Hartas ganas
Me duele
me duele lo que no duele,
quiero lo que no debo
y aún, aún
no termina de morir...
la esperanza en mí.
Peleo todas las mañanas,
de todos los días,
para vivir otra vez.
Le hablo al cielo todos los días
y le digo lo mismo otra vez:
gracias, gracias.
... Por mostrarme la luz.
Y es que, caminando en el sendero,
en ese oscuro,
vamos todos viendo la vida irse.
Pero me dice una voz: ¡Sigue!
A esa voz le digo a gritos que ¡No!
que no puedo.
Yo no quiero, no
que no me dé motivación ¡No!
Porque duele, duele mucho.
Y por más que corra no llego al punto.
Por más que lo pienso
los motivos se marchitan.
Entonces me ahogo...
en la desesperación,
pero ella renace
y ahí sufro
¡Porque es un dolor muy fuerte!
¡¿Por qué hay esperanza?! ¡¿Por qué?!
Duele que duela:
harta caer y tener que levantarse,
harta que te digan: eres fuerte.
Y es que...
¡No ven las lágrimas caer siempre!,
no escuchan el alma aclamar...
aclamando la tristeza.
—Todos están en el inicio, pero pocos están en el final.—
Muchos están
muchos motivan,
muchos se atreven a llamarte fuerte.
Pero, cómo no serlo,
cómo cuando no queda otra opción,
otro camino.
Te llaman débil si te suicidas,
débil si resistes,
débil si te quejas
pero cuando triunfas
te llaman guerrero.
Sí porque no vieron nada:
todas esas noches en llanto,
no escucharon,
todos esos gritos de desesperación,
y, te llaman fuerte...
Qué fácil es comentar.
Llamar fuerte o débil; es fácil.
Creen conocer y no saben nada.
Tan solo ven lo que le da la gana ver, lo que consideran importante
nada más,
solo abren la boca.
Duele,
duele tanto el corazón,
que quisiera morirse aunque...
aunque sea incorrecto,
pero es que duele... y la esperanza...
aún está.
Se pelea todas las mañanas,
de todos los días,
para vivir lo mismo otra vez.
Le hablo al cielo todos los días, cansado, y le digo lo mismo siempre:
gracias, gracias.
... Por mostrarme luz.
Y es que caminando en el sendero,
en ese oscuro,
vamos todos viendo la vida irse.
Pero me dice una voz: ¡Sigue!
A esa voz le digo a gritos que ¡No!
Yo no quiero, no
que no me dé motivación ¡No!
Porque duele, duele mucho.
Y por más que corra no llego al punto.
Por más que lo pienso
los motivos se marchitan.
Yo no quiero,
que no.
Que no me dé motivación
¡No!
¡Esto harta!
La motivación se marchita
y yo sigo aquí
me duele
me duele
¡Duele!
Y lloro...
porque duele...
la esperanza continúa viva.
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22
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