Capítulo 3: Ayuda dudosa
Domingo 18 de marzo de 2018. Seúl, Corea del Sur.
Seok Jin agradecía que sus padres pudieran tener en el castillo a Luzbel mientras él se encargaba de investigar algo sobre los ángeles que buscaban dañar a su hijo. Según JiMin se había encontrado con dos en Londres, sin embargo no podía asegurar que fueran esos los que quisieran dañar a Luzbel ya que las malas intenciones que pudo detectar podían derivarse a otras cosas y no a la que ellos pensaban. Aunque de igual manera tenía planeado encontrarlos y averiguar más de ellos.
Por lo que a él le quedaba buscar en esa zona más cercana, donde su hijo era más propenso a ser atacado. HoSeok se había ofrecido a ayudarlo, pero negó la oferta pidiéndole que buscara en otro lugar para ampliar la investigación. JiSoo se encargaría de buscar por los países cercanos mientras que TaeHyung buscaría con JiMin en Europa. Sus otros cientos de hermanos se repartirían la tarea de cuidar a Luzbel en el infierno y de buscar en el resto del mundo, aunque el único capaz de identificar medianamente a los ángeles malos era JiMin. Su capacidad de detectar en la sangre al probarla el ser y las intenciones era algo que lo hacía un demonio único. Otros tenían la capacidad con el tacto, donde veían las memorias, pero no era muy seguro. Un demonio o ángel experimentado podían mostrar recuerdos falsos, así engañaría al demonio y lo haría creer que sus intenciones o ser eran otras.
JiSoo y TaeHyung eran demonios detectores, pero ambos sabían que sus capacidades eran inútiles si los ángeles eran experimentados. Dependían mucho de JiMin en ese sentido, era el único al que no podían engañar.
A pesar de todo, aunque él no fuera un demonio detector, podía distinguir ángeles de humanos. JungKook le había enseñado algo que los ángeles jamás podían ocultar a pesar de todo, algo que los humanos no notaban pero que los demonios podían ver con sus ojos demoniacos. Odiaba saber quién le enseñó eso, pero debía admitir que fue útil en ese momento.
Se colocó un par de gafas oscuras y sus ojos se volvieron rojos. Los ángeles, según JungKook, jamás podían ocultar la ligera aura blanca que los envolvía, esa que su ser involuntariamente irradiaba y que ninguno de ellos, por más fuertes y sabios que fueran, podían controlar.
En aquella época Seok Jin comprobó que era verdad, la figura angelical de JungKook lo había ayudado a entrenar su vista para detectar esa aura que no solía ser muy notoria pero que estaba. Ahora podía verla a distancia sin ningún problema.
-Imaginé que usarías a tu favor lo que te enseñé.-no hacía falta voltear para saber quién estaba detrás de él, esa voz por más que la odiara aún la seguía reconociendo donde fuera, aunque lo ignoró y siguió su camino-¿acaso me vas a ignorar? Vaya, no te recuerdo así, siempre era yo quien llamaba tu atención y ahora parece como si no me conocieras.
Deteniéndose giró hacia él, tomándolo del hombro, cerca del cuello, clavándole los dedos con fuerza y viéndolo hacer una mueca por el dolor. En los siguientes tres segundos buscó calmarse antes de que su mano se moviera y ahorcara al Serafín.
Fue aflojando el agarre lentamente hasta que logró soltarlo.
-Tú y yo no somos nada, así que no me hables con tanta confianza-murmuró con su voz grave, la voz de demonio imponente que poseía, pero en vez de causarle miedo JungKook se mordió el labio como si le hubiera gustado-¿Qué haces aquí?
-Me enteré lo que ocurre y pensé que necesitarías ayuda. Como Serafín puedo ser de más utilidad, nadie mejor que yo que conozca a los ángeles de Dios.-JungKook le quitó las gafas-no las necesitas, creerán que son lentes de contacto, lo sabes.
-Los ángeles sí lo sabrán, además no entiendo qué haces ayudando, eres la persona en la que menos puedo confiar esta situación.-le arrebató las gafas de las manos a Kook y se las colocó.
-Lo sé, pero al igual que muchos no quiero una guerra, no me hace gracia enfrentarme a ti.-JungKook dejó relucir sus ojos profundamente azules con ese brillo especial de su raza y con una sinceridad creíble-por favor, déjame ayudarte, sabes que aunque no lo deseas me necesitas en esto.
Las blancas manos acariciaron con adoración su brazo, subiendo hasta el hombro y encaminándose hacia la mejilla. Podía ver en esos azules ojos amor y cariño, como en antaño antes de tener a Luzbel. Ese amor tan inmenso que se tuvieron y que jamás pensaron experimentar antes, mucho menos con los miles de años que tenían y con las relaciones que Seok Jin tuvo a lo largo del tiempo. Jamás creyó caer ante los encantos de un Serafín.
Sintió el pulgar acariciar sus labios, un suave toque seductor que lo llevó a los viejos tiempos, cuando todavía estaban juntos y felices. Cuando Luzbel no estaba y todo era amor entre ellos. Antes de que JungKook quisiera deshacerse de su hijo.
Quitó la mano de un golpe, los azules ojos despertando de aquel momento pequeño pero que parecía eterno.
-Pensé que los serafines, sobre todo, estaban exentos de pensamientos pecaminosos pero por esa mirada puedo jurar que no.-bromeó sonriendo de lado, Kook sonrió también.
-Desde el día en que me entregué a ti he dejado de estar exento de cualquier tipo de pecado, mon beau péché.-inquieto ante ese viejo apodo, dio un paso hacia atrás.
-Si lo que quieres es ayudar, entonces hazlo sin decir cosas innecesarias-dio media vuelta comenzando a caminar, importándole poco si JungKook lo seguía o no.
Tenía que volver a concentrarse, dejar el pasado atrás y recordar que en su presente tenía un pequeño niño que necesitaba de él y estaba en peligro. Tenía que recordar a Luzbel, el único que se merecía su amor, esa pequeña criatura que necesitaba de él más que un Serafín que creyó conveniente que asesinaran a su hijo para mantener sus alas.
Sintió la presencia de Kook seguirlo en silencio, agradeció que no abriera la boca y lo dejara buscar tranquilo. Su voz, aunque odiara admitirlo, seguía siendo un gran distractor para él.
Ángel&Demonio
Domingo 18 de marzo de 2018. Barcelona, España.
Movió las caderas al compás de la música, girando por el tubo mientras lucía su escasa ropa y contorneadas curvas. Su largo cabello oscuro se movió al mismo tiempo de sus movimientos, siguiendo el ritmo de la sensual canción. Los hombres silbaban al verla mientras otros le arrojaban billetes. Sonrió a ellos, en especial a uno de cabello oscuro que la miraba con un vaso de cerveza en mano. Él se acercó cuando le guiñó un ojo de manera coqueta, quedándose sobre el escenario hasta que ella se arrodilló frente a él, tocando su mentón con dos de sus dedos, dedicándole una sonrisa.
-¿Te parece ir a una habitación?-dijo con voz sensual en español, el hombre sonrió de lado asintiendo.
La tomó de la mano, bajándola del escenario, y llevándola a las habitaciones separadas donde ellos debían pagar para un encuentro con alguna de las bailarinas. Acarició la cintura cuando llegaron a la habitación y la tomó del rostro para besarla fieramente. Ella lo agarró del rostro correspondiendo y caminando hacia atrás en dirección a la cama, dándose la vuelta antes de caer para posicionarse encima. Él sonrió, en especial cuando ella le quitó la corbata para vendarle los ojos.
-¿Te gusta jugar, bonita?-supo que sintió algo raro en su peso cuando comenzó a cambiar a su cuerpo original humano.
Tomó ambas muñecas usando su fuerza para mantenerlo en su lugar, sonriendo maliciosamente.
-Me gusta jugar mucho, bonito.-dijo JiMin acomodándose sobre él-ahora me dirás ¿sabes sobre el grupo que va contra Luzbel?-vio al ángel mostrarse desconcertado.
-¿Luzbel? ¿El anticristo?-apretó con fuerza las muñeca, él gruñó adolorido-Atacarlo sería iniciar una guerra, no somos tan idiotas.
-Mmm...tal vez no, pero no veo buenas intenciones en ti ¿puedo saber por qué?-cuando se quedó en silencio, JiMin suspiró y le quebró ambas muñecas, el sonido del hueso retumbando en el silencio al igual que el grito, no iba a ser escuchado por la música alta así que tenía algo a favor.
-¡Me gusta venir a este tipo de lugares! Los ángeles no podemos pero no es tan sencillo no caer en la tentación-lo escuchó gruñir cuando comenzó a jugar con sus muñecas quebradas.
-Ya veo...pero para estar seguros prefiero dejarte una marca que pueda reconocer en caso de verte cerca de Luzbel-JiMin dejó que sus dientes largos y chuecos de demonios, que sobresalían de su boca, salieran en ese instante.
Acercó una de las manos del ángel y sin miramientos, sonriendo aterradoramente, arrancó dos de los dedos, el meñique y el pulgar, escupiéndolos al suelo de la habitación y soltando ambos brazos. El idiota se quedó gritando por el dolor en su mano pero poco le importó al demonio quien se levantó acomodando su pantalón de cuero para irse de ahí.
Tenía que seguir buscando a quienes querían dañar a su sobrino.
Ángel&Demonio
Domingo 18 de marzo de 2018. Seúl, Corea del Sur.
Seok Jin finalizó la búsqueda luego de cerciorarse de que no había ningún ángel cerca que pudiera dañar a su hijo. En todas esas horas, JungKook le hizo compañía hablando sólo cuando resultaba ser necesario, sin decir comentarios innecesarios que odiaría escuchar. Lo vio analizar el panorama a su lado mientras él suspiraba.
-Debo irme, tengo que ir por Luzbel. Ya hemos terminado por hoy-Kook lo miró, sus oscuros ojos amenazando con volverse azules.
-¿Es necesario? Podríamos seguir buscando, tus padres pueden seguir cuidando de él.-ignoró sus palabras pasando de él para ir a un lugar menos transcurridos donde teletransportarse para ir por su niño-No me ignores, Seok Jin-sintió los dedos del Serafín incrustarse fuertemente en su brazo, lo observó de reojo, sus ojos volviéndose rojos.
-Suéltame.
-Tu voz de demonio no tiene efecto en mí, Jin, lo sabes muy bien.-moviendo su brazo intentó liberarse pero no pudo.
-Es una de las cosas que lamento de haber estado juntos.-sintió la mano apretarse más, sonrió-oh, así que te duele lo que digo.-Kook lo jaló hacia él, dejándolo cerca de su rostro.
-No juegues con fuego, Seok Jin o puede que termines por quemarte.
-No te olvides, JungKook, que hablas con un demonio. Jugar con fuego es mi especialidad.-su mano acarició la mejilla del Serafín-No estás teniendo actitudes muy angelicales, Kookie.-lo vio sonreír para luego acercarse a su oído.
-Tal vez tendrías que castigarme por eso, cariño.-su mano libre acarició el pecho seductoramente y mordió el lóbulo de la oreja.
Seok Jin lo empujó con fuerza, frunciendo el ceño y teletransportandose al Infierno donde estaba su hijo, importándole poco si había humanos que pudieran verlo. La cercanía con JungKook había sido peligrosa y de haber seguido así lo hubiera besado. Y no, él no tenía que caer de nuevo por él.
No por el Serafín que había intentado asesinar a su hijo.
Bien, lo que esté en cursiva: así es porque hablan en un idioma diferente del coreano (ironico ya que esto está en español :v pero se entiende)
JungKook hizo acto de aparicion junto a Jin wiii *tira papelitos de colores*
Espero que les esté gustando el fic uwu estoy adelantando ya que tengo los capitulos hechos...bueno este y el 4, pero me gustaría escribir un par más antes de subir los que siguen XD
En el siguiente aparecerá Alexander, para Nam aun falta XD
Nos vemos! besos💋💋💋
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro