hasta la puerta—Gracias por hacerme desperdiciar mi tiempo, idiota.
—¡Shin HyeLin!
Y cerró fuertemente saliendo de aquel maldito lugar.
La puerta de la casa fue azotada por la chica quien se sentía frustrada con todo lo ocurrido en la mañana. Había renunciado por impulso todo gracias a su querida madre quien acabó destruyéndola de nuevo, era increíble el poder que tenía sobre ella incluso cuando ya no vivían juntas. Hye se había independizado luego de la terrible paliza que recibió donde casi perdía la vida y todo debido a la mujer que la trajo a ese mundo.
Arrojó el bolso hacia el sofá, tomó el cojín y lanzó un grito ahogado en él. JungKook que bajaba las escaleras al haberla escuchado se sorprendió de verla en ese estado.
Hye en cambio se había olvidado de él.
—¿Qué ocurrió?, ¿No debías estar en el trabajo?
—Ya no hay trabajo. Puedes estar contento, renuncié—se dirigió a las escaleras siendo detenida por él—No quiero hablar ahora mismo, JungKook.
—Pues yo sí, dime, ¿Qué pasó? —la obligó a verlo sin soltar su brazo. Las mejillas de la chica estaban rojas de la ira y sus ojos parecían lanzar cuchillas invisibles a cualquiera.
—Mi madre, eso pasó.
—¿Qué?
—Gastó mi dinero, tomó el dinero de mi cuenta y no sabía que ella había memorizado mi clave—con sólo decirlo hervía más su sangre—Renuncié porque estoy harta de toda la gente que me rodea—se soltó de su agarre subiendo los escalones—Hubiera preferido morirme desangrada esa noche.
JungKook sin poder quedarse así la siguió hasta la habitación. ¿Había escuchado bien?, se detuvo en el marco de la puerta viéndola sentada en su cama. Se acercó despacio mientras Hye tenía sus manos en su cabeza, su mente no estaba pensando con claridad debido al enojo, muchas veces la había visto en ese estado y una vez más insistía en que no había cambiado nada.
Se agachó frente a ella tomando sus manos con cierto cuidado. Hye mantuvo la vista en el suelo murmurando...
—Soy un desastre, odio mi vida.
—No digas eso.
—Siempre está jodiéndome la vida, ¿Cómo alguien como ella puede llamarse madre? —bufó.
—Hye.
—Es absurdo—JungKook apretó sus manos haciendo que le colocara atención. Ambos se miraron fijamente creando una extraña tensión que no ocurría desde hace ocho años, pero esta vez parecía ser más fuerte—Una vez dijiste que cualquier cosa que necesitara la conseguirías.
Lo recordaba perfectamente.
—¿Qué necesitas?
—Bésame.
Aquello le trajo recuerdos.
—¿Sabes?, quiero pedirte otra cosa—el chico también recogió su bolso debajo de la grada colgándolo en su hombro—Bésame.
—Claro—tardó un segundo en comprender—Espera, ¿Qué?
—Bésame. Sé que quieres hacerlo cuando muerdo mi labio o paso mi lengua por ellos para humedecerlos—se acercó peligrosamente—Te acercaste a mí por esa razón, ¿No?, los chicos de tu edad siempre quieren eso, anda, bésame, no te detendré.
—¿No me dijiste que ya no somos niños jugando con fuego?
—¿No me dijiste que no he cambiado nada? —levantó una de sus cejas—¿Vas a usar la excusa de serle fiel a tu novia?
—Hye...
—Bésame—lo calló. Colocó sus manos en sus hombros—Dijiste que no has olvidado nada de lo que hicimos, no creo que sea difícil para ti—miró fijamente sus ojos—Eres el único que conseguía hacerme olvidar por unos minutos—la distancia fue haciéndose menos, JungKook no era capaz de decir nada cayendo ante la tentación de tener sus labios carnosos tan cerca—Y si te soy honesta...—susurró acariciando su labio inferior con su pulgar—El sexo contigo era adictivo.
Sus labios hicieron contacto cuando la distancia desapareció. El beso fue apasionado con cierto toque de urgencia que alimentaba el deseo en ambos, claramente habían mejorado muchísimo en el arte de besar, Hye jaló de su camisa queriendo sentirlo más cerca y JungKook terminó colocándose sobre su cuerpo en aquella cama, mientras sus bocas volvían a reencontrarse las manos de él acariciaron su cintura apretándola en ocasiones, deslizó su mano a una de sus piernas escuchando el sonido de sus labios pidiendo más.
Tal como hace ocho años, HyeLin no era la única en querer olvidar todo.
Vienen las escenas que me ponen nerviosa escribir :D (como que me asusta pero me gusta)
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