Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24: Un Aioria diferente, un padre arrepentido y un ¡Hola rubí!


[..Pv Marín..]

— ¡Pegasus! — escuché un gritito, el mismo por el cuál me removi en mi cama abriendo los ojos.

— ¿Qué pasa abuela? — pregunté somnolienta.

— Lo siento Marín, el perro entró aquí y hoy le toca baño — bufé y me tapé con la cobija — Por cierto, señorita — tiró del edredón haciéndome brincar — encontré una cola de cigarro en el porche. ¿Quieres explicarme?.

— No es mía

— Sé que no es tuya.— gruñó alejándose de la cama

— ¿Dónde están todos? — contesté frotando mi cara

— Si con todos te refieres a ese viejo cacreco, su carcacha se dañó. Dijo que aprovecharía y se iría con tu amigo.

Abrí mis ojos espabilandome — ¿Aioria? — la vieja asintió doblando algúnas camisas que estaban en la silla del escritorio. — ¿Ya se fueron? —

— si— me quedé en silencio mirando el techo — .Es obvio que anoche él estuvo despierto y por lo que veo tú también estás trasnochada — dí un gruñido y pateé las almohadas.

Mi viejita se sentó a la orilla de mi cama y colocó su mano en mi pie — Con tu cuerpo atlético y si te levantas en este momento lograrás alcanzarlos —la miré — Tu abuelo dijo que pasaría por el galpón revisando la camioneta para ver en cuánto más o menos le saldría la broma.

Volteé mi cuerpo de medio lado — ¿Se fueron hace mucho? —

— Como díez o quince —

— ¡Ah! — bufé enrollando mis piernas para poder levantarme de la cama sin golpear a mi abuela— ¡AH! — exageré

— ¿Señorita? — señaló el reloj. La miré inquisitiva y me arrodille frente a ella.

— Abuela, ¿tu estás segura? Podrías equivocarte y por lo tanto también yo — pensé unos segundos mirando mis manos, las cuales se apoyaban en las rodillas de la señora — Tú de verdad, de verdad crees que debería hacerlo. En serio me encanta abuela, pero jamás he pasado por esto lo sabes y..... —

— A ver Marín el diablo sabe más por viejo que por diablo, ¿ok? . Solo te diré algo — sentenció con seriedad — No quiero llegar a tu casa y encontrar un cenicero repleto a la orilla de tu
cama —

Sonreí enderezandome, le dí un abrazo y me encaje las primeras deportivas que encontré.
Salí corriendo por el pasillo hasta salir por la puerta trasera, en donde había una vieja bicicleta que tomé para llegar más rápido.

Pedalee sobre la arena hasta llegar al lugar en dónde mi abuelo guardaba su carcacha. Prosegui a acercarme al lugar con rapidez, encontrándolo allí
Estába apoyado a un costado del coche y tenía la cabeza casi sumergida en el cofre del mismo.

La bici hizo un escándalo terrible en el momento en que la tiré bajándome de ella . Él giró su rostro enterándose de mi presencia.
Tomé aire y lo dejé escapar escandalosamente.

— ¿Marín? — dejó el trapo que tenía con grasa en alguna parte y se centró en mí. Pero antes de gesticular algo, yo ya estaba abrazada a él — Oye ¿Qué haces? —

— No sé si es tarde, pero lo voy a decir — me separé de su pecho y lo miré a los ojos — Te amo y quiero que te quedes conmigo.

— Qué estás diciendo ahora — me alejó tomándome de los hombros — ¿con una noche cerca de tí, y ya te volví loca? — estaba serio pero sentía su burla.

Chasquee los dientes — ¡Que chistosito! — se encogió de hombros — Realmente ya no quiero perder el tiempo siguiendo tontas espectativas.

Sus ojos se tornaron serios por unos segundos y luego rompió ese ánimo. Me levantó tomándome de las caderas, para que mis piernas rodearan su cintura
— En verdad creíste que me iría — dijo ya con una enorme sonrisa y con sus manos sosteniendo mi trasero.

— De los locos se espera cualquier cosa —

— Concuerdo contigo. Tú sabes de eso, ¿sabes ?me odias, me amas — sonrió con la ceja enarcada.

— Tsk — jugué con su cabello — Espero jamás arrepentirme de esto. Y prométeme que jamás me recordarás lo patética que fui al venir a buscarte —

— Lo prometo. Pero lo que sí te recordaré es que viniste a buscarme, saltaste sobre mí en pijamas y "sin sostén" — inmediatamente me bajé.

— Y tú felíz ¿no? — me crucé de brazos con las mejillas coloradas.

— ¡Uhmm lo mejor! . —expresó moviendo su lengua con perversión.

— Mejor me iré a casa porque " tú,eres un enfermo" — sonrió ante lo último. Y aceptemos, se veía realmente hermoso. Aún ni lograba creer que en verdad él se había terminado fijando en mí, pero no me preocupaba por pensarlo, pues el que piensa pierde.

— Oye pero aún tenemos que hablar de muchas cosas. — dijo tomando mi mano para detenerme
— No es sólo de quédate y ya—

— Te espero para comer ahorita y así charlamos —  sugerí acariciando su brazo.

- Iré a dejar a tu abuelo, y de paso compraré algunas cosas. ¿Tienes internet? Necesito videollamar—

— No para eso. — asintió y entre cerró sus ojos pensativo — Bueno, ¿ya desayunaste? — negó — come algo fuera y cuándo vengas hablamos ¿bien? .

— Está bien — se acercó a mí con todas las obvias intenciones de besarme pero.. 

— ¿Interrumpo algo? — preguntó mi abuelo con una voz seria y pesada. 

Aioria se alejó de mí y rascó su cabeza. 

— Claro que no señor — contestó.  Y me solté a reír por debajito,  mas los ojos de mi anciano,  me hicieron salir de ahí antes de que la agarrara conmigo. 

[...Narración normal...]

Me encontraba en la sala de diseño. Sentada intentando terminar un plano, y digo intentando porque no había terminado de trazar una línea cuándo Aioria me corregía desde el otro lado de la pc .

— Milo entiende, a ver — me dijo Aioria frotando el puente de su nariz — debes verificar la distancia, mira est... — hizo una pausa — mira , mejor deja eso, ve a hacer otra cosa ¿si?, así yo podré salir de esta cafetería y la gente dejará de verme como bicho raro.


— Puedo hacer esto es sólo que estoy distraída — miré el diseño a la vez que mi amigo hacía una especie de ruido irónico — ¡maldita sea! — tiré el lápiz y me recargue en la silla. — Acepta que han sido los días más basura de mi vida Aioria —

La puerta se abrió y de inmediato se escuchó — ¿Y Dalaras? —

¡Y con esto mi día no mejoraba!
¡Cam!


Alejé mis ojos de su perfecto rostro y volteé la computadora hacia él sin decir nada.
Se acercó a la mesa llena de papeles y se apoyo con las manos en ella. 
— Es la última vez que hago trabajar a mi equipo por ti, Aioria — mordí mi labio y me dediqué a jugar con el lápiz que estaba frente a mí.  Tenerlo tan cerca, con ese olor apoderándose de mis sentidos podía llevarme a hacer cualquier tontería y las cosas entre ambos aún no estaban de lo más bien. 

— Te enviaré un correo y necesito que lo revises en cuanto puedas — dijo mirando al chico en la pantalla — hay algunos cambios en el diseño, analiza las posibles opciones.  Yo debo salir en este momento, pero estaré en comunicación contigo. 

— No hay problema — indicó Aioria quien ahora estaba pegado a la pajilla de su batido. 

— Por otra parte, Lincer— se dirigió a mí,  con esos ojos verdes que en verdad me hacían sufrir, a juego con esas palabras secas .  Lo miré atenta como si nada pasara — Cuándo termines el actual diseño,  se lo das a mi secretaria — era realmente guapo, mis pupilas no podían dejar de mirarlo, aunque quisiera hacerlo para que no notara que en verdad lo extrañaba.
Calló y quedó solamente mirandome.
Por segundos pude notar un enorme dilema en sus ojos, pero al igual que yo, no avanzaría más. — Hazlos rápido. Si no los puedes enviar el fin de semana , tráelos sin falta el lunes — se dirigió a Aioria, pero con sus ojos fijos en mí,  sin embargo,  no duró mucho,  pues de inmediato salió de la sala. 

Apoyé mi frente en el borde de la mesa y me quedé allí mirando el suelo , preguntándome si era feliz lejos o junto a él.

— ¿Y ahora? — preguntó Aioria.

— I don't know — musite sin mirarle. 

— Ah,  ahora no lo sabes — pronunció con sarcasmo.

— ¡No empieces!.  Mientras tú estás en la playa cautivando el amor , yo estoy aquí trabajando junto al hombre que me está matando, me vuelve loca y no es sólo de ahora, van días que apenas y me mira, y "digamos" que lo hace. —

Aioria duró más de lo normal para contestarme, por lo que levanté el rostro y vi su postura a brazos cruzados.

— ¿Ves como las cosas cambian?. Que diferente te mira alguien cuando en verdad te quiere ¿Notas la diferencia?.

Sus palabras en verdad me molestaron.

— ¿De qué mierda hablas? — enfrenté con el ceño fruncido — Quiero decir que me lastimó, pero no sé si quiero que se aleje de mí después de todo. —

— ¡Vamos Milo! Ambos sabemos que las mujeres se acostumbran a que les ruegues —

Yo entre cerré mis ojos y abrí mi boca — Bajale a tu idiotez — escupí — no quiero que me ruegue, solo quiero que hable conmigo y listo.

— Estás alucinada. ¡En serio lo estás! — exageró con las manos en el aire — ¿Qué querías? — preguntó— ¿Qué te siguiera chupando las medias, y siguiera aumentado tu ego y orgullo? Porque vamos, si quieres arreglar las cosas por qué no vas tú —

— Porqué no te callas, mejor y te vas a cenar o a coger con tu castaña. —

Rió ante mi mala defensa — ¡YO.TE.LO.DIJE! — puntuó—, no me escuchaste por tu terquedad, ahora deja de estrilar y mejor vete, que de por sí vas un día y medio atrasada. — lo miré en silencio. ¿este es mi amigo, el Aioria de ahora, dejándome en claro lo tonta e idiota que he sido?.

— Me molesta que me hables así— terminé la videollamada, tomé mis cosas y salí hacía la oficina. 

En verdad Aioria se había vuelto más duro conmigo después de lo de Cam. No sabía por qué, pero lo más seguro era que mi comportamiento le molestaba.
— Nena — hablé a Shaina — hazme un favor ¿si? . Sé que no es tu trabajo pero podrías cancelar mis citas — asintió y le agradecí .
No tenía pensado retirarme tan temprano, por eso tenía Todo el día ocupado. Pero ante todo lo que había estado pasando, era mentira que podría concentrarme en mis quehaceres — y con respecto al diseño de mi casa , no te preocupes , ya trabajaremos en ello después— se dió entendida y salí en busca de mi auto.

Habían pasado justamente veintidós días desde que Camus había llegado a mi casa , a partir de ese incidente solo nos hablábamos lo necesario.
Siendo sincera a veces aguantarme a no llamarlo requería todo de mí, casi nunca me miraba a los ojos, yo buscaba su cálida mirada pero no la encontraba, y cuándo lo hacía, no lograba adivinar si era para reprocharme o para dejarme en claro que aún me amaba.

[...]

Aparqué mi auto, saqué mis maletas y avancé sin titubear. 

Pero a cada paso que daba,  era inevitable mirar la decoración.  El lobby del hotel era increíblemente llamativo.  Un pequeño espacio pulcro a más no poder por donde caminar y a los lados de este uno galantes sofás de madera tallada.  Cortineros cubiertos con telas azules y en cada viga una enorme y vasta cabeza de caballo en color dorado. 

Gruñi asqueada ante lo último — Bienvenida señorita — expresó la chica de la recepción — ¿En qué le puedo ayudar? —

— Buenos días — respondí amable — me regalarías una habitación por favor.

— Me permite su invitación — no pude evitar sonreír, se notaba que era nueva, de otro modo no habría dicho eso. — Disculpe pero los dueños del hotel lo han reservado completamente para todo el fín de semana, es necesaria la invitación o de otro mod.... —

— Ella no necesita invitación — volteé a ver y mi sonrisa desapareció al ver la venenosa cara de Pandora — Milo, es un tabú verte en estos eventos — miré de nuevo a la joven del otro lado del mostrador y tenía rostro de pánico .

— ¿Cómo estás Pandora? — pregunté con seriedad.  Claramente era sólo por cortesía. 

— Bien — se limitó a contestar. — ¿Cómo te atreves a negarle la entrada? — la chica me miró apenada —Es Milo Lincér, deberías sab.... —

— No empecemos mal. —interrumpí con rostro cansino —

— Claro que debo decirle algo a esta niña ¡Por eso no me gusta contratar jovencitas desubicadas!  —

Apoyé mi brazo en el mostrador — La culpa es tuya por no informar a los empleados de mi existencia.  Apuesto que a Sonia la conocen hasta los conserjes ¿no?. — sus aires de grandeza se habían acoplado.
—. Relájate y tú no te preocupes ¿si? — Sonreí a la jóven — ¿Cuál es mi habitación?

Tecleo rápido en el computador — segunda planta, ala C, habitación 115 señorita Lincer — indicó dándome una tarjeta —

— No te preocupes por mí — me acerqué a ella —no sabes cuánto deseo a veces que la gente no sepa quién soy — dije de tal modo que solo que ella escuchara . Sonreímos y tomé el objeto que me daba.

— ¡Botones! — gritó "mi madre".

— ¡No! — la detuve de inmediato — yo llevaré mis cosas.

— Como quieras.  Déjame te llevo a tu habitación — Pandora avanzó unos pasos marcados por sus voluptuosas caderas.

— Deténganse — escuché y enseguida giré — Milo, solo mírate —

— Padre — me quedé inerte, hace más de tres años no lo veía.

¡Reacciona estúpida!. Lo viste hace poco más de un mes y lo trataste de la mierda!.


Nuestra relación , ciertamente, se había distanciado. Luego de eso jamás lo busqué, por más que él intentara llamarme.
Pero ahora es diferente. Desde que llegó la invitación y lo miré en la constructora, decidí darle una oportunidad, al final era mi padre.  Por eso dejé por un momento, de actuar como una adolescente y me decidí en ir, aúnque no me agradara del todo la idea, pues a pesar de todo, rencorosa era mi otro apellido.
Y hasta ese momento, el estar allí , aún no cambiaba nada el pasado.
Más allá de acompañar a mi progenitor en "su celebración" , admito que había algo que me movía con más fuerza.  Mas aún, ante todo lo anterior, no sabía como reaccionar ante el encuentro — Padre — se acercó y me dio un pequeño beso en cada mejilla.

— Mírate nena— me tomó de los hombros — Ahora usas pantalanes de vestir y saco. Admito que es raro verlo — sonrió. Se veía que tenía más confianza para decir las cosas, a diferencia de aquél día.

— Ya ves, al final no fue un desperdicio de dinero mi educación — papá tensó el rostro, y me maldije por dentro. Por más que lo intentara, eran demasiados resentimientos como para evitar que me doliera. Y es así que las palabras salían de mi boca sin que yo me diera cuenta .

— Pandora— ella lo miró — yo acompañaré a Milo, tú encárgate de lo demás — la mencionada lo besó y se alejó de ahí con un rítmico contoneo.

Subimos al ascensor hablando de cosas triviales, pero cuándo intentaba preguntar que había pasado en mi vida estos años atrás, volvía a poner entre nosotros ese muro que representa el recelo de mi parte. 

— Cambiaron este lugar ¿cierto? — dije ya en el pasillo.

Papá asintió — Mantiene las dos plantas, pero recuerdas que todo era un solo flujo — asentí mientras miraba las decoraciones — se le han anexado tres alas más, B, C y D. Cada una con una capacidad de cien habitaciones.

—¡Vaya! — Me dí cuenta de cambios en el decorado pero eran mínimos, así que lo ignoré. Caminamos hasta llegar a una enorme puerta de color gris — ¡Aquí es papá! Esta es la 115 — papá me abrió paso, dándole a mis ojos una vista bastante llamativa — ¡Oh no! Dime que no es cierto — puse mi bolsa sobre la mesa junto a la puerta — ¿No podía ser más excéntrico todo esto? — el cuarto era exageradamente fastuoso. Una cama enorme, cabecero tapizado, pie de cama blanco con detalles dorados al igual que en toda la habitación, y si bajábamos unas cuántas gradas encontrábamos una pequeña sala de estar iluminada con una enorme lámpara colgante con muchas bombillas y detalles de cristal.
En resúmen, era como dormir en la habitación de la reina de Inglaterra o algo así — sabes como me molesta esto—

— Milo te das por bien sabida que este es nuestro estilo de vida — se sentó en el sofá de la "salita"— muchas personas desearían tener el privilegio de vivir como nosotros lo hacemos —

— Irónico cuándo te casaste con una sirvienta ¿no?—

— Milo —

— Olvídalo, es sólo que  la manera que tienes ahora para referirte a tu estatus me dan ganas de cagar — papá me miró con cierto punto de decepción. — además era de esperarse que Pandora cambiara todo lo que mamá había hecho, al fin y al cabo es su fiesta, echaría la casa por la ventana. 

— Hija no quise deshacerme de los recuerdos de... — interrumpi levantado mi mano y ladeando la cabeza. Este fue el primer hotel que papá fundó por su cuenta y mamá había ayudado con el embellecimiento, en los mejores momentos de su matrimonio.
Recuerdo ver a mamá jugando con las tabletas de colores mientras yo jugaba con las muestras de tela.
Esa era la razón principal por lo que había decidido venir, tenía la necesidad de sentir su presencia , de sentir su calidez con cada detalle, pero no, lo único que encontré fue la marca espantosa y codiciosa de Pandora en cada rincón del lugar.

—No lleguemos a ese tema. Quería darte a entender que esto no es de mi agrado — caminé hacia la ventana quitándome el saco — quiero otra habitación.

— Milo porfavor , no hay otra distinta. Las demás son mucho más que esta. —

Suspiré y me senté en el sofá — Sabes qué, empiezo a arrepentirme de haber venido a este lugar. — gruñi—  ¿Por qué dejaste que cambiaran todo?. ¿Tan feo era? — papá se rascó la cabeza — En verdad aunque quiera ignorarlo, llama mucho mi atención, y en verdad me caga que se haya deshecho de lo que me atraía a este hotel — Ecarlate se puso de pie y se sentó a mi lado,entonces dije con un tono algo colmado —Mira papá, quiero que sepas que no la tolero y no digo nada por respeto, pero me intoxica su ser.

— Solo cálmate. Cuántas veces contuve mi hígado para no explotar contigo— indicó masajeando mis hombros — Jamás me dejé llevar por mi temperamento. Así que espero que como digna hija mía, también lo hagas.—

— Nada ha cambiado desde entonces, sigues siendo el mismo y créeme que yo también,si no es que peor — musite y papá rió para luego ponerse en pie— me quedaré aquí, pero quiero que desaparezcas esas estúpidas estatuas y esos abominables arreglos. Mejor dicho todo. —

Caminó hasta la puerta y se detuvo allí — Supongo que el vino lo dejo —  siquiera contesté, pero al parecer sabía que esperar de mí, así que sonrió — Está bien, está bien. Le diré a Sonia que venga a saludar.

— No es necesario, sabes que no me muero por verla — arrugué el entrecejo—. Quiero descansar.

Suspiré cuándo mi progenitor salió de la recámara.  Caminé hacia la puerta y puse el aviso de no molestar en ella.
Me tiré sobre la cama quitándome los tacones, con la intención de dormir un poco, pero casi inmediatamente la puerta sonó.

—Si eres Sonia puedes irte — grité desde adentro.

Se aclaró la garganta — No soy Sonia — mis músculos se estremecieron al escuchar esa voz.

¿Acaso... era? 
¡No podía ser verdad!

Me levanté rápido de la cama y abrí la puerta.
— ¡Hola rubí!— salió de su boca.
Siempre existen personas que dejan en nosotros bellos y dolorosos recuerdos, pero hay otros que simplemente son inolvidables, a pesar de cualquier cosa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro