Tercera temporada. Capítulo 11: La historia de Marsyl Parte II
Ahora libres en un mundo donde solo ellos habitaban, Marsyl pudo conocer los paisajes más hermosos de la mano del hombre al cual amaba. Aunque antes tuvieron que incinerar todos los cuerpos, lo que les tomó semanas, y limpiar el pueblo. Marsyl simplificó eso último incendiando los pueblos y destruyendo las viviendas de más.
El castillo fue remodelado con sus poderes. Lo volvió más pequeño pero acogedor para ellos y su futura familia. Incluso hizo un cuarto especial para la hija que no pudo nacer. Un lugar para recordar la injusticia por la que su familia la sometió, obligándola a deshacerse de todos aquellos que se interponían ante su felicidad. Aunque una voz en su cabeza le susurraba todas las noches, recordándole la muerte de su familia. Una voz que la hacía sentir culpable. Pero Marsyl aguantaba y no caía ante ella.
Aunque no sabía por cuánto más lo haría.
Satanás la consoló en esas noches donde lloraba sin motivo aparente y estuvo siempre a su lado mientras reconstruían el mundo donde ahora solo ellos vivían. Él era perfecto, tan paciente y tan dulce. Él la sostuvo cuando ella ya no aguantaba más y la volvía a levantar para que siguiera adelante.
Así fue como luego de meses de trabajo, pudieron recorrer el Cielo con sus brillantes y hermosos paisajes. Conocieron aguas cristalinas y árboles curiosos de vivaces colores. Marsyl se sentía la mujer más feliz del mundo.
Y lo fue aún más cuando se enteró de su embarazo. Tendría un hijo con Satanás y esta vez no habría nadie que le dijera si podía tenerlo o no. No tenía miedo de gritar a los cuatro vientos que estaba embarazada porque sabía que ya nadie querría arrebatarle a su bebé. Aunque este no podría heredar sus poderes porque no era el primogénito. Su primer bebé había muerto antes de nacer, por lo que el legado de poder no pasaría a ninguno de sus hijos.
Y aunque no lo comentaba, era feliz con eso.
Pero mucho más lo fue cuando Aamón nació y pudo tenerlo en sus brazos. Tan pequeño y con una mota de cabello grisáceo.
Lo criaron educándolo no estrictamente como ella, pero si enseñándole todo lo que necesitaba saber.
Y así fue como cinco años después, Asmodeo llegó al mundo, un pequeño de cabello blanco como su padre. Aamón, quien no parecía contento con el hecho de tener un hermano, evitó acercarse al pequeño bebé hasta que seis meses después fue obligado por el incesante llanto de Asmodeo y la ausencia de sus padres. Desde ese momento, ambos fueron inseparables.
Tres años después de Asmodeo, llegó Leviatán, quien poseía el oscuro cabello de su madre. A diferencia de Aamón, a Asmodeo lo hizo feliz tener un hermano menor. Y lo hizo mucho más feliz tener más.
Un año después de Leviatán, nació Mammón, cuyo cabello era curioso. Marsyl lo encontró como la perfecta combinación entre su cabello y el de Satanás. Negro y blanco, era curioso y muy bonito.
Cuatro años después, nació Belfegor, que compartía el oscuro cabello con su madre y su hermano Leviatán. De todos sus hermanos, él resultaba ser el más tranquilo por lo que su crianza había sido la más placentera. Marsyl jamás pensó que podría dormir tantas horas seguidas sin escuchar al bebé llorar. Era casi un milagro.
Por último, tres años después de Belfegor, nació Belcebú, de blanco cabello. Era el más pequeño de todos sus hermanos y Marsyl pensaba que era el que tenía rasgos más delicados, casi de chica. Y ese solo pensamiento le hizo recordar a la hija que perdió hacía más de diecisiete años. Aunque también le recordó su deseo de ser madre de una niña.
No obstante, ella era feliz con sus seis hijos. Entrenándolos, educándolos y amándolos junto con Satanás, quien los ayudaba a entrenar en batalla y jugaban muchas veces en lugar de entrenar.
Eran en definitiva una familia muy feliz.
Pero Marsyl en esos últimos años no podía serlo del todo. La voz en su cabeza había aumentado de volumen con el pasar de los meses y con cada día se volvía más y más insoportable. La culpa ya comenzaba a ser algo que no podía controlar.
Y así fue como en muchas ocasiones terminó gritándole a sus hijos sin motivo y abofeteándolos cuando comentaban de manera inocente un error de ella que no era nada grave. Satanás iba con ella a calmarla y buscar una explicación, pero Marsyl jamás decía nada concreto. Siempre daba evasivas.
Hasta que un día, donde el dolor hizo que llorara por horas, le confesó su culpa a Satanás y todos los malos pensamientos que tenía. Se sentía culpable de haber tenido una familia con él y de haberse enamorado de alguien que solo trajo desgracia a su vida. Satanás se sintió herido por sus palabras, pero aun así sostuvo sus manos y le dio una solución a su culpa.
-Tal vez…lo que necesitas es tener a tu pueblo. Es…empezar de cero y gobernar el Cielo, tal y como tu padre quería.
Marsyl lo miró y sonrió como hacía tantos años no sonreía.
Satanás le devolvió la sonrisa mientras acariciaba sus manos. Aunque seguía herido por la crudeza en las palabras de Marsyl, aun así era feliz de volver a verla tan feliz.
Pero de haber sabido que ese era el principio de su fin, jamás se lo hubiera propuesto.
Ángel&Demonio
Sus hijos fueron alertados antes de los planes de su madre y estuvieron de acuerdo si eso la hacía feliz. Así fue como en poco tiempo, Marsyl tenía un pueblo nuevo, con leyes diferentes que ella planeaba usar para mantenerlos felices y evitar que atentaran contra ella y su familia. Marsyl creó seres divinos con un rango de poder bajo, creó seres que pudieran ser perfectos para que su familia no corriera peligro. Traer la basura del pasado no iba a beneficiarlos, así que debía empezar de nuevo con otros seres.
Sus hijos y su pareja la ayudaron a gobernar el pueblo, aunque les extrañaba que ella jamás se mostrara en público.
-No puedo-dijo un día cuando Satanás se lo cuestionó-¿Cómo podría mostrarle la cara de su gobernante que es a su vez una asesina? ¿Cómo, Satanás?
-Ellos no lo saben, Marsyl. No tienen que saberlo.
-Pero yo sí lo sé y eso es suficiente para mí-suspirando bajó la mirada-. Déjame sola, por favor.
Satanás accedió a irse para continuar con el entrenamiento de los seres celestiales que Marsyl había creado. Ellos habían impuesto que hubiera rangos de poder, siendo el más poderoso el que ellos manejaban y al cual habían nombrado como Serafín, que en lengua antigua significaba espíritus bienaventurados. No había sido sencillo, pero Belcebú (quien tenía gran imaginación) logró crear las tres jerarquías que se dividían en tres rangos. Y así ellos podían determinar tareas (algunas de las cuales ya existían desde hacía años) para que se mantuviera ocupado el pueblo y feliz.
Ese mundo no era fácil y a Satanás no le gustaba, para él todos vivían en una falsa felicidad. Pero no dijo nada porque Marsyl era feliz con ese nuevo pueblo, así que calló y decidió ser un simple Serafín que estaba al lado del gobernante (de nombre y rostro desconocido). Y sus hijos lo siguieron porque solo así su madre era feliz.
Sin embargo, todo tenía un límite.
Ángel&Demonio
Marsyl llegó días después feliz. Satanás sonrió y se sintió de igual manera. La abrazó y mimó durante el almuerzo, sonriendo y jugando con sus hijos (que ya no eran pequeños), hasta que ella dio el motivo de su felicidad.
-¡Ya sé cómo salir ante los demás!-todos la miraron curiosos-Me disfrazaré de mi padre. Él fue un gobernante muy querido, es lo mejor.
Satanás fingió una sonrisa y asintió en silencio. No estaba de acuerdo con eso, no con la idea de Marsyl esta vez. Pero…la felicidad de ella siempre era primero. Así que calló mientras sus hijos dudaban de la idea de su madre, pero al final accedieron cuando la vieron tan feliz refutando todo.
Él pensaba que lo único que necesitaba para ser feliz, era a su esposa e hijos a su lado. Pueblo o no, realmente no le importaba porque los tenía a ellos. Pero su felicidad también estaba relacionada con la de Marsyl. Era…peligroso. Porque con tal de complacerla era capaz de aceptar cualquier cosa.
Sin embargo, el límite comenzaba a terminarse. Y Satanás desconocía lo que era capaz de hacer si eso pasaba.
Ángel&Demonio
Todo marchaba bien. En esos años, todo parecía ir bien en el pueblo. Todos eran felices y las jerarquías impuestas parecían ser suficiente para poder administrar los trabajos de los seres celestiales. Sin duda, el Cielo era el paraíso.
Bien, Satanás ya no lo veía así y sus hijos tampoco. Si bien su trabajo era importante, a él no le interesaba. Su familia con cada día se iba desmoronando más y más hasta un punto crítico.
Marsyl, con el tiempo, dejó de ser ella. Ya no quería ser llamada ni Marsyl ni mamá y pedía que la llamaran como su padre, casi como si ella fuera él. Sus hijos no estuvieron de acuerdo pero lo aceptaron porque amaban a su madre. Satanás, esta vez, no pudo callarse. Discutieron más veces de las que podía recordar por ese tema. Marsyl se negaba a ser ella de nuevo, a estar con él, a ser feliz a su lado. Ella solo se preocupaba por la felicidad de su pueblo y gobernarlo como su padre había deseado que hiciera antes.
Ella se había olvidado de que lo amaba, de que tenía seis hijos con él y de que él estuvo con ella incluso en sus momentos más difíciles.
Los seis hermanos, preocupados por su madre, intentaron hablar con ella. El menor, Belcebú, quiso hacerle entender que lo que hacía era una locura y que tenía que superar la culpa por haber matado a su padre. Marsyl les gritó y prácticamente los desheredó como hijos.
De los seis, fueron Belcebú y Asmodeo los más afectados. Ambos lloraron noches enteras y se consolaron mutuamente. Satanás, ya harto de la situación, decidió hacer algo. Así que entró a la biblioteca de Marsyl, aquella que perteneció a su padre, y buscó en muchos libros una forma de igualar el poder de su esposa para poder eliminar todo lo que creó. Esa utopía que no los estaba llevando a ningún lado.
Y descubrió el libro correcto, aquel que les daba el poder suficiente para luchar contra ella.
Sus hijos, presos de la ira y el odio hacia su madre, aceptaron la propuesta de Satanás. Y a escondidas, los siete se transformaron en demonios.
Así fue como Marsyl tuvo que enfrentarse a Satanás y sus seis hijos para mantener un pueblo que solo creó a raíz de la culpa.
Ángel&Demonio
Miércoles 16 de enero de 2036. El escondite, Infierno.
-Luego de eso surgió la guerra. Muchos seres celestiales murieron, así que tuve que hacer algo. Encerrarlos en el Libro Satánico Prohibido no era sencillo. Satanás es…inteligente, fue entrenado para protegerme. Así que jugué sucio. Les hice creer a todos que aceptaba la destrucción total del pueblo para poder acercarme a ellos y tomar una muestra de sus sangres. Y luego tomar una de la mía. Les dije que ese ritual eliminaría a todos en el Cielo salvo nosotros. Yo sabía más de rituales, lo que era lógico teniendo en cuenta que sería la futura reina cuando mi padre aún estaba con vida.-Marsyl elevó la mirada hacia Lucifer-¿Tienes el libro todavía?
-Sí-de un mueble Lucifer sacó el Libro Satánico Prohibido y se lo extendió-, creí que sería útil guardarlo.
-No, en sí no importa. Ya no se los puede encerrar aquí.-Marsyl abrió el libro y sonrió nostálgica-Era mi diario íntimo. El ritual funcionaba con cualquier libro, pero yo quería deshacerme de este así que…simplemente lo usé para eso.
-¿El ritual servía para encerrar demonios?-preguntó JiMin a lo que ella asintió-¿Eso quiere decir que los demonios existen desde el tiempo de tus padres?
-Sí, pero fueron eliminados por mi abuelo. Nunca supe del todo la verdad, él se negaba a contarme cómo fue que mi abuelo los exterminó y por qué.
-Espera, en tu relato nunca hablaste de la creación de la Tierra pero Satanás parecía conocerla-observó TaeHyung en su forma demoniaca mirándola.
Aunque bueno, no podía decirse que la estaba mirando, al fin de cuentas tenía todo su rubio flequillo sobre los ojos.
-No era algo importante en ese momento. La cree poco después de haber creado a los primeros seres celestiales. Sus tareas también eran hacerse cargo de embellecer el paisaje. Mi idea inicial era que fuera otro lugar donde ellos pudieran vivir, ya que la hice a imagen y semejanza del Cielo, pero después cree a los humanos y decidí que los seres celestiales se quedaran arriba, donde podía controlarlos mejor.
-Bueno, si tú lo dices-dijo Lucifer rodando los ojos-. Así que ahora…ellos siete quieren prácticamente destruir todo.
-Sí…al principio era por mí, pero ahora es por venganza por mi traición. Satanás es peligroso porque conoce muchas cosas que tú no, Lucifer.
-Como la Esfera Espiritual-dijo Lucifer y Marsyl asintió.
-Sí, como la Esfera Espiritual y…las armas que pertenecieron a mi abuelo. Él conoce todo y sabe cómo utilizar eso en nuestra contra. Y nuestros hijos también conocen todo eso. Solo…será una batalla muy difícil.
-A menos que los dividamos. Divididos sería más fácil vencerlos-dijo Lucifer mirándola-. El problema es pensar en una estrategia.
-Están en la Tierra causando caos. Por lo que pude ver no son más de dos. Los otros se encargan del Cielo-dijo Set mirándolos.
-En ese caso hay que sacar todo el arsenal e ir por ellos para dejarlos con Asmodeo y Leviatán-dijo Exael mirando a los hermanos que estaban presentes-. Y así solo nos quedarían tres dolores de cabeza. Uno para JungKook, otro para ti y otro para ella. Asunto arreglado.
-No es tan fácil-refutó Marsyl-. Tal vez con mis hijos sí, pero Satanás no. Él está altamente entrenado, fue entrenado para mantenerme a salvo y fue de los mejores guerreros del reino. Para pelear contra él tendría que hacerlo al lado de Lucifer.
-¿Y por qué no hablas con él y arreglan el pasado? Tal vez solo está herido-dijo Kumiko sonriéndole amablemente.
-O consumido por el odio, así que a la primera le arrancará el corazón-dijo Matt rodando los ojos.
-En ese caso tendrían que dejarnos a tus hijos a nosotros, al menos los que están en la Tierra. ¿Los reconocieron?-preguntó Seok Jin.
-Eran Belcebú y Mammón. Satanás se quedó en el Cielo con Belfegor y Aamón-dijo Marsyl.
-En ese caso, podríamos encargarnos nosotros de tus hijos, empezando con los de la Tierra-dijo JungKook-. Pero vamos a necesitar más personas como Lucifer, personas entrenadas como él que puedan pensar en un plan sin falla.
-Yo…creo que ellos son las personas indicadas-dijo Marsyl mirando a Set.
Él asintió y fue cuando Marsyl sacó la Esfera Espiritual. Sus dedos, dos de ellos, tocaron la superficie y, al separarlos, un hilo de luz se desprendió de la esfera. Ella de un movimiento sacó a ambos y entonces tomaron la forma que tuvieron en vida.
A Lucifer no le sorprendió en absoluto volver a ver a Caín y Abel ante ellos.
Bien, si no se entendió: Marsyl es HIJA de Dios, ella mató a su familia y todos en el Cielo en un arranque de ira. Por años calló la culpa de sus actos pero llegó un punto donde no resistió y creó a los seres celestiales para callar esa culpa. Pero en su lugar creció y ella poco a poco fue como "enloqueciendo" al punto de volverse su padre para gobernar.
Técnicamente el apocalipsis y todo eso fue creado por una pelea marital :v
Y NO, Dios y Satanás NO son pareja. Satanás es pareja de Marsyl, la hija de Dios. Por lo que Dios es más el suegro de Satanás.
Y eso es todo, los otros capítulos no sé cuándo los traeré porque en sí no los tengo todavía, asi que nos vemos cuando los tenga! Besos❤️❤️❤️
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