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Capítulo 6: Distrayendo para nada

Jueves 22 de marzo de 2018. El Castillo del Infierno.

-Abuelito-llamó Luzbel asomándose en la puerta del despacho donde Lucifer estaba hablando con dos de sus hermanos: Belial (demonio poderoso de la corrupción, la arrogancia y el orgullo) y Mefistófeles (este último padre de HoSeok y demonio que capaz de ocasionar un gran mal en la Tierra, provocando la pérdida de fe en el hombre).

Él volteó a verlo, sonriendo feliz de tener a su nieto. Su apariencia deforme de demonio cambió a la humana y se acercó para cargarlo en brazos, besando sus mejillas.

-¿Qué ocurre? ¿Pasó algo malo?-Luzbel negó abrazándose a él.

-Busco a la abuelita pero no la encuentro-dijo tímido viendo a los otros dos demonios aún en sus formas demoniacas.

Lucifer les envió una mirada severa, obligándolos a transformarse en su forma humana. Belial se acercó al pequeño luciendo su apariencia de hombre alto e imponente, de cabellera y piel oscura, mientras que Mefistófeles se mostraba como un amable hombre de cabello negro y regordete, de estatura media y ojos amables.

-La bella y sensual Lilith estaba en el jardín-comunicó uno de ellos, Luzbel no supo cuál.

-Ve al jardín, pequeño, antes de que mate a mi hermano.-comunicó con una sonrisa mientras lo bajaba.

Luzbel asintió para salir corriendo, escuchando luego gritos en otro idioma que no sabía (algo que le pediría a su abuela que le enseñara). Extrañaba a su papá, a quien no veía desde el día anterior, pero según sus tíos y abuelos él simplemente se estaba asegurando de que estuviera bien, razón principal por la que casi nunca estaba en casa.

En mitad del pasillo pudo ver al Ángel caminar con dificultad, sosteniéndose de la pared mientras llevaba puesto la bata larga que le dio Bjorn junto con esas pulseras especiales que no entendió para qué servían pero que eran útiles para que JiHoon permaneciera con ellos.

Se acercó a él y tomó su mano, quería ayudarlo al ver que le costaba caminar, pero él se alejó en cuanto lo sintió.

-¿JiHoon? ¡Está bien! Soy yo-dijo sonriendo ofreciéndole su manito.

El Ángel lo miró dudoso, sin atreverse a tomar su mano. Luzbel pensó si había pasado algo malo, tal vez no lo recordaba y por eso se alejaba, tal vez el golpe en su cabeza lo había perjudicado de esa manera. Era probable, así que pacientemente le sonrió y comenzó a hacer gestos con sus manitos.

-Soy Luzbel, el niño que conociste ayer. El hombre que te atendió ayer es mi tío Bjorn, uno de muchos que tengo. Tengo seis años y soy un niño especial-señaló sus ojitos donde se podía ver uno azul y otro rojo-mi papá me dijo que soy hijo de un ángel también, por eso tengo un ojito azul.

-¡Luzbel!-giró para ver a su tío acercarse a él en compañía de Jennie, una diablesa prima de sus tíos, si mal no recordaba era hija de Semyazza, uno de los hermanos de su abuelo.

-¡Tío!-exclamó pero aunque corrió hacia él, fue Jennie quien lo tomó en brazos.

-Tu abuela te busca, pequeño travieso, vamos mientras Bjorn se encarga de ese Ángel.

-Oh, sí ¡suerte, JiHoon!-exclamó con una sonrisa, despidiéndose nuevamente de ese chico para luego dejar que la diablesa lo llevara con su abuelita.

Ángel&Demonio

Jueves 22 de marzo de 2018. Seúl, Corea del Sur.

Seok Jin (quien esperaba sentado en la cocina) sabía que era cuestión de tiempo para que JungKook fuera por él. No hacía falta buscarlo porque sabía que iría, era como un perrito faldero tras su dueño. Así que esperó en su casa, pensando en Luzbel y en sus hermanos, esperando que ellos tuvieran información útil para compartirles y esa búsqueda no fuera en vano. Distraer a Kook no sería sencillo, bueno si empleaba un método infalible sabía que lo tendría a sus pies pero no quería llegar a eso, era peligroso. Muy peligroso.

Escuchó pasos en el interior de su casa y lo vio, se mordió el labio antes de que entrara, si no distraía bien a JungKook podría sospechar de algo y él no quería que todo se fuera a la mierda por su culpa.

-Eres un desgraciado.

-No es la primera vez que lo escucho-dijo volteando a verlo con una sonrisa, el Serafín se acercó con paso firme.

-Pensé que estarías buscando a quien quiere matar a tu hijo.-no le extrañaba que JungKook dijera "tu hijo" en vez de "nuestro hijo".

-Necesito un momento de paz, ayer no dejé de buscar en todo el día y estoy frustrado de no poder encontrar algo-mentir era una costumbre en los demonios, lo hacían a la perfección, ni siquiera los latidos de sus corazones podían delatarlos.

La única forma de darse cuenta era no preguntar y permitir que un demonio detector viera sus recuerdos.

-No eres el único, Dios está igual. Ha enviado a un grupo de la tercera jerarquía a buscar pistas, quiere atraparlos pero nadie puede hallar algo.-Kook sonrió de lado, su mano tomando la suya-pero a diferencia con él, podría ayudarte a pasar esa frustración.

-¿Ah, sí? ¿Cómo?-el Serafín se sentó sobre sus piernas, acariciando los hombros-vaya, es divertido esto ¿sabes? Cuando te conocí eras tan mojigato y ahora pareces una puta en celo.

-Tener una relación con un demonio es algo que cambiaría a cualquiera-susurró acariciando el rostro de Jin-aunque hay algo extraño en todo esto y es que no me estás alejando, pensé que querías mis manos fuera de tu cuerpo.-cuando las iba a alejar, él las acercó colocándolas en su pecho, insinuándole que abriera su camisa.

-Pero tú lo has dicho, es una ayuda para quitarme la frustración, y yo estoy muy frustrado. Necesito descargarme...a menos que prefieras que lo haga con otra persona.-esas simples palabras bastaron para que Kook abriera con brusquedad su camisa y colara sus manos para tocar su pecho.

-Nunca, eres mío y yo no comparto.

Jin no respondió a eso y simplemente lo acercó de la nuca hacia su boca, comenzando a besarlo con furia y pasión, de manera sucia, jugando con su lengua y apretando el pequeño trasero con sus dos manos. Si bien no pensaba que fuera bueno llegar a ese punto, no quería decir que no lo disfrutara. Quisiera o no el amor que sentía por el Serafín seguía intacto en su corazón, lo seguía deseando mucho más de lo que podía desear a alguien.

En cuanto sintió el primer movimiento de caderas lo sostuvo firmemente para crear mayor fricción entre ellos, las manos del Serafín desnudándolo de la parte superior mientras él apretaba con necesidad sus nalgas, siguiendo con el hambriento beso.

Se separaron con un chasquido, los ojos azules de Kook brillando con fuerza, los rojos de Seok Jin estaban igual. Se miraron un momento, olvidando todo, sintiéndose como años atrás de que todo pasara, como esos seres que se amaban sin límites en donde sea, jadeando y gimiendo, gritando sus sentimientos. Volvieron a ser Seok Jin y JungKook, el demonio y el Serafín cuyo amor era único e incomparable.

-Mi bello pecado.

-Mi hermoso milagro-respondió, esos apodos que significaban tanto para ellos.

JungKook sonrió volviéndolo a besar, dejándose llevar por la pasión desbordante y el sentimiento de amor asfixiante. Jin correspondió, levantándose de la silla para acostarlo sobre la mesa, tocando con mayor libertad cada parte de ese puro cuerpo (pureza que perdió años atrás). La ropa que llevaba el Serafín terminó destruida en el suelo, quedando con harapos colgando y el cuerpo del demonio encima. Las angelicales piernas se enredaron en la cadera traviesa, acercándolo más para sentir con mayor intensidad sus toques.

Los besos descendieron hasta el cuello, mordiendo casi con saña para bajar hasta los pezones que lamió y chupó, escuchando los bellos gemidos que lo incitaban a más. Más, más, más.

Su mano cubrió el miembro de JungKook, masturbándolo rápidamente. La lujuria quemando su piel, transformándose en el demonio que era. Gracias a sus colmillos largos había llegado a herir levemente el pecho de Kook y sus largas garras cortado la parte interior de los muslos. Pero como se esperaba, él simplemente gimió, pidiendo más y separándolo para besarlo. No sería la primera vez que tenían sexo con él semi-transformado. Si se transformara por completo su miembro sería más grande y de esa forma jamás habían tenido sexo.

Kook corrió su largo cabello para besarlo, enredando sus lenguas y jadeando en la boca del otro. El calor quemando desde sus entrañas con fuerza, sus manos inquietas por tocar, necesitados de sentir y dar placer. El Serafín lo alejó para bajar su mano y sacar el miembro de Jin de su escondite, masturbándolo y relamiéndose los labios al volver a sentirlo, a verlo.

-Entra en mí, por favor-suplicó y Seok Jin no necesitó más.

No hubo preparación, simplemente entró y comenzó a moverse. Kook gritó por el dolor, pero al sentir sus uñas clavarse en su espalda supo que le gustó, a él le gustaba rudo, lo sabía. A JungKook lo excitaba que se lo hiciera sin consideración, sin importar que lastimara su cuerpo, que lo hiciera sangrar. Lo encendía sentir dolor en el sexo.

Pensó en lo irónico que era eso proviniendo de un Serafín, pero no se cuestionó durante mucho tiempo y en su lugar siguió moviéndose duramente, sintiendo la sangre del desgarro lubricar la entrada de Kook y facilitar sus movimientos.

-¡Jin! ¡Más!

Sonrió, JungKook era un maldito masoquista.

Ángel&Demonio

Jueves 22 de marzo de 2018. Chicago, Estados Unidos.

Alexander se apoyó contra el respaldar de su cama, los brazos cruzados tras su espalda mientras veía a JiSoo caminar desnuda por su habitación luego de haber tenido sexo. Miró el techo donde una hermosa araña colgaba con cristales auténticos, era preciosa, un regalo de su abuela Lilith luego de haberla visto en una tienda. Era un consentido como Luzbel.

-¿En qué piensas?-preguntó su madre colocándose la braga roja con la que lo había seducido.

-En cuando formalizarás con Jennie, llevan tiempo metiéndose dedo sin ponerle un nombre a su relación. Ya quiero una madre más, quiero que mi mamá tenga una pareja que la apoye en todo momento.-la diablesa rio ante esas palabras buscando su brasier.

-No estoy interesada por el momento, pero ¿y tú? Ya quiero tener un yerno o nuera a quien molestar.-al encontrarlo se lo colocó y fue a la cama para arrodillarse sobre el colchón-¿Has recibido información del resto?

-No, tienen que seguir con su vida normal, al menos YoonGi, y los chicos creo que lo tienen difícil-suspiró girando a la puerta y frunciendo el ceño-Emily ¿Qué haces aquí?

-JiMin pregunta si ya acabaste de atender a tu madre, quiere saber si recibiste información de TaeHyung y HoSeok-decía la niña antes de sonreírle a JiSoo-Hola, señorita JiSoo.

-Hola pequeña, comunícale a JiMinnie que aún no sabemos nada, enseguida vamos a hablar con él. Pensé que iría allá a saber algo también reemplazándome a mí.

-Dijo que tuvo problemas que lo pusieron en riesgo a él y Lizy, ambos están aquí.-al decir eso Emily desapareció dejándolos solos.

Alexander se apresuró a colocarse la bata al igual que su madre para salir de la habitación, viendo a ambos demonios heridos y de mal humor, más JiMin quien parecía querer matar a alguien en cualquier momento. JiSoo se acercó a su hermana y la abrazó, asegurándose de que sus heridas no fueran demasiado graves.

-¿Qué ocurrió?

-Esos idiotas nos tienen registrados ya, nos atacaron por sorpresa-dijo entre dientes el demonio cauterizando la herida sin hacer muecas-hijos de puta, no nos dejarán avanzar tan fácilmente.

-¿Y Tae y HoSeok?-preguntó JiSoo preocupada curando las heridas de su hermana.

-Por el momento no fueron vistos, así que pueden seguir investigando pero está difícil, demasiado. No hay demasiadas huellas ni nada que nos ayuden. Tampoco podemos encontrar a Caín.

Alex suspiró volviendo a su habitación para vestirse y partir junto a su madre a Yemen. Tenía que ayudar de manera directa para conseguir algo. A él no lo conocían esos Ángeles como a sus tíos así que tenía una ventaja.

Aunque esa ventaja aumentaría si su madre no estaba con él. Tendría que hacerlo solo.

Ángel&Demonio

Jueves 22 de marzo de 2018. Al Bayda, Yemen.

HoSeok analizó detenidamente el lugar, intentando memorizar cada detalle. En su mente podía visualizar cada acción de Nazareth antes de desaparecer, teniendo en cuenta las pocas huellas que hallaron. Pero aún había cabos sueltos que necesitaba para saber dónde estaba ella, la necesitaban para saber más de la persona que estaba tras Luzbel. Se sentía mal al no poder encontrar algo útil, si no era ella lo mejor era encontrar a Caín e interrogarlo ya que el Ángel que tenían con ellos, JiHoon, no era de mucha ayuda y apenas había logrado darles un nombre.

-Si seguimos así ellos encontrarán a Luzbel primero-comentó TaeHyung cerca de él, aburrido y cruzado de brazos.

Sabía que llevaba tiempo analizando desde ese solitario lugar, un lugar poco recurrido era lo mejor para una desaparición. De eso no había duda, todos lo sabían.

Vio de reojo un brillo acercarse velozmente, no tardó en reconocerlo como una espada.

-¡TaeHyung!-gritó al ver que se acercaba a su novio.

Él miró sorprendido la espada que iba directo a su cabeza y la cual no podría esquivar. HoSeok intervino, colocándose frente a su pareja y recibiendo el impacto que rebotó en su cuerpo, apenas cortando la ropa. Su piel resistente había salvado a TaeHyung.

Transformándose se giró cortando el aire con sus pequeñas garras. La piel pasó a tener un color grisáceo; el cabello se tornó tan rojo como sus ojos; su boca desapareció, mutando en piel y cerrando esa abertura; y sus orejas se volvieron largas y puntiagudas como las de un duende. Miró con odio a ese grupo alado que los rodeaban sabiendo que su novio se había transformado junto con él, ambos desplegando sus oscuras alas.

Cuando dos de los encapuchados se arrojaron a ellos, HoSeok fue el primero en reaccionar, deteniendo el ataque con su brazo y arrojándolo con su fuerza lejos. TaeHyung salió de detrás para arrojarse a ellos, usando sus garras y velocidad para esquivar golpes y dar otros.

Pronto se dieron cuenta de que no eran de la tercera jerarquía, sus habilidades eran de jerarquías más fuertes, así que tuvieron que unirse para pelear en conjunto. HoSeok le robó una espada a uno de ellos y lloró sobre el resistente metal dejando caer sus lágrimas de ácido con el cual podía causar mayor daño. Ante el movimiento de la espada, las pequeñas gotitas salpicaban y al instante causaba gran daño a los seres en los que caía. Tae se mantenía alejado, a diferencia de él, su novio terminaría perjudicado al no tener una piel tan fuerte como la suya.

Batallaron y pronto el grupo de ocho seres alados se transformó en uno de tres cobardes que huyeron al sentirse en desventaja. Un beneficio de ser demonio era el hecho de que eran entrenados para enfrentarse ellos solos a un grupo grande de Ángeles en caso de necesitarlo. Mientras que esos tontos seres blancos por lo general aprendían a pelear en grupo, sólo unos pocos sabían pelear sin necesidad de una escolta.

-Tae, hay que irnos, esto depende de él ahora. Sin más información no podemos hacer nada.-dijo usando su mente para poder hablarle al no tener boca en su forma demoniaca.

El rubio asintió, todavía en su forma demonio con su flequillo tapándole los ojos. Ambos desapareciendo del lugar en un abrir y cerrar de ojos.

Ángel&Demonio

Jueves 22 de marzo de 2018. Seúl, Corea del Sur.

Seok Jin estaba sentado en la sala de su casa, apenas con un pantalón cómodo mientras veía una foto de su pequeño. Una de hacía unos meses que había tomado en el jardín de su casa con uno de los tantos gatos que tuvo. Estaba considerando comprarle o adoptar un perro. Cuando todo pasara le enseñaría a su pequeño a tratar con una mascota.

-¿Y esa sonrisa?-preguntó JungKook apareciendo con una camisa suya que le llegaba hasta la mitad del muslo, sin ropa interior ni pantalón.

-Despertaste-comentó volviendo a observar la foto.

Kook se acercó hasta él y se sentó a su lado viendo lo mismo que veía.

-¿Cuánto duró ese gato?

-Tres meses.-respondió sonriendo, aún podía recordar las sonrisas de su hijo cada vez que acariciaba al pequeño minino.

-Es un monstruo-comentó cruzándose de piernas, Seok Jin le dedicó una mirada molesta ante sus palabras.

-Luzbel es un niño hermoso, no es un monstruo como muchos creen.

-Apuesto lo que sea que no es el único gato que mató.

-Es mitad demonio, no puedes esperar menos. Mis hermanos y yo hemos hecho lo mismo, incluso cosas peores a su edad. No entiendo por qué él tiene que ser peor.-dejó la foto a un lado, preguntándose qué hacía su pequeño en ese instante.

-Él es peor aunque no lo quieras reconocer. Estás cegado por tu cariño pero si lo vieras como yo te darías cuenta del error que es.

Se levantó, evitando comentar algo o golpearlo, dejando la foto en un mueble de la sala y encaminándose hacia la habitación de Luzbel. Tenía que llevarle algunos juguetes y ropa cuando volviera al Castillo. Estaba seguro que extrañaría alguna de las cosas que había dejado.

Tomó un bolso azul y ahí dejó algunas cosas, recordando con cariño cada momento que había vivido y en la que esos objetos estuvieron involucrados. Como los autitos o muñecos de acción que le habían regalado para una navidad.

-¿Ya tienes que irte con él?-ya cansado de ese tono de voz volteó a verlo dejando el bolso en la cama.

-¿Cuál es tu maldito problema con él? No te ha hecho nada.

-Fue la razón principal de nuestra separación.

-No, no le eches la culpa a él de una decisión tuya. El motivo por el cual nos separamos no fue él, sino que hayas decidido matarlo sin importarte que sea nuestro hijo, JungKook.

-Él no es mi hijo. Yo no lo quiero como tal y lo sabes. No sabes cuánto odio que te hayas enterado de eso, si no lo hubieras sabido hubieras pensado que el bebé murió al nacer y no que yo lo entregué para que lo mataran, ¡hubiera sido lo mejor! ¡Ese monstruo merecía morir!-Seok Jin no lo resistió y golpeó a Kook, estampándolo contra la pared para luego tomarlo del cuello con fuerza alzándolo del suelo.

-Nunca más vuelvas a hablar así de él en mi presencia. Ese monstruo, según tú, es mi hijo y mi razón para darlo todo. Es Luzbel, el niño más hermoso que verás en toda tu miserable existencia y quien por lástima tiene genes de un Serafín a quien debí matar hace seis años.-los ojos oscuros mostraron dolor ante esas últimas palabras, pero poco le importaba todo eso, no le importaba que sufriera-Aquí, JungKook, el único monstruo sin corazón fue aquel que entregó a su propio hijo, fruto de su gran amor con un demonio, a que fuera exterminado.

-Mis alas estaban en juego-dijo con dificultad-¿Qué esperabas que hiciera?

-Demostrarme que el amor que sentías por mí era verdadero...pero tu amor resultó ser pura mierda, con promesas vacías de darlo todo por el otro y de estar juntos por la eternidad sin importar lo que pasara.-al soltarlo JungKook cayó al suelo tosiendo.

Tomando el bolso con las cosas de su hijo se teletransportó al Castillo del Infierno, a su habitación, donde se cambió y fue por su hijo.

Se arrepintió de tener que distraer a JungKook. Había sido una idea pésima.

Este fic me tiene mal ;-; 

Espero que les haya gustado! nos vemos! besos💋💋💋

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