Capítulo 2: El informante
Jueves 15 de marzo de 2018. El Cielo.
YoonGi, un Querubín experimentado, voló con sus dos pares de alas hacia donde sabía que se encontraba su mejor amigo. Esquivó cuanto obstáculo tuvo con sus plumosas y blancas alas hasta llegar donde el Serafín estaba. En ese instante detuvo sus alas y terminó de hacer el trayecto caminando velozmente, la urgencia de decir aquella noticia que había descubierto de casualidad hacía unas horas. Sus ojos celestes (un buen contraste con su cabello negro y su piel pálida) lo miraban preocupados, cuestionándose si ya sabía sobre aquello aunque su semblante tranquilo lo hacía dudar. Apenas algunos querubines lo sabían luego de que Lucifer hablara con Dios. Aunque agradecía que nadie hubiera sospechado que él fue quien informó sobre ese grupo de ángeles a los que no había logrado ver el rostro. Los cretinos estaban preparados y supieron cubrirse para evitar problemas. Lo importante fue que logró oír sus intenciones y comunicarle a HoSeok, único demonio con el que mantenía contacto luego de lo acontecido seis años atrás.
-JungKook-lo llamó, los ojos azules del Serafín lo miraron interrogantes por su semblante preocupado y asustado-¿te has enterado?
-¿Sobre el grupo de ángeles que quiere asesinar al anticristo? Oh, sí, Dios me lo ha dicho.-YoonGi recordó que JungKook era el más cercano a Dios, podría llamarse su mano derecha, alguien en quien tenía demasiada confianza.
Quizás había sido estúpido apresurarse en ir hacia él para contarle sobre algo que claramente ya sabría (al igual que los demás serafines, los más cercanos a Dios) pero no lo había pensado demasiado. Ante la noticia, luego de informar a HoSeok, fue de inmediato con él, Luzbel era su hijo y estaba en peligro, pensaba que eso podría afectarlo, pero parecía tan tranquilo y sereno que pensó que no estaba enterado. Le costaba creer la frialdad con la que hablaba sobre su hijo, un niño de seis años.
-¿No te preocupa?-Kook negó, desplegando sus tres pares de alas anunciándole que planeaba irse-es tu hijo, JungKook.
-Y es un error que no debí cometer-habló sin pizca de remordimiento, YoonGi no podía creer que fuera tan insensible con un niño-no entiendo qué te sorprende tanto, YoonGi, después de todo tú estuviste de acuerdo en entregarlo a Dios para que se deshiciera de él. Ambos sabemos que lo mejor era que él no existiera.
El Querubín lo vio marcharse volando hasta perderse de su vista. ¿De verdad JungKook odiaba tanto a Luzbel como para importarle poco el hecho de que quisieran asesinarlo? ¿En serio no se daba cuenta la gravedad del asunto? No sólo era el hecho de que dañarían a Luzbel, sino el hecho de que si le ocurría algo, los demonios se alzarían contra ellos y matarían a todos los humanos sin piedad alguna. Una enorme guerra se desataría si a ese niño le ocurría algo y ellos deberían enfrentarse contra los demonios, todos y cada uno de ellos.
Debería enfrentarse a JiMin y él no quería pelear con ese demonio. No era por temor, era por amor. Un amor inmenso que todavía seguía sintiendo a pesar de los años, amor que le hacía dudar muchas cosas y que le hacía cuestionarse si el ser Querubín valía más la pena que el estar con ese pequeño y hermoso demonio.
Se mordió el labio preocupado, tenía que hacer algo para evitar la guerra.
Ángel&Demonio
Viernes 16 de marzo de 2018. Seúl, Corea del Sur.
Seok Jin se cruzó de brazos frente a la directora del colegio, de nuevo lo habían llamado porque Luzbel se defendió de un idiota que lo había molestado. Vamos, no era para tanto, ese niño se merecía que su adorado hijo le metiera el lápiz en el ojo por hacerlo caer. Si no se metieran con él nada pasaría, pero los humanos eran especiales, buscaban problemas y luego no se aguantaban las consecuencias.
Suspiró ya cansado de soportar a la mujer hablar y hablar, diciéndole que en esa escuela había reglas que seguir, compañeros que respetar y profesoras perras que buscaban hacerle la vida imposible a sus alumnos. Así que revelando su mirada de demonio la observó fijamente. Ella dejó de hablar al instante, hipnotizada por sus ojos.
-Mi hijo no ha causado el incidente, el inepto de su compañero iba caminando con el lápiz en mano y al tropezarse con sus propios pies cayó y se incrustó solo el lápiz en el ojo.-sus ojos volvieron a ser humanos y su voz dejó de ser tan grave y poderosa.- ¿algo más, señorita directora?
-Lo siento, señor Kim, mi error, no volveré a molestarlo.-ella se levantó y lo acompañó hacia la puerta-puede retirarse con Luzbel.
-Con permiso-al salir su pequeño lo esperaba, esta vez con pegatinas de Hello Kitty y un ligero raspón en su mentón.
El idiota se merecía quedar ciego de un ojo y mucho más por haber dañado la bella carita de su retoño adorado.
-Perdón, papá-susurró cuando se levantó para tomar su mano y salir de ahí.
Jin se detuvo antes de salir del colegio y se acuclilló frente a su pequeño, tocando superficialmente la herida del mentón y dedicándole una dulce sonrisa. Pudo ver en esos pequeños ojitos que le dolía haberle causado problemas.
-No tienes que disculparte por nada, mi niño. Ese idiota se lo merecía, él te hizo daño.
-Pero de su ojito salía mucha sangre-con su manito hizo un ejemplo del borbotón de sangre que de seguro el niño había perdido.
Jin le acarició la mejilla, la sonrisa sin salir de su rostro. Sus labios dejaron un beso en la nariz de Luzbel quien la arrugó cerrando los ojos con una pequeña risita. Tomándolo de debajo de las axilas lo alzó y caminó hacia la salida, sintiendo la cabecita de su hijo apoyada en su hombro.
-Vamos por un helado.-su hijo asintió mientras lo abrazaba del cuello y él bajaba la escalera.
Sabía que con eso ya no se sentiría mal por dejar ciego de un ojo a uno de sus compañeros de salón.
Ángel&Demonio
Viernes 16 de marzo de 2018. Londres, Inglaterra.
Recorrió el centro de la ciudad de Londres luciendo un costoso tapado de piel, sintiendo la mirada de los hombres sobre su persona. Movió su largo cabello rubio y les guiñó uno de sus azules ojos con sensualidad, dedicándole una coqueta sonrisa mientras seguía caminando moviendo las caderas de un lado a otro, llevando en una de sus manos un pequeño pero muy caro bolso de marca reconocida.
Caminaba por las calles cuando de repente su tobillo se dobló y chocó con dos hombres altos, de cabello oscuro y ojos verdes que la sostuvieron antes de que terminara en el suelo. Sus largas uñas se clavaron en el antebrazo por agarrarse firmemente de él.
-Lo siento-dijo en un perfecto inglés aunque su apariencia fuera la de una mujer rusa-Soy muy torpe.
-Descuida, los accidentes ocurren, no tienes de qué preocuparte.-el hombre que la ayudó se aseguró de que estuviera bien antes de retirarse con su compañero.
La mujer rubia siguió su camino con la sangre en su uña hasta que al doblar por una de las calles poco transcurridas de Londres, sacó su lengua y probó la sangre del hombre con el que había chocado. Sonrió con malicia, estirando sus rosados labios y se detuvo a mitad de la acera al saber que nadie pasaba. Su esbelta figura cambió a la de un muchacho de gruesos labios, cabello rubio, ojos pequeños y mejillas prominentes. El tapado siguió en su lugar pero la ropa cambió a una de cuero de hombre, haciendo desaparecer los tacones por unos borcegos y la cartera por un celular.
JiMin miró hacia atrás, como si pudiera seguir viendo a los hombres con los que había chocado anteriormente, la sonrisa en su rostro intacta.
-Ángeles con malas intenciones-miró sus dedos donde aún quedaba un pequeño rastro de sangre-interesante.
Arreglándose el tapado siguió su camino incierto por las calles de Londres.
Ángel&Demonio
Viernes 16 de marzo de 2018. Seúl, Corea del Sur.
Seok Jin dejó a Luzbel jugando en su cuarto con sus nuevos juguetes mientras él se encargaba de limpiar la sala y parte de la cocina. Su pequeño ya había merendado por lo que faltaban unas horas para la cena así que tenía tiempo.
Limpiaba el mueble, levantando los adornos hasta tener en su mano derecha un portarretrato de su pequeño cuando había cumplido el año de edad. Al estar sólo conocidos, le había quitado el medallón por lo que en la foto Luzbel había salido con sus pequeñas garritas, sus ojos heterocromáticos azul y rojo, y sus alitas semejantes a las de los ángeles con la diferencia que eran de color negro. Se lo veía tan feliz sonriendo en grande con su pastel enfrente, uno especial que Lucifer había mandado a hacer y que a su niño le había gustado. Era un cadáver cuyos órganos tenía un sabor distinto, Jin lo recordaba delicioso.
Los recuerdos se esfumaron en cuanto escuchó ruido en el jardín trasero de su casa. Dejó el cuadro a un lado y caminó a la cocina escuchando a alguien acercarse para abrir la puerta. Se detuvo, dejando que quien sea ingresara y pronto vio a un hombre con un arma en mano quien al verlo se sorprendió aunque le apuntó de igual manera. Notó el ligero temblor en su mano pero la determinación en sus ojos contrastaba con el seguro miedo que tenía.
-Si colaboras no te haré daño ¿entendiste?-Seok Jin sonrió y dejó relucir sus ojos demoniacos.
-Pondrás el arma en tu boca y dispararás. Tu vida es una mierda así que no tiene sentido vivir.-su voz grave resonó en los oídos del tipo quien sin dudarlo, hipnotizado, colocó el arma en su boca y disparó matándose al instante.
Jin sonrió tomando el cadáver y arrastrándolo al interior, cerrando la puerta y viendo la enorme mancha de sangre que comenzaba a crecer. Rompió las prendas con facilidad y cuando el cadáver estuvo desnudo tomó un cuchillo de carnicero con el cual mutiló el cuerpo poco a poco. El brazo terminó en dos partes, las piernas en cuatro y el torso fue destripado, separando los órganos en distintos contenedores que luego irían a su refrigerador. La cabeza también fue separada para quitar el cerebro, los ojos y la lengua, el resto (junto a los genitales) lo arrojó a la chimenea al ser inservible.
-¿Papá?-volteó mientras guardaba uno de los contenedores con el hígado, Luzbel vio la mancha de sangre y con una sonrisa comenzó a saltar sobre ella salpicando el suelo.
-Luzbel, estás ensuciando la cocina y aún debo limpiar.-no le molestaba que su hijo jugara con sangre, pero tenía que limpiar y él sólo ensuciaba más.
-Lo siento, papá.-Luzbel, antes de salir del charco, se sacó sus zapatillas y saltó con sus medias para evitar propagar más manchas-¿quieres que guarde esto mientras tú limpias?
-Oh, sería muy bueno.-Jin guardó el contenedor antes de tomar una silla y acercarla al refrigerador para que su hijo llegara.
Luzbel fue entre saltos mientras él se encargaba de buscar lo necesario para limpiar. Dejó las zapatillas de su hijo en el fregadero mientras comenzaba a pasar un trapo viejo por la sangre y lo estrujaba en un balde con agua. Si bien le gustaba generar escenarios sangrientos, admitía que no le gustaba ensuciar su hogar con ese líquido. El lugar donde vivía tenía que estar impecable, le gustaba que los lujos pudieran apreciarse.
-Papá-llamó su hijo así que mientras seguía con su tarea de limpiar le dio permiso de que continuara hablando-de todo esto ¿Qué vas a hacer de cenar?
-¿Qué te gustaría a ti?
-Cerebro-sonrió, él había pensado en lo mismo.
-Entonces cerebro será.
Bueno, con esto se dan una pequeña idea de muchas cosas. Tae, JiMin, Hobi, Jin y JiSoo tienen habilidades especiales, creo que lo dije en el capitulo anterior pero lo repito XD
Al final me decidí y aparecerá Alex y Nam, ya verán cómo, pero las historias no serán tan amorosas como en mis otros fics. Quiero trabajar con una tematica más ¿retorcida? de cierta manera, donde haya muerte, tortura y cosas así UwU trabajar con temas que anteriormente no he trabajado u-u me interesa eso así que espero que les guste uwu
nos vemos! besos💋💋💋
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