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Precuela. Capítulo 9: La guerra entre Dios y Lucifer

No le tomó más que unos pocos días empezar con el descontrol. Una palabras por aquí, otras por allá y todo había empezado, dándole tiempo a él de poder realizar la transformación a demonio.  Mandó a armar orgías y tríos. Ya no importaba ocultarse, tampoco que le ocultaran a Dios quién había sido la mente maestra detrás de todo eso. Daría la cara luego de cerca de dos años de planear esa revolución. 

Para cuando Dios lo llamó, Lucifer ya había logrado la transformación. Pero sería una sorpresa para el Barbudo, por lo cual guardó sus alas. Ya le mostraría lo que su lindo hijo había logrado. Bueno, hijo entre comillas ya que él tuvo dos padres pero a Dios le gustaba adueñarse de hijos ajenos.

Como sea. Para cuando lo llamó, él ya estaba listo. Caminó siendo aplaudido por los suyos, quienes eran retenidos por los lameculos de Dios. Lo que esos idiotas no sabían, era que los suyos tenían permiso de atacar cuando él estuviera adentro hablando con Dios. Más de uno moriría en esa guerra y era lo que Lucifer esperaba. Que Dios perdiera parte de su ejército.

En la Tierra, Adán y Eva ya se habían alzado en contra de Dios y habían comido el fruto prohibido como muestra de su rebeldía. Todo estaba de cabeza para Barbitas.

-¿Puedo saber por qué hiciste todo eso, Lucifer?-preguntó Dios apretando los dientes.

La reunión era de solo ellos dos ya que más de un Serafín se había alzado en contra de Dios también. Ja, bonita rebelión se armó Lucifer. 

-Te doy tres intentos para adivinar-dijo Lucifer como si fuera una charla amistosa y bromista.

Dios parecía que explotaría en cualquier momento.

-¿Qué era lo que buscabas? ¿Por qué? ¡Lo tenían todo aquí!

-Alto ahí, Barbitas, eso no es cierto-dijo Lucifer luciendo enojado-Aquí no teníamos todo, eso es mentira. Si tú crees en tus propias mentiras entonces no es mi culpa. Pero aquí no lo teníamos todo.

-Dime algo que no tuvieran.

-Libertad-dijo sin dudar Lucifer-Aquí nadie era libre. Nos reprimían a todos con pensamientos estúpidos. Limitarnos a tener sexo en el matrimonio no tiene que ser considerado algo normal. Por favor, no hacemos daño a nadie con eso.

-Casi haces que Adán y Eva no procreen, imbécil.

-Bueno, pero no le hicieron daño a nadie, ellos lo aceptaron por voluntad propia-dijo Lucifer encogiéndose de hombros.

-¿No lo entiendes? ¿No te das cuenta por qué debo limitarlos? Son seres perfectos que se saldrían de control. Generarían caos, tal y como los Siete Serafines Legendarios lo han hecho. Satanás, Belfegor, Belcebú, Asmodeo, Mammón, Aamón y Leviatán eran mi orgullo, les di más libertad de la que ustedes tuvieron y mira cómo terminaron. ¿Acaso quieres eso? ¿Extinguirnos y terminar encerrado en un libro?-Lucifer rio-¿De qué mierda te ríes?

-Yo no busco la extinción, sino la liberación de aquellos que desean vivir de verdad y no reprimidos por tus normas. Busco darles lo que tú nunca podrás. Busco su felicidad. 

-Diezmaste el Cielo por esa estupidez-Dios suspiró, rojo de rabia-Has logrado que deba castigar a más seres celestiales de los que nunca pensé que castigaría. Has perdido tus alas, Lucifer.

-Lo sé, me encargué de eso por mi cuenta-cuando Dios lo miró sin comprender, sacó a relucir sus alas de plumas quemadas y chamuscadas-¿Te gustan? Vienen con un combo realmente interesante.

-¿Qué hiciste, Lucifer? ¡¿Qué hiciste?!-gritó encolerizado Dios-¡Te eduqué para que fueras un ser perfecto, no para que te unieras a ellos! 

-Entonces algo hiciste mal para que no entendiera tus enseñanzas, papá-se burló Lucifer.

Dios, encolerizado por lo que estaba viendo, usó su poder divino para intentar atacarlo. Pero previendo el ataque, Lucifer lo esquivó y dejó que la transformación de su cuerpo se completara. Al haber entregado su alma pura a la oscuridad, la transformación era mucho más poderosa que la de los demonios transformados, incluso era mucho más imponente. De su metro casi noventa, había crecido a casi cuatro metros y medio. De su cabeza habían salido un par de cuernos largos, de su boca los colmillos habían crecido y en sus manos había garras gruesas y filosas. Los ojos se le habían vuelto tan negros que parecían dos pozos sin fondo. El cabello espeso negro se había vuelto blanco pálido y la piel era tan blanca que le resaltaban las oscuras venas. 

-¿Por qué te haces esto, Lucifer? ¿Por qué desafiarme por una utopía que jamás lograrás?-preguntó Dios mirándolo decepcionado.

-¿Y cómo sabes que no lo lograré?-dijo Lucifer sonriendo antes de dar el primer golpe.

Ángel&Demonio

Afuera, mientras Dios y Lucifer peleaban, los que estaban en contra y a favor de Lucifer peleaban también comandados por Mefistófeles, Belial y Semyazza. La sangre adornaba las paredes de la amplia habitación donde hasta hace unos pocos minutos eran retenidos. La sangre de aquellos que los retenían o de algunos Ángeles retenidos era la prueba del descontrol, de la revolución que Lucifer había comenzado. 

Los Serafines, que eran los que mayor ventaja tenían por su poder e inteligencia, habían ayudado a que ganaran ventaja aunque dos de ellos murieron tras ser acorralados. 

Era una batalla dura pero ninguno daba el brazo a torcer, y hasta no saber quién ganaba, no pararían. Unos buscaban libertad, los otros obedecer ciegamente a alguien que los mantenía encerrado.

Ser parte del ganado o salir de la granja. Era una lucha marcada por ideologías fuertes, ideologías que a más de uno le costaba la vida. 

Belial recibió un espadazo en su vientre de un Serafín que estaba en contra y sus hermanos tuvieron que auxiliarlo. Penemue, quien vio lo ocurrido, se descontroló a tal punto que logró decapitar al Serafín, pero le valieron varias heridas que habían comenzado a sangrar. Mefistófeles, protegiendo a Belial, terminó tan herido y magullado que Semyazza había pensado en abandonar su puesto y protegerlos. 

-¡No lo hagas! ¡Aún puedo resistir!-le dijo Mefistófeles con una rodilla en el suelo mientras frenaba el ataque de una espada con sus manos. 

La espada había cortado sus palmas y la sangre resbalaba el acero, así que actuando precipitadamente la hizo a un lado y pateó al Tronos que lo atacaba. Belial, tomando su puñal, lo arrojó a la cabeza del Tronos y lo mató. Al mismo tiempo, un par de flechas pasaron cerca de ellos. Mefistófeles buscó a quién los atacaba.

-Agniel ya está en eso-informó Exael con un escudo en mano cubriéndolos de los ataques. 

Observaba el campo de batalla por encima del escudo, con sus ojos atentos a las armas que fueran a dañarlos. Su mirada gris plomo detectó a Set peleando cerca de ellos y la espada que atentaba contra su vida. Quebró del escudo la lanza que había quedado atorada ahí y la lanzó a la Potestad que lo estaba atacando a traición. El astillado palo traspasó la cabeza desde el ojo derecho, brotando la sangre a borbotones y manchando el suelo. La Potestad cayó al suelo lamentándose agónicamente antes de fallecer. 

Set, sorprendido por los gritos, se distrajo unos segundos de la batalla. Detrás de él una Potestad caía muerta con un palo clavado en el ojo del cual la sangre salía espantosamente.

-¡Cuidado!-exclamó Caín saltando a protegerlo con su espada.

Set de inmediato volvió a la batalla, ayudando a su hermano, pero este lo miró de reojo en unos segundos de ventaja que tenían.

-Ayuda a Abel, está acorralado-dijo Caín, Set acotó la orden y se marchó.

Él observó al Tronos con el que batallaba, uno de sus tantos compañeros. Empuñó la espada y atacó cuando tuvo su ventaja. En su otra mano mantenía un escudo con el cual se protegía.

No solo a él, sino también al hijo de Lucifer.

Ángel&Demonio

La pelea entre Dios y Lucifer estaba haciendo retumbar paredes y agrietando el suelo. Lucifer igualaba el poder de Dios, por lo que ganar era una cuestión de suertes. Quien se descuidara primero sería el perdedor. 

No se podía decir que uno llevaba la ventaja y el otro no, porque realmente estaban igualados. Si uno daba un golpe, el otro con facilidad lo devolvía. Era una batalla dura y demasiado pesada, capaz de durar milenios ya que ninguno se veía cansado. 

Dios formó en sus manos una bola de luz que expandió y golpeó el pecho de Lucifer, el centro de su oscuridad. Su intensa pureza podía causar daños en Lucifer, pero este, manteniéndose firme, movió su brazo y con sus garras desgarró el pecho de Dios de donde la sangre divina fluyó. Ambos tomaron distancia en ese momento, Dios intentando curar las heridas pero Lucifer evitándolo arrojando llamas negras hacia él.

-¡Ya basta, Lucifer! ¿No ves lo que estás causando?-preguntó Dios haciendo que escuchara la guerra del otro lado de la puerta.

-¿Yo? Yo no he hecho nada.

-¡Todo esto es por tu culpa! ¡Se están matando entre ellos!-señaló Dios tomándose un breve tiempo para curar sus heridas.

-Lo sé, pero la guerra puede terminar si tú aceptas mi trato.

-El Cielo no será tuyo-los ojos de Dios brillaron furiosos, la posesividad escrita en ellos.

-Tranquilo, viejo, que no quiero el Cielo-dijo Lucifer riendo-Lo único que quiero es que me dejes ir de aquí con los míos. Que nos liberes de esta mierda.

-¡No voy a permitir que diezmes a los nuestros!

-¿Diezmar? Eso ya lo están haciendo ¿acaso no lo estás oyendo?-las espadas y los gritos se escuchaban al otro lado de la puerta-Ellos ya lo están haciendo. Y todo porque no paras esta mierda. Solo déjanos ir y quédate con los lameculos tuyos. Es mejor eso a que ya no quede nadie de los tuyos y te quedes con aquellos que te odian y jamás te obedecerán ¿no te parece?-la sonrisa triunfal en el demonio Lucifer era sin dudas desquiciante-Solo…deja que nos vayamos y todo en paz entre nosotros. Deja que cree mi propio reino. 

-Tú solo traerás dolor y sufrimiento.

-Eso ya lo generabas tú con tu perfección, yo solo les di felicidad. Los liberé.

-Los condenaste-dijo entre dientes Dios.

-Y tú estás condenando a los tuyos por no aceptar mis términos-Lucifer sonrió-Si te apresuras te harás un favor. Sigue dudando y la extinción de los tuyos solo será por tu culpa. Vamos, Señor-dijo con burla lo último-, elige. 

Dios lo miró con tanto odio que Lucifer creyó que se transformaría en demonio. Sus ojos brillaban de manera intensa y su aura se había descontrolado a tal punto que ondeaba a su alrededor. Ya se estaba preparando para otro ataque cuando Dios habló:

-Todos tienen dos horas para abandonar el Cielo y jamás regresar-dijo entre dientes y con tanta furia, que Lucifer estuvo tentado a reír.

-Gracias por tu comprensión…-su transformación de demonio se esfumó y solo quedó con sus dos pares de alas de plumas quemadas-Padre.

Y sonriendo triunfal, Lucifer salió de ahí sin mirar atrás.

Y aquí como Lucifer logró irse del Cielo uwu y su transformación de demonio que nunca se había visto si no estoy mal XD

El Próximo su ida del Cielo y la creación del Infierno

Nos vemos! Besos♥

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