Parte 14 ♡
Taehyung agarró fuerte a Jungkook por la muñeca al verlo prácticamente desnudo y más frente a sus amigos, y sujeto lo llevó casi a rastras hasta el cuarto, al entrar lo soltó sin la menor sutileza.
—¡¿Kein-Ho no te dijo que no quería que nadie te viera?! Las órdenes que yo doy en esta casa deben ser cumplidas. ¿Quién piensas que eres?
—¡Basta! —Jungkook no aguantó más y le dió una puñetazo con todas sus fuerzas, tanto que le partió el labio inferior—. ¿Quién piensas qué eres tú para tratarme así? —le gritó alterado—. No soy tu empleado ni tu saco de boxeo. Me cansé de tus insultos, tus groserías, de que siempre me lastimes. Para con eso —dejó caer las lágrimas que contenía—. Ya no más por favor. Detente Tae, basta.
Taehyung no soportó más la situación y cayó arrodillado ante los pies de Jungkook, bajó la cabeza y comenzó a llorar.
—Perdóname, aunque no lo merezca y no tenga el derecho de pedírtelo. Me siento mal conmigo mismo tratándote así, cada vez que sales lastimado, yo salgo peor que tú y hago un grandísimo esfuerzo para no demostrarlo. Sucede, que me enamoré de ti desde el día en que nos conocimos; pero solo hubo amistad entre los dos, yo quería algo más y al parecer, tú no.
—¿Tae, no te has dado cuenta que ahora hay algo más que una amistad entre nosotros? —le preguntó Jungkook arrodillándome frente a él.
—Estoy confundido Kook, yo nunca quise herirte, jamás —sus lágrimas corrían a libertad por su rostro, mezclándose al final con la sangre de su labio roto—. Es que los recuerdos del pasado, de lo que vivimos juntos como amigos me atormentaban, sentía que estaba traicionando ese bonito lazo nuestro al desearte, al mirarte y apasionarme más por ti —levantó la cabeza y miró a Jungkook fijamente—. Estaba en el medio de dos sentimientos: entre el amor y la mistad, entre el amor, y tú.
—¿Tae, acaso no sabes que los amantes son los mejores amigos?
—Si lo hubiera sabido antes.
—Lo sabes ahora, por eso te perdono, porque yo te quiero Kim Tae Hyung.
Jungkook lo abrazó con fuerza, Taehyung le correspondió.
—Me haces bien, ¿lo sabías? —preguntó Jungkook.
—Ahora que me lo dices, sí —respondió Taehyung.
Tras esas palabras se quedaron ahí, abrazados, como si el resto del mundo no existiera, como si fueran solo ellos dos.
Y después de todo, el día terminó estupendo. Taehyung y Jungkook se la pasaron mirándose como unos tontos, ruborizándose al encuentro de cada mirada. Los amigos de Taehyung no aguantaron y se fueron hasta confusos, la situación les pareció bastante extraña y Kein-Ho no les supo explicar bien.
En la noche Tae y Kook volvieron a dormir juntos, acurrucaditos, soñando con el futuro, con el mañana. La vida había jugado con ellos y más Jungkook. Aquello le parecía un sueño, un hermoso sueño del que no quería despertar jamás. Era maravilloso lo que estaba pasando, lo más maravilloso del mundo.
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