Nicolás

La línea de la vida.

Dicen que podemos ver la línea de vida en la palma de nuestras manos.

Una vida corta o una larga.

Dos vidas o ninguna vida.

Y yo estaba seguro que quería vivir mi corta vida junto a tu eterna existencia.

—¿Qué haces?—Tavo pregunta en un susurro. Mis ojos viajan hasta sus labios, los cuales se encuentran húmedos, y tan suaves a simple vista. —Nick...

Mi corazón se acelera cuando soy consciente de lo cerca que estamos. Acaricio sus mejillas, haciendo que se sobresalte al sentir mi roce tan imprudente.

También me pregunto que hago.

Mi mano izquierda se desliza a la parte trasera de su cabeza, por donde lo tomo, y con brusquedad hago que nuestras frentes colisionen. Ladeo mi rostro, sin dejar de ver sus labios.

—Creo que voy a besarte—murmuro contra sus labios.

—No creas—me responde, haciendo que nuestros alientos choquen contra si—Hazlo.

—Voy a besarte. —le advierto.

Y sin más junto nuestros labios en un beso cálido, tierno y sobre todo: sincero.

Es un beso perfecto.

Un beso que me hace estremecer de lo irreal que se sentía.

Admito que me gusta besar a Gustavo.

Solo que al real... No al imaginario que estaba viendo ahora.

No al Gustavo que no conocía.

Porque era la verdad, yo no conocía a Tavo.

Y me gustaría besar alguna vez al real. No al irreal que me he inventado.

Solo que me quedaría buscarlo en la vida real.

—Algo que es imposible, teniendo en cuenta de que es tan solo el personaje ficticio de un libro. —me digo a mi mismo al acabar de leer el capítulo. —No entiendo como el amor llega a cegar, ¿A caso no puedes ver lo funable que es este sujeto?

Mi momento más esquizofrénico es discutir con los protagonistas de mi libro favorito. ¡¿Es que como no puede ver que ese amor no es sano!?, vale, me gusta el prota porque siento que me identifico y porque además lleva mi mismo nombre. Es que como si el autor se hubiera basado en mí al escribir las líneas de su personaje principal, solo que es imposible que yo me llegue a enamorar de una persona tan cuestionable como lo es Gustavo.

Aunque debo admitir que me gusta leer su perspectiva. Sus palabras cargadas de poesías son tan perfectas, me gustaría saber cómo me describiría al ser real.

PERO NO, es tan solo tinta en papel.

Y eso me jode.

En parte me gustaría que fuera real.

—Nicolás, ¿Por qué haces eso?—mi madre me pregunta de brazos cruzados al ver que me encontraba hablando solo—¿A caso no deberías estar metiendo tus maletas en la cajuela?

—Ya lo hice, no te preocupes—le dedico una sonrisa y ella me la devuelve. —Tengo una duda, ¿me vas a extrañar?

—Claro que voy a extrañarte, pero a como tú dices: Es hora de volar—me dice y sus ojos se le humedecen al instante.

—¿Volar como un pájaro?—la voz de Dany se hace presente. Ella nos ve desde abajo, se encuentra pintando sabrá Dios que cosa en el suelo. —Nick, ¿Cuándo yo este grande también voy a volar?

Me rio por su pregunta y asiento.

—Vas a volar muy alto. —le digo, haciendo una señal al techo—Tan alto que nadie va alcanzar a tocar las puntas de tus zapatos.

Mi madre sonríe y nos ve con amor en los ojos. Quizás sea la primera vez que siento que su mirada si transmite eso.

—Ahora suenas como todo un poeta—mi padre agrega al entrar a la cocina.

—La edad me ha vuelto en un poeta solitario—le digo con cierta diversión.

—Ya era hora de que maduraras, ¿no?—mi padre enarca una ceja. Dany se levanta apresuradamente del suelo, toma su dibujo y se lo entrega a mi papá.

—Toma, te lo dibujé.

—Cariño, esto es hermoso, a ver, un beso a papi—Dany le da un beso en la mejilla a mi papá y luego recoge otro dibujo del suelo y me lo entrega.

Lo veo con curiosidad. Son nubes soltando lluvia. Bajo la lluvia hay una persona pintada en palitos que sonríe. Al principio pienso que soy yo, solo que este tiene el pelo pintado de un tono café.

—Está muy... curioso. —le digo riendo.

Mi madre le echa un vistazo al dibujo y una expresión diferente se asoma en su rostro.

—Nick, deberías acabar rápido de desayunar, a las ocho sale tu vuelo—me dice apuntando al reloj inexistente en su muñeca.

Acabo lo que hay en mi plato. Ella me ve de reojo de vez en cuando, pero no opina.

—Nicolás—mi padre llama mi nombre. Lo observo, sabiendo que hará la misma pregunta de todas las mañanas—¿Lo recuerdas?

Pero mi respuesta siempre es la misma:

—A estas alturas es imposible que lo recuerde.

Y lo decía de verdad. Era imposible que recordara algo acerca de aquel accidente de hace años, simplemente nada llega a mi memoria, apenas y me he enterado de que ellos son mi familia.

Todo fue muy impactante, era como haber nacido nuevamente. No tenia recuerdos, no tenía conciencia de quién era y que es lo que era. Si me hubieran dicho que era un perro puede que me lo creía.

—El libro...—mi madre señala el libro sobre la mesa. Lo veo y luego la veo a ella—¿Qué te ha parecido?

—Bueno, no entiendo porque me hicieron leer algo tan cursi... Pero puedo decir que es hermoso, me encanta.

Mis padres se ven entre sí.

—Nick, ¿vas a estar bien estando lejos?—mi mamá pregunta—Me preocupa que...

—Mamá, tengo 24 años, lo que sucedió cuando tenía 17 ya no existe, mi yo de esa edad es un desconocido—corto sus palabras—No me recuerdo, tampoco los recuerdo, no sé a lo que le temes... Por más que me esfuerzo no puedo traer nada a mi memoria, quieren que recuerde a alguien, pero díganme, ¿Cómo era ese alguien? Lo mejor es que me dejen vivir y no me exijan algo que es imposible.

Me levanto de la mesa, tomo el libro y voy a mi cuarto. En él hay instrumentos que no recuerdo como se tocan. Todo este sitio se siente tan extraño que me causa nerviosismo.

Al asomarme por la ventana siempre veo la casa de enfrente.

Hay algo en ella que me hace tener un extraño dejavu.

Cuando la brisa entra y choca contra mi rostro siento como la piel se me eriza por completo. Mojo mis labios y cierro mis ojos. Es como sentir el dulce roce de una caricia muy intima.

Una caricia que creo entender, pero no reconocer.

Con las yemas de mis dedos toco aquella pulsera que siempre he traído puesta desde que desperté del coma hace tres años, en ningún momento me ha dado por quitármela. Se ha vuelto en mi amuleto de la suerte, no sé quien me la pudo haber obsequiado o si yo fui quien lo compró, pero lo cierto es que tenerla me hace sentir seguro.

O más bien parte de algo, o de alguien.

Durante estos cortos años he tratado de buscar respuestas en cada rincón de mi mente, trato de querer saber que era de mí.

Si tenía una vida o si tan solo tenía algún amor.

Me hacia miles de escenarios ficticios de mi adolescencia, pero todo era tan absurdo que me hacia estar triste. Solo que la tristeza se me iba rápido cuando me daba cuenta que esta era una oportunidad para iniciar de cero.

Y eso es lo que quiero.

No recordar nada.

De verdad que no quiero recordar, ni forzar a mi mente a hacer algo a lo que se encuentra indispuesta.

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Durante el trayecto en coche voy viendo la carretera por la ventanilla, la leve brisa que cae me hace sonreír.

Veo por última vez aquellas calles que me resultan desconocidas.

Veo por última vez todo aquello a lo cual pertenecía, pero a la vez me era nuevo.

Siento la pasta del libro y entonces comprendo que la diferencia entre la realidad y la ficción es que me encanta la realidad, porque solo yo tengo el poder sobre mis decisiones y actos; que yo tengo el poder de crear escenarios ficticios, de hacer mundos nuevos. Soy el autor de mi propia historia, yo decido como quiero que se den las cosas sin asumir las consecuencias.

Porque vivir nunca se había sentido tan bien.

Estaba viendo un mundo nuevo, conociendo a las personas de nuevo. Incluso tenía la oportunidad de ver mis películas favoritas como si fuera la primera vez... Hasta me podría dar la oportunidad de enamorarme por primera vez y experimentar lo que siente el amor.

AMOR

Esa era una palabra muy seria.

El amor no es juego. En mi ideología el amor es algo que solo vives una sola vez en la vida.

¿Yo ya tuve esa primera vez?

La pregunta era muy vaga e incoherente, no la podía responder mucho menos preguntar. Pero si ya tuve un primer amor espero volvérmelo encontrar en el futuro, y volverme a enamorar.

Pero por ahora prefería seguir así, sin nada por lo que a mi corazón haga latir.

Había momentos en donde me tocaría salir del caparazón, y hoy era uno de esos días.

Despedirme de mi familia no fue muy fácil, aunque tampoco tan complicado. Mi madre me abrazó y besó mi mejilla, mi padre solo me dio un abrazo al igual que Dany.

Este era el momento en donde tendría que ponerle un punto final a mi historia, pero también un punto aparte a mis expectativas.

Me fui sin ver hacia atrás.

Sabía que no podía hacerlo, necesitaba irme lo más lejos posible. Pero lo cierto es que una sombra siempre estaría por seguirme.

Antes de subir por completo al avión recibí una llamada.

—Hola, ¿con Nicolás?—era la voz de un hombre.

—Soy yo, ¿Quién habla?

Hay un instante en la cual la otra persona hace silencio.

—Lo siento por llamar, pero su número estaba escrito detrás del libro que se la ha caído por accidente.

Veo mi mano y en efecto, no lo tengo. Se me debió haber caído aquí mismo.

—Estoy casi por subir a mi vuelo, se lo puede quedar si gusta. —le digo amablemente.

—No es necesario quedármelo, ¿puede girarse?

Al girarme veo a un muchacho con una sudadera negra. En sus manos tiene el libro. Ambos colgamos al mismo tiempo. Me acerco rápidamente. Al verlo bien me puedo dar cuenta que puede tener mi misma edad.

—Esto es tuyo—me tiende el libro, sonriéndome, dejando ver la pequeña abertura entre sus dientes.

—Muchas gracias.

—No agradezcas, tenía que devolvértelo.

—Pudiste habértelo quedado—le digo con una sonrisa al tomar el libro.

—Pero tenía que devolvértelo—me repite. Sus ojos marrones me resultan familiares, como si lo hubiera visto antes—"El verano se había fugado de su hogar con la esperanza de ser libre" —cita una frase del libro y eso me sorprende—Entre el verano y el invierno es un buen libro, aunque un poco triste, y aunque ellos no quedan juntos estoy seguro que en otra realidad si obtuvieron su "Y vivieron felices para siempre".

—"No todos los inicios buenos tienen que terminar mal y no todos los inicios malos tienen que acabar en felicidad"—también cito una frase del libro—Tal vez Gustavo y Nicolás no estaban destinados a ser.

—O tal vez solo se conocieron a la hora equivocada.

—En el lugar equivocado—sigo la frase.

—En los cuerpos incorrectos—agrega.

—Y en la edad más vulnerable—finalizo.

Sonrío. Se podría decir que era la primera vez que de verdad sonreía con sinceridad.

—Te llamas igual que el protagonista, eso es curioso—me dice.

—Y si me quedo hablando de curiosidades se me va el vuelo—le digo riendo—Me tengo que ir, y otra vez gracias por devolvérmelo, fue un gusto conocerte.

—Vale, que te vaya bien.

Me despido con la mano y salgo casi corriendo, cuando mi mente reacciona me detengo. Me giro y veo que me sigue observando, así que sin más le pregunto en un grito:

—¡Por cierto! ¡¿Cómo te llamas?!

—¡Soy was parasni lauwi!

Se despide con la mano y se marcha. Dejándome con una enorme interrogante.

Pero decidí que era hora de subir.

Había algo extraño en ese sujeto, era como si ya lo hubiera visto antes.

Y eso me hizo sonreír para mis adentros.

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El correo que jamás pudo leer.

De: [email protected]

Para:

Fecha: 01 de noviembre de 2023 08:34 pm

Asunto: Tampoco sé que poner aquí.

Querido Nicolás, perdona por no haberte respondido antes, es solo que no suelo revisar mi correo electrónico a menos de que sea algo académico. Y gracias por el noble consejo de ocultar mi información, lo tomaré muy en cuenta ahora.

Aunque me han sacado del closet y he recibido rechazo de muchas personas puedo decirte que no todo es tan malo, o eso parece justo ahora que las aguas se han calmado un poco. Pero eso no quiere decir que me la he pasado genial, tengo momentos de sube y baja. Me debes de entender. También te han expuesto públicamente, y aunque no ha sido tan grande como lo mío eso no significa que sea menos frustrante.

Ha como tú dices, nosotros no pedimos salir de esta manera, era una decisión que nos tocaba elegir cuando estuviéramos preparados, pero a veces las cosas suceden porque tienen que suceder, sin drama no hay historia que contar.

¿Dudas de tu sexualidad? Creo es algo normal, yo también dudé de lo que era y realmente estaba asustado. Mi relación con Archie nunca se derivo a la amistad, desde un inicio hubo atracción, por lo que los coqueteos estuvieron sobrando en el basurero, pero si quieres un consejo te digo que no reprimas lo que sientes y que saques todo lo que te guardas antes de que sea muy tarde.

No dudes en ir por lo que quieres, arriésgate aunque pierdas.

Ver como describes lo que sientes por ese chico me hace llegar a una sola conclusión: te gusta y no quieres verlo. Y eso lo has demostrado cuando se besaron. ¡¿EN QUE ESTABAS PENSANDO CUANDO TE FUISTE?! Si te hubiera tenido cerca te ahorco por tonto, ¡es que por Ala! Tienes que aprender a ser más lanzado. Cuando me empecé a confundir apliqué la misma técnica con mi novio, nos besamos en mi habitación y aunque mi madre nos pilló y fue muy vergonzoso valió la pena porque me di cuenta que si me gustaba. Y aunque a ustedes también los han pillado, también ha valido la pena porque ahora quizás seas consciente de que te gusta, y mucho.

Y tú también le gustas y mucho, de otra forma no se hubiera dejado besar.

"Cuando me ha besado aquella mañana en los baños del instituto algo en el fondo sintió una explosión de emociones, un océano inmenso de sentimientos"

Son tus palabras. Estas muuuuy flechado por tu amigo. Y tú amigo por ti. El sentimiento es mutuo, solo déjense llevar y no te ahogues en tu mar de confusiones, y no lo ahogues a él.

"No quiero que sea otra persona la que este junto a él, quiero ser yo. Pero a la vez no."

Si te encierras en tus miedos no podrás hacer nada, "el silencio es bueno pero a veces frustra" no dejes que el silencio te consuma.

¿Qué debo hacer?

Decirle lo que sientes, porque si no te vas arrepentir cuando lo veas de la mano con otra persona.

¿Cómo se supone que debo actuar?

Actúa como siempre lo has hecho, no debes cambiar tu forma de ser.

¿Esto me hace ser gay?

Nunca te pongas una maldita etiqueta, solo eras un chico enamorado de otro chico y eso tiene que ser normal.

¿Ahora me tienen que gustar todos los hombres?

Por supuesto que no, mijo hay estándares. No todos tienen que ser tu tipo.

Y para concluir, con todo lo que me has dicho es más que obvio lo que te sucede, solo que estas mas ciego que la Dora la exploradora. Espero que cuando decidas sincerarte todo salga perfecto.

[A esto lo llamo un dolor indescriptible, porque no podemos describir aquello que no sabemos con certeza, aquello que aparece de la nada y aquello que también se disipa de la nada.]

Respuesta a eso: [Las nubes eran un escudo tras la tormenta que se avecinaba. El juego había estado en medio tiempo, todos gritaban y en lo profundo de la cancha un niño gritaba. El silbato era una referencia de que todos pararan. El juego se congeló. El mundo entero se congeló. Y yo fui el único que las afiladas gotas de lluvia sintió.]

‹‹espero que entiendas la referencia››

Tu ahora amigo, August. 

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Nota de autora

Qué difícil es llegar hasta aquí, la verdad.

De antemano agradezco que le hayas dado una oportunidad a mi libro. Espero que te haya robado risas, lágrimas. Y sobre todo una "sonrisa". Recuerda, no es lo mismo reír que sonreír.

Todavía falta el epilogo y debo admitir que me cuesta un poco ponerle un final a esto, pero ya está. Espero publicarlo en esta misma semana.

También ya estoy publicando los últimos capítulos de "Un mes para ti".

A parte de esa historia tengo nuevos proyectos en emisión, como el caso de "Desaparecidos" y "No fue una casualidad" en la cual estaré actualizando desde octubre. Espero verte por ahí.

Muchos besos y abrazos desde mi hermoso país Nicaragua.