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Capitulo 14| Bienvenido a Gustavolandia.

Nicolás.

"Y todo lo que hago es sentarme y beber sin ti.

Si elijo entonces pierdo.

Distraes mi cerebro de las terribles noticias.

No es vivir si no es contigo.

-It's Not Living if It's Not With You.

(The 1975)"

─Recuérdame por qué estamos aquí─pregunto por vez (ya perdí la cuenta), y ella solo pone los ojos en blanco.

Ahora solo quiero matarme o desaparecer de la faz de la tierra, es que a qué hora se me ocurrió seguirle el cuento a Gustavo de venir a ver los ensayos de Zury para reina, es peor que ir a ver la opera y eso que nunca he ido a ver la opera.

No, lo peor no es ver como modela y trata de no quebrarse un pie con los tacones altísimos de punta fina que lleva puestos (porque es divertido ver como pretende mantener el equilibrio y hacer como si de una experta se tratase), lo peor de todo es que ahora nos ha obligado a ser parte de su muestra de talento, y déjenme decir que bailar no puedo.

Tengo dos pies izquierdos que no se pueden coordinar, lo más probable es que le eche a perder su espectáculo.

─Porque soy tu amiga y las amigas se apoyan en todo momento─Zury me suelta mientras me da un empujoncito con su dedo índice─¿Entiendes?, eso hacen los buenos amigos.

─Pero yo no soy tu amigo─Alan dice de la nada, que también está contra su voluntad.

Lo tengo a la par, tiene carita de querer irse, pero nadie lo ha mandado a que abriera la boca y ahora paga las consecuencias. Se supone que él solo iba a dejar unos papeles en secretaria estudiantil y se iba, pero creo que sus planes han dado un pequeño giro.

─Pero eres el amigo de mi amigo Nika, así que te callas y lo apoyas─Zury responde tajante al chico que solo quiere marcharse.

─Cuando te conviene soy tu amigo─le digo con indignación y me doy vuelta, Tavo ve con cierta diversión la escena pero no dice nada. Solo se encuentra sentado sobre un taburete, lleva uno de sus típicos gorros de lana sobre la cabeza, el que usa ahora lo hace ver súper lindo.

Recuerdo todo lo que hemos hecho estos días y no me la creo, es que es increíble como pasamos de una relación amistosa a algo más, aunque nadie de nuestras familias sabe creo es que un poco mejor, mis padres por su parte no tienen ni la más remota idea, por otro lado; nuestros amigos solo saben lo que el video les dice, pero no lo que nosotros hemos dicho ya que hemos decido mantener lo nuestro en secreto por un tiempo.

Aún no tengo idea si en realidad me gustan las chicas, al principio creía que Otis me atraía pero no fue así, simplemente admitía que era bonita pero jamás que me hiciera sentir cosas. Nunca había dudado tanto de mi sexualidad a como lo hago ahora.

El otro día que me encontraba con Tavo bajo las ramas de aquel árbol detrás de la casa de la señora Mar me di cuenta de algo valioso, y es que las únicas veces que parezco ser sincero es cuando estoy a solas con él. Ese día doña Mar me llamaba solo para ayudarle a poner la pantalla completa en una video llamada, se encontraba hablando con su nieto, entonces fui nuevamente atacado por los nervios. Dije muchas cosas que no eran ciertas, también recordé que nunca respondió a mi E-mail, hablando claro no era el tipo de persona que esperaba, podía sentir que tanto como yo y su abuela le incomodábamos, es raro pero en sus ojos algo decía que no era muy sincero, que su mente estaba en otro escenario aunque su cuerpo en físico estuviera en el real.

─Eso mismo digo yo de ti, aprovechado─ Alan suelta sacándome de mis pensamientos, ¿en qué estábamos?─Solo soy tu amigo cuando quieres que te pase las tareas.

Ah, ya me acordé.

─Eso es muy falso, tu eres mi amigo a todas horas, especialmente en la hora de matemáticas─me defiendo cruzándome de brazos, los ojos a través del cristal de los lentes lo hacen ver como un verdadero nerd de clase media de las películas estadounidenses.

─No puede haber alguien más sinvergüenza que vos─pone los ojos en blancos y me da la espalda.

Este se dirige hacia Otis y Jim quienes se encuentran cotilleando mientras se comen una barra de chocolate cada una, cuando Alan llega ellas no disimulan su desagrado y se alejan, unas verdaderas hijas de sus madres.

Tavo también ve lo mal que han actuado y niega con la cabeza, cuando ellas se le acercan todas sonrisitas él se levanta de su silla y las ignora, acercándose a mí. Ja, en sus caras.

─Tengo una objeción─Tavo habla dirigiéndose a la pelos de colores, ella eleva una ceja ya que está hasta la madre de tantas objeciones─, ¿Por qué ellas dos no hacen lo mismo que nosotros?─señala a las chicas y estas solo lo ven con indignación completa─Son tus mejores amigas, tienen el deber de apoyarte.

Ay Dios, no tengo idea si ha ayudado o la ha cagado.

Sin embargo, no puedo negar que aquello me satisfacía, ya era momento de que a ellas también les tocara ser parte del circo de Zury.

─Que gran idea, ahora cada quien tendrá su pareja en el baile─ella dice con emoción─Es que las mejores ideas siempre son las tuyas, te quiero mucho Tavito.

¿Enserio cree que las mejores ideas son las de él?, es que esta es la prueba de que no. A esto le temía, tener que tocar a una de las cacatúas, es que me da cosa. Veo como incluso Alan y Tavo han perdido más los ánimos, a pesar de que las chicas traten de ser buena onda no las podemos tolerar por mucho tiempo, tienen un don para caerle mal a todos, y no es para nada nuevo que Zury pierda este certamen, es que estoy seguro que nadie votará por ella ni por la otra chavala por nombre Alejandra. En este caso ser las más bonitas quizás les sirva de algo.

─Vale, no puede ser tan malo mover el bote. ─Gustavo dice encogiéndose de hombros.

─A la próxima que abras la boca te dejo de hablar─le sentencio y él solo elevan las manos en señal de rendición.

Zury nos pide que nos coloquemos en una posición, a regañadientes le hacemos caso, toma a las otras chicas del brazo y las ubica una delante de cada uno, pero ella se queda con Gustavo. A mí me deja con Otis. ¿Qué pecado estaré pagando?.

─¿Por qué tu con Tavo?─Jim pregunta algo indignada.

─Pues porque Gustavo es el más bonito y yo soy la estelar─dice con obviedad encogiéndose de hombros.

─Pero yo tengo al más feo, sin ofenderte Alan.

─Fea tu conciencia, que de seguro ni tienes─Alan se defiende.

─No te pases, cuatro ojos─Jim le suelta de golpe girándose hacia él y retándolo con la mirada.

─Habla la que ahora usa lentes de contacto porque se siente fea si usa los de pasta.

Jim hace una expresión de confusión, de hecho todos lo hacemos.

─¿Cómo sabes que utilizo lentes de contacto?─ella le pregunta con más suavidad. La verdad es que yo no sabía ese dato, tenía en cuenta de que ella ciertas veces utilizaba lentes de pasta pero no que usara lentes de contacto.

Creí que ya estaba sana de la vista.

Alan se queda un momento en silencio. Tavo y yo compartimos una miradita curiosa, la expresión de Jim es de total sorpresa, sus delicados rasgos asiáticos incluso la hacen ver como un alma inocente, ella me recuerda a una de esas protagonistas de los dramas coreanos, con esos vestidos floreados, botas y cabello corto tan lacio como una cascada.

─Yo me voy, se me hace tarde y todavía no he hecho la tarea─Alan dice antes de pasarle por un lado a Jim. Con la mano se despide de mí y luego se marcha tan rápido que por poco y le salen llamas de los pies.

Eso fue raro.

─Eres una gran estúpida, has espantado al Alan─Zury le reprocha a Jim, la chica solo baja la mirada.

─Me importa poco─murmura antes de marcharse por el mismo camino en que se ha ido Alan.

─¡Jim, joder, ven para acá!─Zury le grita pero la chica solo la ignora.

─Bravo amiga, esa es la manera correcta de dirigirte a los demás─Otis le suelta dando dos pasos a ella.

─Solo cierra el pico.

Me acerco a Tavo. No es para nada nuevo ver como estas tres discuten por todo y nada, luego las veremos contentas otra vez. En eso la tal Alejandra llega con sus amigas a tomar posición del escenario, Otis y Zury se callan y se ponen a la defensiva.

Verlas de esa manera desafiante me recordaba a la película de las rubias.

─Tu tiempo se ha acabado, lárgate de mi vista, tú y la piojosa─Alejandra dice mientras les pasa por un lado y choca el hombro contra el Zury y Otis.

Sus otras amigas posan la mirada en Tavo y yo, luego se murmuran algo.

─No nos vamos a ir─Suelta Otis mientras da vuelta sobre sus talones y se acerca al trío nuevo que ha llegado─¿Quiénes se creen?, no son nada, tan solo una copia barata de nosotras.

─Pero sin la falsedad, los líos y la putería─una de las otras chicas responde, una de cabello rizado y rojo─Oh, y el mal gusto para vestir─le echa un vistazo de pies a cabeza a Otis y hace una cara de desagrado.

Otis también ve su atuendo, lleva unos pantalones desgastados, converse blancos con escritos hechos por ella misma, una camiseta grande que le llega casi a las rodillas y el cabello a medio recoger, la otra chica por su lado solo lleva un lindo vestido coctel amarillo y una cazadora beige.

─Nos llaman putas porque a ustedes no les hacen caso, me dan lastima─Zury suelta con una fingida sonrisa.

─Lastima ustedes que solo las buscan por ser fáciles, ¿ven la diferencia?─Alejandra sonríe con suficiencia cuando a Zury se le borra la sonrisa─No somos iguale...

Entonces nadie ve venir la cachetada que Zury le propina a la chica, el eco del golpe razona por todo el lugar.

─Disfruta de tu momento, mientras puedas─le dice con mirada retadora, aquello solo significaba algo: se acaban de meter con las peores personas─Ustedes dos, vámonos. ─nos señala a Tavo y a mí y luego da vuelta para empezar a bajar los escalones.

Otis se ríe con ganas mientras ve a las otras chicas.

─Ustedes son tan graciosas que deberían trabajar en el circo─no para de reír y yo de ver el chisme con atención mientras seguimos a Zury como la mamá de los pollitos.

Tavo y yo les damos un último vistazo a las otras chicas y salimos del auditorio.

En el pasillo Zury nos dice que nos vemos mañana después de clases en el mismo lugar y se va, Otis se despide también.

―Nada de darse besitos que luego los graban―nos sentencia un tanto divertida y se va corriendo.

Cuando Tavo y yo quedamos totalmente a solas me toma de una mano y también corriendo nos lleva hasta el campo de futbol del instituto, se encuentra lloviendo pero aun así nos sumerge bajo las gotas que caen.

―No me quiero mojar―le digo con sinceridad.

―Ni siquiera llueve fuerte―me suelta con obviedad.

―Pero no me quiero enfermar, idiota

Él se ríe mientras nos tumba en el suelo, quedando encima de mí. Verlo así de cerca hace que pierda los nervios.

―Es que me encanta ver tu rostro bajo la lluvia, es perfecto―murmura con una sonrisa―Además, si te llegas a enfermar te prepararé una rica sopa.

―No me gusta tomar sopa―digo poniendo mis ojos en blancos.

―Pero te la vas a tener que tomar, y también te voy a cuidar hasta que te mejores.―habla con obviedad mientras me roba un beso.

―Eres un tonto cursi―digo riendo―Tan cursi que me das asco.

―Me has dicho cursi toda esta semana.

―Porque lo eres.

―Solo lo soy contigo, ¿no ves que me encantas?, me gustas mucho Nick―me roba otro beso rápido.

―También me has dicho que te gusto toda esta semana―le recuerdo fingiendo fastidio mientras golpeo su pecho―¿A caso no te cansas?

―No me voy a cansar de decirlo, me gustas y me gusta que me gustes.

Cuando Tavo trata de besarme otra vez lo detengo poniendo una mano en su boca, lo veo fruncir el entrecejo.

―No quiero que nos vuelvan a expulsar―le digo haciendo énfasis en lo que sucedió la última vez que nos besamos dentro del instituto, veo como pone mala cara al tiempo que se separa y se deja caer a mi derecha―¿Hoy también la pasaras con Sandy?―le pregunto, giro mi rostro mientras me quedo detallando su perfil―Desde que ha llegado no nos vemos durante las tardes.

Las gotas de lluvia colisionan en su rostro y le resbalan cayendo al césped. Él lo parece meditar. Desde que esa chavala vino solo nos podemos ver en las noches y mañanas camino al instituto.

―Iremos a los juegos, ¿quieres venir?―me propone al tiempo que sus ojos encuentran los míos, pero solo niego con la cabeza―Di que sí, quiero que tu vayas.

―No, siento que invado su espacio.

Aquello lo hace suspirar. Me levanto del césped y le ayudo a levantarse para irnos a sentar en las gradas y así no seguirnos mojando, vemos la pequeña brisa caer mientras él prosigue con la charla:

―Noha irá con nosotros, ella lo ha invitado―dice sin muchas ganas, escuchar cierto nombre hace que mi intestino grueso me duela, vale no.

―Peor, no me agrada ese chaval.

Gira su rostro y nos quedamos viendo fijamente una vez más, el café en su mirada es tan bello que podría ser parte del museo de arte, todavía no logro asimilar que me gusta, es todavía nuevo y aterrador, más cuando recuerdos errados de gente extraña me dominan.

Es como si nos conociéramos desde mucho más antes, más del tiempo del cual tenemos conciencia, quisiera hablar de eso con él pero me da miedo que piense que estoy loco.

Si desde un principio me tomaba por raro, si le cuento esto tendrá más razón en llamarme de tal modo.

―Quiero que tu vayas, por favor―me dice haciendo ojitos de corderito―Yo te invito a todo, es más, te pago para que vayas.

Aquella propuesta se me hacia interesante, el dinero me encanta pero ni eso me convencería.

―No voy a ir, prefiero mil veces comer vidrio quebrado que relacionarme con Noha.―suelto con hastío y no me dejo convencer, ya he dicho que no.

Giro mi cabeza y me quedo viendo el cielo nublado, entonces lo escucho reír, es que es un gran imbécil. Lo veo de reojo con total seriedad, entonces se calla.

―No te enojes, si quieres le cancelo a San, quiero pasar la tarde contigo―dice con una sonrisita al tiempo que entrelaza nuestras manos, aquella sensación es agradable y me provoca un cosquilleo horrendo en el estomago.

—No quiero que canceles tus planes por mí, Sandra es tu amiga y también le gusta estar junto a ti.

―Pero tú eres como mi novio―murmura bajito, aquello ultimo hace que mi cara arda—No me importa cancelar mis planes si se trata de ti, tengo prioridades. Además Sandra entenderá.

‹‹Lo más difícil de asimilar era que en ese momento me habría llamado novio por primera y última vez, y dolía como el puto infierno››

―Por favor―me suplica haciendo un puchero, pero niego una vez más.

Desde que esa chica ha puesto un pie en la casa de su abuela todo ha sido semejante caos, es como si habitara una gran cantidad de gente, todo el día hay música a todo volumen y cosas regadas por doquier, incluso siento que la señora Mar ya me remplazó, aunque ya no tengo nada que hacer en su casa aun me gusta irla a verla, no me agrada estar todo el día solo en la mía, además ella me da de comer.

Pero la cosa es que aunque Gustavo y yo la pasemos juntos siempre, he notado que casi todo el crédito de su atención se lo lleva la chica con pecas. Las veces que hemos salido los tres ellos se pasan hablando de sus lecturas actuales y de personajes de los cuales no tengo idea quienes son, me siento excluido.

Llámenme egoísta, pero la verdad es que me gusta ser prioridad.

―Gus, creo que no es necesario que lo hagas, yo hoy voy a trabajar en la canción del viernes―le hago saber con una sonrisa―Mejor hay que salir otro día, solo nosotros.

Él se levanta de golpe y se posiciona frente a mí, puedo ver que aquello lo ha emocionado.

―¡Es verdad!, olvidaba que cantarías en la velada―menciona con una enorme sonrisa.

―Creo que podremos sobrevivir un día sin el otro―digo riendo.

―Una verdadera tortura, pero es soportable―dice con cierta dramatización―Pero dime, ¿Qué vas a cantar?

Joder, había olvidado comentarle la propuesta que me hizo Carlos Ochoa el otro día, pero tampoco es como que lo tenga asegurado, ser parte de una disquera es un sueño que lo veo lejos. Necesitan escuchar algo propio y yo no tengo inspiración para escribir, soy fatal haciéndolo.

―No lo sé, quiero ver que resuelvo hoy―le digo con sinceridad.

―Estoy seguro que lo harás genial, es que tienes la voz de los propios dioses.

Sonrío ante sus palabras y niego con la cabeza.

―Tengo que armar una canción propia, Ochoa dijo que podría tener la oportunidad de ser parte de una productora de música, solo tengo que generar mi propio contenido―mi confesión parece sorprenderle aun más―Pero yo no tengo cabeza para crear, me quedo pegado.

―Joder Nika, esa es la mejor noticia del mundo, pero que te importa si creas o no tu propia canción, lo que cuenta es tu voz y déjame decirte que si yo fuera ese productor te daría ese contrato sin pensarlo mucho.

―No me quiero hacer mucha ilusión, hay que aferrarse a las decepciones para no terminar en una, tú me lo dijiste una vez.

Aquello lo hace meditar un segundo, como si estuviera pensando en alguna de sus fantásticas ideas que en ocasiones solo terminan por cagar la situación, así como hace rato.

―Pues tienes un poco de razón, pero a veces es mejor soñar con los ojos abiertos y esperar a que las cosas se den o no, así de simple. No todo el tiempo hay que ser pesimista, se vale ser optimista, aunque sea solo una vez en la vida.

―Pero yo no puedo ser tan positivo como tú.

―Entonces yo lo seré por ambos.

Me tiende una mano, al principio no entiendo hasta que me dice:

―Quiero llevarte a un lugar.

―¿Qué lugar?―pregunto con algo de desconfianza.

―Solo confía.

Con dudas tomo su mano y me ayuda a incorporarme, seguido corremos hasta el estacionamiento en donde hemos dejado parqueada la bicicleta doble que se ha vuelto nuestro transporte a todas partes, nos subimos y empezamos a pedalear bajo la brisa que cae como si de cristales duros se tratase.

Yo solo voy siguiendo sus instrucciones de donde hay que doblar, pero solo me dice que iremos a su casa. Mi entrecejo se frunce pero no digo nada, al llegar dejamos la bici tirada en el jardín trasero. Saca una llave del bolsillo de sus pantalones y procede en abrir un cuarto pequeño con paredes de madera y techo de tejas, entonces mi cerebro hace clic. Es la bodega.

Me hace una seña con las manos para que entre, prende un foco que en segundos ilumina todo. Entonces mis ojos se abren con sorpresa al detallar todo lo que hay.

―Bienvenido a Gustavolandia.

Una sonrisa me domina, camino por todo el cuarto viendo cada objeto con detenimiento. En una mesa hay una pila de libros viejos y manchados, en una esquina una inmensa variedad de guitarras de todo estilo y color, separando las acústicas con las eléctricas y noto que en esa misma esquina yace aquel mismo banjo que me mostró aquel día. Una de las paredes tiene una cortina blanca y a su lado muchas acuarelas, temperas, botes de pintura y brochas grandes y chicas, del otro lado hay cuadros colgados y algunos a medio terminar sobre otra mesa.

Algunas bicicletas en una parte alejada y para mi mayor sorpresa también hay ciertos animales disecados en otro extremo, al lado de una cabeza de venado se encuentran una cantidad enorme de cajas sin abrir.

―Todas estos objetos eran de mi hermano, quise acomodar ciertas cosas, todavía hay muchas cajas que no he abierto―murmura Tavo mientras baja una caja que se encuentra en la cima de la torre―Venir aquí me hace sentirlo cerca.

Me quedo viéndolo, se sienta en el suelo donde hay una enorme manta. Entonces recuerdo aquel retrato que hay en su casa, el del chico de blanco y negro. Me siento frente a él, mientras que con una tijera que no sé de dónde ha sacado empieza a romper la caja.

―La otra vez dijiste que se encontraba en Costa Rica y que nunca más volvió―le recuerdo y detiene su mano, se queda congelado―En tu casa hay una foto...

―No mentí, Sebas nunca volvió―no me deja acabar, me pasa a ver y su mirada luce un poco ausente―Pero no quiero hablar de él, quiero que me ayudes a ver lo que hay en las cajas, son muchas.

Asiento con la cabeza, no quiero hacerle sentir mal. Tavo me sonríe y se apresura en abrir la caja, en ella hay muchas cosas que podría llamar basura; cartas, postales y algunas figuras de acción.

―No hay nada interesante, baja otra y la abres, si ves algo que te guste te lo llevas―me dice antes de levantarse e ir por otra de estas.

Me quedo unos segundos viendo las cartas dentro de la caja, ¿Qué dirán?, bueno, me encanta el chisme. Sin dudarlo mucho tomo un par y las guardo en los bolsillos de mis vaqueros, en la noche las voy a leer, incluso tomo una figura de acción que hay de Hulk.

Me incorporo y tomo la caja más pequeña que hay, además es la más cercana, sin pensarlo mucho la rompo de inmediato. Dentro de esta solo hay un álbum de fotos que reza 1,970-2,000, también hay un dije de una dalia negra el cual contemplo con mucho cuidado, después de unos segundos la vuelvo a dejar dentro.

Con lentitud abro la primera hoja del álbum, hay una foto en blanco y negro de una pareja, en una esquina dice: primer día de casados 1,975. En la siguiente fotografía hay una chica entrando en una especie de cafetería, lleva un vestido ajustado y el cabello suelto en ondas: Es hermosa sin tener que mostrar de más, 1,980. En la siguiente un par de jóvenes de espalda, ambos van de la mano: Pareja gay, 1,999.

Mi vista se queda únicamente en esta foto, hay algo que hace que sonría.

En eso Gustavo se sienta a mi lado y recuesta su cabeza en mi hombro, cuando ve la fotografía su entrecejo se frunce y me quita de inmediato el álbum.

―Joder, lo estaba viendo―le reclamo.

Se encoge de hombros y lo lanza lejos de nosotros.

―Eres un imbécil, eso no se hace―digo cruzándome de brazos.

―Ya, no es para tanto―me dice con calma, luego se recuesta en el suelo mientras conecta su celular con un parlante chiquito que hay sobre un estante vacio―Si quieres te puedes llevar esa cosa, pero la verdad es que te he invitado porque quería escuchar música contigo.

No dudo en reírme, ¿es enserio?, ¿para esa mierda me ha traído?

―¿Y que se supone que vamos a escuchar?, ¿Lana del Rey?―le digo entre risas.

―No, escucharemos a Taylor Swift―dice con sarcasmo.

―Y de paso a Olivia Rodrigo y Ariana Grande―le sigo la corriente con suma diversión.

―No olvides a Lady Gaga y Dua Lipa―él continua―Pero mejor te presento a It's not living if this not with you de The 1995―murmura antes de empezar a sonar la canción.

El ritmo del bajo de la canción empieza a sonar por todo el pequeño lugar, robándose por completo el silencio, quedándose como un fondo en nuestra escena. No puedo negar que es demasiado pegajosa, es de aquellas que sin querer la andas tarareando un día completo o de las que te pones a bailar mientras haces el quehacer en tu casa.

Veo como Gustavo se levanta y me obliga a hacerlo, mi entrecejo se frunce y me opongo a levantarme.

―Bailemos―me dice con una sonrisa.

―Estas demente, no puedo bailar―digo con mucha más razón para no ponerme de pie.

―Que importa, yo te enseño.

Pongo mis ojos en blancos.

―No pienso bailar con vos, me siento ridículo.

―Ahg, deja de ser tan amargado por una vez en la vida.

―Y tú de ser presumido―contraataco.

―Joder Nick, eres la persona más difícil de tratar―suelta cruzándose de brazos.

―¿Entonces no entiendo para que me soportas?―también me cruzo de brazos.

―Te soporto porque me interesas, de otra forma te mandaba a la mierda.

Estoy seguro que mi mandíbula ha caído al suelo por su sorprendente sinceridad, pero antes de que le responda con la peor de mis groserías él me toma de una mano y de golpe me incorpora, quedando a su mismo nivel de altura. Me toma de las caderas y me pega a su cuerpo. Luego empieza a moverse de una forma acorde al ritmo de la música, yo en cambio me quedo en modo tieso al no saber cómo actuar o si solo basta con meterle una patada en los huevos para que se calme.

Sin embargo, el sentir sus manos subir lentamente por mi espalda y detenerse sobre mi cuello hace que me ponga alerta.

―Pero la verdad es que no podría hacerlo―susurra con una sonrisa ladina en el rostro.

De la nada mis pies se empiezan a mover y mis manos a posarse a través de su cuello.

―Pedazo de mierda―le chisto riendo cuando la canción logra atraparme por completo―¿Qué es esto?, ¿la flauta que tocan es Sherk para siempre?

Tavo se ríe pero no deja de bailar ni de separar sus manos de mi cuerpo, una de sus manos se desplaza hasta tocar la mía para luego darme una vuelta y volverla a dejar en su hombro, lo veo tararear la canción con fluidez.

Amo lo cerca que estamos, pero sobre todo amo que sea él y no alguien más.

Tavo me ve fijamente, nos quedamos en silencio por mucho tiempo mientras bailamos al compás de la canción, dando pequeños saltos y girándonos entre sí, estoy seguro que nos vemos ridículos pero me gusta la locura que desprendemos.

―Nick, ¿quieres salir conmigo?―al susurrar aquello nos detenemos. La atmosfera que se ha forjado es igual a una como en los animes en donde el fondo se vuelve rosa y tan solo somos muñequitos chibis, o eso imaginé yo cuando traté de responderle tratando de hacerme el ignorante.

―Pero si siempre salimos juntos―le respondo con lo obvio.

A Tavo de a poco se le borra la sonrisa, es que soy la peor persona cuando tratan de darme alguna indirecta.

―Digo en una cita, algo un poco más formal―murmura un poco mas apenado pasándose una mano por la cabeza, quitándose su gorrito y dejándolo caer al suelo.

―¿Una cita?

Es que si los tomates tuvieran que linchar a aquellos que luzcan mas rojos que ellos seguro que yo estaría muerto, ¡ES QUE POR LOS SANTOS CIELOS!, ¡ME VA A DAR UN ATAQUE AL CORAZON Y NO ESTOY DE BROMA!

Un nuevo llamado de emergencia.

Me muero.

Me desmayo.

Me cago.

Entonces si había captado bien la indirecta desde el inicio.

―Si Nick, quiero tener una cita contigo.

―Yo nunca he tenido una cita―le soy sincero.

Jamás en mi vida pensé que llegaría este momento tan rápido, siempre creí que era yo quien lo pediría pero no que alguien me haría la propuesta. Me siento demasiado nervioso de hacer algo mal, no quiero arruinar nada.

En conclusión, me siento avergonzado.

―¿Qué dices?―pregunta con un poco de dudas.

Trago grueso y me encojo de hombros al no saber que responder.

―Okay, creo que eso estaría bien. 

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