Capítulo 34: Deber y Deseo
— Ah— jadee.
Sentada sobre su cuerpo, disfrutaba de los besos que el mismo me daba en el cuello.
Mis manos se aferraron a sus cabellos, en tanto su lengua bajó a mis pezones, los cuáles saltaban con cada arremeter de mi hombre.
Y lo admito, mi cuerpo estaba extasiado. Él sabía qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo.
No tenía queja alguna.
— Preciosa — susurró deteniéndose.
Sonreí y le ofrecí un beso que aceptó más que gustoso. Sus labios poseyeron los míos como si un mañana jamás fuese a existir. — Te amo, me encantas — se alejó un poco estirando mi labio inferior, continuando en un pequeño pero excitante mordisco.
¡JODER! Cómo me encantaba
esos gestos de su parte.
Un salto sobre él, nos hizo jadear a los dos. Su rostro y vientre estaban sudados. Su entrepierna húmeda por mis flujos y su miembro, totalmente erecto.
— ¿Por qué te detienes? — pregunté apenas y respirando.
Sonrió ladino, y de un ágil movimiento volteó la situación. Esta vez me tiró sobre la cama y el quedó sobre mí, pero se apoyó en mis piernas y se sentó sobre sus tobillos. Obteniendo una vista amplia de mi ser .
— Me encantas desnuda — acercó uno de sus dedos a mi vagina — Me dan ganas de hmhm — sus labios se escabulleron, reaccionando a centimetros de mi intimidad. Sonreí nerviosa — comerte — su dedo índice se abrió paso en mi cavidad. Gemi — todo... — sin esperar algo más, succionó uno de mis labios y de un momento a otro, mi cuerpo se movía desenfrenado.
Se había tomado a pecho el termino "comer". Su cabeza se perdía entre mis piernas.
Lo único que la situación me dejaba en claro de él, era que su dedo naufragaba en mi interior y se lengua recorria cada centimetro.
— Tócame — suplique tomando su mano libre y llebandola a mi pecho— Hazlo — .
Y así fue, su dedo y boca en mi vagina y su mano en mi pecho.
¡Como para morirme!
No todos eran capaces de eso, lo que me dejaba en claro que mi Camus era un hombre bastante jugado, mas no importaba, porque al final a la única que la dejaba disfrutar de ello era yo.
Intenté moverme debido a las hormonas, pero Camus no me dejó. Me sostuvo con fuerza, y su lengua entro en el lugar en donde anteriormente estaba su dedo, el cual ahora en compañía con los demás me sujetaba con fuerza, para acercarme más a él, si es que eso era posible.
Grité.
No pude más.
Lo hice.
Sonrió
— Que gratificante — dijo saliendo de mi área.
Respiré de forma descontrolada.
Estába en un punto extraño, entre excitación y euforia.
— Que cruel — susurré.
Se acercó y me besó. Un beso largo que nos exigía distancia para respirar pero ignorabamos eso haciendo altos suspiros y jadeos, intentando rescatar algo de la cercanía.
Se encajó de nuevo entre mis piernas y metió su miembro en mí — Ahh— volví a gemir, solamente que esta vez acallada por sus labios.
Se refugió en el hueco que había entre mi hombro y mi cuello. Permitiéndome escuchar sus jadeos.
Mis manos se aferraron; una en su trasero y la otra arañó su espalda.
Mis pies estaban a la altura de sus caderas y mis labios eran presionados por mis dientes.
— Amor— chille. Negó dos veces y se impulsó con más fuerza. — A-amor!
— ¡Hazlo! —
— N.. — sus labios me aprisionaron de nuevo.
¡Que bueno que las paredes eran gruesas!
Sus manos separaron más mis piernas, dejándome completamente abierta, y generandole más espacio a él, quien ahora se sujetaba fuerte del respaldar de la cama, para penetraba como si fuese un puto alce en la dulce tundra salvaje.
Mi cuerpo se aflojó. Y con ello vino la pesadez, mis ojos comenzaron a llorar.
Sonrió al verlo. Sí, cada vez que un orgasmo se presentaba, lloraba. No me pregunten por qué, pero según él, eso me hacía única.
Mis fluidos se escaparon y casi al instante Camus terminó, uniendo su semen con lo que yo diría "el mío"
—Hola, soy papá —
¡Sas! Ahí estaban
sus tonterías!
Sonreí y lo golpee.
— Vas a matarme en una de estas noches — dije, a la vez que Camus se tiraba a mi lado y lamía fugazmente mi pezón. — ¿No crees?
— Amor, sabes que lo hice para que jamás me dejes — arquee mi ceja y me levanté de la cama — ¿Qué? Es cierto, si lo tienes todo en casa no querrás dejarme. — me mostró una sonrisa.
Suspiré burlona — ¡Que va! — tomé una toalla de la mesilla — Amor, tengo las mismas de dejarte que de morirme ¿bien? — asintió un poco resignado — Ya vuelvo, déjame me deshago de nuestros hijos — le lancé un beso y entré a la habitación contigua.
Puse algo de música, y cuándo metí mi cuerpo en el agua, Cam apareció.
— ¿Me bañas? — preguntó.
Asentí.
Era un edificio departamental lo suficientemente alto, como para tener un amplio jacuzzi, en una habitación con paredes de cristal.
— Que rico — entró al agua caliente y la mitad de su cabello se humedecio.
— ¿No puedes bañarte solito? — hice espacio entre mis piernas y permití que su espalda se apoyara en mi pecho. Negó — Eres muy mimado sabías — tomé la esponja y la pasé por todo el pecho del papasote que tenía ahí, conmigo.
Suspiró y echó su cabeza atrás, colocándola en mi hombro — Pensé que jamás llegarías — lloriqueo buscando mi mirada — Ya era que tomaba un avión.
Sonreí besandole la sien — No seas exagerado, solamente fue una semana, luego de un mes de regar nuestro amor en París — chasqueo sus dientes — ¿Qué sucede? — dejé que la esponja se fuera en el agua y alejé un poco a cam, para que el mismo entendiera y se acomodara frente a mí. — Camus, no sé que pasa contigo — quité los mechones rojos que goteaban sobre mi rostro — Nos ha costado tanto estar aquí, juntos, como pareja, pero lo estamos me desconcierta que te pongas en estos planes— Sonreí burlona — No pienso dejarte ¿acaso hay algo que te esté molestando?
— No, no pasa nada — Se movió y apoyó su espalda en una de las orillas del jacuzzi — Es que no me gusta estar sólo en estas oscuras y feas paredes — me miró de soslayo —
— Arreglemos eso, vamos de compras, podríamos comprar muebles nuevos, cosas más coloridas —
Asintió y estiró sus brazos hacia atrás, como si estuviera estirandose.
— Y de una vez aprovechamos para mirar algunos muebles de bebé — frunci el ceño confusa —
— ¿De qué hablas? —
Me sonrió un poco coqueto — Nada complicado, quiero niños — mi corazón bajó las marchas de un golpe — ¿Qué? .
— Yo n... —
— ¿No quieres pequeños bebitos orinandose en las alfombras y correteando por todos lados sin dejarnos hacer el amor tranquilos?—
Sonreí pero con tal acto mis ojos se nublaron — ¿Estás loco? — cam mostró sus dientes y me tomó la mano, llevándome hasta estar a horcadas sobre él.
— ¿Por qué mi amor? — cubrí mi rostro y sonreí trabada, debido al llanto de emoción. Se carcajeo y me abrazó fuerte — Quiero muchos pequeños molestándome todo el día. Quiero muchos pequeños contigo —
Reí pero no sabía si era emoción, miedo o qué — Voy a engordar, muchas veces. — mi pareja jadeo en asentimiento —
Tomó mi rostro y beso mis labios — Llevarás un hijo mio ahí, te verás hermosa, como nadie nunca se verá — mis brazos lo rodearon con fuerza. Y un gritillo salió de mí — Amor podrías no ser tan afectuosa cuándo me abrazas.
— Acostúmbrate, por que tendrás como mínimo dos niños asfixiandote. Todo el tiempo. — sonrió — Más si se parecen a mamá —
Me abrazó con fuerza también — Te amo—
[…]
Pv Camus.
Llegué a casa, dejé las cosas en la sala y me adentre hasta la habitación. Milo ya dormía, su cabeza apoyada en mi almohada y su brazo sosteniendo la sábana a la altura de su pecho.
Tomé una pijama y me dispuse a desvestirme, estaba cansado, probablemente al igual que ella. Desde que llegamos de Grecia no lograba conseguir trabajo, puesto que es una situación diferente a lo que estamos acostumbrados.
La sociedad en Francia es algo más conservadora y las mujeres en nuestro alrededor social, se mantienen en su estética fina y lejos del area laboral.
Entendía lo difícil que era, toda una vida de seguir sus leyes, no podían cambiar ni verse truncada de la noche a la mañana.
Mas me hacía sentir mal, ver cómo se esfuerza por acoplarse a la vida que empezamos.
Papel de ama de casa, desempleada, pendiente de mi, pendiente de la casa, con deseos mortales de tener todo por su cuenta, pero incapaz de hacerlo.
Por más dinero que tuviesen nuestras familias, separarnos de ellos en un país intacto de nuestro apellido y poder, era difícil.
!Y para terminar de cagar existen los hombres como yo!
Que después de días de amor y felicidad absoluta le suelta sin piedad, de esas bombas capaces de matar a naciones enteras.
—
Estúpido seas Camus Bonnet — brame mirando toda la habitación.
Habían cajas por todos lados. Aún ni terminabamos de desempacar, pero en tres días, ella me había complacido en renovar el departamento, por lo que el piso estaba cubierto con una manta para que el mismo no se manchara con la nueva pintura de las paredes. La sala tenía sofás y muebles nuevos. Decoraciones en cada lugar, la cocina tenía un concepto distinto, solo faltaba la recámara, en la que trabajaba con mucho empeño, pues según ella, ahí era donde yo pasaba mucho más tiempo y quería que fuese un lugar cálido.
Daba todo por mí, y eso era lo que más me dolía.
Recordar su carita ante la noticia,e desgarraba y me hacía sentir como la mierda que no le podía ofrecer más que dolor.
Resignado me senté frente a la mesa de dibujo, encendi la lamparita y revisé
lo que ella hacía en el poco tiempo libre después de hacer todo lo que dije anteriormente.
— ¡Ella es buena!— me dije.
[Siete de la mañana,
día siguiente.]
Abrí mis ojos.
Ella aún dormía, con su cabello rojo cubriendo su hermoso rostro, el cual estába muy cerca del mío.
Intente captar su aroma, aprovechando la cercanía que su sueño me brindaba, porque de otro modo entre nosotros estaría ese muro ocasionado por ese deseo de no querer quedarse atrás y ser pisoteado por esa persona, aún cuando sin querer ya lo eras.
Se removió un poco. Tantee el terreno y acaricie su mejilla — Buenos días preciosa — descubrí uno de sus ojos el cuál frunció debido a la luz que eso le regalaba, para dos segundos después girar dándome la espalda.
Eso volvía a golpear mi esperanza, como en los ultimos días.
Y es que nuevamente un problema serio golpeaba nuesta relación.
Tragué grueso para que todo lo que sentía no saliera de la manera incorrecta, y salí.
Alrededor de veinte minutos después, volví con una bandeja para desayuno, pero ella ya no estaba en la cama.
Debí esperarlo, sentí mi ánimo flaquear.
¡Maldito seas Camus!
¡Y Maldita seas Milo!
Puse el desayuno en la única mesita libre de cajas con objetos, y escribí una nota que decía.
"Entiendo lo difícil que és, juro que lo entiendo. Lo arruiné, de nuevo, lo sé. Solo puedo decir que lo siento y recordarte que
Te amo"
[…]
Los últimos meses del año se reflejaban sin discreción. Lluvias, nieve, frío.
Y por todo lo anterior, era demasiado temprano como para mirar a alguien en la calle un domingo, a excepción de los que ejercitaban y los locos como yo.
Me detuve en el borde de la vereda, el fuerte viento golpeaba mi cabello, haciéndolo volar sin control alguno. Mi rostro pálido y mis labios morados reflejaban los días asquerosos que estaba pasando.
Aún no lograba entender la suerte de asco que tenía encima. En pocos días llegaría noviembre, un mes importante para la mujer que amaba, pero como siempre, cuándo todo estaba bien entre ambos, algo lo opacaba.
*
*
*
Flashback
— ¿Y cómo está ella? — preguntó Shura al otro lado del teléfono.
— Ya te imaginaras cómo lo tomó — dejé de recoger los vidrios, los cuales fueron algunas vez una mesa y me recosté en la pared — pero al menos estoy vivo.
Sonreímos.
— Dale tiempo hermano, no va a dejarte, aún con todo esto, ambos saben que harían cualquier cosa por esa aplayada relación — jadee ante su burla.
— Ya te quiero ver — la chica de mi vida se apareció en la sala, con la ropa, blanca de nieve y una bolsa café en su mano — te hablo luego — corté la llamada. — Milo ¿Por qué dejaste en celular? Sabes que es peligroso a estas horas de la noche — Brame .
Hizo un ruido con su nariz y camino a través de la sala sin decir nada.
Después de la noticia solo tenía ánimos para ignorarme.
— Estaré sola en la habitación — se detuvo en la entrada al pasillo — No te quiero aquí antes de una hora —
La ví alejarse hasta escuchar la puerta cerrarse sutilmente.
Almenos su temperamento se había aplacado.
[ 1 hora después]
Entré a la recámara, estaba sentada en el suelo del balcón con los pies todos enrollados. Una foto de su mejor amigo y una botella de vodka casi vacía, eran su compañía.
— ¡Oh no Milo! — dije acercándome — deja ese asqueroso cigarrillo, suficiente con el alcohol ¿no crees?. —
Sus comisuras se curvaron — No te estreses Cam, no estoy esperando un hijo tuyo, no hay manera de que me hagan daño un par de tragos. —
Maldita sea con su
manera de golpearme duro.
— Dáme eso — tomé el cigarro de su mano y lo tiré — No es algo que te permita hacer, no me gusta que lo hagas. —
—¡Yo no te permití dejar niños regados Cam! — Sus ojos se clavaron en mi.
Estaban rojos, al igual que su nariz. El rímel estaba corrido y sus labios estaban completamente mal pintados.
No era Milo, jamás la ví así, pero no tenía como decirle nada. — ¡Maldita sea! Camus, Sonia tendrá un hijo tuyo. un hijo del que tu y yo hablamos hace apenas tres días y que ahora se me desvanece en las manos de mi hermana. —
Me apoyé en el marco de la puerta, con apenas la fuerza necesaria para no romperme — Lo siento —
Sonrió poniéndose de pie — Serás papá— pronunció aferrándose a la fotografía — pero, no hay problema que más da pasar de nuevo por esta fastidiosa y malditamente tóxica escena de telenovela — su tono de voz se alzaba un poco, pero de igual manera se quebraba — Todo está bien, hoy hay muchas personas, perdidos en drogas, sudados de tener sexo, quizá cansados de bailar, pero aquí estamos vos y yo. Hablando de un pequeño que no tiene la culpa de tener unos padres tam asquerosos. —
Mis cejas se fruncieron — Milo. —
— ¿Qué más tengo que soportar para que todos entiendan de una vez que esto al menos para mí es real? — las lágrimas de su rostro comenzaron a brotar y sus manos se aferraron a mí cintura.
— Amor — solloze.
Negó y se separó de mí, estaba borracha y quizá drogada, no lo sé. Mas aún así lo que sentía seguía intacto.
— Un cigarrillo lo puedes aventar por la ventana— dijo presionando sus ojitos llorones — pero no a un hijo, es tu deber responder por él.
Fin flashback
*
*
*
La bocina de un autobús me trajo de vuelta.
¿Mi relación pendía de un hilo y yo aquí de pie frente a la carretera? Perdiendo el tiempo, en vez de estar cerca de ella y decirle que por favor...
Esperen. Todo lo que había bebido con ella pasó ante mis narices en cuestión de segundos.
— No puedo cambiar el hecho de ser papá — jadee llevandome las manos a mi cabeza — No, no puede ser. Milo — susurré volviendo al vacío que la situación me brindaba.
*
*
*
*
Hola pequeñas, después de días sin actividad, les deseo felíz navidad atrasada y un muy felíz año nuevo adelantado ❤️😘.
Por otra parte, no quiero hacerlas sufrir 😭😭...
Pero a partir de hoy... capítulos Finales 🤫
Se les quiere 🤗💘
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