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Cuarta temporada. Capítulo 17: La traición de Luzbel


Sábado 19 de febrero de 2056. El Castillo del Infierno.

Tras regresar a la casa de su abuelo, Luzbel comenzó a pensar en un método que fuera a serle útil para llevarse a Kalrax. Sabía que una de las cosas que debía utilizar, eran las pulseras para suprimir todo su poder. No lo suprimiría por demasiado tiempo, ya había pasado con los hijos de Marsyl, pero sería el tiempo suficiente como para llegar a Dyker y entregarle a Kalrax. Lo suficiente como para terminar con toda esa mierda que había arruinado sus días de paz y tranquilidad. Si no fuera por Kalrax, que lo secuestró, hubiera seguido con sus días de paz y tranquilidad sin problemas.

Su abuela no había llegado a descubrir que Luzbel se había ido dos veces. Cuando ella le preguntó dónde había estado, la primera vez que fue por él a su cuarto, Luzbel le dijo que simplemente salió al Infierno a caminar porque se sentía sofocado y perdido por todos los problemas. Su abuela lo entendió y le dio un abrazo, disculpándose por todos los problemas que le estaban dando y prometiéndole que pronto los solucionarían. Luzbel solo le siguió la corriente, preguntándose si su abuela siempre lo había abrazado tan fuerte de esa manera y cómo era que en el pasado lo había aguantado.

Sacando eso de lado, Luzbel tuvo que buscar a Kalrax para conseguir un momento donde quedaran a solas. Las pulseras estaban en su bolsillo, ya preparadas para ser puestas en el demonio en cuanto bajara la guardia. Posiblemente sus defensas no estarían tan altas estando en el Infierno, cuando Luzbel rondó cerca Kalrax no parecía altamente a la defensiva. Podía usar eso a su favor.

En cuanto lo vio regresar, con la Esfera Espiritual en sus manos, pensó en que tenía una buena oportunidad. Sin embargo, antes de poder dar un paso a él, los demás se abalanzaron hacia él, rodeándolo y preguntándole qué había pasado en el Cielo. Según sabía Lilith, tal parecía ser que habían encontrado a Dios.

Kalrax contó la situación y agregó que Marsyl los había traicionado, defendiendo a Dios a pesar de que casi había matado a sus hijos. Para Luzbel no era sorpresa, más lo hubiera sorprendido que ella hubiera querido matar a su propio padre.

Antes de recibir más preguntas, Satanás llegó y contó que, como se esperaba, Marsyl se había unido a Dios y Dyker.

—Maldita puta traidora—se quejó Marya, la esposa pelinegra de Semyazza.

Luzbel admiraba a su extraño pariente que había conseguido tres esposas de diferentes colores y que estas habían aceptado el matrimonio, viviendo los cuatro felizmente y enamorados. Por lo que había sabido, antes de irse, no era solamente que ellas estaban con él porque lo amaban a él y aceptaban esa especie de harén por él. La relación de ellos se basaba en el hecho de que todos se amaban. Así como Marya amaba a Semyazza, también amaba a Natasha y Ruby. Tanto como Semyazza era su esposo, ellas eran sus esposas. Un poliamor como pocos que había visto Luzbel.

La historia de ellos había sido interesante cuando se la contaron uno de los tantos hijos de Semyazza. En un inicio, Semyazza se había casado con Marya, locamente enamorado de ella. Fueron un matrimonio de dos durante tres siglos, antes de que Natasha llegara. En un inicio, fue Semyazza quien se sintió atraído por ella, pero a pesar de todo, le fue fiel a Marya hasta que un día le confesó sobre esta atracción. Marya, quien no conocía a Natasha, le pidió que la invitara a cenar. Al final, Natasha terminó siendo del gusto de ambos y, cinco décadas más tarde, se casó con ambos, completamente enamorada de Semyazza y de Marya.

Ruby fue un caso similar, solo que llegó cinco siglos después y tardaron los tres un total de dos siglos y medio en conquistar el corazón de la rubia. Según contaron, ella estaba reacia a caer a los encantos de Marya, ignorándola mayormente y solamente buscando la compañía de Natasha y Semyazza. Todo se solucionó cuando Marya le propuso pasar un año solas, viajando por el Infierno. Si seguía sin convencerla de amarla, si seguía sin ser suficiente para ella, entonces aceptaría la derrota y dejaría que se casara con Natasha y Semyazza.

Al final, Ruby se casó con los tres. Y desde entonces, fueron un matrimonio de cuatro. Incluso sus hijos los llamaban como papá y mamá a todos. Los hijos de Natasha le decían mamá a Marya también, igual que a Ruby. No había distinción para ellos, sin importar quién llevara el embarazo adelante, todos eran sus padres.

Luzbel se preguntó si JiHoon sería capaz de aceptar algo así. Aunque jamás lo haría porque su propia posesión lo hacía incapaz de ver a otro tocar lo que le pertenecía. Todo terminaría como una escena de crimen, lleno de sangre y tripas.

—Sinceramente, no me extraña. Esto era algo que pudimos ver venir en cuanto dijeron que Dios estaba de nuevo—dijo Lilith, cruzándose de brazos.

—Al menos no permití que se llevara la Esfera Espiritual—dijo Satanás señalando lo que Kalrax tenía en sus manos.

Luzbel intentó hacerse un lugar para estar cerca de Kalrax, buscar alguna excusa para estar cerca e irse con él. Necesitaba llevárselo a Dyker. Si le llevaba a este demonio, no necesitaría tener que cazar a una de sus débiles hijas. Secuestras a una de sus hijas, si bien sería más fácil que llevarlo a él, solo pondría en alerta a los demás y Kalrax seguramente estaría más a la defensiva que antes.

Intentar llevarse a Kalrax era mejor que llevarse a una de sus hijas y que se le dificulte llevar el premio mayor con Dyker. Si lo lograba, JiHoon estaría a salvo y podría irse con él a otro lugar donde nadie pudiera molestarlos. Solo ellos dos, lejos de todos los problemas, lejos de toda la mierda que su familia parecía atraer solamente con su existencia.

Si lograba llevarse a Kalrax con él, entonces todo estaría en paz de nuevo. Él volvería a estar en paz.

Solo tenía que cumplir con lo que prometió.

Ángel&Demonio

Seok Jin veía a la distancia a Luzbel, escuchando el relato de cómo Marsyl los había traicionado. Había notado a su hijo muy callado, acercándose extrañamente a Kalrax, un demonio con el que nunca lo vio interactuar. Se veía en algunos movimientos de Luzbel y en su mirada que buscaba acercarse más al demonio. ¿Por qué? Seok Jin no lo sabía muy bien.

Sin embargo, algo muy dentro de él, le decía que Luzbel estaba planeando algo. Era su hijo, siempre lo sería, y podía notar algo raro en él, en este hombre que era la sombra del niño al que crio. Un niño que había amado y protegido, un niño que se convirtió en un hombre extraño para él y su familia. JungKook no decía nada al respecto, pero sabía que algo pensaba respecto al cambio de Luzbel. Todos lo hacían, todos sabían que algo raro pasaba con él.

Luzbel jugaba con sus manos, tanteando uno de los bolsillos de su pantalón como si jugara con el mismo, pero Jin notó el bulto en el bolsillo. Su hijo ocultaba algo y sus manos picaban ansiosas por sacarlo. La mirada de Luzbel estaba dirigida a Kalrax, quien miraba la Esfera Espiritual en su mano, frunciendo el ceño pensativo.

Cuando Luzbel dio un paso hacia Kalrax, Jin lo dio hacia su hijo y tomó su mano. Luzbel lo miró, sorpresa en sus ojos ante el repentino ataque.

—¿Papá?

Había una sombra, una sombra del joven que los dejó veinte años atrás. Pero esa sombra se desvaneció antes de que Seok Jin abriera la boca.

—Estaba preocupado por ti, ¿has estado bien aquí solo con tus tíos y primos?—preguntó Jin, acariciando el dorso de la mano de su hijo con el pulgar.

Luzbel miró el gesto y sonrió, pero era suave y fingido. Incluso su postura se había tensado ligeramente.

—¿Cuándo la he pasado mal en casa del abuelo?—preguntó Luzbel, con un toque de diversión.

Jin sonrió y alejó unos cuantos metros a Luzbel de Kalrax, con la tonta excusa de poder hablar más cómodamente.

—Casi no hemos hablado desde que regresaste, tu padre te extrañó durante todo este tiempo—Seok Jin acarició su cabeza, pero no pudo abrazarlo.

No podía abrazarlo, no a un extraño que ya no se parecía a su hijo.

—Las cosas han estado muy ocupadas por aquí—comentó Luzbel, una suave y falsa sonrisa en sus labios.

Seok Jin miró el gesto, un sentimiento de pérdida en su pecho.

—Luzbel...sabes que te amo, ¿verdad?—Jin no sabía si le hablaba a este hombre extraño, o al hijo que todavía debía habitar en lo profundo de este hombre.

Luzbel siguió sonriendo, tan falso, tan bastardo. 

Pero no responde, solo sonríe.

Y es la noticia de que encontraron a Elkanyja lo que rompe el tenso momento.

Ángel&Demonio

JiHoon había decidido invertir su tiempo en leer. La biblioteca del Infierno era inmensa y tenía todo tipo de libros ahí, encontrar algo para leer no era difícil. Había para todos los gustos y todos los idiomas, si alguien decía que no había nada para leer ahí, era porque no había buscado lo suficientemente bien...o no leyó los carteles que había en la biblioteca, dividiendo en géneros e idiomas los libros.

Como sea, JiHoon había decidido invertir su tiempo en leer hasta que los demás dijeran que podía ser útil para algo. Era mejor que aburrirse en su cuarto o en el castillo en general.

Toc toc toc.

—¿Hoonie Honey? ¿Puedo entrar?

Era mucho mejor que las visitas de Luzbel, también.

JiHoon permaneció en silencio, simplemente leyendo el libro que tenía en sus manos. La trama era entretenida, llena de misterios y sangre. El libro estaba en alemán, pero dominaba el idioma así que no le resultaba complicado entenderlo. Tantos años rondando por la Tierra habían hecho que JiHoon se volviera poliglota. Si no aprendías un idioma, difícilmente entendías a su gente.

La puerta de su cuarto se abrió y JiHoon lanzó un suspiro, marcando la página en la que se quedó antes de alzar la mirada.

—No te di permiso de entrar—dijo JiHoon.

—Solo quería venir a verte, ¿qué hacías?—Luzbel se acercó, como si no le importara el hecho de que JiHoon realmente no quería verlo.

JiHoon rodó los ojos y volvió a leer su libro, concentrándose en la trama mientras Luzbel se sentaba a su lado y se apoyaba contra su hombro, quizás leyendo el libro o quizás no, no lo sabía.

Había pasado al siguiente capítulo cuando Luzbel habló.

—Puedo hacer que todo este desastre termine—dijo de repente, JiHoon asintió, su mirada todavía en el libro—. Solo debo entregar a Kalrax.

—Claro, un trabajo muy fácil, pan comido, Luzbel—comentó JiHoon mientras seguía leyendo.

Luzbel rio, ocultándose en su cuello para aspirar su aroma.

—Dyker dijo que dejaría el infierno en paz si se lo daba.

De repente el libro dejó de ser interesante. JiHoon se giró, sacando a Luzbel de su cuello, para poder mirarlo.

—¿Qué dijiste?

Luzbel rodó los ojos y se apoyó en su hombro.

—¿Por qué me ves así? Solo estoy ayudando a solucionar los problemas en los que esta familia siempre se mete. Y encontré una forma perfecta de hacerla.

JiHoon quería tomar de los hombros a Luzbel y zamarrearlo para saber si dentro de su cabeza todavía había materia gris útil. No podía creer que ese estúpido niño habría hablado con Dyker y hubiera... ¿hecho qué? ¿Una especie de acuerdo de no ataques el infierno a cambio de que le entregara a Kalrax? JiHoon no simpatizaba demasiado con Kalrax, el demonio le daba lo mismo, pero entendía que él y todos ellos solo fueron víctimas de los familiares locos de Marsyl, seres celestiales que parecían estar en contra de ser felices y vivir en paz. Era un milagro que el Cielo siguiera en pie luego de tenerlos como gobernantes.

Pensó en regañar a Luzbel por eso, en decirle que era un idiota y que lo que fuera que planeara, solo daría más problemas. Pero, si hacía eso, no podría saber a ciencia cierta qué planeaba Luzbel y cómo planeaba hacerse con alguien como Kalrax. Si actuaba de manera negativa, entonces solo lograría que Luzbel desconfiara de él y no le contara nada.

—Lo siento, es solo que...me tomaste por sorpresa—dijo, tan sumisamente como le era posible, mientras cerraba el libro y lo dejaba sobre el escritorio—. ¿Estás seguro de que es un buen trato? ¿O siquiera estás seguro de que es de confianza?

Luzbel alzó la cabeza, una sonrisa traviesa en sus labios.

—¿Estás preocupado por mí?

JiHoon pensó en contestarle mordazmente o simplemente ignorarlo, pero si quería que Luzbel hablara tenía que jugar sucio. Y para eso, simplemente se mordió el labio y desvió la mirada, como si quisiera rehuir a la mirada intensa de Luzbel.

—Solo...Dyker está dando muchos problemas, está claro que tiene el poder de Marsyl y su locura. No sé si es tan de confianza.

La mano de Luzbel lo tomó del mentón y lo giró hacia él. El niño lucía complacido y feliz, mientras su pulgar acariciaba sus labios y sus ojos no se despegaban de los mismos.

—No tienes que preocuparte por nada, bebé. Lo tengo controlado—Luzbel se acercó a su rostro y aunque JiHoon quería alejarlo, lo tuvo que dejar ser.

—¿Cómo sabes? ¿Cómo estás tan seguro?

—Porque hice un juramento con él, no lo romperá. Solo debo llevarle a Kalrax y nos dejará en paz—Luzbel le dio un beso, su mano sosteniendo su rostro—. Y podremos estar en paz tú y yo de nuevo. Podremos irnos lejos de aquí, lejos de todo—susurró contra sus labios antes de volver a besarlo.

JiHoon correspondió para seguir con el teatro. Sabía muy bien que empujarlo o darle a entender a Luzbel que no estaba de acuerdo con su estúpido plan y que lo delataría, solo haría que Luzbel actuara precipitadamente. Y las veces que lo hizo, solo causó problemas.

Cuando Luzbel comenzó a avanzar más y más, JiHoon tuvo que detenerlo.

—No todavía—dijo, bajando la mirada.

Luzbel sonrió, con la arrogancia y la confianza que parecía haber desarrollado en esos veinte años solo.

—Bien, cuando quieras, solo debes ir por mí, cariño.

Y dejando un último beso, Luzbel se volvió a acomodar en su hombros para permitir que JiHoon siguiera leyendo en paz.

JiHoon solo esperaba que se fuera pronto o crear una excusa buena para poder correr hacia JungKook y Seok Jin y contarles lo que Luzbel le confesó.

Ángel&Demonio

JungKook había decidido tomarse un pequeño descanso en el cuarto que compartía con Jin, luego de que Kalrax se distrajera con su hija, a la que habían encontrado en el Cielo. Lo que sea que hubiera pasado o lo que sea que la niña supiera, no era de su importancia. Lo único que le importaba era que su pequeña GaHyeon estaba a salvo, reunida con sus primos para distraerse. Seok Jin había decidido quedarse con sus hermanos, hablando de vaya a saberse qué, así que JungKook decidió que podía relajarse un rato en su cuarto.

Estaba acostado, pensando en cuándo podrían continuar viendo con Seok Jin la serie que habían dejado a la mitad, cuando tocaron a su puerta. JungKook suspiró, diciendo adiós a su corto periodo de paz.

—Pase.

Se sorprendió demasiado cuando vio a JiHoon ingresar a su cuarto, haciéndolo de manera rápida, como si no quisiera que alguien lo viera entrar. JungKook se sentó en la cama, mirando a la rata sarnosa que en antaño se acostó con su esposo. ¿Por qué venía a su cuarto?

—Lo siento, ¿Jin está también? Necesito hablar con ambos.

—No estamos abiertos a tríos, vas a tener que buscar a alguien más.

JiHoon rodó los ojos, cruzándose de brazos.

—Hablo en serio, lo que tengo que decir no es una estupidez.

JungKook suspiró, cruzándose de piernas mientras seguía sentado en la cama.

—Tampoco es una estupidez para mí lo de los tríos. Pero como sea, Jin no está aquí, está hablando con sus hermanos. Encontraron a Elkanyja, está aquí en el castillo, ¿lo sabías?

—¿Qué? ¿Hallaron a Elkanyja?—JiHoon lo miró sorprendido antes de negar con la cabeza—No es eso lo importante. No puedo esperar a que Seok Jin venga, así que al menos escúchame tú. Es algo relacionado con Luzbel.

JungKook suspiró. No quería saber nada más de la relación extraña y complicada de su hijo con esa rata. Bastantes problemas parecían tener como para sumar los problemas de pareja de estos dos. Solo quería un momento de paz, solo un pequeño momento para descansar su mente.

—No me interesa saber nada de su relación, si quieres puedes hablar de eso con Jin, pero a mí no me...

—Luzbel hizo un trato con Dyker.

JungKook enmudeció al instante, su mente dando vueltas en esa simple frase que JiHoon dijo.

Luzbel hizo un trato con Dyker.

No era una frase demasiado sencilla de digerir.

—¿Qué?

—Acaba de decírmelo, tiene una marca blanca en la palma de su mano—JiHoon suspiró—. Es grave. Prometió darle a Kalrax a cambio de que deje el infierno en paz.

...

¡¿Qué?! ¡¿Qué mierda tenía Luzbel en la cabeza como para creer que ese intercambio era buena idea?! ¡Solo harían que el Averno entero los matara! Kalrax era su rey, sí, pero mucha gente estaba a su favor, todo su pueblo lo quería. Si algo le pasaba al rey, todavía quedaba su sucesora. Y si esa chica sabía que Luzbel tuvo que ver con todo...el infierno no se salvaría de una guerra más.

—Hay que hablar con Kalrax, Lucifer y Satanás. Hay que evitar que Luzbel cometa una estupidez.

JungKook solo quería matar a alguien.  


El proximo capitulo lo traeré el 10/11

Nos vemos!!! Besos :D

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