Temporada 2. Capítulo 18: Desgarradora noticia.
Viernes 20 de diciembre de 2024. Illinois, Estados Unidos.
Cuando la noticia llegó a Luzbel, gracias a su abuelo quien fue a verlo herido por la guerra, no pudo evitar llorar en sus brazos. Lucifer lo sostuvo, sin importar que los brazos delgados de su nieto lo apretaran con fuerza causando que las heridas dolieran. No le importaba porque le dolía más verlo llorando de esa manera tan desconsolada. Luzbel estaba sufriendo cuando le contó que sus padres habían muerto, lo único reconfortante fue que pudo tomar sus cuerpos para evitar que los cazadores los usaran con viles fines.
Cuando las lágrimas eran menos le contó también el destino de su abuela, de sus tíos. Muchos fallecidos y otros capturados. El dolor era palpable en la voz de Lucifer, quien evitaba mirar a su nieto, decepcionado consigo mismo por no poder proteger a su familia. JiHoon, ahí presente, lo había notado, a pesar de la cortina de lágrimas que cubría sus ojos al enterarse de la muerte de Seok Jin. Había sido un golpe duro ya que el demonio había significado mucho en su vida.
-Abuelo...necesito estar solo-dijo Luzbel con la voz rota.
Lucifer simplemente asintió y lo dejó ir. Sabía que el pequeño lo necesitaba aunque no estaba seguro. Cada vez que su nieto estaba mal por algo sufría un descontrol que no era agradable de vivir.
Luzbel se fue al cuarto que ocupaba con JiHoon y ya ahí simplemente comenzó a llorar, a desahogar el dolor que le causaba saber que sus padres habían muerto. Ahora, que JungKook y Jin podían estar juntos y estar a su lado como una familia unida, habían muerto, lo habían dejado solo.
A medida que el llanto aumentaba, su respiración se aceleraba y su mente se nublaba. Sabía que eso significaba tener un descontrol pero no uno cualquiera, sino uno fuerte y difícil de calmar. Los había tenido en sus primeros años de vida, pero con ayuda de su papá los había controlado. Sin embargo, él no estaba ahí ahora para él. Él ya no estaría nunca más a su lado. La simple idea hacía que su corazón se comprimiera en un agonizante dolor que no lo dejaba razonar demasiado.
En ese preciso momento, solo pensaba en matar. Quería oler la sangre al salir de los cuerpos asquerosos que habían asesinado a sus padres, desgarrar sus carnes y hacer crujir sus huesos. Luzbel quería destruir todo a su paso. Acabar con todo hasta no dejar nada, solo desolación y dolor, lo mismo que él sentía en ese momento.
-Luzbel-una suave voz lo llamó, podía oírla pero no sabía de dónde venía, su mente estaba cada vez más nublada por el odio-Tranquilo, pequeño.
Pasaron unos segundos de odio y pensamientos homicidas antes de que sintiera unos cálidos brazos envolverlos y el sonido de un corazón retumbar cerca de su oído. Su vista comenzó a recobrar la razón y su mente disipó aquellos destructivos pensamientos que lo embargaban. Fue un proceso lento que le habrá tomado minutos, pero cuando logró calmarse se dio cuenta de que JiHoon lo abrazaba con fuerza. Era, recordó, de los pocos que podían controlarlo con éxito cuando tenía una crisis fuerte como la de recién.
-Hoonie-sollozó aferrándose a él, pudo sentir un sollozo en el pecho del Ángel caído, pero no escuchó su voz rota.
-Está bien, pequeño, llora. Tienes que descargar tu dolor.
Luzbel no necesitaba saberlo para hacerlo, simplemente lloró en brazos de JiHoon, sabiendo que su llanto no pasaría a más que eso. Sabiendo que solo lloraría y no destruiría la habitación.
Ángel&Demonio
Tras la noticia, Alexander sabía lo que se venía. Había enviado a Emily a la casa de Chicago con la que conectaba la de Illinois para que le avisara en caso de que ellos lograran llegar. Aunque, estaba seguro, pasaría dentro de pocos días. Sin los padres de Luzbel ni la mayoría de sus tíos, ellos tenían el poder suficiente para ir por él. Llegarían, de eso estaba seguro, así que debían prepararse para lo peor.
Se aseguró de que las armas estuvieran listas y, mientras lo hacía, sintió la presencia de NamJoon tras él.
-¿Cuánto crees que tarden en llegar?-preguntó el Arcángel tomando una de las afiladas espadas.
-Unos pocos días. El mayor obstáculo que tenían eran Jin y JungKook, ahora que no están no tardarán en hallar a Luzbel. En especial si capturaron a algunos de ellos.-dijo Alex perdido en un arma de fuego.
-Ya veo-NamJoon tomó su mano e hizo que lo mirara-Debes calmarte.
Alexander no supo por qué lo decía hasta que vio su mano. Temblaba. No sabía si de miedo, nervios o enojo. Tal vez un poco de las tres.
-Lo siento, es que todo esto es...duro-suspiró, dejando el arma a un lado para apoyarse contra la mesa donde reposaban las armas.
-Lo sé, pero hay que ser fuertes. Por Luzbel, sobre todo. Él nos necesita ahora-dijo NamJoon acariciando su mejilla y levantando su mirada-Estoy aquí contigo, no estás solo. Lo sabes ¿verdad?
-Sí...y es lo que más me asusta-dijo abrazándose al Arcángel-Desde que mamá murió...yo...tengo miedo. Miedo de perderte...te necesito tanto.
Desde que su madre murió, NamJoon fue el único que le quedó. Sus tíos eran importantes, pero lo que sentía por Nam era mucho más fuerte. Perderlo a él también sería un golpe duro y difícil de soportar. Eso Alexander lo sabía perfectamente.
-Tranquilo, estaremos bien, no tienes que temer-dijo Nam en un susurro cerca de su oído.
Alexander asintió pero no estaba seguro al respecto.
Ángel&Demonio
Martes 24 de diciembre de 2024. Ubicación desconocida.
Luzbel sintió un fuerte dolor en la cabeza cuando recobró la consciencia. Sus ojos permanecían cerrados aunque el cuarto estaba oscuro. No sabía si era bueno demostrar que se había despertado, pero supuso que si alguien estuviera ahí lo hubiera notado. Había comenzado a moverse suavemente y emitir ligeros quejidos. Cualquiera notaría que ya no estaba perdido en algún lugar de la inconsciencia.
Así que luego de unos minutos, cuando sintió que el dolor disminuía gradualmente, abrió poco a poco sus ojos. No pudo distinguir nada, solo oscuridad y un piso frío que tocaba con su cuerpo. Al parecer esa era su cama. Intentó moverse pero pronto se dio cuenta de que muy lejos no podría llegar. Estaba encadenado, los grilletes envolvían sus muñecas y tobillos, aunque no sabía de dónde salían las cadenas. El lugar estaba tan oscuro que no se podía ver nada, solo imaginar.
O al menos eso intentó por unos minutos, hasta que un rayo de luz proveniente de la puerta lo cegó.
Cortito porque...si jajaja
Nos vemos! besos :D
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