Aquí todos elegimos lo que se supone es correcto, elegimos caminar por un camino respirar el aire que corre en el viento ver lo que se aprecia en el frente y agarrarse de lo primero que halla ahí. No esperamos hundirnos en un pozo sin aparente fondo, no esperamos ahogarnos con humo, no esperamos agarrar la brisa ni espantarnos con el negro del paisaje.

Todos queremos caminar sobre suelo firme, tocar dulces hojas o una linda flor, respirar el aroma de comida rica lista y dormir sobre una esponjosa cama como nube, no sobre la dureza: es que solo un desgraciado dormiría sobre una roca como almohada, comería pan duro acompañado con agua y caminaría descalso sobre rocas filosas.

Se supone que al triste se le abraza para consolación en vez de este abrazarse a un cactus por estar solo; inmensamente solo en un mundo tan abarrotado de humanidad.

... Alza su voz el indignado por el dolor en busca de auxilio, en la madrugada de una misesarable noche, y nadie le oirá nadie... porque parece estar solo en su vida.

Y es que, uno elige que hacer en sus días mientras ande con vida, porque cómo se muere no se elige a menos de que se haga el loco y elija por sí mismo con la absurda idea de sentir tener el control de todo: se intenta vivir como se cree posible, con lo que al alcance se tiene, a lo más moderado posible sin ser destruido por la mente.

Camina, camina y camina todo lo que se pueda por el camino sin fin. Tal vez caiga agua del cielo y se ahogue, o tal vez aparezca un hoyo para enguñirle, incluso es posible que no llegué a ningún punto, pero camina, camina y camina que tal vez llegué.

Aquí todos elegimos lo que se supone se vea conveniente, lo que halla posible, no es una opción quedarse en el mismo sitio sin moverse o hacer nada. Es en movimiento la única opción, respirar el aire que hay, mirar, agarrarse de algo, o sea vivir.

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