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Temporada 2. Capítulo 14: Preparándose para lo incierto.


Martes 24 de diciembre de 2024. El Castillo del Infierno.

La puerta fue destrozada en cuestión de minutos. Las voces de NamJoon y Alexander ya no podían escucharse. Luzbel se aferró asustado a JiHoon. Sus padres, sus tíos, todos derrotados por los cazadores. Todos seres fuertes que terminaron cayendo ante ellos. No tenían esperanza de salir de ahí con vida, al menos no JiHoon porque Luzbel sabía que a quien buscaban era a él. Los cazadores se lo llevarían y experimentarían como con su tía JiSoo. Dejaría de ser él, perdería su esencia y se convertiría en un monstruo. Él no quería eso.

Los cazadores lo observaron satisfechos de haber podido dar con él. Era el premio mayor y lo habían conseguido. Ellos lo sabían, todos los presentes lo sabían. Sin demonios, solo con un Ángel caído protegiéndolo, Luzbel estaba vulnerable. Por más poder que tuviera, él aún no sabía controlarlo y eso era una desventaja en ese momento donde lo necesitaba. Necesitaba pelear para vivir y mantener a salvo a JiHoon. Pero no podía.

Y aunque pudiera, ¿sería suficiente su poder? Sus padres no habían podido y él sabía lo fuerte que eran, tal vez al ser él solo tampoco hubiera podido y de igual manera lo atraparían. Tal vez era inútil luchar, JiHoon perdería la vida en vano.

Sintió que lo empujaban contra la pared y pudo ver, en segundos cortos y rápidos, cómo JiHoon blandía una espada y luchaba contra los cazadores. Luzbel pronto recordó que el Ángel caído había sido entrenado, que sabía pelear y que a pesar de su joven apariencia tenía miles de años.

Se quedó paralizado en un rincón, viéndolo luchar para mantenerlo a salvo contra varios cazadores letales que atacaban para matar.

-¡Vete, Luzbel!-gritó JiHoon.

Tardó unos segundos en hacer reaccionar a su cuerpo, pero cuando pudo echó a correr fuera del cuarto, lejos de todo. Si quería que el esfuerzo de JiHoon valiera la pena debía irse, si no quería echar a perder todo, tenía que salir y correr tan lejos como pudiera. Y esa lejanía duró hasta la sala, donde cuatro cazadores lo interceptaron.

Luzbel luchó con el conocimiento básico que poseía por un entrenamiento anterior con sus tíos. Pero era inútil, su inexperiencia en combate real le jugó en contra y pronto fue acorralado luego de ser herido. Escuchó un grito a lo lejos y le pidió internamente perdón a JiHoon por ser un mocoso incapaz de protegerlo como debió haber hecho.

Los cazadores no perdieron tiempo para dejarlo inconsciente y llevárselo como habían planeado desde hacía tiempo cuando supieron de su existencia.

Ángel&Demonio

Domingo 8 de diciembre de 2024. El Castillo del Infierno.

Seok Jin sonrió mientras JungKook miraba concentrado el tablero de Ajedrez satánico que jugaban y el cual le había enseñado ese día. A diferencia del humano, el ajedrez satánico era más grande, con más piezas y reglas más complejas. Reglas que podrían dejar agonizando, así que JungKook debía seguirlas todas si no quería terminar en el suelo medio muerto.

Tomó entre sus dedos un incubo y lo movió tres a la derecha y uno en diagonal haciendo que destruyera en un incandescente fuego azul a su Asmodeo. Sonrió, justo lo que había buscado. Lo malo de matar a Asmodeo era que la pieza que lo hiciera terminaría explotando al mover dos casilleros. La maldición de eliminar esa pieza con el fuego azul. JungKook no recordó eso, así que cuando su ficha explotó a mitad de camino, miró sorprendido a Jin.

-La maldición de Asmodeo-Seok Jin sabía que de haber podido, JungKook hubiera tirado el tablero.

Pero una de las reglas era que quien tirara el tablero para suspender el juego, entonces este terminaría con las manos quemadas. Sí, hermoso juego.

-Vete a la mierda.

-Lo haría, pero la partida se empieza y se termina. Si la termino aquí entonces me saldrán ronchas en el cuerpo-sí, otra regla más del ajedrez satánico-Así que sigamos, bebé-sonrió al ver el puchero de JungKook.

Estaba molesto, lo sabía. Pero el juego era lo mejor para que ambos se distrajeran de la situación que estaban viviendo. Un pequeño momento de paz no era malo, después de todo en un par de horas tendrían que patrullar el castillo para evitar la llegada de gente indeseada.

-Este juego es una mierda-el Serafín movió otro incubo, aunque ninguna otra pieza fue calcinada ni su pieza propia corrió peligro.

-Tú quisiste intentar-dijo divertido Jin, usando su Satanás para prender en llamas negras el incubo que recientemente JungKook había movido.

-Lo sé, me arrepiento de eso ahora-JungKook parecía un niño berrinchudo en ese momento.

Seok Jin solo podía reír al verlo tan infantil, hacía años que no lo había visto de esa manera. Desde el embarazo de Luzbel, todo entre ellos había cambiado rotundamente. Incluso la hermosa personalidad infantil y alegre de Kook había trocado completamente a una más sombría y oscura. Había sido doloroso ver el cambio y vivirlo, pero le gustaba saber que aún había algo de ese Serafín del cual se enamoró.

Continuaron el juego y lo finalizaron una hora después. Las calcinadas y arruinadas fichas, tras terminar la partida, volvieron a armarse y verse como si fueran nuevas. El Serafín pensó que les sería útil algo así en el Cielo a los seres celestiales para entretenerse más y no aburrirse. A veces las historias que contaban para pasar el rato se volvían repetitivas e insulsas.

Jin acarició la cadera de JungKook, quien luego de que guardaran el ajedrez satánico se sentó sobre sus piernas. No buscaron nada más que caricias y una conversación fuera de lo sucio, lo sexual. Unos mimos eran perfectos, ambos lo sentían así.

El Serafín cerró los ojos y se dejó llevar.

-Papá dijo que pudieron infiltrarse con éxito-comentó Jin mientras pasaba su mano dulcemente por los largos y negros cabellos.

-Mmm...

-¿Crees que dure? ¿O los cazadores nos reconocerán antes?-lo pensó un momento, quedándose un minuto en silencio antes de responder.

-No lo sé, hay probabilidades de éxito pero también de fracaso. Ya descubrimos que con ellos todo es incierto. Bien podemos lograr derrotarlos como también ser descubiertos y asesinados cruelmente. Son más hijos de puta que nosotros.

-Diría que no, pero luego de lo que le hicieron a JiSoo no me queda duda alguna.

-No quiero imaginarme qué le harán a Luzbel si lo atrapan-dijo apoyándose en el pecho del demonio-No quiero que sufra.

-No lo hará, nosotros estaremos ahí para protegerlo-Jin tomó la mano que se había apoyado en su pecho y entrelazó sus dedos.

JungKook sonrió y lo besó suavemente. Estarían ahí para su bebé, no dejarían que los cazadores lograran tenerlo.

Ángel&Demonio

Domingo 8 de diciembre de 2024. Illinois, Estados Unidos.

Luzbel había decidido dar una vuelta por la casa bajo tierra en la que estaba viviendo en ese momento. Quería estirar un poco las piernas, estar encerrado en su habitación jugando juegos de mesa con JiHoon (quien buscaba entretenerlo para hacer de esa estadía algo un poco más divertido) no siempre lo alejaba de sus pensamientos. Estaba preocupado por su familia, por lo que pasarían. Todo era incierto en ese momento, nadie sabía qué pasaría exactamente mañana.

Todos sabían eso último, incluso Alexander. Luzbel lo vio a la distancia desde el umbral que daba de la sala al pasillo. Su primo, sentado en un sillón, preparaba afiladas armas y recargaba otras tantas. De todos, había sido quien más sufrió la muerte de JiSoo. Él lo entendía, si perdía a alguno de sus padres definitivamente no la pasaría bien, sufriría demasiado la ausencia que dejarían en su vida.

-¿Jin te enseñó alguna vez a recargar un arma?-preguntó Alex sin mirarlo, no le sorprendió que notara su presencia-Emily me contó una vez que su padre le había enseñado a hacerlo, pero nunca le dejó tocar el arma. Dijo que temía que se hiciera daño, pero la dejaba con su tío a solas pensando que él la cuidaría.

-Nunca sabemos quién vive con nosotros, siempre es un misterio-dijo acercándose y sentándose a su lado-¿Ella está aquí?

-No, se quedó en los pasillos asegurando que no llegara nadie. Ellos no pueden verla así que si ve algo vendrá a avisarme-dijo Alexander tomando una escopeta-¿Tienes conocimiento alguno de esto?

-Algo, he visto algunas pero jamás tan de cerca-Alex sonrió y le pasó el arma, contrario a lo que parecía era pesada aunque tampoco tanto como para que se le cayera de las manos.

Alexander tomó algunas cosas que no miró por estar fascinado con el arma, hasta que su primo llamó su atención y le explicó cómo se recargaba el arma y también cómo usarla.

Tal vez no fuera útil para luchar con los cazadores, pero había sido suficiente para mantenerlo distraído por unas horas.

Ángel&Demonio

JiHoon acomodaba la cama de la habitación que compartía con Luzbel cuando NamJoon ingresó, cerrando tan suavemente la puerta que chirrió ligeramente. Lo miró tras dejar la almohada en su lugar y se acercó sabiendo que buscaba hablar.

-Sé directo.

-Es sobre el plan-dijo, JiHoon se quedó en silencio para que continuara-No están seguros de que funcione.

-¿Y eso quiere decir...?

-Que es probable que lleguen a entrar. Serán muchos cazadores y con Alex no estamos seguros de poder protegerlos. Por eso necesito que busques algo con lo que puedas defenderte a ti y Luzbel.

-Si ustedes dos no podrán con un grupo de cazadores, menos podré yo solo-NamJoon suspiró.

-Lo sabemos, por eso la idea es que cuando ellos lleguen a ustedes, sea solo Luzbel quien escape. Para ese momento nosotros nos habremos encargado de los cazadores de la sala y él podrá irse. Sabrá dónde escapar, es un niño inteligente.

JiHoon miró hacia el suelo. Sí, Luzbel era inteligente, pero le faltaba entrenamiento y experiencia. Él no habrá sido nunca el ser celestial más fuerte del Cielo, pero tenía experiencia y un entrenamiento de siglos que el pequeño no poseía. Él podría darle batalla al grupo de cazadores que los buscaban, pero dudaba que Luzbel también pudiera.

-Inteligente pero inexperto-comentó dispuesto a agregar algo más cuando NamJoon alzó la mano.

-Solo confía en él, sé que saldrá bien de todo esto-JiHoon vio en los ojos del Arcángel duda y dudó también.

Nada podía salir bien de todo eso.

Ángel&Demonio

Domingo 8 de diciembre de 2024. El Castillo del Infierno.

Lucifer tenía a su esposa entre sus brazos, sentada entre sus piernas mientras juntos miraban por el balcón el cielo oscuro del Infierno. Ella acariciaba delicadamente su mano, en silencio, mirando sin mirar. Él sabía en lo que pensaba, en aquello que no podía abandonar su mente. Una madre jamás superaba la muerte de un hijo.

Lucifer tampoco podía olvidarlo, pero uno de los dos debía estar lo suficientemente concentrado como para seguir adelante con el plan. Si ambos caían sería difícil seguir adelante.

-Luc-lo llamó y él la miró, delineando con una caricia su bello rostro.

-Dime, linda.

-Cuidarás de los niños ¿verdad?-no lo miró, pero Lucifer había notado sus ojos más brillosos de lo normal.

-Los cuidaremos, siempre.-dijo tomando su mano y besándola-Soy un inútil para cuidarlos yo solo y lo sabes.

-Sé que podrás hacerlo, eres fuerte-dijo ella apretando ligeramente su mano, Lucifer odiaba el rumbo de la conversación.

-Todo saldrá bien, ya lo verás.-dijo besándole la mejilla-Ambos seguiremos malcriando a nuestros hijos y cuidándolos. No me dejarás solo ni yo te dejaré sola a ti.

Lilith no dijo nada, en su lugar se acurrucó más contra él haciendo que sus brazos la envolvieran más. Lucifer no dijo nada tampoco, solo la abrazó y la llenó de besos para borrar sus inseguridades.

Intentaré escribir el siguiente mañana, pero será un momento de paz antes de los problemas, algo que muestre a las distintas parejas. Haré un intento por mostrar a todas las que pueda.

Sin más que decir, nos vemos cuando tenga el siguiente! besos :D

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