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Capítulo 13: Plan en marcha

Sábado 31 de marzo de 2018. Seúl, Corea del Sur.

JungKook dibujaba círculos en el pecho de Seok Jin, una sonrisa en su rostro, sus piernas enredándose, las suyas con rastros de sangre y semen, lo mismo que estaba en las sábanas bajo ellos. Las manos, ahora humanas, de Jin acariciaban su cintura mientras miraba el techo pensativo. Hacía más de una hora que habían terminado y luego de quince minutos de arrumacos, se quedaron en silencio.

Los ojos azules del Serafín escanearon al hombre en el cual se apoyaba. El demonio seguía igual de sexy y pasional, una bestia sexual que tuvo el honor de conocer y enamorarse. Se mordió el labio, en su mente pasando los recuerdos de lo que hicieron durante horas, hasta terminar en la madrugada de ese sábado. La noche no tardaría más en volverse día por lo que tendría el privilegio de ver el cuerpo desnudo de Jin bajo la luz de sol que pasaría a través de la ventana. Ya había extrañado esa imagen de él, una de la cual él era único dueño. Nadie tenía derecho a verlo de esa manera, sólo él.

Su palma pasó por el torso, deteniéndose en la ingle donde jugó con sus dedos, pasando las puntas por la piel, cerca del vello púbico. Su mirada siguió bajando más al sur, viendo las musculosas piernas enredadas con las suyas. ¿Es que se podía ser más perfecto? Seok Jin era la representación de belleza y pecado, un ser tan hermoso que haría caer a cualquier ser celestial a sus pies si así quisiera. Era imposible resistirse, por más que uno quisiera tarde o temprano terminaba a manos de ese demonio seductor.

El cielo comenzaba a aclararse y Kook supo que pronto vería al amor de su vida bajo un resplandor naranja. Su mano subió para quedarse en uno de los pectorales, su mirada buscó la de Jin quien seguía mirando distraído el techo al mismo tiempo en que seguía acariciando su cintura. Se preguntó en qué pensaría tanto como para verse así. ¿Algo malo que hubiese pasado? No, lo dudaba, durante el sexo no se había mostrado distraído, había estado lo suficientemente concentrado en él, en su cuerpo, como para que algo malo lo arruinara. Entonces ¿Qué?

Los primeros rayos comenzaron a entrar por la ventana, iluminando el inmaculado cuerpo de Seok Jin. Vio con deleite cada parte donde el sol tocaba, cada curva y forma. Era perfecto, él lo era.

-JungKook-volvió a elevar la mirada, Jin hablaba aún mirando el techo.

-¿Jin?

-El lunes ¿tienes algo qué hacer?-esa preguntó lo desconcertó.

-No, bueno, nada de suma importancia ¿Por qué?

-Quiero que nos volvamos a ver, aquí a la misma hora-sus ojos se abrieron por la grata sorpresa.

-¿Qué? ¿Quieres que...?

-¿Hagamos el amor? Sí, eso quiero-dijo mirándolo, su otra mano, esa que no tocaba su cintura, lo sostuvo del mentón-quiero volver a sentirte, Kookie.

Una sonrisa estiró sus labios, estaba feliz, inmensamente feliz.

Tenía una oportunidad para recuperar a Seok Jin.

Ángel&Demonio

Sábado 31 de marzo de 2018. El Castillo del Infierno.

Luzbel sollozó con fuerza, había roto algunos muebles de su habitación, llamando la atención de sus abuelos y su tío JiMin que intentaban detenerlo. Pero ante un mínimo paso arrojaba algo que quedaba clavado en la pared.

¿Por qué nadie le dijo que era su culpa que JiHoon estuviera herido? ¿Por qué nadie le dijo que su papá pasaba tiempo en la Tierra, corriendo peligro, solamente para mantenerlo a salvo? ¿Por qué nadie le dijo que su tío YoonGi había perdido la vista de un ojo por su culpa? Todo por su culpa, porque lo querían ver muerto. Él, un ser que jamás debió nacer, alguien que incluso su otro padre, JungKook, quiso ver muerto. Era un error, un gran error que solamente causaba tragedias y mucho dolor en los demás.

Era un estorbo.

-Pequeño, por favor, ven, deja que la abuela se acerque-Lilith intentó dar un paso pero tomó lo primero que tenía a mano y se lo lanzó.

-¡Déjenme! ¡No quiero ver a nadie! ¡Todo es mi culpa!-sollozó dolido dando golpes en la pared que la agrietaron y rasparon sus nudillos.

Todo era su culpa, todos estaban en problemas gracias a él. Jamás debió nacer, jamás.

-Luzbel, por favor, déjame abrazarte-su tío ni siquiera fue hacia él, se quedó esperando su afirmación.

Una que nunca llegó, porque negó y amenazó con arrojar algo otra vez. JiMin se quedó en su lugar, mirándolo preocupado y resistiendo las ganas de acercarse a él.

No, no quería a nadie. Sólo le haría daño, como siempre.

-¿Luzbel?

-Vete, JiHoon, apenas pudiste salir de la cama y Luzbel está teniendo una crisis-decía su abuelo.

Alzó la mirada, el Ángel lo miraba desde la puerta, apoyado contra el umbral. El chico posó los ojos sobre él.

-¿Luzbel? ¿Qué ocurre?-preguntó desde su lugar.

-Es mi culpa...que estés así, que el tío YoonGi fuera lastimado, que papá nunca esté...todo es mi culpa, por nacer-sollozó sorbiendo por su naricita.

-¿Por qué crees eso? ¿Acaso obligaste a alguno de nosotros a hacer lo que hicimos para terminar como terminamos? Lo que hicimos fue por voluntad propia.

-Pero si no fuera por mí...

-Hubiera sido por otro, sino-dijo JiHoon-Luzbel, cada quien decidió lo que quería hacer, no fue obligado, tú no obligaste a nadie a hacer lo que hizo, no tienes culpa alguna.-lentamente, aferrado a la pared para no caer, comenzó a caminar hacia él-Eres un niño inocente que no entiende del todo aún los problemas de este mundo, y está bien, es mejor que sea así. Porque el mundo está tan podrido que corrompe a las almas más puras, sin excepción, y no hay nada más hermoso que la inocencia y pureza de un niño.

-No soy un niño normal.

-Lo eres-afirmó llegando a él y arrodillándose enfrente-eres tan normal como ellos, bien, no negaré que tienes lo tuyo...pero eres un niño y todo niño es inocente sin importar la raza. -la pequeña sonrisa que le dedicó se borró cuando acarició su mejilla-Yo no lo creía así, no de ti. ¿Sabes por qué llegué aquí en un principio?-negó con la cabeza, el aura angelical calmando su crisis-porque estaba del lado de esas personas que quieren asesinarte, Luzbel.

-¿Por qué?

-Porque tenía una idea errada de ti. Me dijeron que eras una abominación, lo peor que le pasó a la humanidad pero...no eres así. Eres un niño dulce y amable, todo lo contrario a lo que alguna vez me dijeron. A lo que voy con esto es que no tienes que sentirte culpable por nada porque todos decidimos nuestros caminos, a pesar de que muchas veces lo hacemos engañados por personas que no están relacionadas contigo, pequeño. Pero cada quien elige consciente de las consecuencias de nuestros actos. Así que cálmate, por favor, a tu papá no le gustaría verte así, lo harás sentir mal.

Era verdad, a su papá jamás le había gustado verlo triste, siempre hacía lo posible para que no se ponga de esa manera. Limpió sus lágrimas con ambas manitos antes de arrojarse sobre el Ángel a abrazarlo, ocultándose en su cuello y sintiendo el angelical aura rodearlo.

Se sentía mejor ahora.

Ángel&Demonio

Sábado 31 de marzo de 2018. Seúl, Corea del Sur.

JungKook salió de bañarse para cuando Seok Jin había logrado cambiar las sábanas y quemado las otras, no iba a molestarse en lavarlas.

El Serafín lo vio con una sonrisa, luciendo una bata blanca que le había prestado y secándose el cabello con una toalla pequeña. Arrojó la toalla a la cama para ir hacia él y colgarse de su cuello, su mirada paseando por su torso que se veía por la camisa abierta. No había terminado de arreglarse solamente para quemar las sábanas mientras Kook se bañaba.

-¿Es una invitación para una nueva ronda?-preguntó coqueto, él lo tomó de la cadera.

-Será el lunes, me gustaría que te recuperes. No fui nada suave contigo y dudo mucho que puedas caminar bien.-JungKook se apoyó en él, escondiéndose en su cuello.

-No me importa, no si puedo ser tuyo otra vez.

-Eres tan masoquista.

-Y te encanta-separándose, Kook se acercó a darle un pequeño beso-tanto como a mí.

-JungKook, en serio, será mejor que vuelvas ahora. Tengo cosas que hacer, el desgraciado de Abel no habló y debo seguir con mi búsqueda.-sabía que el Serafín reconocía sus mentiras pero en esa no sabría la razón por la cuál mentía.

No había un motivo por el cual dudar de él.

-Mmm...bien, como digas-Kook detectaba algo, estaba seguro, pero no podía afirmar lo que era.

Lo besó sabiendo que con eso se olvidaría momentáneamente de las dudas.

-No te preocupes, nos veremos el lunes, lo juro, bebé.-una sonrisa tierna se formó en el Serafín, esas sonrisas inocentes que lo enamoraron.

-Está bien, sólo ten cuidado. No me gustaría saber que algo malo te pasó.

-Vamos Kookie, sabes que no hay motivo para preocuparse, los demás tendrían que estar asustados de mí. Yo soy el que los hace pasar malos momentos a ellos, no ellos a mí.-JungKook rio dándole otro pequeño beso.

-Siempre tan malévolo mi demonio.

Seok Jin sonrió antes de besarlo.

Ángel&Demonio

Sábado 31 de marzo de 2018. El Castillo del Infierno.

Luzbel corrió cuando vio a su papá en el salón. Usó sus alitas para aferrarse a su cuello, reclamándole por no haberle dicho nada de ese problema que lo mantenía alejado de él. Jin se sorprendió pero luego de que su padre le explicara todo y cómo había terminado, simplemente abrazó a su hijo y le pidió perdón por mentirle. Aunque Luzbel no estaba enojado.

Lo llenó de besos en sus mejillas y jugaron hasta que su bebé terminó dormido en sus brazos. La habitación había sido restaurada luego de la crisis de su pequeño y no quedaba rastro alguno de lo que había destrozado.

Dejó a Luzbel en la cama para levantarse y dirigirse al cuarto de JiHoon, tenía que agradecerle por calmar a su hijo. Sabía que cuando su niño tenía esas crisis, el único capaz de calmarlo era él, pero al parecer el aura angelical de JiHoon había sido el indicado para terminar con esa crisis.

Tocó la puerta que segundos después fue abierta, mostrando al Ángel con su pijama.

-Seok Jin ¿pasó algo?

-No, simplemente venía a agradecerte lo que hiciste por mi hijo. Calmar a Luzbel en una crisis no es tarea sencilla y dejarlo tenerla es peligroso, no sólo para las personas que estén cerca, sino para él también.

-No fue nada, es un niño y estaba sufriendo, no podía dejarlo así.

-Veo que ya no lo ves como el anticristo-comentó sonriendo, JiHoon correspondió a la sonrisa.

-No puedo, es imposible. Él no es como lo describían... es...un niño, tan normal como el resto. Siente como los demás, sufre, llora, ríe, ama. No es el monstruo que muchos creen.

-No, no lo es. Pero yo sí lo he sido-su mano pasó por el hombro hasta la espalda-lo siento por lo de tus alas.

-No diré que cierta parte de mí no está molesta, pero lo entiendo. Buscabas respuestas porque querían hacerle daño a tu hijo y yo no hubiera hablado a menos que me viera al borde de la muerte, así que está bien, lo entiendo.

-Eres un Ángel, literalmente hablando-ambos rieron.

-Será mejor que vayas con Luzbel, te extrañó mucho hoy.

-Lo sé, yo también lo extrañé.-la mano de JiHoon acarició su rostro cuando se mostró decaído.

-¿Qué pasó con JungKook?

-¿Muy obvio?-sonrió irónico-no mucho, tuvimos sexo, demasiado sexo. Pero...es extraño. Es mi hermano y aunque sea demonio para mí eso es...raro. Solamente a los hijos de Semyazza no les importa follar entre hermanos, pero yo lo veo...simplemente extraño. No como algo bueno o malo sino como...raro. Si nos hubiéramos criado como hermanos...jamás hubiera podido verlo como lo veo.

-Muchos humanos se mortifican a veces con eso, desde mi punto de vista la sangre no te da los lazos que une a las personas. Puedes compartir la misma sangre con alguien y por eso es tu hermano, pero tal vez nunca fuiste lo suficientemente cercano a esa persona y no lo consideras hermano, como sí a tu mejor amigo con quien no compartes lazos sanguíneos. Lo mismo con los padres. Así que no veo motivo por el cual te mortifiques tanto, la sangre no es más que un líquido en el que se comparte material genético y demás, pero si lo piensas mejor, todos comparten un antepasado común por lo que todos serían parientes de alguna manera ¿no te parece?-Seok Jin rio abrazándolo y apoyándose en su hombro.

-¿Eso es en lo que piensas en las noches de insomnio?

-Tengo miles de años, tuve tiempo de sobra para pensar en eso ¿no lo crees?

-Teniendo en cuenta que nunca tuviste sexo en esos miles de años, sí creo que tuvieras tiempo de sobra para pensar.-JiHoon rio contra él.

-Ya no te atormentes más por cosas como esas. JungKook sólo es tu hermano porque su padre es Lucifer, nada más que eso. No deja de ser el hombre que amas y con quien tuviste un hijo.

-Lo sé...creo que...tendré que mentalizarme que eso no importa o de lo contrario terminaré explotando.-al separarse de JiHoon le dio un pequeño beso en la boca-gracias por eso.

-Todos tenemos derecho a desahogarnos ¿no? Ahora ve con Luzbel, de seguro te necesita más que yo.

Seok Jin asintió y se fue, escuchando la puerta cerrarse detrás suyo. En su cabeza no dejaba de darle vueltas a lo hablado. El Ángel tenía razón, JungKook simplemente era su hermano porque compartían la misma sangre que Lucifer, pero él no lo sentía como un hermano porque jamás pudo verlo así (sobre todo porque no sabía que biológicamente eran hermanos), así que no tenía que sentirse extraño cada vez que tuvieran sexo, al fin de cuentas era algo normal entre ellos porque se amaban (y porque era parte del plan para tener a JungKook en su poder).

JungKook era el hombre que amaba, no su hermano. Tenía que tener eso en cuenta siempre.

-Papá-vio a Luzbel caminar por el pasillo, restregando uno de sus ojitos y llevando en su otro brazo su almohadita.

Lo alzó sintiéndolo acostarse en su hombro mientras su almohada terminaba en el suelo. La agarró también antes de caminar en dirección al cuarto de su pequeño.

-¿Se puede saber qué hacías despierto?

-No estabas-dijo en un susurro, más dormido que despierto-¿Dónde estabas?

-Con JiHoon.

-JiHoon...me gusta...es bueno conmigo.

-A mí también, pequeño, a mí también.

Ángel&Demonio

Domingo 1 de abril de 2018. Chicago, Estados Unidos.

NamJoon seguía rondando en su mansión, Alexander jamás le dijo el nuevo plan que JiSoo le comunicó como tampoco sobre la Ofrenda de Caín que lo dejó perplejo por bastante tiempo. El Arcángel no sabía nada porque él no confiaba en decírselo, así que debía aguantarlo ahí en su casa rondando, viendo sus cosas y demás. Comenzaba a cansarse, sobre todo porque Emily lo molestaba haciéndolo desear que estuviera viva para matarla.

-¿Seguirás negando tu amor por él?-preguntó apoyándose en el sillón.

NamJoon, para su suerte, estaba en otro lado que no le importaba. Mientras no estuviera cerca mejor.

-¿Y tú cuando te irás a tu tumba?-dijo entre dientes.

Cuanto deseaba lanzarle algo y que sintiera el golpe.

-Nunca. Responde ahora.

-Siempre. ¿Feliz?-Emily negó con la cabeza antes de irse de ahí.

Suspiró, aburrido y sin saber qué hacer. Había follado con su madre el día anterior, cuando recibió la noticia, pero ahora estaba aburrido. ¿Qué se suponía que debía hacer?

Se encaminó a su despacho, pensando en leer un libro para esperar nuevas órdenes o información con la que pudiera ayudar a los demás. Pero pocos pasos antes de llegar, vio a NamJoon salir de su despacho. Frunció el ceño, pensando en reclamarle por ir a un lugar privado para él.

Sin embargo, antes de poder decir algo, el Arcángel lo estampó contra la pared y lo besó apasionadamente, con fuerza, sintiendo los dientes morder su labio y su lengua acariciar su interior con rudeza. Lo intentó empujar pero ejercía tanta fuerza que era difícil, así que recibió el beso, luchando en medio del mismo por deshacerse de esa boca dominante. Esa boca que había extrañado en secreto, la cual disfrutó en el pasado cuando era un adolescente de quince años, esa boca que lo había enloquecido en aquel tiempo. Volver a sentirla revolvió su ser entero, haciendo que deseara más de NamJoon pero al mismo tiempo recordando su odio hacia él, queriendo separarlo de su cuerpo para que dejara de generar tantos sentimientos en su interior.

-¿Por qué sigues resistiéndote? Aún me amas, no hay forma de que lo niegues-quiso quejarse, pero de nuevo esa boca lo besaba apasionadamente, robándole el aliento y haciendo que la lucha que daba disminuyera gradualmente.

Tenía que alejarse antes de comenzar a corresponder con las ganas que se estaba guardando desde hacía años. Pero era difícil, NamJoon era tan exigente y dominante que le fascinaba. Le encantaba sentir esa lengua acariciar la suya, el interior de su boca, y esos dientes morder su labio. Sus manos apretaban los hombros, los empujones ya no eran tan fuertes y lentamente comenzaban a transformarse en jalones para sentirlo más cerca de su cuerpo, sentir esos músculos contra él, cálidos y duros. Oh, maldición, comenzaba a perder la cordura gracias a esa boca exquisita.

-¿Seguirán comiéndose o abrirán la puerta? Tocaron el timbre-la voz de Emily los trajo a la realidad.

Empujó a NamJoon antes de limpiarse la boca para encaminarse a la puerta. Había sido la mejor excusa para escapar de la adictiva boca de NamJoon.

Vio por la cámara de seguridad de quién se trataba antes de abrir y al ver a la persona que se mostraba ahí, decidió abrir la puerta sin esperar más.

-Perdón, pero era el único lugar al que podía venir.

-¿YoonGi?

Me encanta dejar los capitulos en suspenso, viejo truco para asegurarme que leeran el siguiente 7u7

Nos vemos! besos💋💋💋

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