Epílogo
En la búsqueda de la felicidad hay una brecha entre perderte y encontrarla, o simplemente no hacer nada por ir tras ella.
Las respuestas que tanto buscabas estaban en las palmas de tus manos, y esa verdad era lo que por fin te iba a permitir respirar mejor. Porque las noches iban a dejar de ser largas. Los días ya no iban a estar cargados de nostalgia. Porque te das cuenta de que tu eres la maldita respuesta. Y no lo sabías.
No sabías que todo lo que buscabas ya lo habías encontrado, pero lastimosamente perdido en el proceso sin darte cuenta.
Era como vagar en un laberinto, en el cual en cada callejón te ibas perdiendo más. Por alguna razón, la lluvia siempre me generaba sentimientos. Era como si viera en ella reflejada a una persona... Una que solo veía en mi mente. Me gustaba creer que la lluvia era mi pareja.
Puedo sonar loco, pero me encantaba besar la lluvia. Era un beso metafórico que me inducia a creer en el amor.
Un amor que yo mismo me había inventado.
Y aunque sabía que no eras real, me esforzaba por creer que si lo eras.
Me esforzaba por imaginarte real, y lo estaba logrando, porque mi corazón decía que lo fuiste, lo eras y lo sigues siendo.
Todo en mí decía: Él es tan real como el agua que traspasa las palmas de tus manos; tan real como el sol que te quema un día de verano.
Y joder, estaba enamorado de él.
Te amo.
Te amo.
Te amo.
Te amo.
Te amo.
Te amo.
Te amo.
Y quiero que me ames.
Por favor, ámame.
Por favor, piénsame.
Por favor, no me olvides.
Déjame vivir dentro de ti.
Déjame circular en tu cabeza.
Déjame hacerte mío en la distancia.
Permíteme conocerte otra vez.
Puedes decirme todo lo malo que has hecho, confíame todo aquello que te hace ser una mala persona, porque te juro que estoy dispuesto a besar todo eso que demuestra lo imperfecto que eres.
Pero sobre todo permítete conocerme.
Cariño, ya no soy el mismo niño que conociste a los diecisiete... Soy diferente, todo en mi ha cambiado.
Ahora pienso diferente, me visto diferente, hablo diferente, amo diferente y sobre todo: Te idealizo diferente.
Abrí mis ojos muy lentamente, hasta ver aquella pálida vieja por los años que habían pasado sobre ella. Igual de lento me dejé caer al suelo, manchándome el pantalón de lodo.
Vi su nombre tallado en concreto, y algo en mi pecho se rompió en millones de pedacitos.
—Perdón por haberte olvidado tantos años—le dije en un murmuro, sintiendo como mis ojos se humedecían—Pero ya estoy de regreso, y sigo siendo tuyo.
Pasé mis manos por toda la lapida, me permití acostarme encima de él. Creyendo que de esa manera podría tenerlo más cerca. Las gotas gruesas de agua que colisionaban en mi mejilla, me hacían tener breves recuerdos de una noche aquí, junto a él.
Terminar de leer aquel libro en el cual mis padres insistieron tanto, solo hizo que me diera cuenta a quien querían que recordara. Joder, me dolía el corazón. Me duele tanto porque estoy recordando cada detalle, cada cosa, cada fragmento en papelera. Recordaba todo, menos su voz y su tacto.
Así que me tomaba la libertad de imaginarlo.
Y sin tener conciencia, mi boca solo empezó a hablar sin parar:
—¿Alguna vez te preguntaste como sería la vida sin nosotros? Respóndeme, dime ¿Qué hubiera pasado ni no nos hubiéramos topado? Quizás yo hubiera hecho lo imposible para encontrarte, solo que ahora no puedo hacer eso realidad... No puedo solucionar esto, de verdad que quiero, pero no puedo—los truenos a mí alrededor me hacen estremecer, pero no me muevo de la posición en que me encuentro—El significado de mis emociones radicaba en tratar de ignorar tu existencia, imaginar que no existías... Suponía que eras un personaje ficticio, en un mundo ficticio, por lo tano estaba consciente de que mi amor era ficticio... Pero era lo único real que me quedaba, era lo que me hacía sentir humano.
Hice silencio un instante, esperando paciente a su respuesta, una que no llegaba. En cambio, lo único que llegaba eran los constantes recuerdos que por mucho tiempo estuvieron bloqueados. Lo recordaba, pero a la vez lo desconocía.
Quería contarle todas las cosas que habían pasado durante estos diez años, quise decirle que me había enamorado de alguien más, de alguien que no era él, de alguien muy diferente. Quise contarle que iba a tener un hijo con ese alguien y que eso me hacia feliz... Yo estaba siendo feliz. Y muy en el fondo hubiera deseado que esa felicidad la hubiese compartido con él. Pero no fue así, porque lo destruimos.
Mi yo de aquella época se sentía infeliz, pero mi yo de esta época se siente jodidamente bien.
Quiero contarle todo, no pasarme ningún detalle. Tenía la necesidad de ponerle al día.
Me incorporé, quedando sentado de rodillas. Limpié mis lágrimas y di un enorme suspiro, dándome de valor de poder hablar.
—Hace tres años he conocido a alguien, su nombre es Karoline King, ella es amiga de Sandra, tu mejor amiga de la adolescencia. ¿La recuerdas? Pues ella nos ha presentado en la boda de su primo, al irnos conociendo supe que ella era el amor de mi vida... Pero tú fuiste mi alma gemela—el estruendo de un rayo lo tomo como respuesta. Quise creer que los truenos, rayos y relámpagos era mi manera de comunicarme con él. Porque mi corazón sabía que Gustavo era la fuerte lluvia que cae del cielo. —¿Sabías que Sandra ha publicado un libro narrando nuestra historia de amor? Todos han sido testigos de nuestro final, de lo que no supimos manejar, algunos te odian, otros te aman... Pero yo siento un poco más que amor. Joder, si tan solo me hubiera detenido a tu "No te vayas'' quizás esto no hubiera pasado, tal vez tu estarías aquí, tal vez no seguirías teniendo diecisiete.
››Un día creí verte en el aeropuerto, puedo jurar que eras tú. Pero no fue así, podría haberte reconocido al instante. No hay nadie que te iguale.
Vi la pulsera en mi mano, lo que me hizo recordar aquella noche del accidente.
—¿Por qué me tuviste que salvar? No tenias que morir de esa manera, ¿A caso no sabes que morir por amor es la manera más patética? Solo debiste dejar pasar lo que tenía que pasar.
Y entonces me es imposible no enfadarme, solo quería golpearlo. Pero me sentía muy cansado como para profanar su ataúd.
—El recuerdo de la tarde en que bailamos en la bodega de tu casa se siente como nuevo, puedo recordar la canción, traducida al español es: No es vivir si no es contigo. Ahora la siento muy personal—cierro mis ojos y trato de contener mis lágrimas, pero es imposible—También recuerdo que la noche en la elección de la reina yo iba a cantar una canción, una que me recordaba a ti. Una que explicaba mis sentimientos por ti, aún recuerdo la letra... Porque ahora que has llegado a mi memoria otra vez, va a hacer difícil que salgas.
Trago grueso y relamo mis labios, sintiendo el sabor del agua de lluvia.
Todo mi cuerpo tiembla por el frio.
Y sin esperar más tiempo le canto la canción, la canto porque él me inspira a cantarla:
—Ya cambié las estrellas de lugar, te seguí y puse el cielo de cabezas, inventé lo imposible y la verdad con tu voz el pasado ya no pesa, y mis latidos solo van hacia ti... Si estoy contigo es porque así lo pedí. ¡Este amor va subiendo de nivel, me perdí y ahora siento mariposas, y no sé cómo, dónde y cuándo fue, y el sentir ya no es cosa peligrosa!... Y tu mirada se apodera de mí, no existe el miedo solo dime que sí.
Me callo por un instante, mientras por mi memoria pasa cada evento que vivimos juntos. De nuestros momentos bajo la lluvia, del día en que vine a buscarlo a este mismo sitio.
—Crece más esta inmensa conexión, crece más que mis pasos se tropiezan. ¡No sé explicarle al corazón que por ti hoy mi vida da mil vueltas, por esta vez no ignorare a mi intuición!... Si das un paso todo está a mi favor. ¡Este amor va subiendo de nivel, me perdí y ahora siento mariposas y no sé cómo, donde y cuando fue, y el sentir ya no es cosa peligrosa!... Porque olvidé lo que causaba dolor, cambié tormentas por un sueño que no siguió.
Esta noche había cumplido una cosa. Canté sobre su lapida una noche de lluvia, pero faltaba otra cosa. Algo que no iba a pasar por alto.
Apoyé mis manos sobre su lapida, volviendo a recostarme. Y le di un beso en donde tendría que estar su cabeza. Lo volví a besar, aunque no separara tierra, madera y concreto. Estaba besando nuevamente al amor de mi vida, y se sentía bien.
Recordé aquella noche.
—No Nika, me lo tienes que jurar—me vuelve a sujetar fuerte de la cabeza y me obliga a verlo—Por favor, hazlo por mí.
—Por nadie más—repito en voz alta, sacando de mi bolsillo un marcador permanente.
Firmo su lapida, la firmo aunque mi firma tenía que estar en su ataúd.
Por siempre tuyo, Nick.
Por siempre mío, Gus.
Después de eso me puse de pie. Vi fijamente su nombre tallado en la piedra y luego mi letra.
''Aquí yace quien en vida fue Gustavo Stive Torres Hernández
03/06/06
01/11/2023
No siempre somos los protagonistas"
Trato de sonreír, aunque nada salga de mis labios. Aún me duele, pero no tengo que dejar que esto afecte mi vida. Por fin estaba siendo feliz. Debía solo ponerle un fin a esta historia, y es lo que estoy haciendo.
Trague saliva, giro sobre mis talones y emprendo mi marcha. Caminando por las calles solitarias, que un día fueron testigos de lo que había pasado aquel 2023 con aquellos jóvenes inexpertos.
El invierno que jamás voy a olvidar.
El invierno de mi primer amor.
El invierno en que todo en mi despertó.
Aquel invierno que estaría grabado por siempre en mi piel, al igual que aquellos tatuajes que no significaban nada, pero quizás significaban algo. Ellos significaban Gustavo. Y Gustavo es una etapa especial. Porque me hizo sentir vivo, amado, despreciado y usado. Pero eso no me importaba, porque lo único que me generaba interés era que había sido el primero en todo en mi vida, aunque yo desconocía lo que fui para él.
Pero estaba seguro que siempre iba a amar a mi inestable invierno. Mi imperfecto invierno.
Y nadie iba a cambiar eso.
De ahora en adelante iba a dejar atrás a las estaciones viejas, e iba a empezar a inventar nuevas. Una en donde no exista la primavera, donde el otoño no me vea, el verano desaparezca y el invierno se refugie dentro de mi cabeza.
Porque no podemos hacer nada en contra del tormentoso destino, tan solo somos peones en su maravilloso juego de ajedrez.
Aunque en esta realidad no quedamos juntos, estaba seguro que todavía esto no terminaba para él. Porque incluso antes de morir, ya habíamos renacido otra vez.
Para todo hay un punto intermedio, un punto que nos hace sentir diferentes emociones, como estar entre la vida y la muerte, entre lo cuerdo y la locura, entre la diversión y seriedad.
Entre el verano y el invierno.
En medio de cada estación.
Y Gustavo era ese punto intermedio entre el amor más grande que había tenido, y la herida más profunda que nunca me habían causado.
Fin
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