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Temporada 2. Capítulo 24: Una familia unida al fin

Jueves 16 de agosto de 2025. Seúl, Corea del Sur.

Si Seok Jin tenía que describir los meses que pasaron luego de que JungKook fuera liberado del castigo divino, tendría que usar las siguientes palabras: un sueño.

Sí, esos meses fueron como un sueño hecho realidad. Ahora vivía con JungKook y Luzbel, la familia completa. Su hijo iba al colegio y él iba a recogerlo en auto, donde era poco probable que la gente notara el vientre de su pareja. Sería demasiado extraño y la gente hablaría al respecto. Jin quería evitar habladurías para mantener una vida tranquila y no darle una excusa a Barbitas para que asesine a su Serafín. No necesitaba arruinar su perfecta vida.

Era sumamente feliz, disfrutando de cuidar a JungKook durante su embarazo sin importar los cambios de humor que tuvo que afrontar o los antojos extraños que tuvo que cumplir. Él era feliz definitivamente con esa vida que tenía con su familia.

Aunque bueno, su pareja nunca era muy feliz cuando JiHoon iba de visita. Cada vez que le abría la puerta sin saber que se trataba de él, se la cerraba en las narices y entonces Jin tenía que ir a abrirle. Cuando lo veía cerca de su retoño gruñía constantemente y no se molestaba en tratarlo bien. Según él, la rata prostituta de JiHoon no se merecía respeto, menos cuando estaba contaminando con sus asquerosas manos a su precioso bebito. En una ocasión llegó a decirle, frente a Luzbel cuando este comentó sobre la posibilidad de que JiHoon viniera el día que naciera su hermanita, que antes de dejar que tocara a su bebita iba a arrancarle los dedos con los dientes. No iba a dejar que su bella hija cayera en esas pútridas manos. Su hijo se enojó, pero luego de unos dulces ambos volvieron a hablar y jugar como siempre.

A veces JungKook solía ser muy infantil, en especial cuando JiHoon estaba cerca. Era divertido para Jin, pero Luzbel terminaba enojándose con su papi ya que este trataba mal a su amigo. Sí, claro, amigo. Jin sabía lo que su hijo sentía por el Ángel caído, se lo había confiado una tarde. Si JungKook se llegaba a enterar...era muy probable que JiHoon tuviera que correr lejos. Muy, muy lejos.

-Kookie, vamos, tenemos que ir a casa de tus suegros queridos-bromeó Jin entrando a la habitación.

Ese día habían acordado de reunirse todos para comer y divertirse como solían hacer antes de la guerra. Luego de todo lo ocurrido habían dejado de hacerlo por respeto a la muerte de muchos demonios, entre ellos dos de las hijas de Lucifer. Jennie, la pareja de JiSoo, todavía sufría su perdida. Se la veía decaída y sin demasiados ánimos para nada. A pesar de que su herencia lujuriosa tendría que haberla levantado para seguir su vida, la verdad era que ni siquiera podía levantarse de la cama en las mañanas. El amor que sentía por JiSoo era demasiado fuerte como para sufrir una fuerte depresión. Sus padres estaban intentando ayudarla, al igual que sus hermanos, pero nada de lo que hacían parecía funcionar.

-No voy a ir...no me gusta nada de lo que tengo-dijo el Serafín, sentado en la cama con una camisa grande de Jin y haciendo un puchero.

-Tu ropa es muy bonita, podrías ponerte...

-¡No! Todo me hace ver gordo-dijo JungKook cruzando los brazos sobre su abultada barriga y haciendo más notorio su puchero.

-Estar embarazado no es estar gordo-dijo divertido Jin sentándose a su lado.

Esta era una de las tantas crisis que su pareja tenía por el embarazo.

-Es casi lo mismo.

-Pero no lo es-sonrió y beso la mejilla de JungKook quien arrugó la nariz.

-No hagas eso-pidió dándole la espalda.

-¿Por qué? Tengo entendido que los mimos te gustan-divertido pasó sus manos por los hombros de JungKook y besó cariñosamente su cuello-Más en este estado.

-P-pero...no quiero ahora-dijo intentando fingir que los besitos que dejaba en su cuello no le gustaban.

Pero Jin ya sabía dónde tocar para hacer rendir en un chasquido a su pareja.

-Vamos, cariño, todo te queda bonito-dijo subiendo con besos hasta el lóbulo de su oreja el cual mordió.

-P-pero...-otro mordisco y JungKook suspiró-está bien...solo espérame afuera.

Victorioso, Seok Jin salió de la habitación y diez minutos después su pareja lo hizo. Luzbel sonrió y se acercó a él para tocar su vientre.

-¿Cómo ha estado Hyeonie hoy?-preguntó mirando a JungKook quien acarició su vientre.

-Extrañamente tranquila. Tal vez esté dormida-dijo con una pequeña sonrisa antes de mirar a Jin-¿Vamos?

Seok Jin lo tomó de la cintura y asintió. Su hijo tomó su mano y juntos se fueron al castillo de su padre, donde pudo ver a muchos de sus hermanos, entre ellos JiMin quien sostenía a la pequeña YooBin de tres meses en brazos. YoonGi sonreía cada vez que los veía, sus ojos brillando de absoluta felicidad cuando se dirigían a su familia. Él en verdad era completamente feliz con su familia, en especial cuando decidieron irse a vivir a Japón para no usurpar el castillo de Lucifer. Aunque a este no le molestaba que vivieran ahí, ni siquiera a Lilith, ella estaba encantada de tener a su nieta ahí.

-Hey, Jinnie-Exael se acercó a ellos con una lata de cerveza en la mano-¿Cómo estás? ¿Cómo está la ricura de pareja que tienes?

-Ambos bien, tío-Jin sonrió, su tío llamaba así a JungKook para molestarlo-¿Cómo está Set?

Golpe bajo, lo sabía. Pero Exael se lo había buscado. Este fingió una sonrisa y se alejó para hablar con sus hermanos, los Grigori, que notaron su semblante y se burlaron de él. Desde que todo volvió a ser como antes, Set no volvió a salir del Cielo. Según Lucifer, su castigo consistía en un encarcelamiento celestial y su libertad momentánea fue por los cazadores. Su tío parecía terco al decir que podrían bajarle la condena al Tronos, pero Lucifer le afirmaba que no sería posible y que no amenazaría de nuevo a Dios por un capricho suyo. A pesar de que Exael insistía en que no era un capricho, nadie le creía, ni siquiera sus hermanos. Era conocido como un casanova experto, alguien que solía encapricharse con una conquista si esta era demasiado difícil. Set parecía uno de esos casos así que nadie le dio importancia.

-Eso fue muy cruel de tu parte-le susurró el Serafín cerca del oído, pero Jin sonrió.

-Su culpa por empezar-sonrió y llamó a JiMin-¡Pequeño!

Su hermano se acercó a él con la pequeña YooBin en brazos. Era tan adorable como JiMin de bebé, pero según su mamá tenía cosas de YoonGi. Cosas que aún no se notaban pero que estaba segura que poseería, después de todo no era exactamente igual a su pequeño demonio.

-Jin, JungKook-un beso en la frente fue el saludo para Luzbel-¿Extrañaste a Binie?

-¡Mucho!-dijo él tomando a la pequeña bebé en brazos.

Luzbel era un primo amoroso y dedicado, le gustaba cuidar de la pequeña YooBin. Ninguno tenía dudas de que sería un excelente hermano...y en un futuro un buen padre. Jin ni nadie lo decía porque JungKook siempre se enojaba, en especial cuando imaginaba a cierta persona de yerno. Era capaz de echar ácido por la boca si alguien insinuaba a su bebé siendo padre y, sobre todo, criando a ese pequeño con...una rata inmunda llamada JiHoon.

-Hey, Jin ¿qué tal todo?-preguntó YoonGi acercándose a ellos y tomando a su pareja de la cintura.

JiMin sonrió y se acercó más a él, feliz de sentirlo cerca. Eran tan melosos esos dos cuando querían.

-Bien, soportando antojos.

-Uh, del uno al diez, ¿Qué tan malos son?

-Para evitar morir...diré que un cinco-ambos rieron.

-Sí, lo sé, me pasaba lo mismo-YoonGi recibió un golpe en el vientre-Hey, ¿por qué tan agresivo?

-Para que aprendas a callarte más.

-Lo siento, cariño, no quise ser malo-YoonGi lo abrazó de la cintura a su pareja y le besó la mejilla, este fingió seguir molesto solo para que su demonio le diera más besitos.

-Mejor nos vamos, demasiado amor por aquí-dijo divertido Jin tomando de la mano a JungKook para ir con sus padres mientras Luzbel iba con YooBin en brazos hacia sus tíos.

Lucifer le sonrió al verlos y Lilith se acercó feliz a JungKook para tocar suavemente su vientre. No solo como gesto de cariño, sino porque ella era una de las encargadas en asegurarse de que la bebita estuviera bien.

-Hijos míos, tanto tiempo-dijo divertido Lucifer abriendo los brazos.

-Gracioso, papá-sus padres rieron.

-Si lo piensas bien, la expresión "papi suegro" no iría mal. Básicamente eso soy de JungKook.

El aún Serafín rodó los ojos, desde que pudo estar con Jin esos chistes no faltaban en la familia. Después de todo, como ellos decían, para los humanos no había nada peor que el incesto, solo les faltaba matar a Lucifer y comerse su carne para realizar el gran banquete totémico. Freud estaría orgulloso de usarlos como ejemplo.

-Papi querido, no estoy de humor para tu mierda-dijo JungKook con voz adorable recibiendo una nalgada por parte de Jin.

-Te dije que solo a mí puedes decirme así, bebé-el Serafín rio suavemente antes de quedarse un momento en silencio-¿estás bien?

-Sí...creo-JungKook miró automáticamente a Lilith quien lo miró preocupada mientras tocaba su vientre.

-Creo que es hoy, la pequeña ya está lista, era de esperarse-dijo ella para luego mirar a su hijo y a su esposo.

-¿Estás diciendo que nacerá hoy?-preguntó preocupado JungKook, a pesar de todo se sentía poco preparado para un segundo parto.

-Sí-afirmó Lilith acercándose a su esposo-Dile a Kasdave que se prepare, él ayudará.

-¿No es mejor Jano o las trillizas?-preguntó el Serafín.

-Kasdave es mejor en eso, ayudó en el nacimiento de todos mis hermanos. Lo que es irónico-contestó Jin, su tío fue quien les enseñó a las mujeres a abortar, que hubiera atendido el noventa y cinco porciento de los partos resultaba...gracioso.

-Él será de mucha ayuda, no sentirás miedo ni dolor, confía en mí-Lilith sonrió y tomó con suavidad las manos de JungKook quien apretó las de ellas reprimiendo una mueca-Contracciones ¿cierto?

-Sí...pero son cada pocos minutos-dijo él, Jin lo tomó de la cintura para sostenerlo-¿Podría estar acostado en algún lugar? Así estaré más cómodo.

-Creo que es lo mejor-dijo Lucifer-Iré por Kasdave.

Tan pronto dijo eso se marchó. Jin siguió a su madre con JungKook hacia una habitación hermosa con una cama suave donde su pareja se acostó. Era mejor si Luzbel no veía esto por el momento, tendría que pedirle a JiHoon que lo distrajera a través de un mensaje, sabía que en unos minutos iría con Alexander a la reunión. Se había convertido en parte de la familia desde que Luzbel demostró gran interés en él. Muchos sabían que ese interés era como algo más que amigos.

Minutos después, mientras Seok Jin intentaba distraer con una conversación casual al Serafín y luego de enviarle el mensaje a JiHoon, entró Kasdave a la habitación con Lucifer y Mefistófeles. El demonio Grigori se acercó a JungKook y tocó su vientre, cerró los ojos un momento y al abrirlos miró a los futuros padres.

-No más de dos horas para que tengan a su bebé en brazos. Lilith sabes qué debes traer, Lucifer ayúdala.-ambos asintieron y salieron de ahí, Mefistófeles se quedó al lado de Kasdave-Vuelve con tus hermanos si quieres, no tienes que estar aquí conmigo.

-No te he dejado solo en ningún parto, este no será el primero. No importa si mis hermanos están en una súper fiesta, yo me quedo aquí contigo-dijo su tío decidido.

Seok Jin, desde que tenía memoria, recordaba que en cada parto Kasdave siempre estuvo acompañado por su pareja. Al principio se trataba de un apoyo emocional ya que Grigori era inseguro y primerizo con esos temas, pero con el pasar del tiempo se volvió casi una costumbre que Mefistófeles jamás abandonó.

-Entonces no estorbes mucho, cariño-bromeó el demonio, su esposo se inclinó y lo besó.

-Tranquilo, no lo haré, bebé.

Kasdave sonrió tan radiantemente como HoSeok cuando estaba en su forma humana. Lo único que había heredado de Grigori había sido su sonrisa, el resto era de Mefistófeles.

-Muy lindo todo pero el que sufre aquí soy yo, par de desconsiderados-dijo JungKook molesto apretando su mano, Jin sonrió.

-Uh, como era de esperarse, toda una fiera-dijo Kasdave divertido mirando a Jin-Tu madre se pone igual...incluso ha intentado matar a Lucifer cuando las contracciones se vuelven más fuertes.

-Mamá da miedo-dijo Jin sonriendo ligeramente, seguía sin entender el motivo por el cual su padre estaba con ella pero parecía haber un amor mutuo muy fuerte que no les permitía separarse.

-Definitivamente-dijeron todos los presentes.

Los minutos pasaron, casi cumpliéndose las dos horas. Lucifer y Lilith habían regresado hacía tiempo con todo lo que Kasdave usaría mientras Jin se quedaba con su mano siendo casi triturada por JungKook quien buscaba descargar su dolor a través de eso y no de insultos. A este paso, el demonio preferiría los insultos.

-La próxima vez...recuerda usar condón-dijo JungKook mirando a su demonio.

-Tranquilo, lo usaré-dijo Jin besando su mano.

-Hablo en serio...esto duele mucho...

-Lo mismo dijo Lilith cuando tuvo a su primer hijo-recordó Kasdave divertido.

-Y lo mismo dijo Lucifer-recordaba también Mefistófeles, Lucifer le sacó la lengua y Lilith sonrió.

-Son descuidos muy bonitos...como el de hace dos meses-dijo ella sonriendo feliz y tocando su vientre apenas abultado.

Los únicos sorprendidos fueron su esposo, cuñado e hijo que la miraron.

-¿Voy a ser padre otra vez?-preguntó Lucifer casi pálido, Lilith rio.

-Sí, vas a ser padre otra...

Un grito cortó las palabras de Lilith, JungKook esta vez mostraba su dolor. Kasdave se levantó y preparó las cosas, Jin solamente se quedó tomando la mano de su pareja sin saber qué hacer. No había presenciado el parto de Luzbel por lo que no tenía idea de lo que tenía que hacer. Solamente se le ocurría estar al lado de su pareja, esperando que todo saliera bien.

Kasdave esparció un aceite sobre el vientre de JungKook y pronto cortó la piel de su abdomen, pero él no sintió dolor, el único dolor se lo provocaba su hija desde adentro. La sangre brotó cuando Kasdave hizo el corte más profundo y pudo abrir al Serafín. Allí, entre la sangre se hallaba el bebé al cual tuvo que sacar de su pequeña casa temporal y hacer que aspirara aire puro por primera vez. Jin vio todo, observando las manos manchadas de sangre de Kasdave sostener a su bebé para luego ver a su madre tomarla y envolverla en una manta lila con el nombre bordado en uno de los bordes. La pequeña, poco después de salir del vientre de JungKook (quien se veía más aliviado) comenzó a llorar y a mover sus manitos. Seok Jin sintió una emoción que no había experimentado antes, una que no experimentó jamás con Luzbel y que había deseado hacerlo. La felicidad burbujeante en su pecho le provocó unas pequeñas lágrimas en sus ojos. Lucifer siempre le decía que en cada nacimiento de sus hijos lloraba, ya que la experiencia era única con cada uno y era algo que no podía recuperarse, ni siquiera con el nacimiento de otro hijo. Jin supo que era así, a pesar de que experimentaba esta emoción por primera vez, seguía deseando haber podido pasar lo mismo con su primogénito.

-Quiero verla...-pidió cansado JungKook a quien Kasdave comenzaba a coser para cerrar la herida.

Lilith se acercó a él y la dejó en sus brazos. El Serafín la vio y sonrió, unas lágrimas cayendo por sus mejillas, una sonrisa genuina de felicidad en sus labios.

-Hola, Hyeonie, bienvenida-dijo a la pequeña quien al sentirlo había dejado de llorar.

Jin se acercó a él y besó su frente, JungKook lo miró con una gran sonrisa.

-Bienvenida, Hyeonie.

-Mira, pequeña, él es tu papá...papá Jin-dijo él acariciando con un dedo una de las mejillitas de su bebé.

El Serafín la tuvo unos minutos más en brazos antes de que Lilith la tomara para pesarla y medirla, uno de los tantos recuerdos que debía tener de su bebé. Jin ayudó a su padre a dejar la cuna al lado de la cama de JungKook y luego dejaron ahí a la bebita, la cual se había dormido tras tomar su primer biberón. JungKook no tardó en dormirse también, agotado por el parto.

-Jinnie, ven-dijo Lucifer haciendo que saliera de la habitación con él-Necesito que cargues a JungKook y lo lleves a otro cuarto. Tu madre se quedara con GaHyeon para cuidarla.

-Vas a...-Lucifer asintió-Acaba de parir, ¿por qué tan pronto?

-Tiene fuerzas para soportarlo, como Serafín lo tiene. Quedará agotado, pero es mejor que sea ahora antes de que el Todopoderoso barbudo me diga algo.

-Pero... ¿estás seguro de que estará bien?

-Si no fuera seguro no lo haría. Tu madre me amenazó, así que debes saber que es completamente seguro todo.

Seok Jin asintió, luego de lo ocurrido con YoonGi, Lilith le prohibió a Lucifer transformar personas cercanas sin su consentimiento. A él no le quedó de otra que aceptar y cumplir las reglas de su esposa si quería seguir con vida.

Volvió al cuarto donde tomó a JungKook en brazos y siguió a su padre a una habitación alejada. Para su suerte no había nadie en el pasillo, sus padres habían pedido que distrajeran a Luzbel mientras todo pasaba. Cuando su hijo supiera no iba a querer separarse de su hermana.

Dejó a su pareja sobre la cama y Lucifer le pidió que se fuera. Tuvo que obedecer, era lo mejor si no quería ver a JungKook sufrir la transformación. Se quedó cerca, la habitación insonorizada había sido una buena idea para evitar que entrara e interrumpiera.

Pasaron minutos largos en donde solo pensó en destrozar la puerta. Quería asegurarse de que su pareja estaba bien, sin correr peligro de muerte pero al mismo tiempo no quería arruinar nada, no quería interrumpir a su padre y que la transformación quedara a la mitad. Era una pelea dura que terminó cuando su padre salió de la habitación con una ligera sonrisa.

-Sería bueno que estés con él cuando despierte-dijo Lucifer marchándose.

Jin no tardó en ingresar al cuarto y sentarse al lado de JungKook. Tomó su mano y esperó acostado a que su pareja despertara.

Pasaron horas, horas en las que seguro su hijo ya estaba con GaHyeon y todos sus hermanos estaban conociendo a su hija. Pero él no podía estar con ellos, no mientras JungKook no despertara. Él quería estar a su lado para asegurarse de que estuviera bien, a salvo, y que la transformación no lo había perjudicado. Tenía miedo de que eso pasara.

Esperó pacientemente y cuando era de madrugada, JungKook comenzó a moverse y a emitir quejidos. Jin lo miró atentamente.

-¿JungKook?

Al escuchar su voz, JungKook movió su rostro hacia él y poco a poco abrió los ojos. Seok Jin se quedó sin palabras al verlo.

JungKook tenía un ojo azul y otro rojo.

Fin de la segunda temporada, pero si vieron mi tablero sabrán que habrá una precuela que todavía no comienzo a escribir pero que subiré algún día jajaja

Espero que les haya gustado esta temporada! Nos vemos en mis otras historias! besos :D

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