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Capitulo 7: ¡¡Sin escape!! Part 1


Por alguna fuerza-estúpida -alterna a mí, esa mañana no podía dejar de mirarme en el espejo. Buscaba mi ropa en el armario y no lograba encontrar algo que me gustara, lo peor era que jamás me sucedió eso. Mi habitación realmente se había convertido en un chiquero. Harta de mi vida me senté sobre la cama llena de ropa.

—También me gustas — susurré como si probara cada palabra ajena.

¡MIERDA!

Esas habían sido las palabras que Camus dijo y ¿ahora yo las decía?.

Sacudí mi cabeza mientras reajustaba el agarre de la toalla que cubría mi cuerpo. Suspiré teatralmente y clavé mis ojos cansinos en el sofá unos segundos, encontrando allí lo que buscaba.

Me vestí lo más rápido que pude y me miré en el espejo una vez más.

¡¡PERFECTO!!

Tenía puesta una camisa blanca tres cuartas, la abotone dejando un par de los mismo libres , y la combiné con una falda gris oscura hasta mis rodillas, era talla alta así que asentuaba perfecto mi cuerpo.

_Cabe rescatar que al salir de casa, no quedó un solo vestido o una sola prenda que no me haya probado _

[...]

Horas más tarde.

Debía presentar los diseños preparados que Aioria me encargó mostrar a los directivos, pues el debía hacer trabajo de campo - supervisar construcciones, visitar proyectos o simplemente examinar pedidos de clientes -. El señor Dégel tenía una junta hoy, así que obviamente debía ver a Camus a la cabeza. Siendo sinceras eso me ponía nerviosa y esque después de que me dijera que le gustaba o bueno, deducir que nos gustabamos- porque si lo hizo - y besarme, yo salí corriendo como una loca a la cual perseguía un acosador, uno sexy y apuesto. Tampoco era como si me desagradara la idea de tener a ese espécimen trás mío, pues vamos, así somos las mujeres de contradictoriamente indecisas.
Por otra parte, también creo haber visto a Sonia en la entrada de la propiedad.

¡Rayos, en verdad ella me salía hasta en la sopa!.

Entré a la sala de juntas con la cabeza en alto, aunque me temblaran hasta los dedos de los pies. Miraba a todos, pero no miraba, por ningúna razón, al que estaba sentado a la cabeza.

Treinta minutos después, la exposición que dirigía recién terminaba.

— Disculpen. No es uno de los mejores días para movilizarse en auto viniendo del plantel - lugar dónde se mantienen los equipos de obras y maquinaria- La ciudad en verdad es un caos — al escuchar esa voz algo recorrió por todo mi cuerpo. Rápidamente miré a la silla principal y descubrí que el que había estado ahí todo este tiempo había sido Shura, quién ahora se reía maliciosamente sin dejar de mirarme. Era obvio que como el mejor amigo, ya sabía todo.

—¿Qué está pasando conmigo?— me cuestione por lo bajo con la mano -la cual estaba helada- en la frente.

Tomó el lugar que le correspondía y me percaté de que su mirada estaba fija en mí, sin embargo, yo intentaba ignorarlo, ¿bien?.

INTENTABA.

Shura comenzó a hablar sobre los pro y los contras del proyecto mientras yo tomaba nota de los detalles que debía reportar a mi supervisor.

Levanté la mirada disimuladamente para mirar a Camus y él seguía ahí, mirándome.

¿¡En verdad no tenía nada más que hacer!? ¡Préstale atención a tú compañero /complice, idiota, me pones nerviosa!.

Aúnque debía aceptar que fue uno de esos momentos en el que cruzas miradas con esa persona y sientes que todo tu mundo va a colapsar.... ¿de felicidad?.

— Disculpen mi imprudencia —dijo levantándose de la silla para despedir a los directivos. Para estas alturas la junta había terminado, y yo recogía mis cosas — Gracias por su paciencia — caminó hasta la puerta — Milo ¿podrías quedarte unos minutos?—.

¡GENIAL! -alerta de sarcasmo -


Dejé de moverme. Al final, era obvio que buscaría como hablar conmigo.

Estábamos solos en la sala, respiré profundo y comencé a caminar hacia él con la mirada en cualquier parte menos en su persona.

¿Desde cuándo eres tan patética?

— ¿Por qué bajas la mirada cuándo caminas?— Camus se acercó a mí — Sería un placer mirar esos bellos y expresivos ojos todo el tiempo.

Yo no digo nada, estaba petrificada, por la vergüenza o por lo mismo, su tacto. Él toma mi mentón y me hace mirarlo.

— Lo siento — me indicó. Ya les había dicho que me estaba mirando ¿cierto?, bien, sí lo estaba haciendo, pero ahora tenía una mirada distinta, era de esas miradas Sanas, de esas serenas, de las que permiten que el alma se asome a través de esas pequeñas esferas .

—¿L-lo sientes? — le pregunté perdida en sus pupilas —

—Lo hago, me arrepiento tanto Milo —

Alcé una ceja — ¿Te arrepientes de haberme besado? —

— No, no — negó con la cabeza al mismo tiempo que se sentaba sobre la larga mesa —jamás me arrepentiré de eso — mi corazón dio un salto — Siento ser yo el culpable de que la gente hable a tus espaldas.

Yo sonreí satisfecha ante su respuesta

— Tú tan solo eres tú ¿Qué puedes hacer? — agregué un tanto burlona — es normal que al rodearte me digan esas cosas, pues vamos tienes cierta fama ya. — las palabras salían de mi boca sin que me diera cuenta — no te sientas mal . Yo exageré un poco, lo importante es qué lo que se escucha por ahí no es cierto ¿no?.

El me miró con una dulce sonrisa y yo hice lo mismo . Lo besé en la mejilla con toda la intención de despedida para poder salir de la sala...

— Milo —mencionó tratando de detenerme. Pero que va.

—Que tengas un buen fín se semana Camus — Sonreí antes de cerrar la puerta. Debía alejarme de él, porque es que todo en él me atraía, era un complemento que me hacía desear repetir el beso de ayer ; sus ojos, su boca, su cuerpo... TODO CARAJO.

Y si la intención principal , era solo dormir con él no podía arriesgarme, ya que sí, sentía algo rarito en mí cuándo él estaba cerca.

No olvidemos la intención principal Milo

[...]

Poco faltaba para que el reloj marcara las seis de la tarde. Ya me encontraba en casa, tirada en el sofá de la sala comiendo maní, cuando mi móvil sonó. Lo tomé de la mesita y frunci el ceño al mirar el nombre "Jefe acosador".

—¿Bueno? —

—Hola bonita — me dijo camus al otro lado del teléfono — tienes algún plan ¿dime? .

—Hmmm noo — canturree aún en el sofá, con la mirada en Aioria, quien venía de la cocina con una cerveza en la mano.

—Entonces saldrás conmigo —

Me burle ante su ego— ¿Saldré? creo que ya te sientes con autoridad, pequeño.

—Ay vamos!. Iremos a la playa — me propuso. El día de hoy era viernes y era uno de los mejores días para ir al club. Y Camus seguramente sabía y aprovecharía eso.

Yo abrí mis ojos, me levanté rapidamente y me miré en el monitor de la computadora.

— M-mejor otro día — señalé ocultando mi rostro de la mirada inquisitiva de mi amigo, mientras se comía mi maní.

— ¿Por qué otro día y no hoy?. He mejorado mi baile.

[..Pv Aioria..]

Me senté en el sofa, prestando atención a Milo. ¿Por qué se comportaba así? Ella jamás actuaba tan nerviosa con una simple llamada, mira que correr al monitor para ver su rostro ¿¡Qué Coños!?.

Volteó a mirarme y vi que mordía su labio.

— No creo tú cuento de santurrón pero, supongo que sería genial poder verlo entonces — dijo con amplía sonrisa y cerró sus ojos con fuerza — está bien, te veo en dos horas.

No me dejó preguntar nada porque salió corriendo escaleras arriba.

— Está loca— brame para subir las escaleras, pero me la encontré de nuevo bajandolas — ¿Hey que sucede?  —

— ¡Tenemos que ir de compras!

— ¿Qué? — le dije con indignación — apenas va a empezar la película Milo.

— ¿Quieres saber que pasa? — dijo deteniéndose en la puerta — Esta noche saldré y no tengo nada adecuado en mi armario —

—Es una broma verdad —lloriquee abriendo mis ojos — tienes ropa pa' tirar pa' rriba, ¿y dices que no tienes nada para esta noche?

Me hizo ojitos de perrito apaleado — vamos please, allá te explico.

— De verdad que tú si jodes mujer — gruñí.

Esto está rarísimo, ¿Milo inquieta por qué saldrá con alguien? .

[...]

Estuve sentado en una de esas sillas de las tiendas, ojeando algunas revistas de moda. Milo se había provado como diez vestidos, y contando.

— Entonces Bonnet te invitó a salir— dije harto de la vida.

— Así es — me gritó desde los probadores —

Yo hice una cara de pocos amigos.— Genial ¿no? — inquiri con el sarcasmo e hipocresía saliendome por los poros.

— No seas patético — rió en tanto salía del vestidor con un muy lindo vestido.

— Patético — imite su voz — A mí se me hace que él es el motivo de esas sonrisas tontas en tu rostro — argumente moviendo mi dedo en señal de que se girara para ver desde todos los ángulos — llévatelo, con ese vestido si no fueras como mi hermana ya estarías bajo mi hombría.

Ella me sacó el dedo y yo sonreí — además qué puede pasar, lo más grave es que terminemos lo que dejamos a medias por tú culpa— Tomó las demás prendas que le acercaba la vendedora —

— Exacto — afirmé tirando la revista en la mesa y acercándome a su vestidor para sujetar lo que ya no ocupaba — Déjenos yo lo hago — le dije a la dependiente — No me agrada la idea de tu enrolle con Bonnet. —

— ¿Estás celoso? — preguntó divertida asomándose por la cortina para que le ayudara con el cierre.

Hice un ruído con los dientes — No voy a exponer mi posición ante éste asunto —

La miré con una sonrisa de lo más falsa, no quería arruinar su momento, sabía perfectamente que ella se sabe defender , sin embargo, en este caso era distinto, tenía que ser realista, cargaba algo de amor en la mirada cuando hablaba de él, y las chicas enamoradas hacen tonterías.

Y ahora todo estaba calzando , el día que le conté sobre los rumores me dijo que lo detestaba, pero ahora era obvio que mentía , no es así, ella no lo detestaba, ella lo amaba o al menos empezaba a meterse en esa mierda.

— Estás metiéndote en algo serio ¿lo sabes no? — dije abriéndole la puerta del coche.

— Ya te he dicho que sólamente salimos porque ha de estar sintiéndose mal por lo que sucedió— insistió mirando la hora en su teléfono.

— ¿Qué sucedió?

Inmediatamente me miró con sus ojos levemente abiertos—  Di.. l-lo que me contaste ¿no?—

Di un largo y fuerte suspiró en encendiendo el auto.

— Hey relájate Aio — acarició mi hombro, prosiguiendo a posicionar su mano en mi nuca — además. No quiero volver a ser vírgen y que más caliente y sexy que tú jefe, él de buen trasero se encargue de desaparecer las telarañas de allí — me miró con amplitud simultáneamente que simulaba círculos sobre su pubis.

— ¡No juegues! ¡Que asco! — gruñi fingiendo vomitar, pero no pude evitar reír ante lo ldiotas que éramos cuándo estábamos juntos.

—¡Quiero comer algo dulce! Esto de la dieta no me gusta — se quejó en medio de pucheros.

—¿Ah y es qué ahora haces dieta?— pregunté con socarroneria y ella asintió con suficiencia — Creo que en la guantera hay un Twix — indiqué antes de gritarle a un imbécil en motocicleta que casi se me lleva el retrovisor del auto.

— No es como si jamás hubieses sido un chico motorizado — la miré con una sonrisa falsamente desganada—¿Desde cuándo guardas chocolates en tu auto? — interrogó deshaciéndose de la envoltura.

— Desde que lo encontré bajo las asientos traseros junto con un condón usado.—

Comenzó a toser exageradamente. Me partí de la risa, ganándome un golpe en mi brazo — Eran bromas, el condón no estaba usado —.

Procesó un momento la situación—Igual no pensaba escupirlo — objetó frunciendo su pómulos, al mismo tiempo que yo abría la boca — Como todo el muerto en hambre que eres no podías esperar a que te ofreciera. — jadee mientras metía la barrita de chocolate en mi boca.

Lo ven, no es de esas chicas que se preocupan o se dejan de cualquier marica, no es de esas fáciles, fresas y frikis niñas de dinero. Ella ya había pasado por una relación hace años y no fue nada agradable ver como sufría por la distancia , desde ese entonces se limitó a conocer chicos, nada muy serio, uno que otro ligue y uno que otro disque novio, pero no dejaba que nadie se propasara a menos que ella quisiera, por esto mismo me sorprendí la otra noche que la encontré con Bonnet en mi cocina.
Esto me llevaba a una conclusión. Aúnque ella se empeñara en negarlo, ambos sabíamos que estaba entrando en un callejón sin salida... para su corazón.

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