Que fácil se puede romper un corazón. Que sencillo puede ser susurrar que soñar es perder el tiempo. Es sencillísimo decirle a alguien, que la muerte está al lado de su cama. Es que he sencillo matar en vida a alguien que te ama.

Las palabras son como veneno que trabaja lento, es un dolor que dependiendo la cantidad de palabras sus síntomas pueden ser más doloroso o no.

Es simple sufrir. Cuando se es movido por cualquier tormenta, por cualquier cosa o palabra de la gente, cuando la briza puede hacerte caer no es raro sentir dolor, no es raro verte llorar todo el tiempo, no, no es raro que sienta dolor.

Que no salga de un dolor ya cuando viene otro, que vuelvan las lágrimas cuando ya regresan, es solo muestra de que de verdad eres simple. Tu semblante dice: por favor, pesa tus palabras, cuando hablas titubeas y eso dice: mide tu forma de actuar conmigo, soy débil, y cuando se es así, simplemente eres simple. Hasta un perro es inteligente, sabe cuando en realidad no le aman que solo los primeros días ponen su nombre en el cielo porque es lindo, después pasa a segundo asunto, luego a cuarto, después solo algo más, él no se echa a morir, no, intenta escapar, se vuelve peligroso: muerde al dueño, porque a veces se cansa de su hipocresía, porque no aguanta ser algo más, la cosa que debe de estar en el jardín, que no puede estar en la casa porque es suciedad, que no, no quiere le lame porque da asco.  Si hasta un perro nota, se aleja, marca quién sí es importante, quien más o menos, cuánto más las personas, cuánto.

Es fácil romper un corazón, muy sencillo es decir que un sueño vale poco, es sencillísimo poner en segundo plano a alguien. Las personas que aprecias pueden ser amenazas, pueden lastimar, pueden romper... es simple salir herido cuando andas sin armadura.

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