Qué pasó, cuándo fue que llegó ese día en que todas las bestias se vistieron de príncipes, cómo fue que el maleante se disfrazó de santo sin que nadie se diese cuenta.

Pero qué pasó, cómo es que salí siendo la víctima en está vida, en este juego para ti y en este cuento para mí.

Cómo es que no lo vi venir..., ah cierto, fue que nunca quise ver lo bellaco que en realidad eras.

Está bien. Lo acepto, aquí la culpa no es de nadie en realidad, es la vida haciendo otra prueba más de las tantas que hace sin avisar, pues no siempre avisan cuándo va a ver un exámen ¿Verdad?,  bien se ve que reprobe con un cero a lo grande pues ensucie la hoja y la apuñale con el bolígrafo: así como tú lo hiciste con mi estúpido corazón.

Qué pasó, cuándo fue que los lobos aprendieron a hablar y a engañar a los incrédulos, porque bien sabía estaba rodeada de multitud de lobos, porque es mentira, mentira que el que daña lo hace así sin más; el lobo siempre vigila a su presa de la manada de venados.

Quién engaña fue engañado muchas veces y sino es hijo de mentira.

Qué más da si engañas, que pudriste mi corazón con tus andanzas. No te deseo ningún mal pero ojalá que si te queda corazón se pudra como tu alma oscura, ¿acaso no se merece lo que se hace? Bien ganas un huracán como provocaste en mi interior, que, lleva tu nombre vil...

─────────
46
─────────